El primer juez especializado en violencia contra la infancia: ¡°La justicia no est¨¢ preparada para el trabajo con v¨ªctimas¡±
Tom¨¢s Luis Mart¨ªn estar¨¢ al frente de un proyecto piloto en Gran Canaria pionero en Espa?a. ¡°Hay que saber ver a los ni?os, adaptarnos a ellos¡±, dice
El Juzgado de Instrucci¨®n 3 de Las Palmas de Gran Canaria ser¨¢ el primero especializado en violencia contra la infancia en Espa?a. Es un proyecto piloto que se pondr¨¢ en marcha en octubre y durar¨¢ dos a?os. Est¨¢ llamado a convertirse en el campo de pruebas de la extensi¨®n de estos ¨®rganos al resto del pa¨ªs. El juez Tom¨¢s Luis Mart¨ªn dirigir¨¢ el proyecto, autorizado por el Consejo General del Poder Judicial. Empez¨® a darle vueltas cuando ley¨® que la ley de protecci¨®n a los ni?os y adolescentes daba un mandato al Gobierno para regular en un a?o la creaci¨®n de estos ¨®rganos. A sus 52 a?os, con m¨¢s de dos d¨¦cadas de experiencia en estos casos, define la oportunidad como el principal hito de su carrera: la posibilidad de transformar los procesos y adaptarlos a las necesidades de los menores. Incluso est¨¢ trabajando para que puedan ir con su mascota a declarar si eso les hace m¨¢s llevadero el proceso. ¡°La justicia no est¨¢ preparada para el trabajo con v¨ªctimas, le hace falta modernizarse¡±, explica.
Muchos ni?os y adolescentes viven como un calvario el proceso judicial. No hay datos que permitan hacer un diagn¨®stico exhaustivo, pero se sabe que muchos casos no se denuncian. Y de ellos, solo una peque?a parte llega a juicio. Mart¨ªn dirige la parte previa, la etapa del procedimiento penal en la que se acredita si hay indicios de delitos. Recalca que es vital la formaci¨®n y capacitaci¨®n de los profesionales, que la intervenci¨®n sea multidisciplinar. ¡°Hay que saber ver a los ni?os, darles seguridad, adaptarnos a ellos. Si antes de empezar a tomarles declaraci¨®n necesitan correr por el pasillo, que corran, no hay prisa. Tenemos que percatarnos de si tienen sed, ganas de ir al ba?o¡ si necesitan parar el interrogatorio, lo paramos¡±, sostiene en esta entrevista por videollamada.
Mart¨ªn ha seguido al dedillo la tramitaci¨®n de la ley, que define como ¡°buena¡± y ¡°necesaria¡±. Est¨¢ convencido de que ayudar¨¢ a una transformaci¨®n social, como ocurri¨® en su d¨ªa con la ley de violencia de g¨¦nero, pero apostilla que una norma no cambia nada en s¨ª misma y que para que se cumpla el mandato que da a la sociedad, ¡°que todos somos responsables de prevenir y detectar precozmente estos casos¡±, hacen falta mecanismos fiscalizadores. ¡°Ya dec¨ªamos en los noventa que deb¨ªamos escuchar a los menores. Hacen falta mecanismos que obliguen a que se cumplan los deberes que la ley establece, y financiaci¨®n. Los m¨¢s de 70 millones de euros de la memoria econ¨®mica son insuficientes¡±. Le preocupa que la norma viene ¡°con mucho papel en blanco, muchas cosas a desarrollar, como ¨®rganos o protocolos que deben crearse de cero¡±. Est¨¢ convencido de que, salvo sorpresa, la legislatura acabar¨¢ antes de que se creen juzgados especializados en todo el pa¨ªs.
Evitar un segundo trauma
Por ello ve ahora una oportunidad de innovar, de aportar su experiencia y su manera de trabajar, a trav¨¦s del proyecto piloto. ¡°Hay que dar un buen trato al menor, reducir la revictimizaci¨®n¡±. Es decir, evitar que el proceso judicial cause un segundo trauma. Aqu¨ª la ley aporta un gran avance: instaura la prueba preconstituida para los menores de 14 a?os, es decir, que solo declarar¨¢n en una ocasi¨®n ante el juez, que ser¨¢ grabada y reproducida posteriormente en el juicio ¡ªnormalmente se celebra un par de a?os despu¨¦s¡ª. ¡°No hay ning¨²n motivo para que tengan que declarar m¨¢s de una vez¡±, defiende. Algo que, seg¨²n lamenta, sucede. Por ello Mart¨ªn celebra la reforma, aunque califica como ¡°uno de los mayores errores¡± que no se haya extendido esta obligaci¨®n a todos los menores de edad, ¡°es discriminatorio y contrario a la doctrina del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos¡±. ?l continuar¨¢ trabajando como hasta ahora, ¡°preconstituyendo siempre¡±, aunque tenga que justificarlo para la franja de edad de 14 a 18.
La toma de declaraci¨®n, la exploraci¨®n de los menores y las evaluaciones periciales son fundamentales en procesos en los que, en muchas ocasiones, la palabra del ni?o es la ¨²nica prueba. ¡°Si solo vamos a tener el testimonio de la v¨ªctima, debemos tener el mejor testimonio del que seamos capaces¡±, indica. ¡°Debes llevar el procedimiento en la cabeza y seguir una entrevista estructurada, para que el menor no se retraiga, no se cierre. Si lo hace, significa que ha habido un error nuestro y le estamos haciendo sufrir. En ese caso hay que parar¡±, defiende.
Por ello, el protocolo en el que est¨¢ trabajando empezar¨¢ mucho antes, en el propio hospital. ¡°Ser¨¢ nuestra trinchera¡±, expone. ¡°Al llegar la v¨ªctima, se llamar¨¢ al juzgado de guardia, al equipo forense de nuestra unidad de valoraci¨®n integral, la primera especializada en violencia contra la infancia que habr¨¢ en Espa?a, y a las fuerzas de seguridad. Habr¨¢ una actuaci¨®n conjunta, se podr¨¢ presentar la denuncia en el propio hospital. Tambi¨¦n podremos pedir informaci¨®n a los servicios sociales, ya estamos interconectados¡±. Su intenci¨®n, salvo que el inter¨¦s del menor sea otro, es poner en marcha ¡°el ciclo de los tres d¨ªas¡±, en los que la semana siguiente a conocer el delito se tome declaraci¨®n a los testigos, a la v¨ªctima y al investigado.
Con unos juzgados y equipos de psicolog¨ªa forense sobrecargados, que no dan abasto, lo habitual es que los procesos duren mucho m¨¢s. Sobre todo, cuando se exige ¡°una prueba pericial sobre la credibilidad de los menores, que el propio Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa y Ciencias Forenses admiti¨® en 2018 que, en su mayor parte, se realizan mal en Espa?a; sus resultados no son fiables¡±. ?l solo las pide cuando, de acuerdo con la Fiscal¨ªa, las ve imprescindibles. En esos casos, prev¨¦ que su procedimiento de una semana se alargue hasta un m¨¢ximo de ¡°30 o 40 d¨ªas¡±. En cualquier caso, menos que la duraci¨®n habitual.
La arquitectura de la v¨ªctima
Mart¨ªn explica que ahora mismo los menores se ven sometidos a situaciones ¡°desbordantes, estresantes¡±: ¡°es algo id¨®neo para que cuando comience el interrogatorio ante el juez de instrucci¨®n vaya todo mal¡±. Por ello propone que se respete ¡°la arquitectura de la v¨ªctima¡±, con salas de espera adaptadas para ni?os. ¡°En nuestro juzgado, desde hace tiempo, un polic¨ªa de paisano recibe a la v¨ªctima. No espera, sino que es recibida, y al llegar a la sala yo estoy ya all¨ª¡±.
¡°Mi experiencia es que los menores no mienten, solo sucede en situaciones excepcionales¡±
Reconoce que existe una disparidad entre los casos de violencia contra la infancia que se detectan y los que terminan en sentencia condenatoria. ¡°Probablemente sea todo una condensaci¨®n de errores en cadena. Si por falta de formaci¨®n, de medios, de recursos, no aseguras el testimonio [del ni?o], haces que la v¨ªctima declare cinco veces, que vaya a un juicio tres a?os despu¨¦s, y por contradicciones de algo que ocurri¨® hace tanto tiempo y ha sido traum¨¢tico llegas a una sentencia absolutoria, es que hemos sembrado todo un camino de desastres para que el resultado sea desastroso¡±. De ah¨ª la importancia de adaptar los procesos.
Mart¨ªn recalca el derecho de los ni?os a ser escuchados. ¡°Casualmente, cuando un menor habla de maltrato f¨ªsico, en muy pocas ocasiones se le pone en duda. Ocurre con los delitos contra la libertad sexual. Mi experiencia es que no mienten, solo sucede en situaciones excepcionales¡±.
Por su despacho pasan los delitos m¨¢s atroces cometidos por el ser humano. Pero ¨¦l, recalca, no puede hacer juicios de valor, ¡°ni dictar sentencias absolutorias anticipadas en formas de auto de archivo¡±. Habla de la cantidad de procedimientos que no llegan siquiera a juicio porque se archivan durante la instrucci¨®n. ¡°Cuando una v¨ªctima dice una cosa y el investigado, la contraria, eso tiene que ir a juicio. No tengo la posibilidad de decir cu¨¢l es la verdad¡±. Solo de recabar cuantas m¨¢s pruebas y testimonios, mejor.
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