Los retrasos impiden el desarrollo de la eutanasia en Andaluc¨ªa: ¡°Aqu¨ª nadie sab¨ªa nada¡±
La falta de informaci¨®n a los facultativos sobre los protocolos a seguir provoca que los procesos se demoren m¨¢s de lo habitual, un d¨¦ficit que admite la Comisi¨®n de Garant¨ªas
Alberto Guzm¨¢n no alberga duda alguna de que detr¨¢s del retraso de casi seis meses en el proceso de eutanasia que su padre solicit¨® iniciar el pasado 23 de febrero y que se consum¨® el 3 de agosto se encuentra la falta de formaci¨®n y el desconocimiento absoluto de los pasos a seguir por parte de los profesionales del distrito m¨¦dico al que se dirigi¨® para ejercer su derecho a morir en Andaluc¨ªa.
Esa ausencia, las dudas de a qu¨¦ m¨¦dicos acudir cuando llega la petici¨®n de un paciente o qu¨¦ hacer en caso de una objeci¨®n de conciencia generalizada son las principales dificultades de las que advierten muchos sanitarios andaluces involucrados en este procedimiento. La Junta fue la ¨²ltima comunidad, junto con Madrid ¡ªtres meses de retraso respecto de lo impuesto en la ley de eutanasia¡ª, en constituir y regular la comisi¨®n de garant¨ªas, lo que la ha obligado a acelerar la puesta en marcha de los cursos formativos y protocolos.
Una adaptaci¨®n a contrarreloj que ha provocado dolorosos episodios en pacientes y familias que cre¨ªan que la nueva norma iba a allanar su camino para descansar de su sufrimiento, y que tambi¨¦n ha generado el desconcierto entre los profesionales sanitarios desconocedores del funcionamiento del sistema.
¡°Hay un d¨¦ficit en formaci¨®n y conocimiento¡±, reconoce Seraf¨ªn Romero, recientemente nombrado presidente de la Comisi¨®n de Garant¨ªas y Evaluaci¨®n para la prestaci¨®n la ayuda a morir en Andaluc¨ªa. ¡°La puesta en marcha de una prestaci¨®n como esta ha tenido problemas relacionados con el retraso en los tiempos y las dificultades administrativas, pero la experiencia nos est¨¢ marcando la forma de avanzar¡±, indica.
Estrella L¨®pez fue la primera en alertar, en una carta p¨®stuma enviada a la directora de este diario, de los problemas que tuvo que ir sorteando para ejercer el derecho a morir con la intenci¨®n de evitar ese viacrucis a otras personas. El PA?S ha tenido conocimiento de otros casos de supuesta mala praxis, algunos denunciados ante el Defensor del Pueblo andaluz ¡ªuna decena entre particulares y organizaciones, indican desde la instituci¨®n, entre ellos el de Guzm¨¢n¨D y otros puestos en conocimiento de la asociaci¨®n Derecho a Morir Dignamente con el objetivo de asesorarse sobre la posibilidad de iniciar acciones legales.
Romero, no obstante, advierte de que en una comunidad de 8,4 millones de habitantes, no todos los supuestos pueden ir bien. Desde que entr¨® en vigor la ley, se han recibido 70 peticiones y la comisi¨®n ha estudiado 40, explica. Pero son estos casos en los que el proceso ha sido fluido y acotado a los plazos previstos los que duelen m¨¢s a los familiares, que se han topado muchas veces con un muro de dudas e incomprensi¨®n por parte del sistema.
Guzm¨¢n pide a este diario que no se d¨¦ su nombre real ni el distrito sanitario concreto de la provincia de C¨¢diz donde se eterniz¨® el proceso de eutanasia de su padre ya que parte de su familia no est¨¢ al tanto de que hubiera elegido esa forma para morir. Desde que present¨® la solicitud el 23 de febrero hasta que le confirmaron qui¨¦n iba a ser su m¨¦dico responsable ¨Dque coordina el proceso deliberativo y asiste al paciente hasta el final de la prestaci¨®n¨D, pasaron un mes y cinco d¨ªas. Ante la ausencia de conocimiento del protocolo por parte de los m¨¦dicos m¨¢s cercanos, la familia fue siendo derivada de departamento en departamento del hospital y luego a su centro de salud.
¡°Un d¨ªa despu¨¦s de que se supiera que ten¨ªa que encargarse el distrito m¨¦dico, todos sus profesionales se declararon objetores. Pero el director y la m¨¦dico de cabecera de mi padre hicieron una interpretaci¨®n de la ley y se avinieron a encargarse del procedimiento asumiendo que no ejecutar¨ªan el acto final¡±, cuenta Guzm¨¢n. Ante el desconocimiento de la forma de actuaci¨®n de la m¨¦dico responsable, fue ¨¦l quien la ayud¨® a cumplimentar buena parte de los documentos p¨²blicos necesarios, llegando incluso a localizar por su cuenta a un m¨¦dico consultor ¨Dque corrobora que cumple los criterios para recibir la eutanasia¨D cuando le trasladaron que el que estaba previsto hab¨ªa fallado.
Con todo, cuando lleg¨® el expediente a la Comisi¨®n de Garant¨ªas, lo rechazaron porque los responsables no hab¨ªan rellenado los documentos internos. Era mayo. Se hab¨ªan perdido casi tres meses por el camino ¡°Volvimos a empezar desde cero. El director del distrito asumi¨® el rol de m¨¦dico responsable hasta el final por haber objetado todos los dem¨¢s, pero en esta ocasi¨®n tambi¨¦n hubo problemas para encontrar al m¨¦dico consultor¡±, resume Guzm¨¢n. Despu¨¦s de culminar un proceso que se demor¨® casi seis meses, cuando no deber¨ªa haberse prolongado m¨¢s all¨¢ de 40 d¨ªas, Guzm¨¢n tiene muy claras sus conclusiones: ¡°Los protocolos son chino para ellos. Parece que los responsables de la sanidad andaluza no quieren que sea f¨¢cil¡±.
En todo ese periplo, Guzm¨¢n cont¨® con el apoyo de Mar¨ªa Jos¨¦, que reh¨²sa dar su apellido, una de las enfermeras del centro de salud y la ¨²nica, junto con la trabajadora social, que hizo el curso sobre eutanasia impartido por la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica (ESAP). ¡°Las enfermeras no tenemos mucho protagonismo en este proceso, pero al final somos los que acompa?amos al paciente en todo momento¡±, explica. Sobre el hecho de que su curso de formaci¨®n, impartido de manera virtual, estuviera pr¨¢cticamente vac¨ªo, opina: ¡°Creo que hay una falta de motivaci¨®n entre los compa?eros m¨¦dicos¡±.
Mar¨ªa Jos¨¦ advierte adem¨¢s de que ¡°a los profesionales que intervienen se les dan pocas facilidades¡±, en alusi¨®n a la carga de trabajo que los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria ya soportan en su d¨ªa a d¨ªa. ¡°El procedimiento no es f¨¢cil ni intuitivo, hay que cumplimentar hasta 21 documentos y se necesita tiempo, y eso hace complicado cumplir con los plazos¡±, explica. ¡°Tambi¨¦n es dif¨ªcil coordinarse con el resto de facultativos que tienen que estar presentes en el momento de la muerte¡±, dice. Ella misma estaba de vacaciones cuando la Comisi¨®n de Garant¨ªas autoriz¨® la eutanasia del padre de Guzm¨¢n, por ejemplo.
¡°Si volviera a plantearse otro caso, pasar¨ªa lo mismo¡±
Mar¨ªa Jos¨¦ es cr¨ªtica sobre lo que pas¨® en su centro de salud. ¡°Todo el mundo deber¨ªa tener conocimiento de este procedimiento porque, aunque un m¨¦dico se declare objetor, s¨ª est¨¢ obligado a informar del proceso al paciente y sus familiares¡±. ¡°Aqu¨ª nadie sab¨ªa nada¡±, abunda, y lanza una advertencia: ¡°Si volviera a plantearse otro caso, pasar¨ªa lo mismo¡±. Ella, con todo, est¨¢ satisfecha con su experiencia con el padre de Guzm¨¢n. ¡°Acompa?arlo me ha ense?ado un mont¨®n. Creo que, en el fondo, puede haber una especie de miedo a relacionarse con la muerte entre los m¨¦dicos, pero es que eso forma parte del acompa?amiento¡±.
Romero no tiene constancia de que sean muchos los casos de centros de salud donde todos los m¨¦dicos sean objetores, pero es claro al respecto. ¡°Los cargos intermedios deben estar preparando estos supuestos y aprendiendo de cada caso concreto para dise?ar los circuitos, pero siempre de manera preventiva, no cuando llega el supuesto. Estamos ya trabajando en esa l¨ªnea¡±, sostiene. ¡°En el momento en que aparece una petici¨®n, el m¨¦dico responsable deber¨ªa estar ya viendo qui¨¦n puede ser el m¨¦dico consultor¡±.
Mar, m¨¦dico de atenci¨®n primaria en un centro de salud de M¨¢laga ¡ªque tambi¨¦n pide que no se publique su apellido¨D, no ha llegado ni siquiera a plantearse ese problema. Ella, cuenta, fue la primera sorprendida cuando el pasado mes de agosto le trasladaron la petici¨®n de una paciente ¨Dque hab¨ªa derivado al hospital por su grave estado de salud y a la que apenas conoc¨ªa porque hab¨ªa cambiado de m¨¦dico de cabecera hac¨ªa poco¨D de iniciar los tr¨¢mites para la eutanasia. ¡°Me dijeron que yo era la m¨¦dico responsable y me qued¨¦ en shock, porque a m¨ª nadie me hab¨ªa hablado de esa posibilidad, ni hab¨ªamos tenido en el centro ninguna comunicaci¨®n ni formaci¨®n sobre la ley de eutanasia, siendo este un tema tan sensible¡±.
Fue ese miedo, ese desconocimiento de c¨®mo proceder, lo que la determin¨® a objetar. ¡°Siempre pensamos que ya hab¨ªa unos compa?eros designados para eso, nunca cre¨ªmos que nos fuera a poder tocar a cualquiera de nosotros. La situaci¨®n fue muy ca¨®tica. La mayor¨ªa de los compa?eros del centro de salud nos declaramos objetores no tanto por ideolog¨ªa, sino porque las cosas no pueden implementarse sin formaci¨®n¡±, se?ala para confirmar que, ante la preocupaci¨®n manifestada, esperan la visita de la responsable del distrito para que les explique los circuitos y procedimientos.
Con la perspectiva que dan los pocos meses transcurridos desde que su padre ¨Dque llevaba cuatro a?os ciego y en los ¨²ltimos meses de vida sufr¨ªa tremendos dolores por la insuficiencia renal que padec¨ªa¨D pudo cumplir su deseo de morir en paz, Guzm¨¢n se reafirma en que la voluntad, manifestada p¨²blicamente por la Junta de Andaluc¨ªa, de incentivar los cuidados paliativos, ¡°ha jugado en contra de incentivar la formaci¨®n y la informaci¨®n de sus profesionales¡±. ¡°La ley es muy garantista, pero deben ponerse los medios para aplicarla y aqu¨ª por una cuesti¨®n ideol¨®gica no se ha querido hacer¡±, sostiene, y recuerda que desde marzo de 2021 en que entr¨® en vigor la ley, ¡°han tenido tiempo y han podido aplicar los modelos de otras comunidades donde s¨ª est¨¢n funcionando los protocolos¡±.
Tres ediciones de cursos de formaci¨®n 'online'
Mar, médico de atención primaria de un centro de salud urbano de Málaga cuestiona que los cursos para los facultativos sean online. “No nos podemos apuntar a todos los cursos que ofrece la ESAP y creo que en este tema conocer los supuestos requiere una formación presencial, para poder pregunta y aclarar todas las dudasr, no se puede despachar con vídeos”, se queja. Esa es la principal reivindicación de los profesionales que sí han realizado los cursos de eutanasia de la Escuela de Salud Pública de Andalucía (ESAP). Hasta la fecha se han realizado tres ediciones de los cursos, en los que han participado más de 2000 profesionales andaluces -la plantilla del SAS en 2021 era de 121.523 personas- y en noviembre se realizará la cuarta, según la información facilitada por la ESAP. “La acogida ha sido buena, pero muchos se han quejado de que se necesitaba crear debate con los profesores”, explica Maribel Tamayo, la responsable de diseñar los cursos.
“Había mucha prisa por formar a los profesionales de forma rápida. Yo estaba a favor de una red de formadores que fueran a los centros, pero se optó por un curso virtual”, explica Tamayo. La materia se divide en siete bloques con vídeos de profesionales y un test de autoevaluación. En el curso se imparte formación sobre todos los aspectos de la ley, desde la documentación que hay que rellenar, las valoraciones de la capacidad de la persona, de la situación social y familia… “La inquietud que nos llega es que hay mucho desconocimiento, que el circuito no está claro, que la gente no tiene formación y conocimiento, que no saben quién es la persona de referencia del centro si llega la petición de iniciar el proceso…”, cuenta Tamayo. “Hay usuarios que sí están contentos de cómo ha ido el procedimiento, hay casos que se están haciendo bien, pero esto está en rodaje y vamos muy acelerados porque todo se constituyó muy tarde”, concluye.
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