¡°La violencia de g¨¦nero ocurre en el chal¨¦ con piscina climatizada y en el piso de patada¡±
La Comunidad Valenciana ha desplegado 12 Unidades de Valoraci¨®n Forense Integral, con profesionales de medicina, psicolog¨ªa y trabajo social, para asistir a los juzgados
Llevan solo dos a?os en marcha ¡ªy con el par¨¦ntesis que ha supuesto la pandemia del coronavirus¡ª pero las Unidades de Valoraci¨®n Forense Integral (UVFI) de la Comunidad Valenciana, radicadas en los juzgados, han auxiliado a jueces, fiscales y abogados a la hora de valorar el riesgo de incidencia o de dictar medidas cautelares en los casos de violencia de g¨¦nero denunciados. ¡°Cuando entran por la puerta, les explicamos todo el itinerario para que no se sientan desinformadas, le ofrecemos un entorno c¨¢lido porque lo que m¨¢s necesitan las v¨ªctimas es que las escuchen. Requieren de tiempo para contar su historia y les reconforta que haya tres especialistas con ellas¡±, explica Patricia Cuquerella, psic¨®loga forense de la UVFI de Paterna.
Son valoraciones minuciosas y siempre voluntarias, ¨²tiles para que los jueces adopten decisiones con conocimiento de causa y para evitar la doble victimizaci¨®n de las mujeres, a?ade la m¨¦dico forense y coordinadora de la Unidad, Carmen Rodero. ¡°Necesitan dejar de repetir una y otra vez su caso, por eso intentamos que sea una sola entrevista, ya que cada vez que recuerdan, cada vez que cuentan, les duele¡±, a?ade In¨¦s S. Endrina, trabajadora social de la unidad de Paterna. Las peritaciones ayudan a la gesti¨®n del riesgo por el sistema VioGen porque no solo valoran la vulnerabilidad de la v¨ªctima o su historia de violencia en pareja, sino tambi¨¦n al agresor y a los menores afectados. Son informes pormenorizados que valoran las secuelas de la v¨ªctimas, el estado mental, si hay causa-efecto entre el maltrato y la situaci¨®n psicol¨®gica o la econ¨®mica y muchas m¨¢s variables.
Seg¨²n la Consejer¨ªa de Justicia de la Generalitat, hay 12 unidades de valoraci¨®n, nueve com¨¢rcales y tres provinciales, operativas desde 2019, lo que convierte a la Comunidad Valenciana en pionera en un despliegue previsto por la ley de 2004 y que el Gobierno del Bot¨¤nic se encontr¨® en 2015 pr¨¢cticamente sin desarrollar. Desde su puesta en marcha se han valorado los da?os f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sociales de 1.700 mujeres, 101 menores y 306 presuntos agresores. La consejera Gabriela Bravo instaba a mediados de junio a todos los operadores jur¨ªdicos a solicitar estos informes ¡°para proteger mejor a las v¨ªctimas¡±. Solo se han solicitado 507 informes y la consejera opina que ¡°pod¨ªan haber sido muchos m¨¢s¡± dado que existe el recurso.
El n¨²mero de casos de violencia de g¨¦nero exige este y otros recursos p¨²blicos: en 2020 se solicitaron en Espa?a cerca de 25.300 ¨®rdenes de protecci¨®n tras denuncias por violencia de g¨¦nero pero se rechazaron el 40%. ¡°En la Comunidad Valenciana la cifra de rechazos se redujo al 12%, es decir, se concedieron el 88% de este tipo de medidas que se solicitan a los jueces¡±, a?ade Bravo. El sistema VioGen ha contabilizado en el primer trimestre de 2021 un total de 9.810 v¨ªctimas, de las que 1.075 eran de riesgo medio, 136 alto, otros tantos de riesgo muy alto y dos de riesgo extremo. A lo que hay que sumar 72 menores, siete en riesgo alto y el resto en grado medio.
¡°Cada caso es un mundo. No me he encontrado con dos v¨ªctimas iguales¡±, explica la m¨¦dica forense de la UVFI de Paterna, que abarca desde los juzgados de Sagunto hasta los de Paterna, Ll¨ªria, Massamagrell o Montcada. Un territorio socioecon¨®micamente muy diverso, con municipios con alta renta per c¨¢pita y tambi¨¦n barrios de marginalidad. Las valoraciones de las tres especialistas tienen que ser objetivas, ¡°no podemos estar de parte de nadie¡±, se?ala Carmen, que lamenta que el n¨²cleo familiar ¡°parezca gozar err¨®neamente de m¨¢s permisividad para hacer o decir lo que uno quiere¡±.
Esta doctora forense, encargada de explorar y valorar las lesiones f¨ªsicas, a?ade que el detonante que lleva a una v¨ªctima de malos tratos a denunciar es diverso, si bien que los hijos la presencien o la sufran es lo que hace que muchas de ellas se decidan a acudir a la comisar¨ªa o el juzgado. ¡°Cada mujer tiene un resorte, un l¨ªmite. Hay algunas que han recibido palizas de sus parejas, a la que un d¨ªa le dan una bofetada que le hace sangrar la nariz delante de sus hijos y dicen: ¡®Nunca m¨¢s. Mis hijos no van a vivir esto¡¯¡±, arguye la psic¨®loga.
Rodero, Cuquerella y Endrina coinciden en que la violencia de g¨¦nero es transversal pero no hay un perfil de agresor determinado ni una ¡°f¨®rmula¡± para identificarlos. S¨ª suelen compartir unas ideas arcaicas sobre la mujer y su situaci¨®n en el mundo pero ¡°la violencia de g¨¦nero ocurre en el chal¨¦ con piscina climatizada y en el piso de patada¡±, afirma Endrina.
Las tres pronostican que, aunque las unidades son cada vez m¨¢s conocidas en los juzgados (est¨¢n reguladas por la legislaci¨®n de 2004), llevan dos a?os en marcha y cuesta que los ¨®rganos judiciales recurran a las UVFI. ¡°Este recurso va a crecer y mucho¡±, vaticina la m¨¦dica, que destaca lo mucho que ha aprendido de sus compa?eras. ¡°De las v¨ªctimas ha aprendido que no hay un patr¨®n determinado¡±, agrega. A la psic¨®loga le emociona el proceso de empoderamiento de las mujeres cuando salen de las situaciones de violencia y la trabajadora social ha aprendido verdaderamente lo que es la perspectiva de g¨¦nero con el d¨ªa a d¨ªa en la Unidad. ¡°Las llamamos v¨ªctimas, porque as¨ª lo establece la ley, pero son supervivientes y me quito el sombrero con ellas¡±, a?ade.
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