La lucha de un grupo de cat¨®licas por el derecho al aborto en Colombia
En medio del debate en el pa¨ªs, varias organizaciones promueven la campa?a Causa Justa que pide la despenalizaci¨®n total del aborto para evitar que m¨¢s mujeres sean judicializadas
Les han dicho falsas cat¨®licas, las amenazan con la excomuni¨®n, las atacan en redes sociales. Nada de esto amilana a un grupo de mujeres, las Cat¨®licas por el Derecho a Decidir (Cdd), que por estos d¨ªas alza la voz en Colombia cuando el aborto vuelve a ser centro de debate. En el pa¨ªs andino la interrupci¨®n voluntaria del embarazo es un derecho en tres circunstancias, pero en los pr¨®ximos d¨ªas la Corte Constitucional responder¨¢ una demanda de una abogada antiaborto que busca que este vuelva a ser ilegal en todos los casos y regresar a 2006.
En la otra vereda, con el pa?uelo verde, las cat¨®licas de este movimiento dicen que, por el contrario, este es momento de redoblar la apuesta y sacar definitivamente el delito de aborto del c¨®digo penal, que hoy da penas de 1 a 3 a?os de c¨¢rcel a las mujeres, excepto para tres casos: violaci¨®n, malformaciones del feto incompatibles con la vida fuera del ¨²tero y riesgo para la salud f¨ªsica o mental de la mujer gestante. ¡°Nos reunimos alrededor de una causa justa y es que se deje de criminalizar a las mujeres por el aborto. Esta es la oportunidad de avanzar en la autonom¨ªa reproductiva de las mujeres¡±, dice con vehemencia Sandra Mazo, polit¨®loga, ling¨¹ista y una ¡°orgullosa cat¨®lica¡±, incluso m¨¢s desde que empez¨® a estudiar sobre teolog¨ªa feminista.
S¨ª. Ella sabe que feminismo y teolog¨ªa son dos palabras que suenan extra?as en la misma frase, como les dijeron desde que comenzaron en los 90 a organizarse para exigir igualdad a la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica. En la sede del movimiento, en un barrio c¨¦ntrico de Bogot¨¢, cuentan que llevan a?os estudiando los c¨®digos can¨®nicos e interpretando la Biblia y los libros de la Iglesia con mirada de mujer, que no hay tal contradicci¨®n porque ¡°fundamentalmente defendemos los derechos por la igualdad de las mujeres en lo econ¨®mico en lo pol¨ªtico y en lo social¡±. Su eje inicial eran los derechos sexuales y reproductivos y la necesidad ¡ªdicen¡ª de "desculpabilizar" a las mujeres, pero en el camino entendieron que el aborto era un tema central. ¡°Se est¨¢ cometiendo una injusticia con las mujeres. No es justo que la Iglesia cat¨®lica liderada por hombres mis¨®ginos que nos excluyen de las decisiones, unos c¨¦libes con unas posturas tan patriarcales, sean los que decidan por el cuerpo de las mujeres. Eso es inaudito¡±, dice Mazo.
Una red latinoamericana
El movimiento inici¨® en Uruguay y se extendi¨® por varios pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Su fuente es la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y la justicia social, porque ve¨ªan que ¡°las mujeres que tienen recursos econ¨®micos abortaban as¨ª fuera ilegal y no se mor¨ªan. Las mujeres pobres soportaban toda la carga de la penalizaci¨®n del aborto y el riesgo en los abortos clandestinos¡±. En Colombia, este grupo tom¨® fuerza en 2006 en los meses previos a que el tribunal constitucional aprobara el aborto en las tres causales. Ellas fueron a debate con los jerarcas de la Iglesia cat¨®lica que por esa ¨¦poca eran buscados como fuentes en los medios de comunicaci¨®n. Se unieron a otras organizaciones feministas y abogaron por la legalizaci¨®n del aborto que fue celebrada como una conquista.
Colombia, a pesar de su arraigada tradici¨®n cat¨®lica, es un Estado laico y ninguna religi¨®n est¨¢ por encima de otra ante la Constituci¨®n. La actual discusi¨®n ha vuelto a polarizar a la sociedad, pero hay cambios inevitables. Aura Cuasapud, abogada del movimiento, afirma que ahora no discuten tanto con los sacerdotes, sino con evang¨¦licos y otros laicos antiaborto que se han vinculado a partidos pol¨ªticos con asiento en el Congreso. Desde ah¨ª, por ejemplo, l¨ªderes pol¨ªticos como el expresidente y senador ?lvaro Uribe ya promueven un referendo, por si la Corte Constitucional decide despenalizar. ¡°Debemos prepararnos para un referendo contra la laxitud en el aborto, ?en qu¨¦ queda el respeto a la vida?¡±, escribi¨®. Mientras, fieles de su partido hacen plantones contra el alto tribunal.
Las cat¨®licas, que son inc¨®modas para esos grupos religiosos, por ser voces disidentes, defienden las decisiones del Constitucional que en los ¨²ltimos a?os ha proferido al menos 17 sentencias a favor del aborto. ¡°Yo s¨ª quiero dar un parte de tranquilidad a los grupos religiosos. Si hay algo bello en la sentencia de la Corte y en nuestra causa es que el aborto no es obligatorio. Si una mujer de estos grupos est¨¢ en una de las causales tiene derecho a decir no voy a abortar as¨ª est¨¦ en riesgo su vida, pero ellos no puede obligar a todas las mujeres de Colombia a que sacrifiquen su vida, su salud y decisiones. Con mucho cari?o les digo que si ellos creen que su convicci¨®n religiosa les impide abortar no tienen que hacerlo¡±, dice Mazo.
Los grupos antiaborto se autodenominan provida y basan su discusi¨®n en el momento de la concepci¨®n y en que es m¨¢s importante la vida del feto que la de la mujer. El grupo de cat¨®licas afirma que esa discusi¨®n no es central y ¡°m¨¢s que ponernos en el tema la vida o no la vida¡±, el eje del debate est¨¢ en la salud p¨²blica y en la desigualdad social. Pero sobre todo y, en t¨¦rminos religiosos, en ¡°la libertad de consciencia que es la que reconoce que todo hombre y mujer tiene agencia moral, es decir, capacidad para decidir¡±, explica la abogada.
Otra diferencia del debate actual con el del pasado es la aparici¨®n de las redes sociales como amplificadoras de la desinformaci¨®n. Varios pol¨ªticos han dicho que las ¡°mujeres abortan como m¨¦todo anticonceptivo¡±. Mazo afirma que son falacias. ¡°El aborto plantea un dilema, pero es siempre la ¨²ltima opci¨®n que toma la mujer. Cuando hay un embarazo no deseado la primera decisi¨®n no es decir ¡®ah, sali¨® positivo, ?listo, aborto!¡¯. No, nunca vas a encontrar una mujer que diga ¡®ay me voy a embarazar para abortar¡¯. Tampoco le va a decir a una amiga, ¡®vamos el domingo a abortar¡¯, qu¨¦ ch¨¦vere. No es as¨ª¡±.
Parte de su trabajo es en los barrios populares del pa¨ªs a los que llegan con un confesionario. Dentro de la estructura, sin embargo, las mujeres no encuentran a un sacerdote al cual confesar sus dudas esperando una respuesta. En su lugar hay un espejo. Son ellas quienes ¡°con Dios en su conciencia entran a dialogar y a decidir¡±. El mensaje es que no es un cura, ni alguien externo quien debe decidir por el cuerpo de la mujer, que es ¡°ella la que tiene que querer y estar segura de lo que significa ser mam¨¢. Nosotras no somos un recipiente vac¨ªo para la maternidad¡±, concluye Mazo, directora de Cat¨®licas, que en compa?¨ªa de la Mesa por la Vida y la Salud de las mujeres pide la despenalizaci¨®n total a trav¨¦s de la campa?a Causa Justa.
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