Segundas Navidades con una crisis del coronavirus en la UCI: ¡°Cuando parece que todo va bien, volvemos a empezar¡±
La presi¨®n asistencial crece en las unidades de cuidados intensivos por la sexta ola, pero todav¨ªa no est¨¢n saturadas. Los expertos mantienen la incertidumbre sobre la severidad de la ¨®micron: los estudios preliminares apuntan a que es m¨¢s leve
El tiempo no pasa en la Unidad de Vigilancia Intensiva Respiratoria del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona. Desde hace 22 meses, entran y salen pacientes iguales o parecidos, todos con covid, muy graves. Apenas una estrella colgada del techo y unas peque?as bolitas de adorno enganchadas en las puertas de los boxes recuerdan las fechas que son. En la UCI covid, los sanitarios ya viven en una especie de d¨ªa de la marmota donde todo es siempre igual y los enfermos graves a causa del...
El tiempo no pasa en la Unidad de Vigilancia Intensiva Respiratoria del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona. Desde hace 22 meses, entran y salen pacientes iguales o parecidos, todos con covid, muy graves. Apenas una estrella colgada del techo y unas peque?as bolitas de adorno enganchadas en las puertas de los boxes recuerdan las fechas que son. En la UCI covid, los sanitarios ya viven en una especie de d¨ªa de la marmota donde todo es siempre igual y los enfermos graves a causa del coronavirus nunca se acaban, explica Miquel Ferrer, responsable de la unidad. ¡°Sentimos una mezcla de hartazgo, cansancio y resignaci¨®n. Cuando parece que todo va bien, volvemos a empezar¡±.
Y lo hacen por sexta vez. No saben cu¨¢nto durar¨¢ ni c¨®mo se tensionar¨¢ el servicio, pero el goteo de pacientes vuelve a cruzar el umbral de esa puerta de la s¨¦ptima planta del Cl¨ªnic. Esta semana hab¨ªa en el hospital 25 enfermos con covid ingresados en estado cr¨ªtico, todav¨ªa muy lejos de los 120 que llegaron a tener en la primera ola. No saben cu¨¢ntos podr¨¢n llegar esta vez, pero asumen que habr¨¢ que abrir m¨¢s ¨¢reas de cuidados intensivos: la sexta ola est¨¢ desbocada en Espa?a, con la curva epid¨¦mica batiendo r¨¦cord de incidencia ¡ª911 casos por 100.000 el jueves, la cifra m¨¢s alta desde que hay registros fiables¡ª y los contagios disparados cada d¨ªa ¡ªcerca de 73.000 report¨® Sanidad la v¨ªspera de Nochebuena¡ª. En Espa?a hay cerca de 8.000 pacientes hospitalizados, m¨¢s de 1.500 en cuidados intensivos, y aunque la presi¨®n aumenta, dista de la saturaci¨®n que se alcanz¨® el pasado enero, durante la tercera ola, con 30.000 hospitalizados (4.800 en estado cr¨ªtico).
Media docena de enfermeras y otras tantas auxiliares van y vienen sin descanso, sorteando carros de utillaje y compa?eros apurados en un pasillo rodeado de boxes. A lo lejos, una enfermera con gorro de colores se pone con soltura el equipo de protecci¨®n individual sobre el pijama: la bata azul desechable, una mascarilla por encima de otra, gafas, gorro sobre gorro, guantes nuevos y gel desinfectante otra vez. ¡°Lo m¨¢s complicado es la organizaci¨®n. Hay que hacer entradas limitadas en el box y es mucho estr¨¦s porque son pacientes muy inestables¡±, explica Montse Medina, coordinadora de enfermer¨ªa de la unidad. Los pacientes est¨¢n aislados en estancias acristaladas y los sanitarios aprovechan las visitas para hacer varias cosas a la vez: revisi¨®n de constantes, poner medicaci¨®n, sacar sangre para una anal¨ªtica... Hay que evitar estar entrando y saliendo. Por el bien de todos. Para limitar la circulaci¨®n del coronavirus y otros microorganismos.
En el primer box, una se?ora de 81 a?os, reci¨¦n llegada a la UCI, mira al infinito rodeada de cables. No est¨¢ sedada ni intubada, pero necesita ayuda para respirar con una mascarilla que insufla ox¨ªgeno. En la estancia de al lado, otro hombre, todav¨ªa adormilado, pelea por despertar tras ocho d¨ªas hospitalizado y enganchado a la ventilaci¨®n mec¨¢nica. Los perfiles de pacientes se repiten en esta ola, apunta Ferrer.
¡°Hay una gran proporci¨®n de pacientes no vacunados. Seg¨²n los c¨¢lculos que yo he hecho con los enfermos ingresados aqu¨ª, un no vacunado tiene 11 veces m¨¢s riesgo de entrar aqu¨ª que uno vacunado¡±, explica. El intensivista se?ala que el colectivo de vacunados que entra a su unidad suele ser ¡°personas inmunodeprimidas o con enfermedades cr¨®nicas graves, como una insuficiencia renal cr¨®nica o enfermedades sist¨¦micas¡±. Seg¨²n los datos del Ministerio de Sanidad, la edad y el estado vacunal marcan la evoluci¨®n de los pacientes: con datos del 18 de octubre al 12 de diciembre, las personas no vacunadas de entre 60 y 79 a?os tienen 15 veces m¨¢s riesgo de acabar hospitalizadas y 25 veces m¨¢s riesgo de entrar en la UCI que los individuos vacunados de la misma edad. El riesgo de muerte tambi¨¦n es 18 veces mayor entre los no vacunados de esta franja etaria.
Lo que no ha cambiado en las ¨²ltimas olas es el abordaje terap¨¦utico ni el pron¨®stico. Primera ola aparte, cuando los profesionales desconoc¨ªan el virus y el sistema sanitario se ahogaba en un colapso asistencial, los sanitarios han aprendido a enfrentarse al virus: ¡°El 70% de los pacientes que ingresan aqu¨ª acaban necesitando intubaci¨®n traqueal y ese es el factor que marca el pron¨®stico. Un 35% de los pacientes intubados mueren durante el proceso porque pueden tener muchas complicaciones¡±.
Antes de intubarlos, los m¨¦dicos lo intentan con ventilaci¨®n mec¨¢nica no invasiva, como el ox¨ªgeno de alto flujo. ¡°Hemos aprendido a ajustar mejor t¨¦cnicas de soporte no invasivo y ahora sabemos que hay f¨¢rmacos que se usaron en la primera ola que no eran ¨²tiles o incluso empeoraban al paciente, como la hidroxicloroquina o medicamentos contra el VIH¡±, apunta Ferrer. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del Instituto de Salud Carlos III, m¨¢s de 43.000 personas acabaron en la UCI a causa de la covid, la inmensa mayor¨ªa gente de entre 60 y 80 a?os.
La nueva ola, sin embargo, ha vuelto a sumergir a los profesionales en la incertidumbre. No tanto por el abordaje terap¨¦utico, sino por el impacto hospitalario que tendr¨¢. Se trata de un envite del virus con una nueva variante en el tablero de juego, que se sabe que es mucho m¨¢s contagiosa y con m¨¢s capacidad de infectar a vacunados y reinfectar que la delta (el linaje predominante hasta ahora), pero se desconoce su gravedad. De entrada, los expertos auguran que ser¨¢ m¨¢s leve, pero una explosi¨®n de contagios sostenida en el tiempo generar¨¢ un n¨²mero absoluto de ingresos que, aunque porcentualmente sea menor que en otras olas, puede poner en jaque al sistema sanitario.
Daniel Prieto-Alhambra, catedr¨¢tico de Farmacoepidemiolog¨ªa de la Universidad de Oxford, analiza tres estudios recientes de Sud¨¢frica (donde se descubri¨® la ¨®micron), Escocia e Inglaterra, que lanzan mensajes esperanzadores sobre la severidad. Con toda la cautela ¡ªse trata de resultados muy preliminares, matiza el experto¡ª, son positivos: ¡°El estudio de Sud¨¢frica [dicen que la severidad es un 80% menor] es dif¨ªcil de extrapolar a la sociedad espa?ola porque la distribuci¨®n sociodemogr¨¢fica y la estructura del sistema sanitario, por ejemplo, son muy distintos. En el estudio de Escocia ven un 70% menos de severidad, pero tienen la limitaci¨®n de que no tienen el mismo seguimiento de ingresos de pacientes con delta que con ¨®micron¡±, explica.
El estudio m¨¢s afinado, se?ala, es el de Inglaterra, donde s¨ª miran el tiempo hasta el ingreso: ¡°Este estudio intenta tener en cuenta si la severidad es intr¨ªnseca de la variante o es que la gente tiene menos gravedad por la protecci¨®n que tienen [por la vacuna]. Ellos ven que se reduce un 40% la necesidad de ingreso y eso es muy importante: la gran reducci¨®n se debe a que est¨¢ infectando a gente vacunada mucho m¨¢s que la delta. Aun as¨ª, el gran n¨²mero de infecciones esperables puede crear muchas dificultades en el sistema sanitario, y muchas muertes si no se hace algo para minimizar el n¨²mero de contagios¡±.
En la UCI covid del Cl¨ªnic mucha esperanza no hay. Pesa m¨¢s el cansancio. Y el enfado, incluso, con la situaci¨®n, con las personas que no se vacunan y con las autoridades, indica Ferrer: ¡°Es un enfado en gen¨¦rico hacia los no vacunados y las autoridades, que siempre reaccionan tarde y van por detr¨¢s del problema. Llevamos seis olas, deber¨ªan saber lo que hay que hacer. Molesta ver c¨®mo las autoridades priman votos y la popularidad de las medidas por encima de la eficacia¡±.
Medina echa en falta la previsi¨®n: ¡°Trabajamos con los tiempos muy justos¡±. No hay margen para pensar mucho ni para organizarse a medio plazo porque la covid no llama a la puerta. El miedo de aquellos primeros d¨ªas de marzo de 2020 ha desaparecido, dice, pero quedan otras cosas. Seis olas despu¨¦s, se impone el ¡°cansancio, la resignaci¨®n y la desesperanza¡±. Est¨¢n agotados.
Un corrillo de sanitarios se junta alrededor del punto de control y charlan de la medicaci¨®n de un paciente o de qui¨¦n va a d¨®nde. Sobre el mostrador, asoma un peque?o pesebre improvisado entre papeles. Es Navidad. En la pared, una decena de pantallas ilustran las constantes vitales de los pacientes aislados en los boxes. Es la covid.