Espa?a encara su ¨²ltima gran batalla contra la hepatitis C
La sanidad p¨²blica se propone acabar con la enfermedad durante esta d¨¦cada tras curar a 150.000 personas en los ¨²ltimos siete a?os
gran batalla contra la
Hepatitis C
Ir al contenidoDespu¨¦s de haber curado a 150.000 pacientes desde 2015 y superar el par¨®n causado por la pandemia, Espa?a ultima los preparativos para librar la ¨²ltima batalla contra la hepatitis C. El objetivo para el sistema sanitario es acabar antes de 2030 con el que ha sido unos de los mayores problemas de salud p¨²blica del pa¨ªs en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El virus que causa la enfermedad golpe¨® desde el anonimato durante mucho tiempo. Algunos pacientes enfermaban, desarrollaban cirrosis y mor¨ªan de c¨¢ncer sin que los facultativos supieran qu¨¦ desencadenaba aquellos procesos cl¨ªnicos. Su descubrimiento, en 1989, abri¨® una nueva etapa. La constataci¨®n de que la sangre era la v¨ªa de transmisi¨®n oblig¨® a adoptar controles en las transfusiones y ajustar las medidas de esterilizaci¨®n en consultas, quir¨®fanos y otros establecimientos. El siguiente paso fue desarrollar programas de salud p¨²blica para frenar los contagios que azotaban a colectivos como consumidores de drogas.
Los cambios adoptados redujeron los nuevos casos, pero los ya infectados segu¨ªan sin un tratamiento efectivo y libre de efectos secundarios. El gran salto se produjo en 2015 con la salida al mercado del Sovaldi, que logra eliminar el virus en m¨¢s del 95% de los infectados. El elevado precio que el laboratorio Gilead fij¨® para el f¨¢rmaco (m¨¢s de 50.000 euros) plante¨® otro problema: c¨®mo tratar a todos los pacientes que lo necesitaban sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema sanitario. Desde entonces, aunque el coste por paciente se ha reducido a menos de una quinta parte, la sanidad p¨²blica se ha gastado m¨¢s de 2.000 millones en este y otros tratamientos desarrollados. La vacuna, en cambio, sigue siendo un reto que se le resiste a la ciencia.
Hoy quedan unas 76.000 personas en Espa?a portadoras y las comunidades se coordinan con el Ministerio de Sanidad para definir estrategias que permitan llegar a las ¨²ltimas bolsas de poblaci¨®n afectadas. La mayor parte de ellas son pacientes que en alg¨²n momento han sido diagnosticados de la infecci¨®n ¡ªque puede cursar de forma asintom¨¢tica durante muchos a?os¡ª, pero que por alguna raz¨®n no han tenido seguimiento dentro del sistema sanitario.
El primer paso, apuntan los expertos, debe ser desarrollar planes para identificarlos y ofrecerles tratamiento. Las estimaciones indican que otros 22.000 ciudadanos son portadores del virus, pero que lo desconocen. Para este grupo, las comunidades trabajan en la b¨²squeda activa de casos entre los grupos de poblaci¨®n en los que la incidencia es mayor.
Los que siguen son los cinco cap¨ªtulos que resumen el esfuerzo de todo un sistema sanitario contra la que tambi¨¦n ha sido llamada ¡°la epidemia silenciosa¡±.
Un enemigo desconocido
Durante a?os, la hepatitis C tuvo un nombre de descarte: hepatitis no A no B. As¨ª figuraba en las historias cl¨ªnicas de docenas de miles de pacientes una dolencia del h¨ªgado que los m¨¦dicos supon¨ªan que estaba causada por un virus que no era ninguno de los dos conocidos. Estudios prospectivos realizados a mediados de los a?os 80 revelaron una mayor incidencia de estos cuadros cl¨ªnicos en pacientes que hab¨ªan recibido una transfusi¨®n de sangre. Un pista que, sin embargo, causaba frustraci¨®n entre unos facultativos que segu¨ªan sin tener un agente al que vincular con la enfermedad.
Miquel Brugera
Fundador de la Unidad de Hepatolog¨ªa del Hospital Cl¨ªnic
La asistencia a pacientes con un virus desconocido era frustrante
El descubrimiento del virus fue un hito logrado en 1989 por Harvey J. Alter, Michael Houghton y Charles M. Rice y que tard¨® m¨¢s de tres d¨¦cadas en ser reconocido con el Premio Nobel de Medicina de 2020.
Conocido el pat¨®geno, quedaron en evidencia las v¨ªas de contagio a trav¨¦s de las cuales se estaba propagando por la sociedad. Muchas personas lo hab¨ªan contra¨ªdo al recibir una transfusi¨®n o acudir consultas de dentista, centros de est¨¦tica y establecimientos de tatuajes con medidas de higiene no preparadas para frenar al virus. Los brotes en los hospitales eran frecuentes, el mayor de ellos provocado por el anestesista Juan Maeso, que contagi¨® en Valencia a 275 pacientes al pincharse sin cambiar la jeringuilla parte de los f¨¢rmacos que deb¨ªa administrarles.
Miles de personas se enfrentaban cada a?o a una noticia que iba a cambiar sus vidas.
Antonio Rodr¨ªguez
Paciente hepatitis C
¡°El m¨¦dico me dijo: ¡®A usted le queda un a?o de vida¡¯¡±
Como el del sida, el virus de la hepatitis C tambi¨¦n se hab¨ªa propagado con el uso de jeringuillas compartidas por drogodependientes y con algunas pr¨¢cticas sexuales de riesgo.
Las primeras estrategias
Los primeros datos permitieron conocer mejor la prevalencia de la infecci¨®n y la forma en la que esta afectaba a los pacientes. Seg¨²n un informe del Ministerio de Sanidad, la fase aguda es asintom¨¢tica en cuatro de cada cinco infectados y un tercio de ellos logra eliminar el virus de forma natural. Pero el resto desarrollar¨¢ un proceso cr¨®nico que en 20 a?os causar¨¢ cirrosis a entre el 15% y el 30% de los pacientes y hasta al 3%, c¨¢ncer de h¨ªgado.
Sin vacuna ni una cura efectiva a la vista, las primeras medidas fueron de prevenci¨®n. Hab¨ªa que identificar al mayor n¨²mero posible de afectados para, en lo posible, tratarlos en el sistema sanitario. Tambi¨¦n desarrollar pol¨ªticas de salud p¨²blica que redujeran la circulaci¨®n del virus a trav¨¦s de las v¨ªas de contagio conocidas.
Mar¨ªa Buti
Hepat¨®loga del hospital Vall d¡¯Hebr¨®n
¡°Las t¨¦cnicas para el cribado de la hepatitis C en los bancos de sangre redujeron el riesgo de contagio casi a cero¡±
Sin tratamientos para todos
En 2015 llega a Espa?a el tratamiento que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s en la lucha contra el virus: el Sovaldi (sofosbuvir), que en combinaci¨®n con otros f¨¢rmacos logra eliminarlo en m¨¢s del 95% de los infectados. Hasta entonces, medicamentos como el interfer¨®n ayudaban a combatirlo, pero su efectividad era mucho menor (curaba a menos de la mitad de los casos) y, adem¨¢s, causaba efectos secundarios muy importantes.
El elevado precio por impuesto por Gilead, m¨¢s de 50.000 euros, hizo que fuera imposible tratar a los cerca de 200.000 infectados que se estima que hab¨ªa ese a?o en Espa?a, lo que aboc¨® a muchos m¨¦dicos a decisiones dram¨¢ticas.
Manuel Linares
Coordinador de enfermedades infecciosas Semergen
¡°En 2015 no hab¨ªa tratamientos para todos y hab¨ªa que priorizar¡±
Sanidad desarroll¨® entonces un plan estrat¨¦gico con un doble objetivo: negociar a la baja los precios con los laboratorios y priorizar el tratamiento para aquellos enfermos cuya vida ya estaba en riesgo.
La situaci¨®n lleg¨® a momentos de gran tensi¨®n, con manifestaciones de pacientes frente a la sede del Ministerio de Sanidad para exigir el tratamiento. Las concentraciones se trasladaron pronto a la sede de Gilead en Madrid para pedir una reducci¨®n del precio. La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C llev¨® al Tribunal Supremo a dos ministros de Sanidad, Alfonso Alonso y Ana Mato (ambos del PP), por restringir el acceso de los infectados al medicamento, aunque el caso fue finalmente archivado.
La controversia del Sovaldi anticip¨® uno de los mayores problemas a los que se enfrentan hoy los sistemas sanitarios: los elevados precios de los f¨¢rmacos m¨¢s innovadores y el reto que supone hacer compatible el acceso de los enfermos a un tratamiento y la sostenibilidad de la sanidad p¨²blica.
Guillem L¨®pez-Casasnovas
Fundador del centro de investigaci¨®n y econom¨ªa y salud (CRES-UPF)
¡°El precio del medicamento desbord¨® las previsiones iniciales, aunque su bajada permiti¨® ampliar la cifra de pacientes tratados¡±
La ca¨ªda de la incidencia
Los nuevos tratamientos lograron reducir la incidencia del virus a gran velocidad, aunque no existe una serie hist¨®rica de datos ya que durante muchos a?os los registros oficiales no distingu¨ªan entre hepatitis C y B. La mejor estad¨ªstca disponible es la de nuevos tratamientos administrados. Solo entre 2015 y 2018, m¨¢s de 110.000 pacientes consiguieron curarse de la infecci¨®n, una cifra que supone m¨¢s de la mitad de los infectados que hab¨ªa. A partir de ah¨ª, el ritmo de nuevos tratamientos ha ido descendiendo hasta llegar a los cerca de 2.000 al trimestre actuales.
Los recursos que la sanidad p¨²blica ha destinado a ello han sido enormes: m¨¢s de 2.000 millones de euros en los ¨²ltimos siete a?os solo en los medicamentos. Aunque los acuerdos cerrados entre Sanidad y las farmac¨¦uticas son confidenciales, el precio medio por tratamiento ha descendido desde 2015 de m¨¢s de 50.000 euros a unos 7.000 euros por paciente, seg¨²n varios expertos del sector.
Los ¨²ltimos metros de la carrera
Sanidad y las comunidades se coordinan ahora para acabar esta d¨¦cada con la hepatitis C como problema de salud p¨²blica. Una encuesta de seroprevalencia del Ministerio de Sanidad de 2018 estima que en Espa?a hay todav¨ªa unas 76.000 personas infectadas por el virus, de las que 22.000 lo desconocen.
¡°Lo previsible es que la cifra se haya reducido un poco desde entonces debido a las personas que han recibido tratamiento y al menor n¨²mero de nuevos contagios. Pero son cifras elevadas. La infecci¨®n es muchas veces asintom¨¢tica y cuando alguien debuta con la sintomatolog¨ªa es que la evoluci¨®n de la infecci¨®n es muy larga¡±, explica Asunci¨®n D¨ªaz, responsable de la Unidad de vigilancia de VIH/ITS y Hepatitis B y C del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa.
Los expertos destacan que el primer paso a dar es localizar a aquellos pacientes que en alg¨²n momento han sido diagnosticados de hepatitis C, pero que no han tenido seguimiento. ¡°Son personas que por alguna raz¨®n se han desvinculado del sistema sanitario o que no est¨¢n siendo tratadas en el nivel adecuado. En ocasiones es porque han tenido una mala experiencia con los efectos secundarios de los tratamientos m¨¢s antiguos, como el interfer¨®n, y desconocen los nuevos. Hay que buscar activamente a todos estos casos a trav¨¦s de sus historias cl¨ªnicas¡±, defiende Gloria S¨¢nchez Antol¨ªn, hepat¨®loga y directora general de Planificaci¨®n de la Junta de Castilla y Le¨®n.
El segundo paso es seguir con la b¨²squeda de aquellas personas que desconocen que son portadoras del virus mediante una doble estrategia. En un primer nivel, que los expertos llaman ¡°macro¡± y cuyo pilar es la atenci¨®n primaria, debe ampliarse la b¨²squeda de casos mediante cribados dirigidos a aquellos grupos de poblaci¨®n en los que hay m¨¢s casos asintom¨¢ticos. La encuesta de prevalencia del Ministerio de Sanidad revela una mayor incidencia en personas de 50 a 69, especialmente hombres. Es la herencia de los a?os en los que las transfusiones de sangre no detectaban el virus y del consumo de drogas con pr¨¢cticas de riesgo.
El segundo enfoque requiere el desarrollo, en colaboraci¨®n con los dispositivos de servicios sociales y ONG, de planes espec¨ªficos para colectivos con mayor riesgo y cuyo contacto con el sistema sanitario es m¨¢s complejo: colectivos socialmente desfavorecidos, personas que siguen incurriendo en pr¨¢cticas de riesgo (sexuales, drogas inyectables...). ¡°Son planes que ya est¨¢n en marcha en muchas comunidades, pero que ahora hay que impulsar y ampliar¡±, a?ade S¨¢nchez Antol¨ªn.
El objetivo es diagnosticar a toda la poblaci¨®n portadora para que pueda iniciar tratamiento durante los pr¨®ximos a?os. Los expertos se muestran optimistas y consideran que es posible que Espa?a alcance el objetivo antes de 2030, pero alertan del impacto que la pandemia ha tenido en todos estos planes.
Javier Garc¨ªa-Samaniego
Jefe de secci¨®n de Hepatolog¨ªa de La Paz y coordinador de la Alianza para la Eliminaci¨®n de las Hepatitis V¨ªricas en Espa?a (AEHVE)
¡°Espa?a es uno de los pa¨ªses destinados a liderar la eliminaci¨®n de la hepatitis C¡±
Gregorio Barrio, profesor de Investigaci¨®n de la Escuela Nacional de Sanidad, tambi¨¦n ve, aunque con algunas cautelas, el objetivo alcanzable: ¡°Es posible acabar con la hepatitis C en 10 a?os, aunque mientras esto no se logre persiste el riesgo de que el virus desarrolle mutaciones que lo hagan resistente a los f¨¢rmacos disponibles. Por esto es importante, como con el coronavirus, reducir su circulaci¨®n¡±.
Los pacientes, los m¨¢s afectados por el azote del virus durante las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, tambi¨¦n miran el futuro con optimismo. Piden a las administraciones un ¨²ltimo esfuerzo para que Espa?a se libere de la enfermedad y hacen un reconocimiento a todas las personas que han hecho posible que este sea un objetivo posible en un horizonte no muy lejano.
Dami¨¢n Caballero
Presidente de la Palataforma de Afectados por la Hepatitis C
¡°Hay que reconocer todo el trabajo hecho por las personas que han participado en el plan estrat¨¦gico para acabar con la hepatitis C¡±