El sobreesfuerzo de las UCI: el doble de camas desde el inicio de la crisis
El principal reto para aumentar la capacidad de las unidades de enfermos cr¨ªticos es la falta de intensivistas
Las unidades de enfermos cr¨ªticos de toda Espa?a, donde es m¨¢s fuerte la presi¨®n por salvar vidas, han habilitado en casi un a?o de pandemia hasta 6.000 camas extra, m¨¢s del doble de las que hab¨ªa antes de marzo de 2020. El reto para crearlas a toda velocidad, conforme el n¨²mero de contagios aumentaba a un ritmo exponencial, ha sido may¨²sculo. La falta de intensivistas y de personal con la formaci¨®n adecuada son los principales obst¨¢culos para crecer al ritmo de la gravedad de la pandemia. Tambi¨¦n, dotarlas de la tecnolog¨ªa adecuada y la necesidad de encontrar espacios capaces de albergarlas. Los hospitales medianos son los que m¨¢s flexibles han tenido que ser para multiplicar sus UCI, la ¨²ltima resistencia del sistema sanitario antes del colapso.
Los n¨²meros salen de los datos de pacientes ingresados y la proporci¨®n que suponen sobre el total de plazas que facilita cada d¨ªa el Ministerio de Sanidad. Con estos par¨¢metros, el lunes hab¨ªa casi 11.000 de estas unidades (10.964 seg¨²n el c¨¢lculo matem¨¢tico), cuando antes de la pandemia del coronavirus eran 4.404, de acuerdo con los datos del ministerio que avala la Sociedad Espa?ola de Medicina Intensiva, Cr¨ªtica y Unidades Coronarias (Semicyuc).
La informaci¨®n de la primera ola, entre marzo y mayo, es m¨¢s confusa. Se montaron UCI (o, al menos, camas con un sistema de monitorizaci¨®n y un respirador) en todos los espacios libres, desde gimnasios a quir¨®fanos. En la segunda oleada, el proceso ha sido m¨¢s controlado, en parte porque se contaba con algunas de las camas improvisadas antes del verano. Si no hubiera sido as¨ª, las 4.732 personas en intensivos por covid que recoge el informe de este lunes no representar¨ªan el 43,16% de las camas de cr¨ªticos, sino el 107% de las que hab¨ªa inicialmente.
Los n¨²meros son poco exactos antes del verano, pero centr¨¢ndose en los datos a partir de octubre, cuando empieza a subir la segunda ola, se ve que el 9 de ese mes hab¨ªa disponibles unas 8.900 camas (8.878 si se toma el resultado exacto de la cuenta), unas 2.100 menos que las que hay actualmente. Por eso cuando en el informe diario se dice que la ocupaci¨®n de las UCI baja, hay que tener en cuenta que es verdad que desciende el n¨²mero de ingresados, pero tambi¨¦n que hay m¨¢s plazas disponibles.
Esta habilitaci¨®n de intensivos no es uniforme en el tiempo. Por ejemplo, hay un aumento importante (600 camas m¨¢s) entre el 9 de octubre y el 9 de noviembre por la subida de la segunda ola; en el siguiente mes casi no se preparan m¨¢s, coincidiendo con el descenso de esa oleada y el inicio de la posterior, y luego el ritmo de creaci¨®n se va acelerando conforme empeoran los indicadores de la tercera (un incremento de 100 entre diciembre y enero, y de 1.300 entre enero y febrero).
Luis Carretero, de la Asociaci¨®n de Econom¨ªa de la Salud y gerente del Hospital Comarcal de D¨¦nia, en Alicante, expone que en su centro sanitario las camas de UCI han pasado de 14 a 34 este a?o. ¡°Se van preparando seg¨²n sube la incidencia por covid, aunque cuando esta ha crecido mucho ha habido que posponer intervenciones no urgentes¡±, dice. ¡°Es una flexibilidad que se ha dado en todos los centros¡±.
La Rioja es la comunidad que en estos momentos tiene unas UCI m¨¢s saturadas, con casi el 70% de las camas dedicadas a personas con covid. El gerente de su servicio de salud, Alberto Lafuente, explica que antes de la pandemia la comunidad ten¨ªa 17 camas de UCI, y que han llegado a tener preparadas hasta 109 por si hac¨ªan falta, aunque en este momento tienen 76 ¡°perfectamente habilitadas¡±. Lafuente afirma que una de las lecciones de la pandemia es que no pueden desmontarlas todas una vez pase el pico, y dice que ellos van a dejar 43 por si acaso. Como ejemplo del esfuerzo que esto les supone, dice que la atenci¨®n de las UCI de la comunidad ocupa a 350 profesionales con perfiles variados, pero cree que el descenso en la mortalidad es prueba de que el esfuerzo ha funcionado.
En este continuo inventarse camas, ¡°lo primero es tener espacios adecuados¡±, afirma Carretero. En este sentido, indica que se han ido montando unidades de intensivos en salas de rehabilitaci¨®n, de recuperaci¨®n, quir¨®fanos... que tuvieran instalaci¨®n de ox¨ªgeno, que es el tratamiento b¨¢sico de los pacientes con covid. Pero luego estaba el siguiente problema: conseguir los profesionales suficientes, algo que ¡°cuesta m¨¢s que las instalaciones¡±, dice el m¨¦dico, ya que el trabajo en UCI requiere de una especializaci¨®n. ¡°En esto hemos contado con una actitud muy buena de los trabajadores, que aprovechaban los respiros que han dado los picos de la pandemia para formarse de la mano de sus compa?eros¡±.
Mar¨ªa Bod¨ª Saera, coordinadora del grupo de trabajo de Planificaci¨®n, Organizaci¨®n y Gesti¨®n de la Semicyuc, explica que ese reciclaje del personal es complicado, primero, porque tanto en medicina como en enfermer¨ªa no hay paro entre los especialistas en cuidados intensivos, y contar con la ayuda de otros profesionales supone afectar a otros servicios. ¡°En enfermer¨ªa se recurre sobre todo a los especialistas en quir¨®fano y urgencias; en medicina a anestesistas, pediatr¨ªa de cr¨ªticos, urgenci¨®logos y cardi¨®logos¡±, dice. ¡°Esta pandemia ha puesto de manifiesto que faltan intensivistas¡±, concluye.
Francisco Mar¨ª, de la Junta Directiva de la Sociedad Espa?ola de Directivos de la Salud (Sedisa), pone como ejemplo que ¡°para 10 camas y una cobertura de 24 horas se necesitan unos 60 profesionales, entre m¨¦dicos, enfermeras, t¨¦cnicos sanitarios y celadores. El coste por d¨ªa de una cama UCI puede oscilar entre los 900 y los 1.500 euros¡±.
Y quedaba el tercer reto: el esfuerzo para disponer de la tecnolog¨ªa necesaria. Carretero lo centra en dos equipos: el de monitorizaci¨®n que sigue las constantes vitales y el de respiradores. Los primeros son m¨¢s numerosos en los hospitales y lo que hubo que hacer fue cambiar su uso; los segundos han planteado m¨¢s problemas. Aunque con gran variedad de modelos, un respirador medio puede costar entre 8.000 y 10.000 euros, dice el gerente, y l¨®gicamente con ese precio no hab¨ªa grandes reservas en los hospitales, ya que no tiene sentido pagar esa cantidad para tenerlos parados. Se han sacado de donde se ha podido ¡°y se ha prolongado la vida de uso de los m¨¢s antiguos¡±, afirma el m¨¦dico.
Bod¨ª se?ala otra complicaci¨®n. En su hospital, el Joan XXIII de Tarragona, antes de la covid hab¨ªa dos UCI de 14 camas y una de ella se compart¨ªa con la unidad de coronarias. Ahora, los enfermos con coronavirus ya ocupan ambas salas al 100%, dice, y adem¨¢s utilizan las ocho camas de la unidad de coronarias, que ha tenido que desplazarse, m¨¢s dos plantas de la zona de la hospitalizaci¨®n (una de cirug¨ªa general completa y media de una de medicina interna). Ello supone trasladar otros servicios, algo que precisamente Patricia Alonso Fern¨¢ndez, de Sedisa, se?ala como uno de los problemas, ya que en las ¨²ltimas olas se est¨¢ intentando no dejar de atender a los pacientes que no tienen covid. ¡°Resultar¨¢ complicado estimar el impacto que atender a los pacientes con coronavirus est¨¢ produciendo sobre las patolog¨ªas que ocupaban nuestra asistencia hasta hace apenas un a?o¡±, dice Alonso.
Adem¨¢s, aunque no est¨¢ claro c¨®mo se ha contabilizado en el informe de Sanidad, muchos hospitales han montado espacios intermedios entre una habitaci¨®n normal con equipos de alto flujo de ox¨ªgeno, porque se ha visto que hay pacientes que antes de que fueran intubados para recibir la ventilaci¨®n pod¨ªan ser tratados con estas m¨¢quinas, que insuflan m¨¢s aire por un m¨¦todo mucho menos invasivo, explica Carretero.
Todo ello supone un gran trastorno, que es mayor en hospitales medios como el suyo, dice Bod¨ª, porque hay que establecer circuitos nuevos, los profesionales tienen que ir a m¨¢s sitios, hay que montar c¨¢maras de monitorizaci¨®n en las habitaciones donde no puede haber un control visual de los enfermos como sucede habitualmente en las UCI. Adem¨¢s, hay que estar ¡°actualiz¨¢ndose continuamente¡± y ense?ando a los menos experimentados. S¨²mese a ello el estr¨¦s y la presi¨®n de casi un a?o de pandemia. ¡°?Como para no estar quemados!¡±, dice la m¨¦dica.
Bod¨ª cree que, teniendo en cuenta que adem¨¢s de bajar los ingresos en las UCI aumentan las camas, m¨¢s que de un descenso de la ocupaci¨®n todav¨ªa solo se ¡°puede hablar de una meseta¡±. ¡°Veremos en una semana o 15 d¨ªas¡±, afirma. Y hace una ¨²ltima petici¨®n. ¡°No quiero o¨ªr de salvar nada que no sean pacientes y profesionales. Este a?o la Pascua cae muy pronto y har¨¢ fresco, as¨ª que tenderemos a reunirnos en sitios cerrados. Si no queremos otra ola, que nadie hable de salvar la Semana Santa¡±.
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