¡°El veto parental es una lucha pol¨ªtica que se ha colado en las escuelas¡±

¡°Tenemos muy claro el problema: hay muchos ni?os a los que se les olvida llevar la autorizaci¨®n a sus padres y no podemos excluirlos de las actividades¡±. Este es el diagn¨®stico de la llegada ¡°sorpresiva¡± del veto parental (lo que Vox llama pin parental) a los centros murcianos de Mariola Sanz, presidenta de la asociaci¨®n de directores de centro de Infantil y Primaria de esta regi¨®n. En el colegio del que ella es directora ¡ªprefiere que el nombre no salga publicado¡ª no ha habido ninguna familia que se haya negado a que su hijo participe en alguna actividad desde septiembre, cuando el Ejecutivo murciano puso en marcha el veto parental.

¡°Parece que nadie se ha planteado el trastorno que supone esta medida para la organizaci¨®n de los centros; en caso de que alguna familia no d¨¦ su consentimiento, a ese ni?o hay que asignarle otro profesor y espacio¡±, critica Sanz, que aclara que el Gobierno regional no les ha dotado de recursos adicionales para afrontar esas situaciones. En su colegio, solo se ha organizado un taller complementario, sobre reciclaje ¡ªde obligada asistencia y evaluable¡ª, desde que arranc¨® el curso en septiembre.

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?Qu¨¦ es lo que Vox llama ¡®pin parental¡¯?

En la asociaci¨®n de directores de centros de secundaria de Murcia, que cuentan con representaci¨®n del 60% de los institutos de la regi¨®n, tampoco les consta ning¨²n caso de familia que haya denegado el permiso para participar en actividades organizadas por el centro. ¡°Es un acontecimiento medi¨¢tico que las familias viven de otra manera, no entienden por qu¨¦ tienen que estar supervisando lo que el instituto ha considerado interesante para la formaci¨®n de sus hijos¡±, explica.

La Consejer¨ªa de Educaci¨®n murciana justific¨® la puesta en marcha del veto parental en ¡°una demanda creciente de los padres¡± y aclar¨® que cada centro, ¡°dentro de la autonom¨ªa que ostenta¡±, podr¨ªa determinar el modelo de consentimiento a cumplimentar. Seg¨²n los testimonios de las asociaciones de profesores consultadas por este diario, la mayor¨ªa de los centros utilizan folios de papel que deben ser firmados por ambos progenitores. En algunos casos, los colegios emplean aplicaciones m¨®viles para realizar las comunicaciones y obtener los permisos.

A ?scar S¨¢nchez, padre de dos ni?os matriculados en un centro p¨²blico en una pedan¨ªa a cinco kil¨®metros de la capital murciana, solo le ha llegado una petici¨®n de consentimiento desde septiembre para una charla sobre opciones de ocio y deportes para los ni?os que impartieron padres y madres de alumnos del centro. ¡°Nos pareci¨® absurdo tener que dar los permisos y nos quejamos al centro, pero nos comunicaron que no quer¨ªan tener problemas con la Administraci¨®n y que se ten¨ªan que ce?ir a la instrucci¨®n¡±, cuenta. En su opini¨®n, el veto es una lucha pol¨ªtica que ¡°se ha colado en la escuela¡± para complicar todav¨ªa m¨¢s la burocracia del d¨ªa a d¨ªa.

Tambi¨¦n hay otras familias que aseguran no haber recibido ninguna petici¨®n de autorizaci¨®n desde el centro educativo. ¡°Como cada a?o, nos han informado de todas las actividades, pero no nos han pedido firmar para que nuestros hijos participen¡±, se?ala Isabel Maldonado, que tiene a sus dos hijos en un colegio p¨²blico de la capital murciana. En lo que va de curso, han participado en un taller de igualdad y en otro de emociones.