Luis Zarraluqui, el abogado de las nuevas formas de familia
El especialista en derecho de familia, que sosten¨ªa que el divorcio era la verdadera defensa del matrimonio, falleci¨® a los 87 a?os
El pasado 29 de abril muri¨® Luis Zarraluqui S¨¢nchez-Eznarriaga (Madrid, 87 a?os), gran referente de la abogac¨ªa espa?ola en derecho de familia. Nunca dej¨® de considerarse abogado en ejercicio, a pesar de la obligada jubilaci¨®n. Su vocaci¨®n estuvo clara pronto. Se licenci¨® en Derecho y se march¨® a la Universidad de Harvard para ampliar el conocimiento de derecho de familia en lugares m¨¢s avanzados socialmente que la Espa?a de 1956. Su padre, Luis Zarraluqui Villalba, cre¨® el despacho de abogados en 1926, y fue adem¨¢s el propietario del diario Espa?a de T¨¢nger y de El Sol de M¨¢laga.
Se acud¨ªa a Zarraluqui ante cualquier problema sobre derecho de familia. Era consulta frecuente de peri¨®dicos, revistas y televisi¨®n. Luis fue el abogado de pol¨ªticos, artistas y otros personajes relevantes¡ pero jam¨¢s el abogado de ¡°los famosos¡±. Su prioridad fue legislar sobre nuevas formas de familia. Hizo famosa la frase que ven¨ªa de su experiencia: ¡°No hay nada m¨¢s dif¨ªcil que divorciar a los no casados¡±. Cuando se discut¨ªa la Ley de Divorcio, Zarraluqui zanjaba los desacuerdos con otra de sus contundentes afirmaciones: el divorcio es la verdadera defensa del matrimonio.
Escribi¨® los siete tomos que componen Derecho de familia y de la persona, de la editorial Bosch. Unas 5.800 p¨¢ginas que no dej¨® de actualizar hasta su muerte. Luch¨® por uno de los hechos m¨¢s relevantes de la gesti¨®n de la justicia: fue el jurista que consigui¨® la inhabilidad del s¨¢bado. Su batalla en solitario fue un beneficio para todos. Entre sus publicaciones destacan El divorcio, defensa del matrimonio (Bruguera), Ante la separaci¨®n y el divorcio, ?qu¨¦ puedo hacer? y Batallas conyugales, (Temas de Hoy), La pensi¨®n compensatoria de la separaci¨®n y el divorcio (Lex Nova) o Con la venia y sin ella (Esfera de los Libros).
Zarraluqui siempre mir¨® el derecho de familia desde el presente hacia el futuro. Con el derecho preventivo de familia quer¨ªa crear un pacto prenupcial por el cual la pareja se somete a una mediaci¨®n familiar en caso de conflicto futuro. Ve¨ªa el derecho de familia con un enfoque moderno, alej¨¢ndose de la confrontaci¨®n para evitar el mayor da?o posible a los miembros. Los derechos de los menores fueron una de sus preocupaciones principales.
Entre sus muchas afirmaciones que hac¨ªan mover conciencias estaban las relacionadas con los jueces: ¡°Hay que dotar del m¨¢ximo atractivo el oficio de juez. En todos los aspectos. Para atraer a su sitial no solo a unos vocacionales sacrificados, dignos de admiraci¨®n, sino a todos los mejores de cada promoci¨®n, convencer a nuestra sociedad de que la m¨¢s alta misi¨®n a la que pueden y deben aspirar sus hijos, es la de juez. Y no la de juez estrella, sino de aquel que con sentido com¨²n, imparcialidad y conocimiento de la ley y de la naturaleza humana, imparte d¨ªa a d¨ªa justicia entre las cuatro paredes de su tribunal. Porque juzgar es oficio de dioses.¡±
La sociedad avanzaba mucho m¨¢s deprisa que la legislaci¨®n. Aparec¨ªan nuevas formas de ser familia y de paternidad: fecundaciones, vientres de alquiler¡ Antes de ser temas en las revistas ya estaba escribiendo y buscando referencias para adelantarse. Pod¨ªa estar horas enfrascado en conversaciones con m¨¦dicos o bioqu¨ªmicos. Luis Zarraluqui fue la curiosidad hasta su ¨²ltimo aliento.
En 1993 fund¨® la Asociaci¨®n Espa?ola de Abogados de Familia, de la que ha sido presidente de honor hasta su muerte. No ha visto ganada una de sus batallas: que el derecho de familia sea una jurisdicci¨®n especializada en Espa?a. Quiz¨¢ pr¨®ximamente se pueda conseguir.
Extraordinario anfitri¨®n, mantuvo los cocidos de los viernes en el despacho que hab¨ªa empezado a organizar su padre. Debe haber cientos de caricaturas de sus compa?eros y magistrados que afanosamente dibujaba durante los juicios. Ten¨ªa un curioso hobby: la historia de la fundaci¨®n de los pa¨ªses del mundo; mapas, esquemas y gr¨¢ficos inundaban su pantalla de ordenador. A los que alguna vez acudieron a su despacho, siempre con alg¨²n drama, miedo y hasta terror, les acompa?aba con su sonrisa c¨®mplice hasta la puerta mientras dec¨ªa: ¡°Todo va a ir bien¡±. Un buen legado para sus hijos, que heredan la profesi¨®n.
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