El padre que retuvo a sus hijos en una granja holandesa quer¨ªa ¡°evitar esp¨ªritus malignos¡±
Los fiscales han revelado en una audiencia previa al juicio que los hermanos, hoy mayores de edad, fueron castigados y golpeados durante a?os y dos de ellos sufrieron abusos sexuales
La fiscal¨ªa neerlandesa ha desvelado este martes detalles del duro r¨¦gimen de vida impuesto por Gerrit Jan van Dorsten, de 67 a?os, a nueve de sus hijos, hoy todos mayores de edad, seis de los cuales vivieron escondidos con ¨¦l entre 2010 y 2019 en una granja de Ruinerwold, al este de los Pa¨ªses Bajos. En una audiencia previa al juicio formal, para el que no hay a¨²n fecha, la acusaci¨®n ha explicado que el progenitor convenci¨® a su prole de que ¡°los malos esp¨ªritus se apoderar¨ªan de sus cuerpos de entrar en contacto con extra?os¡±. Tambi¨¦n les asegur¨® que ¡°el mundo se acabar¨ªa de forma violenta si sal¨ªan al exterior, les met¨ªa en ba?os de agua helada, golpeaba y tiraba del pelo¡±. Los fiscales han indicado a su vez que dos de los hijos, una chica y un chico [que se alejaron del padre, junto con otro hermano, antes de su entrada en la finca], dicen que abus¨® sexualmente de ellos cuando ten¨ªan 12 y 15 a?os. El encierro fue descubierto en octubre pasado, cuando Jan, de 25 a?os, el mayor de los hermanos ocultados, consigui¨® salir y alertar de su situaci¨®n al due?o de un bar cercano.
Los fiscales han le¨ªdo los diarios de Van Dorsten para poder centrar los hechos y han atendido a su vez a las declaraciones de los hijos, en particular sobre los abusos. El var¨®n afectado ha se?alado que su padre les dijo que ¡°ten¨ªan esp¨ªritus femeninos metidos dentro, entre ellos el de su madre, fallecida en 2004¡± cuando le agredi¨® sexualmente. Seg¨²n la v¨ªctima, el progenitor sab¨ªa que obraba mal ¡°porque cerraba la puerta y se aseguraba de que no hubiera nadie cerca¡±. Los tres hermanos mayores (hay un d¨¦cimo hijo, de otra mujer) fueron a la escuela durante un tiempo, pero no pod¨ªan decir que hab¨ªa otros ni?os en casa; los seis peque?os no estaban inscritos en el registro civil. ¡°Pod¨ªamos salir al jard¨ªn de la granja, y dimos un par de pasos alguna vez, pero en seguida nos encontr¨¢bamos mal y volv¨ªamos dentro¡±, han declarado los hermanos a los fiscales. Estos ¨²ltimos han constatado que su padre les obligaba a rezar, a veces durante meses, les daba poca comida, o solo agua, y les re?¨ªa por ser malos. Los castigos eran frecuentes. ¡°Unas veces les pegaba con una vara. Otras, los met¨ªa en un ba?o de agua fr¨ªa hasta que se desmayaban. Otras m¨¢s, un grupo era obligados a lanzarle barro al que deb¨ªa ser penalizado. Los vigilaba con c¨¢maras, y culp¨® a los tres mayores de la muerte materna. Para librarle de los malos esp¨ªritus, meti¨® a uno de estos en una caseta de perro. Ten¨ªa 12 a?os¡±, siguen los fiscales.
Gerrit Jan Van Dorsten sufri¨® un derrame cerebral en 2016, estando ya en la granja, pero no pidi¨® ayuda m¨¦dica y ahora no puede hablar. Una exploraci¨®n neurol¨®gica pedida por la fiscal¨ªa determinar¨¢ si puede acudir al juicio cuando se celebre. En la sesi¨®n preliminar de hoy, s¨ª estaba Josef Brunner, de 58 a?os, un amigo suyo, que pagaba el alquiler. Oficialmente, es tambi¨¦n sospechoso de detenci¨®n ilegal, pero ha calificado de ¡°caza de brujas¡± las acusaciones. ¡°No estaban retenidos¡±, ha dicho, para aludir luego a ¡°la libertad de creencias¡± y presentarse como ¡°un disc¨ªpulo¡± de Van Dorsten. Como Brunner sigue en custodia, sus abogados han pedido su puesta en libertad preguntando a los fiscales: ¡°?Perseguir¨¢n tambi¨¦n ahora a los monjes?¡±.
La procedencia del dinero hallado en la granja, cerca de 100.000 euros, debe ser asimismo aclarada por la justicia. De momento, se considera fruto del blanqueo, aunque los abogados de ambos sospechosos han recordado que pagar en efectivo sigue siendo legal. Aunque Brunner subraya que los hijos no estaban escondidos, el atestado policial de la entrada de los agentes en la granja, el pasado octubre, contradice sus palabras: ¡°Jan [el que dio la voz de alerta] nos abri¨® una puerta que hab¨ªa detr¨¢s de un armario y desembocaba en un cuarto peque?o. All¨ª estaban metidos el padre, en la cama, y sus otros hijos¡±. Todos est¨¢n siendo tratados por psic¨®logos, y los cinco menores defienden por ahora las pr¨¢cticas paternas. Los jueces deben decidir si son citados a declarar durante el juicio.
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