Esenciales para trabajar, pero no para la vacuna
La estrategia de inmunizaci¨®n contra la covid relega a profesionales que fueron vitales durante el confinamiento
Son quienes siguieron cuando casi todo par¨®. Con protecciones improvisadas, mucha angustia y poco conocimiento del peligro que les acechaba, atendieron cara a cara a miles de clientes, tocaron millones de cajas y productos y se encerraron en espacios peque?os con desconocidos. Cuidadoras dom¨¦sticas de ancianos y ni?os, cajeras de supermercado, taxistas, camioneros, trabajadores del campo y del mar, quiosqueros o abogados de oficio fueron declarados trabajadores esenciales cuando se decret¨® el confinamiento. En la cola de la vacunaci¨®n, sin embargo, han dejado de serlo.
Pocos lugares se prestan mejor para contar los efectos de esta pandemia que la caja de un supermercado. Estos establecimientos han sido casi los ¨²nicos que los ciudadanos pod¨ªan pisar en los momentos m¨¢s duros. Las cajeras han visto y sufrido nervios, miedos, enfados y euforias. Sobre sus espaldas soportan 12 meses de sobrecarga f¨ªsica y psicol¨®gica. Alexandra Formoso, de 42 a?os y de A Coru?a, cajera de supermercado desde hace 15 a?os, lamenta el olvido al que han relegado a las profesionales de su sector ahora. ¡°Hace un a?o nos aplaud¨ªan y ahora ni se acuerdan de nosotras para la vacunaci¨®n. Los primeros deben ser los sanitarios, por supuesto, pero deber¨ªamos ir un poco despu¨¦s. Tambi¨¦n veo bien que entre los esenciales est¨¦n los profesores, pero eso no quita que con ellos estuvi¨¦semos nosotras. Lo que pasa es que las cajeras hemos estado, estamos y estaremos en el fondo de la pir¨¢mide¡±.
El Ministerio de Sanidad elude explicar por qu¨¦ estos trabajadores considerados fundamentales durante el confinamiento no est¨¢n junto a polic¨ªas, profesores, bomberos o militares entre los grupos prioritarios de vacunaci¨®n que, seg¨²n establece la Estrategia de Vacunaci¨®n, ejercen ¡°una funci¨®n esencial para la sociedad¡±. Alega que no es una decisi¨®n del Gobierno, sino que es la Ponencia de Vacunas, un ¨®rgano del que forman parte tambi¨¦n asociaciones profesionales y sociedades cient¨ªficas, ¡°la que estudia y propone los grupos a vacunar y su prioridad, teniendo en cuenta principios de vulnerabilidad, necesidad, beneficio social¡¡±. Sus propuestas, a?ade el ministerio, son aprobadas por la Comisi¨®n de Salud P¨²blica, en la que est¨¢n representadas las comunidades aut¨®nomas. Sanidad tambi¨¦n ha rechazado que sea la coordinadora de la Ponencia de Vacunas la que explique las razones de la exclusi¨®n de estos trabajadores porque ¡°est¨¢ completamente volcada en el proceso de vacunaci¨®n¡±.
El agricultor Miguel ?ngel Ramiro Martos, de 41 a?os, que regenta una finca familiar de 30 hect¨¢reas de olivar en Villar de Cuevas (Ja¨¦n), critica: ¡°Nos consideran trabajadores esenciales, y lo somos, pero la verdad es que en la pr¨¢ctica, nada de nada, no nos cuidan¡±. Cuando lleg¨® el confinamiento, el Gobierno declar¨® esencial al sector agroalimentario para evitar el desabastecimiento de la poblaci¨®n. Se reconoc¨ªa as¨ª la funci¨®n estrat¨¦gica de un sector que ha visto c¨®mo la covid agravaba la crisis que arrastra por la falta de rentabilidad de las explotaciones.
¡°Los costes de producci¨®n no paran de crecer y, sin embargo, nos siguen pagando el kilo de aceite al mismo precio que hace m¨¢s de 20 a?os¡±, apunta Ramiro. Este trabajador del campo recuerda que al declararse el estado de alarma, los olivareros aparcaron sus movilizaciones y participaron con sus tractores y maquinaria agr¨ªcola en la desinfecci¨®n de calles y v¨ªas p¨²blicas de peque?os pueblos que carec¨ªan de medios.
Un a?o despu¨¦s, mientras se plantean retomar las protestas, el Gobierno no ha atendido la petici¨®n que le plante¨® la organizaci¨®n agraria Asaja para que se priorice a los trabajadores del sector agroalimentario en la vacunaci¨®n contra la covid. ¡°Nuestra actividad es esencial para el funcionamiento y abastecimiento de alimentos al resto de la sociedad, por lo que ser¨ªa muy interesante que los siguientes en recibir la vacuna fu¨¦semos los agricultores y ganaderos, teniendo en cuenta el riesgo que supone el hecho de no poder confinarnos ni aislarnos cuando la situaci¨®n se complica sanitariamente hablando¡±, argumentaron sin ¨¦xito.
Am¨®s Garc¨ªa Rojas, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Vacunolog¨ªa, aduce sobre la exclusi¨®n de estas profesiones entre los grupos prioritarios de inmunizaci¨®n que ¡°el escenario es ahora completamente diferente¡± al del confinamiento. ¡°Hay escasez de vacunas y hay que priorizar¡±. Los criterios para establecer el orden, se?ala, tienen en cuenta la vulnerabilidad de las personas, su exposici¨®n al virus y tambi¨¦n ¡°su papel en la vida de la comunidad¡±. ¡°No es lo mismo que una unidad de polic¨ªa no pueda seguir trabajando que [ocurra lo mismo con] los trabajadores de un supermercado¡±, esgrime Garc¨ªa Rojas.
Hace un a?o Jos¨¦ Fern¨¢ndez Delgado escuch¨® a compa?eros del cami¨®n llorar desesperados por las duras condiciones en las que tuvieron que trabajar mientras casi toda Espa?a se encerraba en sus casas. Sin servicios para comer o ir al ba?o, sin mascarillas ni protecci¨®n alguna, miles de transportistas recorrieron carreteras fantasmales para abastecer de alimentos, sobre todo, las grandes ciudades. ¡°Si para el transporte, viene el hambre. La alimentaci¨®n entra diariamente en todas las capitales grandes dentro de nuestros camiones. Ahora nos han puesto a la cola de vacunaci¨®n porque a los transportistas siempre nos ponen ah¨ª, no se nos reconoce nada¡±, protesta Fern¨¢ndez, que despu¨¦s de 22 a?os subido a un cami¨®n preside ahora la Uni¨®n Independiente de Transportistas Aut¨®nomos de Asturias para dar voz al sector.
No ser considerados prioritarios para inmunizarse contra la covid no fue lo ¨²nico que recibieron los camioneros tras las sufridas jornadas laborales del confinamiento. En cuanto se inici¨® la desescalada, se queja Fern¨¢ndez, se montaron estrictos controles que los condenaron a paradas ¡°de una hora ense?ando papeles¡±. ¡°Estuvimos trabajando en p¨¦simas condiciones por esenciales y despu¨¦s nos persiguieron como delincuentes¡±.
Sin vacuna ni gratificaciones
Las cajeras tampoco han recibido grandes gratificaciones por su esfuerzo en esta pandemia, denuncia Formoso. Esta delegada del sindicato CIG en Eroski-Familia Vegalsa asegura que en su empresa las empleadas a jornada completa fueron premiadas con una paga ¨²nica de 160 euros (de 80, para las que est¨¢n a media jornada). ¡°No se cubren las bajas ni refuerzan las plantillas pese a la cantidad de dinero que est¨¢n ganando. Estamos quemadas¡±, afirma.
Durante el confinamiento, las mariscadoras no quisieron ser esenciales, pero no les qued¨® otro remedio. Sus protestas por tener que bajar a la playa a recoger un producto ¡°que no es de primera necesidad¡± y dif¨ªcil de vender sin restaurantes ni depuradoras funcionando no fueron escuchadas. ¡°Pasamos mucho miedo, porque muchas de nosotras tenemos a gente mayor en nuestras casas y tem¨ªamos contagiarlos¡±, explica Rita M¨ªguez, mariscadora de 47 a?os en Arcade (Pontevedra), la meca gallega de las ostras.
Se autoorganizaron para intentar evitar contagios, sobre todo en las aglomeraciones de las lonjas, pero hubo mariscadoras que se rebelaron y no fueron a trabajar, unas ausencias que no les supusieron la p¨¦rdida de la licencia porque la Xunta no las tuvo en cuenta. ¡°No me parece justo que nos excluyan de los grupos prioritarios de vacunaci¨®n. No puede ser que seamos esenciales para una cosa y para la otra, no¡±, afirma M¨ªguez, quien incluye en esta reivindicaci¨®n a sus compa?eros marineros, que siguieron saliendo a la mar apelotonados en los barcos.
A Cecilia Oron¨¢, trabajadora dom¨¦stica uruguaya de 46 a?os, nadie le ha dicho nada de su vacunaci¨®n. Cuida a una anciana de 93 a?os, que fue inmunizada recientemente, y limpia su casa. Todos los d¨ªas recorre 12 kil¨®metros en bicicleta para desplazarse desde la habitaci¨®n del piso compartido de Valencia en el que vive hasta la poblaci¨®n en la que trabaja porque no puede ¡°pagar el metro¡±. ¡°Me contrataron sus hijos, aunque solo tengo el tel¨¦fono de la hija. Me pagan por debajo del salario m¨ªnimo y no han dicho nada de la vacuna. Voy siempre con doble mascarilla y gracias a Dios no me ha pasado nada de momento¡±, explica esta madre de tres hijos que est¨¢n en su pa¨ªs de origen.
Cuidadoras desprotegidas
Oron¨¢ no tiene papeles en Espa?a ¡ª¡±nos obligan a estar en esta situaci¨®n irregular tres a?os¡±, denuncia¡ª, pero s¨ª tiene asignado un n¨²mero de registro de la Consejer¨ªa de Sanidad (SIP) que le ha permitido ser atendida de los fuertes dolores que padece en los o¨ªdos. Aunque no tenga a¨²n la tarjeta, ese n¨²mero deber¨ªa bastarle para ser llamada para la vacunaci¨®n. La Generalitat valenciana anunci¨® a principios de este mes que las personas migrantes en situaci¨®n administrativa irregular ser¨¢n vacunadas ¡°junto al grupo de poblaci¨®n al que corresponden¡±, dispongan o no del NIE (N¨²mero de Identidad de Extranjero) o del empadronamiento. ¡°A ver si es verdad, aunque me toque el pr¨®ximo a?o¡±, comenta Cecilia, que espera reunirse pronto con su hija de 18 a?os en Espa?a.
Otras trabajadoras dom¨¦sticas en situaci¨®n irregular, muchas internas, lo tienen m¨¢s dif¨ªcil porque est¨¢n completamente desprotegidas y dependen de la voluntad de sus patronos. ¡°Y muchos prefieren que incluso sus trabajadoras no se vacunen para no hacer visible su situaci¨®n irregular, que no las tienen contratadas ni pagan la Seguridad Social que les tocar¨ªa¡±, explica Marcela Baham¨®n, de la Asociaci¨®n Intercultural de Profesionales del Hogar y de los Cuidados.
Iv¨¢n Delfino, de 48 a?os y vecino de Legan¨¦s (Madrid), lleg¨® a Espa?a hace dos a?os desde su ciudad natal, Caracas, con la vaga esperanza de conseguir un trabajo como publicista. Como los gastos y las facturas no dan periodo de gracia para buscar empleo, Delfino asumi¨® que la mejor opci¨®n para empezar a facturar r¨¢pidamente era hacerse repartidor para plataformas digitales. Lo dej¨® unos meses cuando consigui¨® un trabajo en hosteler¨ªa que ten¨ªa m¨¢s estabilidad, pero con el confinamiento se vio obligado a salir a las calles de nuevo.
¡°Fueron los mejores meses para ser rider, hab¨ªa mucho trabajo y nada de tr¨¢fico¡±, cuenta Delfino. No ha dejado de trabajar desde entonces y sobre la vacuna le parece ¡°m¨¢s importante¡± que se la pongan a su madre, ¡°que tiene 74 a?os y es mucho m¨¢s de riesgo¡±. Su mayor preocupaci¨®n actualmente es lo que pueda pasar con la llamada ley rider y lo que signifique para ¨¦l y otros trabajadores en su situaci¨®n.
El riesgo de los taxistas
Sin turistas, sin ocio nocturno y con menos trabajadores fuera de sus casas, los taxistas han visto muy mermada su clientela durante la pandemia. Desde hace un a?o, uno de los servicios m¨¢s habituales de Jos¨¦ Galisteo es llevar al hospital a ciudadanos que tienen que hacerse pruebas. ¡°Hemos sido considerados esenciales desde el inicio y nuestro trabajo tiene mucho riesgo porque, aunque pongas la mampara, ventiles y desinfectes, cada d¨ªa entra gente desconocida a tu coche¡±, explica este conductor de 61 a?os, que trabaja de noche mientras que su hija Ana se hace cargo del turno de d¨ªa.
Pese a esa labor esencial y arriesgada, los taxistas todav¨ªa no han entrado en ning¨²n plan prioritario de vacunaci¨®n. ¡°Los m¨¦dicos con los que tenemos contacto en nuestros viajes nos dicen que tendr¨ªamos que ser prioritarios, porque en cada carrera se rompe completamente la burbuja de convivencia¡±, esgrime Galisteo. Tiene la aplicaci¨®n de Radar Covid conectada, pero cree que no sirve de mucho. ¡°Es dif¨ªcil saber si hay contagio en el trabajo, pero tenemos bastantes compa?eros que lo han pasado¡±, cuenta.
La facturaci¨®n del taxi ha bajado m¨¢s de un 80%. ¡°La noche pasada gan¨¦ 34 euros en 12 horas, esto son tres carreras, y mi hija lleva 5 euros esta ma?ana¡±, apunta Galisteo. La actividad del taxi es ahora m¨¢s laboriosa, por las desinfecciones despu¨¦s de cada servicio, y tambi¨¦n tediosa. ¡°No hay nadie por la calle, y puedes tirarte tres horas esperando en una parada¡±.
Otro colectivo profesional en el que se ha extendido el ¡°malestar¡± por su exclusi¨®n de los grupos prioritarios de vacunaci¨®n es el de los abogados de oficio, apunta Alicia Vega. Esta letrada de 53 a?os ejerce estas funciones desde 1993 y preside la Asociaci¨®n de Abogados del Turno de Oficio de Toledo. Cuando se dict¨® el confinamiento, recuerda, ella y sus compa?eros siguieron asistiendo a los detenidos de forma presencial, bajando a los calabozos y haciendo pasillos en los juzgados. Todo ello, a?ade Vega, ¡°a pecho descubierto¡±, sin ninguna protecci¨®n y ¡°con respeto m¨¢s que con miedo, cuando hab¨ªa que tocar algo o acercarse a alguien¡±. A su juicio, los abogados de oficio est¨¢n entre los grandes olvidados de la democracia espa?ola. ¡°?Y eso pese a que la Constituci¨®n nos menciona tres o cuatro veces!¡±, advierte.
Con informaci¨®n de Ferran Bono, Gin¨¦s Donaire, Josep Cat¨¤ y Nicholas Dale.
Mayores, polic¨ªas, docentes y cr¨®nicos
La estrategia de vacunaci¨®n que el Ministerio de Sanidad va actualizando ¡ªla ¨²ltima vez, el 26 de febrero¡ª marca un orden por grupos que no es estricto. Ahora se est¨¢ inmunizando a los mayores de 80, a grandes dependientes que no est¨¢n en residencias y al personal sanitario que todav¨ªa no ha recibido la vacuna. Los siguientes son:
Grupo 5. Personas de 70 a 79 a?os (unos 4 millones) y los de 60 a 69 (5,3 millones).
Trabajadores esenciales. La estrategia detalla que son fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y personal de centros de ense?anza especial, infantil y primaria.
Enfermos. En marzo se prioriz¨® tambi¨¦n a los pacientes en tratamiento de quimioterapia, trasplantados, en di¨¢lisis o con s¨ªndrome de Down mayores de 40 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.