Boris Johnson tiene un plan b si la pandemia empeora: pasaporte covid, mascarillas y teletrabajo
El Reino Unido ofrecer¨¢ una tercera dosis de refuerzo a los mayores de 50 a?os. El Gobierno avisa del regreso a las restricciones si el sistema de sanidad p¨²blico vuelve a desbordarse
El Reino Unido afronta la llegada del oto?o y el invierno con unas cifras de contagios, hospitalizaciones y muertes por coronavirus superiores a las del a?o pasado por estas fechas. Y, sin embargo, la situaci¨®n, estima el Gobierno de Johnson, es dr¨¢sticamente distinta. Como en otros muchos pa¨ªses del mundo, la diferencia tiene un nombre: vacunas. Un 80% de los mayores de 16 a?os ha recibido ya su pauta completa de inmunizaci¨®n, y los datos son contundentes. El n¨²mero de enfermos graves o de fallecidos se reduce al m¨¢ximo entre los que han recibido la doble vacuna. Esta vez, sin embargo, Boris Johnson no volver¨¢ a apostar sin red. El pol¨ªtico conservador se compromete a intentar mantener la ¡°libertad¡± recuperada en julio, cuando se levantaron pr¨¢cticamente todas las restricciones sociales, pero ha advertido a los ciudadanos de que habr¨¢ sobre la mesa un ¡°plan b¡± por si la situaci¨®n se complica. ¡°Tenemos ahora mismo una de las sociedades m¨¢s libres y una de las econom¨ªas m¨¢s abiertas de Europa¡±, ha dicho Johnson, ¡°y creemos que se puede mantener as¨ª con vacunas, test continuos y con una poblaci¨®n que aplica el sentido com¨²n¡±.
Las medidas de reserva expuestas por el Gobierno no son necesariamente dr¨¢sticas. De hecho, supondr¨ªan alinear las reglas del Reino Unido con las que ya se aplican, o se prev¨¦ aplicar, en otros pa¨ªses de Europa. Por ejemplo, Downing Street ha descartado, de momento, exigir pasaportes de vacunaci¨®n (o certificados de inmunidad) para poder acceder a restaurantes, bares o clubes nocturnos. Pero ha advertido a todos estos negocios de que deben preparar la log¨ªstica necesaria para el caso de que finalmente se imponga esa exigencia. ¡°Porque en la situaci¨®n actual, son los peque?os cambios como ese los que pueden marcar la diferencia¡±, ha justificado Johnson.
Algo similar sucede con el uso de mascarillas. Desde mediados de julio, su uso ya no es obligatorio en espacios cerrados. Solo algunas ¡°jurisdicciones¡± han decidido imponer la medida por su cuenta y riesgo. Es el caso del transporte p¨²blico ¡ªmetro y autobuses¡ª de la ciudad de Londres. Pero ni siquiera en esos espacios se observa una aplicaci¨®n estricta de la norma. El Gobierno de Johnson advierte ahora de que no dudar¨¢ en imponer la obligaci¨®n a lo largo del invierno, si lo considera necesario.
Finalmente, el Ejecutivo brit¨¢nico sugiere que podr¨ªa volver a recomendar como opci¨®n prioritaria el teletrabajo, a pesar del mensaje reiterado en las ¨²ltimas semanas de que es aconsejable regresar ya a la oficina.
Downing Street ha logrado su objetivo de comunicaci¨®n: los medios brit¨¢nicos comenzaban desde primera hora de la tarde de este martes a especular sobre cu¨¢les ser¨ªan los detonantes ¡ªn¨²mero de contagios, n¨²mero de hospitalizaciones, nuevas variantes del virus¡¡ª que activar¨ªan un plan b que, sobre el papel, supondr¨ªa una alteraci¨®n m¨ªnima de las libertades sociales recuperadas. Johnson apuesta todo a la estrategia de vacunaci¨®n. Ya ha anunciado una campa?a para poner la tercera dosis de refuerzo a los mayores de 50 a?os, de aqu¨ª a diciembre. Y el Comit¨¦ Conjunto de Vacunas e Inmunizaci¨®n ha dado su visto bueno para que se inyecte una dosis de Pfizer o Moderna a los menores de entre 12 y 16 a?os.
Con su habilidad ¡ªfrivolidad, m¨¢s bien, seg¨²n sus cr¨ªticos¡ª para buscar un eslogan pegadizo para cada estrategia, Johnson ya ha anunciado su esperanza de poder convertir las ¡°jabs, jabs, jabs¡± en ¡°jobs, jobs, jobs¡± (inyecciones en empleos).
Junto a esos dos planes inmediatos, el Gobierno concentrar¨¢ sus esfuerzos en convencer a los 5,5 millones de adultos que, seg¨²n sus c¨¢lculos, a¨²n no han recibido una sola dosis de vacuna. ¡°Se trata de ofrecer a la naci¨®n la mejor oportunidad de vivir con la covid-19 sin que sean necesarias nuevas restricciones econ¨®micas y sociales¡±, ha dicho en la C¨¢mara de los Comunes Sajid Javid, el ministro de Sanidad. Desde su llegada al puesto, el pol¨ªtico ha intentado acelerar la desescalada, a la vez que se compromet¨ªa a evitar el regreso del confinamiento. En una muestra de que, como ya ocurri¨® en Estados Unidos, la lucha contra la pandemia se ha convertido tambi¨¦n en un asunto de bander¨ªa pol¨ªtica en el Reino Unido, el ministro Javid ha tenido que soportar los abucheos de algunos de sus compa?eros conservadores cuando ha advertido de que el Gobierno se reservaba la opci¨®n de que la mascarilla fuera obligatoria en algunos espacios cerrados.
El desastre que supuso la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN de Afganist¨¢n fue adem¨¢s el primer motivo, a mediados de agosto, para que la C¨¢mara de los Comunes volviera a permitir que todos los diputados ocuparan sus bancadas. Result¨® llamativo ver c¨®mo toda la oposici¨®n laborista usaba la mascarilla, mientras apenas unos pocos parlamentarios conservadores la llevaban. Toda una se?al del escaso apoyo con el que podr¨¢ contar el Gobierno de Johnson si el invierno le obliga finalmente a poner en pr¨¢ctica su ya desvelado ¡°plan b¡±.
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