Un asentamiento chabolista para desahuciados de la pandemia en el coraz¨®n tur¨ªstico canario
Centenares de afectados por la crisis ocupan un antiguo camping de Gran Canaria en El Pajar, en el municipio de San Bartolom¨¦ de Tirajana. Sus propietarios aseguran que muchos de los chabolistas han instalado aqu¨ª su apartamento de fin de semana
La avenida principal del asentamiento de El Pajar (barrio del municipio de San Bartolom¨¦ de Tirajana, en Gran Canaria) se extiende en silencio bajo el implacable sol del sur de la isla. En poco m¨¢s de un a?o, la zona ha pasado de ser un simple descampado rodeado de plataneras y chalets a convertirse en un poblado de calles formado por varios centenares de chabolas desplegadas con cierto orden, en las que malviven dos centenares de personas y que, seg¨²n denuncia la familia propietaria del terreno, tambi¨¦n es usado como vivienda vacacional por algunos de sus residentes. La situaci¨®n, en manos de los tribunales, es una de las ¨²ltimas muestras de los efectos de la pandemia sobre una de las comunidades aut¨®nomas m¨¢s empobrecidas de Espa?a.
El censo llevado a cabo por el Ayuntamiento de San Bartolom¨¦ de Tirajana cifra en unas 120 las personas que residen en este poblado levantado a escasos 7,5 kil¨®metros de la playa de Puerto Rico y a 12 de la de Maspalomas, si bien la cifra de chabolas no baja del centenar. El asentamiento carece de aceras, asfalto, planes urban¨ªsticos. Tampoco hay servicios b¨¢sicos como luz, agua, saneamiento o alumbrado en este antiguo camping, cerrado en 2018.
Lo que s¨ª hay de sobra son palabras de queja hacia las administraciones. ¡°Esto es una desgracia, vivimos como perros¡±, explica airadamente Jord¨¢n, un alba?il de 38 a?os, separado y padre de tres hijos. Tras la llegada de la covid, la constructora en la que trabajaba rescindi¨® su contrato y ahora lo emplea por obras, con lo que sus ingresos se han reducido hasta los 900 euros mensuales. ¡°La covid ha hundido a todo el mundo, lo s¨¦¡±, cuenta subido a una moto el¨¦ctrica que, explica, le ha prestado un amigo, ¡°pero soy yo el que vive sobre cuatro pal¨¦s y quien no tiene ni para alimentar a sus hijas. Necesitamos ayuda¡±. Y lanza una advertencia: ¡°Si nos pretenden echar de aqu¨ª, esto va a ser la guerra. Que me den una habitaci¨®n de hotel, como a los inmigrantes¡±.
Tambi¨¦n confiesa estar en una situaci¨®n ahogada un argentino en la cincuentena, quien reh¨²sa dar su nombre. Llega a su chabola en bicicleta, cargado con cervezas y una bolsa de churros reci¨¦n hechos. Lleg¨® a Canarias hace 19 a?os, trabajaba de t¨¦cnico en eventos, y ahora asegura sobrevivir gracias a 225 euros de paro mensuales y a 100 euros en una tarjeta para alimentos que le proporciona cada tres meses el Ayuntamiento de San Bartolom¨¦ de Tirajana. ¡°No tengo dinero para pagarme un techo y, adem¨¢s, soy perfil de riesgo¡±. El futuro le preocupa lo justo. ¡°Soy argentino¡±, dice, ¡°estoy acostumbrado a las crisis¡±. Cerca de ah¨ª, Antonio Manuel entra al volante de un todoterreno Toyota. Se detiene y asegura que vive aqu¨ª porque no puede pagarse un apartamento en el sur para poder ir a su trabajo diario de camarero en playa del Ingl¨¦s. ¡°He conservado el trabajo con la pandemia, pero mi sueldo no da para nada...¡±.
La econom¨ªa de Canarias depende del turismo en un 35% de forma directa. El cierre de los pa¨ªses de procedencia (sobre todo Reino Unido y Alemania) ha dejado a las islas con una tasa de paro del 25,4%, datos solo superados por los de la ciudad aut¨®noma de Ceuta (28,52%). Es la tercera regi¨®n europea con mayor tasa de desempleo, seg¨²n Eurostat. El 35% de la poblaci¨®n canaria viv¨ªa a finales de 2019 en riesgo de pobreza o de exclusi¨®n social, seg¨²n los datos de El estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusi¨®n social en Espa?a 2008 ¨C 2019, seg¨²n la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social (EAPN por sus siglas en ingl¨¦s). La ONG Oxfam informa de que la tasa de pobreza en las islas ha crecido m¨¢s de dos puntos porcentuales tras el confinamiento. Los que tienen empleo tampoco est¨¢n a salvo de caer en la indigencia. El salario medio en las islas es el m¨¢s bajo de toda Espa?a, solo superado por Extremadura, seg¨²n los datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa.
Una de estas personas es Luna (49 a?os, nombre ficticio). Comparte una infravivienda, que muestra orgullosa, con su madre de 74 a?os y su hija de ocho. Trabajaba en una empresa de mantenimiento. La pandemia la llev¨® a engrosar las listas del paro y sufrir una depresi¨®n severa, por lo que percibe una pensi¨®n no contributiva de 190 euros. ¡°Estoy mejor ahora gracias a la medicaci¨®n¡±, explica, por encima del ruido del generador. Vive de la beneficencia y de lo que cobra su madre de pensi¨®n. El agua se la regala Torrente, un hombre que, seg¨²n los habitantes del poblado, la vende a quien pueda pagarla y a quien no, la regala. Juana, su madre, asegura atravesar tambi¨¦n por otra depresi¨®n. Ella, en cambio, posee una vivienda en el barrio de Schamann, en Las Palmas de Gran Canaria. Pero asegura preferir vivir aqu¨ª junto a su hija. ¡°No puedo subir las escaleras con mi rodilla¡±, y muestra sus numerosos vendajes.
¡°Hay muchos casos de personas con bajos recursos¡±, explica Mercedes D¨ªaz, concejala de Pol¨ªtica Social de San Bartolom¨¦ de Tirajana, ¡°y nosotros no tenemos viviendas sociales donde alojarlos¡±. La edil subraya que el Consistorio ha tratado de empadronar a los residentes para que puedan recibir ayudas municipales. ¡°Solo hemos recibido 10 peticiones¡±, asegura. Con todo, el equipo de Gobierno ha solicitado ayuda al Gobierno de Canarias para hacer frente a la situaci¨®n. D¨ªaz tambi¨¦n apunta una salvedad: ¡°Hay bastantes personas que han aprovechad la situaci¨®n y se han montado aqu¨ª su vivienda de fin de semana¡±.
La propietaria del terreno es la familia Del Castillo, uno de los apellidos m¨¢s ilustres de la isla (ostentan el condado de la Vega Grande, uno de los escasos t¨ªtulos nobiliarios en el archipi¨¦lago) y promotores del turismo en las islas en los a?os sesenta (las actuales playa del Ingl¨¦s y Maspalomas eran de su propiedad). Pedro del Castillo, portavoz de la familia, ha visto c¨®mo han proliferado las infraviviendas desde junio de 2020, y admite que hay personas que se han alojado ah¨ª al quedarse sin hogar por los estragos causados por la covid. Pese a ello, ha llevado el caso al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de San Bartolom¨¦ de Tirajana, que es el que tramita el desahucio. ¡°Nosotros pagamos muchos impuestos al a?o, cumplimos con nuestras obligaciones, y no es de recibo que la gente pueda instalarse donde le venga en gana. Si hay gente necesitada, tendr¨¢ que ser el Gobierno de Canarias o el Ayuntamiento quienes se ocupen de ellos¡±, defiende. La familia coincide con la concejala y denuncia que muchos de los que se han instalado en el terreno ¡°lo usan como vivienda vacacional de fin de semana¡±.
Dos potentes quads entran derrapando por una de las calles y rompen el silencio de la tarde. Sus propietarios reh¨²san dar explicaciones. S¨ª habla Gabriel Santana, cantante de 23 a?os en un d¨²o de flamenco que actuaba por bares del sur hasta el confinamiento. La suya no es una chabola al uso. La construy¨® con la ayuda de su padre alba?il: 50 metros cuadrados, cama de matrimonio, paredes de cemento, suelo de cer¨¢mica, paneles solares y una piscina desmontable. En ella vive con su pareja y su ni?a de un a?o y medio. ¡°Con la pandemia nos tuvimos que ir de nuestro apartamento en Arguinegu¨ªn¡±, relata ella. ¡°Ahora bien, te digo que si me tengo que ir, me voy, pero me ir¨¦ con toda la pena de mi coraz¨®n. Aqu¨ª estoy mejor¡±.
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