Condenada por hurto en supermercados: ¡°Lo mejor que me pod¨ªa haber pasado fue entrar en prisi¨®n¡±
Olga criaba a sus cuatro hijos sin ingresar un solo euro en casa. Tras su entrada en la c¨¢rcel, entr¨® en un programa de inserci¨®n social y ahora es ayudante de cocina
En febrero de 2020, una mujer asustada se person¨® en la c¨¢rcel de Villanubla, en Valladolid. En casa se quedaban cuatro hijos y un reguero de intentos por disuadirla. ¡°No te presentes, eso es una locura, ponte en busca y captura¡±, ¡°Mam¨¢, no nos dejes¡±. Cuando lleg¨® la orden de entrada en prisi¨®n, ella se person¨® una semana antes. Por delante ten¨ªa una condena de tres a?os ¡°por haber hurtado durante a?os en supermercados¡± cuando en su casa no entraba ni un euro, pero eran seis para comer cada d¨ªa. ¡°Lo mejor que me pod¨ªa haber pasado fue entrar en prisi¨®n. Si no, no s¨¦ d¨®nde hubiera acabado¡±, recuerda ahora, en una cafeter¨ªa en Madrid. Ella es Olga, un nombre ficticio para proteger a su familia, y esta es su historia, la de alguien que aprendi¨® a vivir mientras cumpl¨ªa condena.
Olga tiene 36 a?os y se pasa la entrevista sonriendo. Mujer, gitana, divorciada. Ha roto unas cuantas brechas. Cuenta que ha tenido ¡°una vida un poco complicadilla¡±, con ¡°much¨ªsimas carencias, muchas necesidades¡±. Con todo, dice que ha tenido suerte. Apenas 21 d¨ªas despu¨¦s de entrar en prisi¨®n, la direcci¨®n del centro la clasific¨® en tercer grado penitenciario o r¨¦gimen abierto, la conocida como semilibertad, para que pudiera hacerse cargo de sus hijos, que tienen de cuatro a 17 a?os. Durante la pandemia pudo irse a casa para poder cuidar de los ni?os. Una pulsera negra sujeta al tobillo controlaba de modo telem¨¢tico que cumpl¨ªa los horarios que le hab¨ªan sido impuestos. A¨²n la lleva. Se levanta un poco el pantal¨®n y la ense?a. Puede salir del domicilio entre las ocho de la ma?ana y las 11 de la noche, para poder trabajar y atender a sus hijos.
A su lado en la cafeter¨ªa se sientan la t¨¦cnica de inserci¨®n y la trabajadora social que la ayudaron a recorrer un itinerario que cambi¨® su vida. Al principio, Olga no sab¨ªa ni encender el ordenador. De ella, m¨¢s que su suerte, las dos profesionales destacan su fuerza y capacidad de trabajo. No todo el mundo lo logra. M¨¢s de 35.000 personas cumplen ahora condena en segundo o tercer grado en Espa?a. En los ¨²ltimos 12 a?os, 20.996 internos han participado en el programa Reincorpora, de la Fundaci¨®n La Caixa, que se lleva a cabo en los 81 centros penitenciarios que dependen del Ministerio del Interior (las prisiones de Euskadi y Catalu?a son gestionadas por el Gobierno vasco y la Generalitat). De ellos, 8.526 han conseguido un empleo, seg¨²n los datos difundidos este noviembre. Olga es una de ellos. Ahora es ayudante de cocina en un restaurante.
La situaci¨®n era bien distinta hace a?os. Su vida ha dado un vuelco en los dos decenios que han pasado desde que se cas¨®, con apenas 16, hasta ahora. Ella no lleg¨® a terminar la educaci¨®n secundaria y dice que se frustraba al ver c¨®mo le cerraban una puerta tras otra en la cara al pedir empleo. ¡°Me condicionaba el ser gitana, hay personas que todav¨ªa tienen prejuicios. Hac¨ªa entrevistas, tambi¨¦n me preguntaban si ten¨ªa cargas familiares, y yo no escond¨ªa a mis hijos. Me dec¨ªan que no era el perfil que buscaban¡±. En el barrio, uno de los m¨¢s desfavorecidos de Valladolid, ve¨ªa ¡°malos ejemplos¡±. ¡°Yo no vengo de una familia delincuente, pero ve¨ªa a los vecinos y dec¨ªa: ¡®C¨®mo viste, c¨®mo da de comer a los ni?os¡¯, as¨ª que fui por lo f¨¢cil, el hurto, para cubrir las necesidades de mis hijos. Pa?ales, papillas, una crema para la ni?a¡¡±. As¨ª se meti¨® en la boca del lobo. Su peor decisi¨®n. ¡°Mis delitos no fueron violentos¡±. Pero las causas se le fueron acumulando, cuatro delitos de hurto, y se form¨® una bola de nieve que se hizo imparable.
Hasta que lleg¨® la orden judicial de entrada en prisi¨®n. ¡°Cuando entr¨¦, me dije: yo necesito salir de aqu¨ª, este no es mi sitio¡±, rememora. ¡°Empezaron a darme muchas normas, ten¨ªa que ir apunt¨¢ndolas. Era supervivencia pura y dura. All¨ª las horas son intensas¡±, sigue. A las siete y media de la tarde ya ten¨ªa que estar dentro de la celda, hasta las ocho y media de la ma?ana siguiente. La cabeza no paraba. A los d¨ªas le dieron un puesto de trabajo, repartiendo las comidas. ¡°Que ya es el colmo, no lo consigo en la calle y lo consigo dentro¡±, se r¨ªe. Aquello le sirvi¨® para tener la mente ocupada. Pero dur¨® poco porque a los 21 d¨ªas de entrar en la c¨¢rcel pas¨® a un centro de inserci¨®n social (CIS), donde cumplen condena presos en semilibertad. En aquella ¨¦poca estaba pasando una separaci¨®n que fue complicada. ¡°En total, estuve un mes, pero fueron [como] tres a?os, muy intensos, no pasaban las horas, ni los minutos¡±. Despu¨¦s de la pandemia, durante unos dos meses volvi¨® a pasar las noches en el CIS, pero a partir de mayo de 2021 se le volvi¨® a instalar el dispositivo telem¨¢tico.
En 2020, cuando le propusieron comenzar a dar pasos, se rebel¨®. ¡°Dije: ?c¨®mo quieres que empiece a construir si ni tan siquiera me puedo poner de pie?¡±, recuerda Olga. As¨ª que lo primero, relata Yolanda Barrientos, la trabajadora social del CIS de Valladolid, fue derivarla a un taller de desarrollo personal que llevaban a cabo en el Ayuntamiento con otras mujeres. ¡°Empez¨® a encenderse la luz. Otras personas contaban sus historias, sus carencias, y digo: ?por qu¨¦ yo no? No quiero volver atr¨¢s, no quiero vivir del hurto. Quer¨ªa formarme. Primero empec¨¦ a procesarlo, a tener confianza en m¨ª, a tener esa fortaleza y seguridad¡±, afirma Olga. ¡°Yo era una persona con muchos prejuicios, no me comunicaba con nadie, me pon¨ªa una coraza porque cre¨ªa que todo el mundo quer¨ªa hacerme da?o. Solo me relacionaba con mi familia, la de ¨¦l y nuestros conocidos, ese era mi mundo¡±. Barrientos trabaj¨® con Ana Royo, la t¨¦cnica del programa Reincorpora, que a su vez est¨¢ empleada en la Fundaci¨®n Rondilla. ¡°Olga es el ejemplo real de lo que es un itinerario de inserci¨®n personal, social y laboral¡±, dice Royo. Juntas analizaron sus necesidades y juntas activaron un engranaje del que solo Olga pod¨ªa tirar. As¨ª lo hizo.
No fue f¨¢cil. Hubo que conseguir ingresos porque en su casa segu¨ªa sin entrar un euro. Tampoco ten¨ªa vivienda, se quedaba con unos familiares. ¡°Solicit¨® una renta garantizada de ciudadan¨ªa, que puede compatibilizar con su empleo a tiempo parcial, porque una jornada completa es incompatible con el cuidado de sus hijos¡±, sostiene la trabajadora social. Hace unos meses consigui¨® una casa. ¡°Lo interesante es que est¨¢ transmitiendo unos valores de esfuerzo personal, pero tambi¨¦n sociales, de educaci¨®n y formaci¨®n a sus hijos¡±, sigue Barrientos. Hace a?os ten¨ªan un problema de absentismo escolar. ¡°Muchos d¨ªas no ten¨ªa ni para llevarles al colegio, ni qu¨¦ ponerles de desayuno. Es todo una cadena: necesitas la econom¨ªa, la estabilidad, la seguridad, la confianza. Al principio no ten¨ªa nada¡±. Ahora sus hijos est¨¢n mejor, explica, ha mejorado el ambiente. ¡°Mi ni?a se ha sacado ya dos formaciones¡±, cuenta Olga, orgullosa.
En cuanto sali¨® del CIS, algo hab¨ªa cambiado. ¡°All¨ª dentro tiempo te sobra, la cabeza empieza a trabajar, a hacer preguntas. Comienza la monta?a rusa, como digo yo. Ven¨ªa de muy abajo. No estaba c¨®moda con la vida que ten¨ªa, no quer¨ªa que el entorno me condicionara porque yo ya hab¨ªa llorado bastante¡±. Por las ma?anas se formaba en un curso de hosteler¨ªa y por las tardes iba a capacitaci¨®n digital. Empez¨® a hacer pr¨¢cticas en el restaurante, primero puramente formativas. ¡°Sin p¨²blico. A m¨ª me mandaban a la c¨¢mara frigor¨ªfica y no sab¨ªa d¨®nde estaba cada cosa, no sab¨ªa qu¨¦ era cada cosa. Me dec¨ªan: copia y pega la p¨¢gina web y yo dec¨ªa: ?qu¨¦ copio y qu¨¦ pego?¡±. Su libreta era inseparable, y en su tiempo libre repasaba la lecci¨®n: qu¨¦ es la celiaqu¨ªa, c¨®mo se cocina cada plato. ¡°Ahora tengo vida social. Antes ten¨ªa muchos prejuicios¡±. Se ha reconstruido a s¨ª misma. Aunque ya no pise la c¨¢rcel, hasta marzo de 2023 no habr¨¢ extinguido su condena. ¡°Pero yo me siento libre, he conseguido mi independencia, mi estabilidad¡±.
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