La Iglesia espa?ola afronta una gran investigaci¨®n de la pederastia con 251 nuevos casos aportados por EL PA?S
El Vaticano supervisa todo el proceso tras el informe que este peri¨®dico ha entregado al Papa y al presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, el cardenal Omella. El n¨²mero total de v¨ªctimas se eleva de este modo al menos a 1.237, pero seg¨²n los testimonios recogidos pueden ser miles
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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La Iglesia ha abierto una gran investigaci¨®n, sin precedentes en Espa?a, de 251 miembros del clero y algunos seglares de instituciones religiosas acusados de abusos a menores y que EL PA?S ha recopilado e investigado en los ¨²ltimos tres a?os. Componen un informe de 385 p¨¢ginas que este diario entreg¨® al papa Francisco el pasado d¨ªa 2 de diciembre, aprovechando el contacto directo del Pont¨ªfice con los periodistas en su viaje a Grecia. Un asistente de Francisco recogi¨® el dosier y al regresar del viaje el Papa se movi¨® r¨¢pido. Lo hizo llegar la semana siguiente a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, la instituci¨®n que centraliza la investigaci¨®n de la pederastia en todo el mundo cat¨®lico y que dirige el jesuita espa?ol Luis Ladaria. Este peri¨®dico tambi¨¦n entreg¨® el estudio esa semana al presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el cardenal Juan Jos¨¦ Omella, arzobispo de Barcelona. Omella lo transmiti¨® de inmediato al tribunal eclesi¨¢stico de Barcelona, donde fue registrado, para que iniciara la investigaci¨®n, si bien luego las pesquisas deber¨¢n ramificarse seg¨²n la entidad competente: afectan a 31 ¨®rdenes religiosas y 31 di¨®cesis. El mecanismo ya est¨¢ en marcha, aunque la apertura de una investigaci¨®n, en realidad, es un acto casi autom¨¢tico obligado por el c¨®digo can¨®nico ante cualquier indicio veros¨ªmil.
El caso m¨¢s antiguo del informe data de 1943, y el m¨¢s reciente, de 2018. Todos son in¨¦ditos, salvo 13 ya publicados, que se han incluido porque han surgido nuevas denuncias contra esos cl¨¦rigos. Si esos 251 se suman a los que ya se conoc¨ªan hasta ahora y que ha contabilizado este diario, ¨²nico registro existente en Espa?a ante la ausencia de datos oficiales de la Iglesia o las autoridades, ascienden al menos a 602 casos ¡ªcada uno hace referencia a un acusado¡ª y 1.237 v¨ªctimas desde los a?os treinta. En todo caso, para el c¨¢lculo del n¨²mero de v¨ªctimas se ha aplicado el criterio m¨¢s estricto: solo los testimonios directos de afectados y testigos. En la mayor¨ªa de los relatos se habla de pederastas que abusaban de decenas de ni?os y conductas que eran un ¡°secreto a voces¡±. Un caso habitual es el de profesores que agred¨ªan sexualmente a toda la clase, con varios cursos a su cargo y que estuvieron durante a?os en uno o m¨¢s colegios. Estimaciones como las empleadas por expertos en los estudios de comisiones independientes de otros pa¨ªses multiplicar¨ªan la cifra a varios miles.
La lista de 251 denuncias de abusos que EL PA?S ha entregado al Vaticano y la Iglesia espa?ola
Hasta ahora la CEE ha reiterado que no sabe cu¨¢ntos casos de abusos se han producido en Espa?a, aunque asegura que son ¡°muy pocos¡±. No va a abrir una investigaci¨®n general y se limita a pedir que las v¨ªctimas acudan a sus oficinas de atenci¨®n, abiertas hace un a?o, pero asegura que apenas ha registrado denuncias. Por el contrario, EL PA?S ha recibido ya m¨¢s de 600 mensajes en el correo electr¨®nico de denuncia que abri¨® hace tres a?os. Muchos de esos casos ya se han publicado, otros 251 se han incluido en el informe y el resto se siguen investigando. La ¨²nica cifra que ha aportado la Conferencia Episcopal la tuvo que pedir a Doctrina de la Fe: le inform¨® este a?o de que desde 2001 ha recibido 220 casos desde Espa?a. El informe de EL PA?S recoge m¨¢s en tres a?os que la congregaci¨®n en esos 20 y desborda esas estad¨ªsticas.
Una vez conocido el dosier de EL PA?S, el papa Francisco y Omella mantuvieron una conversaci¨®n. El Vaticano, como acostumbra a hacer cuando las denuncias son tan numerosas y no pertenecen a una sola orden, di¨®cesis o abusador concreto, supervisar¨¢ a trav¨¦s de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe todo el proceso que lleve a cabo la CEE. Roma esperar¨¢ resultados, que seg¨²n su propio c¨®digo, deber¨ªan llegar en no m¨¢s de tres meses. La Conferencia Episcopal ha preferido no hacer declaraciones por el momento. Por otro lado, la gran mayor¨ªa de los casos, el 77%, afecta a ¨®rdenes religiosas, que no est¨¢n bajo la autoridad de los obispos. Las principales congregaciones, informadas por EL PA?S de las denuncias que los incumben, han abierto ya una investigaci¨®n.
Los maristas, una de las entidades que m¨¢s casos acumula, reaccionaron as¨ª a trav¨¦s de un comunicado de su provincia Ib¨¦rica: ¡°Condenamos estos terribles hechos y pedimos perd¨®n a las v¨ªctimas por no haber sido capaces de protegerlas, de cuidarlas y por no haber gestionado de manera adecuada esas situaciones. Hemos abierto una investigaci¨®n para esclarecer los hechos ocurridos. Las v¨ªctimas son nuestra prioridad, creemos en su palabra y nos ponemos a su disposici¨®n para todo lo que necesiten¡±. La mayor¨ªa de las principales ¨®rdenes se manifestaron en t¨¦rminos similares, aunque algunas contin¨²an siendo reacias. Por ejemplo, un responsable que no se quiso identificar de los pa¨²les de Zaragoza, al exponerle un caso de su orden, contest¨®: ¡°No lo investigaremos. Nunca he o¨ªdo a nadie hablar mal de esta persona. No me interesa el tema. Esto es sucio¡±. La Salle tambi¨¦n se niega a abrir una investigaci¨®n can¨®nica, como es su obligaci¨®n, y solo ha precisado que ya ha trasladado sus casos a la Fiscal¨ªa, donde su destino seguro es ser archivados al estar prescritos.
Las normas aprobadas por Francisco desde 2019 para acabar con el encubrimiento obligan a cualquier obispo o superior religioso a abrir una investigaci¨®n interna ante cualquier informaci¨®n de un posible caso. Las reglas del Vaticano son muy claras, resumidas en el vadem¨¦cum publicado en julio de 2020. La informaci¨®n de un caso, la notitia de delicto, es ¡°toda informaci¨®n sobre un posible delito que llegue de cualquier modo al Ordinario o al Jerarca. No es necesario que se trate de una denuncia formal¡± (art¨ªculo 9). Puede llegar de cualquier modo, tambi¨¦n por los medios de comunicaci¨®n (art¨ªculo 10). Incluso sin datos precisos debe ser estudiada y si es veros¨ªmil abrirse una investigaci¨®n previa (art¨ªculos 13 y 16), que luego hay que enviar a Roma, a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (art¨ªculo 69). El art¨ªculo 14 del motu proprio del Papa de mayo 2019, Vos est lux mundi, precisa que la investigaci¨®n durar¨¢ como m¨¢ximo 90 d¨ªas.
Todas estas normas han sido desatendidas en numerosos casos en la Iglesia espa?ola por ¨®rdenes y di¨®cesis, que ante la informaci¨®n de un caso se limitaban a decir que no les constaba, no abr¨ªan ninguna investigaci¨®n ni informaban al Vaticano. Ahora ya no podr¨¢n hacerlo, pues el Vaticano vigila el proceso y asegura que garantizar¨¢ que estos casos entregados por El PA?S se van a investigar, se asumir¨¢n las responsabilidades pertinentes y se atender¨¢n las reclamaciones de las v¨ªctimas. En muchos casos los acusados siguen en activo y de este modo se podr¨¢n tomar las medidas cautelares oportunas.
La investigaci¨®n sobre los casos presentados por EL PA?S se limita de momento a la v¨ªa judicial can¨®nica, y obviamente, supone que las di¨®cesis y las ¨®rdenes religiosas se investigan a s¨ª mismas. La CEE se sigue negando a crear una comisi¨®n independiente de escucha a las v¨ªctimas y promover una revisi¨®n total del pasado. Otras conferencias episcopales ya las han puesto en marcha, en Estados Unidos, Francia o Alemania. Son organismos que no ponen en tela de juicio el testimonio de los afectados ¡ªen la mayor¨ªa de los casos, los acusados han fallecido¡ª y simplemente valoran su credibilidad, re¨²nen sus relatos y obtienen cifras y conclusiones de lo ocurrido. El n¨²mero de denuncias llegadas a Roma desde Espa?a, aunque es algo menor que el de otros pa¨ªses, no permite pensar que la situaci¨®n pueda ser muy distinta a la de lugares como Alemania o Francia.
En el informe entregado a las autoridades eclesi¨¢sticas por este diario no aparecen los datos personales de las v¨ªctimas ni referencias que las puedan identificar, para garantizar su anonimato. En todo caso, EL PA?S se ha puesto a disposici¨®n del Vaticano para facilitar el contacto con las v¨ªctimas y que puedan prestar declaraci¨®n, si as¨ª lo desean. La Santa Sede, despu¨¦s de decenas de investigaciones y de la cumbre sobre pederastia que el papa Francisco convoc¨® en Roma en febrero de 2019, asume con mayor normalidad este tipo de procesos. De hecho, el Pont¨ªfice aplaudi¨® el mi¨¦rcoles ¡°la dignidad¡± de los obispos franceses por haber sacado adelante una investigaci¨®n hist¨®rica sobre los abusos en la Iglesia gala.
Detr¨¢s de cada una de esas cifras hay una historia, y en los casos m¨¢s antiguos, un mosaico de c¨®mo era la vida en algunos colegios e internados del franquismo. EL PA?S las ir¨¢ contando de ahora en adelante. Son relatos como el de Antonio Carpallo, de 81 a?os, en Sevilla; Jes¨²s Guti¨¦rrez, de 77, en Santander; o Emilio Boyer, de 55, en Valencia, que han aceptado contar sus recuerdos en el v¨ªdeo que acompa?a este art¨ªculo. Carpallo era, y sigue siendo, aficionado del f¨²tbol. Puede recitar la alineaci¨®n del FC de Sevilla. Tambi¨¦n recuerda la de hace m¨¢s de seis d¨¦cadas, cuando viv¨ªa en el Hogar de San Fernando, un internado de los salesianos en Sevilla. Hu¨¦rfano de padre y madre, Carpallo entr¨® all¨ª en los a?os cincuenta. Relata c¨®mo un d¨ªa, a sus 16 a?os, el prefecto Rafael Conde lo ¡°secuestr¨®¡±: ¡°Vino a mi cama y me hizo tocamientos como y por donde quiso. Sin prisas ni nerviosismo. Me toc¨® al mismo tiempo que me dec¨ªa si quer¨ªa ver el Sevilla-Valencia. Yo era un ni?o y hu¨¦rfano, ?c¨®mo le iba a decir que no quer¨ªa ver el f¨²tbol?¡±. La ¨²nica respuesta que le pudo dar fue: ¡°Don Rafael, claro que quiero ir al partido¡±. ¡°Me premi¨® envi¨¢ndome a verlo, que creo recordar termin¨® con un 4 a 0¡å, comparte. Asegura que en ese internado la violencia f¨ªsica estaban a la orden del d¨ªa: ¡°Una madrugada se ceb¨® conmigo el cura que dorm¨ªa en un rinc¨®n del dormitorio en el que yo estaba. Cuando pas¨® a mi altura me cambi¨¦ de posici¨®n y pens¨® que estaba despierto. Empez¨® a darme todo lo que pudo y m¨¢s. No s¨¦ c¨®mo no me dej¨® ciego¡±, describe. En otra ocasi¨®n relata que a su hermano lo encerraron en una habitaci¨®n y entre tres religiosos le propinaron una paliza con patadas y pu?etazos.
Los salesianos han comunicado que ya han iniciado una investigaci¨®n de este y el resto de casos, ¡°independientemente de que sean de hace a?os¡±. Sobre el religioso que se?ala Carpallo, la congregaci¨®n afirma que Conde muri¨® en 1976 y que est¨¢ recabando m¨¢s informaci¨®n. ¡°En algunos de los casos que aparecen hay datos de referencias muy vagos, pero se estudiar¨¢n igualmente¡±, explica un portavoz de los salesianos.
El dosier de EL PA?S contiene los datos fundamentales de cada caso y tambi¨¦n los nombres de responsables eclesi¨¢sticos que pudieron encubrir los abusos. Adem¨¢s, en un anexo, este peri¨®dico ha incluido una relaci¨®n de altos cargos de la Iglesia espa?ola sospechosos de haber ocultado o silenciado casos que ya han sido publicados en los ¨²ltimos a?os. Entre ellos se encuentran m¨¢s de una veintena de cardenales y obispos. El posible encubrimiento tambi¨¦n debe ser investigado, pues es un delito recogido por el derecho can¨®nico penado con la expulsi¨®n del cargo si las causas son graves: ¡°Se incluye [en estas causas graves] la negligencia de los obispos en el ejercicio de su cargo, en particular en relaci¨®n con los casos de abusos sexuales cometidos contra menores y adultos vulnerables¡±, se lee en el motu proprio del papa Francisco Como una carta amorosa.
¡°Recuerdo sus babas encima¡¡±
Otra historia es la de Jes¨²s Guti¨¦rrez, de 77 a?os. Naci¨® en Santander en una familia obrera de posguerra. Era el menor de cuatro hermanos, y el ¨²nico que tuvo la oportunidad de estudiar m¨¢s all¨¢ de lo obligatorio. Con 12 a?os reci¨¦n cumplidos, la comunidad de agustinos de la ciudad lo contrat¨® para suplencias de sus porteros. A cambio, le ofrec¨ªan los estudios de bachillerato y la comida. ¡°Esa era mi posibilidad de acceder a la cultura¡±, argumenta Guti¨¦rrez. ¡°Los dos primeros a?os me parecieron espectaculares. Unas notas estupendas. Hasta que el padre Eliseo Bard¨®n [fallecido el pasado enero en el Colegio Nuestra Se?ora del Buen Consejo de Madrid] se convirti¨® en secretario¡±, narra. Fue entonces, en 1959, cuando comenz¨® su calvario de dos a?os: ¡°Me llamaba para que le ayudase con tareas de la oficina, pero era todo mentira. Me besaba. Recuerdo sus babas encima¡ Un d¨ªa empez¨® a manosearme de tal manera que eyacul¨¦. Llor¨¦ much¨ªsimo, y ¨¦l se ofreci¨® a pagarme¡±.
Guti¨¦rrez no dijo nada a nadie. Ni al director de la comunidad, el ya fallecido padre Javier Gorrochategui M¨²gica, porque tambi¨¦n le acusa de haber abusado de ¨¦l: ¡°Me manose¨®, pero ¨¦l mismo se dio cuenta de lo que intentaba hacer, se disculp¨® y par¨®. Sin embargo, esta acci¨®n me cerr¨® la puerta a decirle lo que me estaba pasando con el padre Eliseo, pues si ¨¦l tambi¨¦n ten¨ªa esas desviaciones, esa denuncia era harto improbable que prosperara¡±. Lo que hizo fue abandonar la comunidad, una vez terminado el bachillerato elemental. ¡°Me lo tragu¨¦ todo yo solo. Afortunadamente, ten¨ªa una mente muy fuerte y ordenada. Si no, vete t¨² a saber¡±, concluye, orgulloso de s¨ª mismo.
La d¨¦cada de los setenta es la que m¨¢s casos recoge. Emilio Boyer, de 55 a?os, tambi¨¦n denuncia abusos en aquella d¨¦cada en los agustinos de Valencia, tanto f¨ªsicos como sexuales. Acusa a fray Balbino, religioso del colegio de la orden, ya fallecido. ¡°Yo ten¨ªa nueve a?os y me llevaba por el camino de la amargura¡±, lamenta Boyer. Cuenta que le pegaba, lo castigaba y lo suspend¨ªa. ¡°Un d¨ªa, est¨¢bamos en un aula ¨¦l y yo solos y el t¨ªo se quit¨® los calzoncillos. Yo ten¨ªa nueve a?os, pero sab¨ªa que algo raro estaba pasando. ¡®Ay, Emilio, si t¨² quisieras podr¨ªas sacar mejores notas¡¡¯, me dijo. Total, que me abraza, con todo el mondongo ah¨ª. Hab¨ªa cerrado el aula. Yo empec¨¦ a correr y ¨¦l me persegu¨ªa. Si me hubiera abofeteado, habr¨ªa acabado haci¨¦ndole una felaci¨®n y lo que fuera. Me daba tanto miedo que me pegara¡ Pero de ah¨ª no pas¨®. Abri¨® la puerta y me dej¨® salir¡±, relata. ¡°Despu¨¦s de ese episodio sigui¨® peg¨¢ndome. Fue el peor a?o de mi vida¡±, subraya Boyer. EL PA?S ha comprobado que no es el ¨²nico: ha encontrado otra v¨ªctima y dos testigos m¨¢s que relatan recuerdos similares de fray Balbino, en los a?os setenta y ochenta.
Los agustinos, consultados sobre estos dos casos en Santander y Valencia, condenan los abusos y responden que no les constaba ninguno de ellos. Van a investigarlo y a revisar sus archivos. ¡°Finalizado el proceso judicial siempre hay una petici¨®n de perd¨®n a las v¨ªctimas, un alejamiento del religioso de toda actividad pastoral y el ofrecimiento de ayuda a las v¨ªctimas en aquello que puedan necesitar¡±, explican.
El informe entregado al Vaticano es fruto de un largo trabajo que este diario comenz¨® en octubre de 2018, con el inicio de una investigaci¨®n de los abusos en la Iglesia espa?ola. Al correo electr¨®nico de denuncia que abri¨® entonces han escrito m¨¢s de 600 personas, contando sus historias. Escucharlas, atender a cada una, intentar publicar cada caso, ha sido una tarea ingente. Detr¨¢s de cada mensaje hay una persona con un relato doloroso de hechos que pasaron hace d¨¦cadas y, a menudo, nunca hab¨ªa contado antes a nadie. Contar esos recuerdos de una infancia rota es el primer consuelo, pero que se sepa la verdad es su mayor anhelo. Despu¨¦s de a?os buscando en internet a la persona que abus¨® de ellos, y viendo que sigue en un colegio, o en un equipo deportivo infantil, o que incluso recibe homenajes. Y de hecho, a menudo se sienten culpables de no haber hablado, de no haber tenido la valent¨ªa de contarlo. Pero casi siempre est¨¢ prescrito, y al acudir a la Iglesia relatan que lo habitual es recibir una nueva humillaci¨®n, y rechazo. Para intentar cambiar algo, han escrito a EL PA?S.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es