Una v¨ªctima de abusos denuncia a la c¨²pula de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Chile por encubrir su caso
El agresor, el jesuita Juan Miguel Leturia, fue condenado por la Iglesia en 2006, pero el afectado lleva m¨¢s de 15 a?os esperando justicia con los responsables eclesi¨¢sticos que conoc¨ªan el delito y con los que no actuaron contra ellos
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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Una v¨ªctima de abusos sexuales ha denunciado en la justicia de Chile y, por v¨ªa can¨®nica, en el obispado de Tarragona, donde ahora reside, a siete provinciales de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en el pa¨ªs sudamericano y a una docena de miembros chilenos de la orden, bien por haber encubierto los abusos que sufri¨® en su infancia, ya admitidos y condenados por la Iglesia, o bien por no querer investigar posteriormente esa ocultaci¨®n del delito. Tambi¨¦n acudi¨® en 2021 a los tribunales chilenos, donde la investigaci¨®n por encubrimiento sigue abierta, mientras que lo hizo hace un mes a la di¨®cesis catalana, que ha remitido la denuncia a la Secretar¨ªa de Estado del Vaticano. Hace una semana tambi¨¦n ha llevado su caso ante la comisi¨®n del Defensor del Pueblo. David, nombre ficticio de la v¨ªctima, sufri¨® abusos en un colegio de la orden en la localidad chilena de Osorno, entre 1982 y 1995, a manos del jesuita Juan Miguel Leturia, fallecido en 2011. Tambi¨¦n acusa a dos arzobispos de Santiago de Chile, el cardenal em¨¦rito Francisco Javier Err¨¢zuriz Ossa, y el que est¨¢ actualmente en el cargo, el cardenal espa?ol Celestino A¨®s Braco, de haber ignorado sus denuncias para que se investigara a los encubridores. En total, se?ala a 21 personas por haber mirado para otro lado durante a?os y deso¨ªr sus peticiones de justicia.
La Iglesia chilena ya conden¨® en 2006 a Juan Miguel Leturia, tras la denuncia de esta v¨ªctima, pero lo hizo en secreto, sin informarle de nada. La pena fue apartar al cura del contacto con menores y de dar misa durante tres a?os, pero no juzg¨® el encubrimiento de los hechos de quienes conoc¨ªan sus abusos. Y m¨¢s de 15 a?os despu¨¦s sigue sin hacerlo, un tiempo en el que diversos responsables eclesi¨¢sticos, afirma este afectado, han continuado ignorando sus denuncias y respondi¨¦ndole con evasivas. Como otras v¨ªctimas ninguneadas, siente que nunca nadie en la Iglesia se ha preocupado realmente de escucharle, ni de profundizar en toda la verdad del caso, y espera que ahora lo haga el papa Francisco.
Gabriel Roblero, actual provincial de los jesuitas en Chile, afirma a EL PA?S que los hechos denunciados por David se investigaron y se impuso una pena a Leturia que cumpli¨® hasta su muerte. ¡°El caso se encuentra can¨®nicamente terminado en todas las instancias eclesiales¡±, dice. Sobre el encubrimiento y la lista de personas denunciadas ahora por David, explica que ¡°la Compa?¨ªa de Jes¨²s no tomar¨¢ decisiones al respecto¡± hasta que la justicia de Chile se pronuncie, ya que ¡°es la entidad competente¡±.
David siente que llevan a?os mare¨¢ndole y ocult¨¢ndole la verdad. Para empezar, no fue hasta 2010 cuando se enter¨® del resultado del proceso can¨®nico y descubri¨® que no se hab¨ªa investigado ni castigado a los responsables del encubrimiento. Y fue porque, tras irse a vivir a Espa?a, acudi¨® a la archidi¨®cesis de Barcelona a pedir ayuda para que le dijeran qu¨¦ hab¨ªa pasado con su denuncia. Tras varios tr¨¢mites, el Vaticano oblig¨® a los jesuitas a que le informaran y solo entonces supo que se hab¨ªan limitado a una ligera pena a su agresor. En 2019, animado por la ola de denuncias de abusos contra la Iglesia en Espa?a, decidi¨® volver a pedir justicia y, de nuevo a trav¨¦s de la di¨®cesis de Barcelona, present¨® una denuncia can¨®nica por encubrimiento, pero desde el Vaticano le respondieron que sus acusaciones eran ¡°vagas¡±. Por eso ha vuelto a denunciarlo con un relato m¨¢s pormenorizado que espera que permita reabrir su caso, como ha ocurrido recientemente en Espa?a con el del colegio vizca¨ªno de Gaztelueta, del Opus Dei, que el Papa ha ordenado volver a investigar, descontento por c¨®mo se abord¨® la primera vez. David cree que las autoridades religiosas han ¡°corrompido repetidamente¡± las investigaciones sobre su abusador.
La denuncia acusa a los ¨²ltimos siete provinciales de la orden en Chile: principalmente a Juan Ochagav¨ªa y Guillermo Baranda, pero tambi¨¦n a Fernando Montes, Eugenio Valenzuela ¡ªque en 2019 present¨® su renuncia como sacerdote por estar acusado de abusos sexuales¡ª, Christian Brahm, Christian del Campo y Gabriel Roblero, este ¨²ltimo actualmente en el cargo. Junto a ellos, sacerdotes y rectores del colegio y otros responsables eclesi¨¢sticos.
David es una de las m¨¢s de mil personas que han escrito a EL PA?S para relatar su caso. ?l lo hizo en 2020, en plena pandemia. Los abusos, asegura, comenzaron en 1988, cuando ten¨ªa 13 a?os y estudiaba en el colegio de San Mateo de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Osorno. Leturia llevaba varios meses como director del centro y, de manera peri¨®dica, empez¨® a llevar a este alumno y a un compa?ero a la rector¨ªa. ¡°Nos dijo que ¨¦ramos sus elegidos¡±, cuenta el denunciante. Durante esas visitas, relata, Leturia abusaba de ellos. ¡°Despu¨¦s de esos encuentros, me cruzaba por los pasillos con sacerdotes jesuitas de la comunidad, que posteriormente ocuparon los cargos de rector¡±, relata. Asegura que ten¨ªan que saber lo que pasaba. En concreto, se?ala a Thomas Gavin y Alejandro Pizarro Berm¨²dez, jesuitas que a?os despu¨¦s ocuparon el cargo de rector del colegio.
Leturia abandon¨® temporalmente el centro al final de ese curso, en 1988, seg¨²n los responsables debido ¡°a una fuerte depresi¨®n¡±, a?ade David. Poco despu¨¦s, en 1990, comenz¨® a escribir cartas a la v¨ªctima, que entonces ten¨ªa 15 a?os, y espor¨¢dicamente viajaba desde su nuevo destino, Santiago de Chile, para visitarle. Durante esos encuentros, seg¨²n la denuncia, el pederasta sigui¨® abusando tanto de David como de otros estudiantes. ¡°Por entonces, los abusos a los alumnos ya eran vox populi. Los superiores de la orden lo sab¨ªan¡±. En 1995, el denunciante viaj¨® a Santiago de Chile y qued¨® con Leturia para ir a una piscina de la ciudad. Luego, en el colegio jesuita donde se hospedaba, Leturia volvi¨® a abusar de ¨¦l. ¡°Me dijo: ¡®Hijo, yo te quiero. Esto es amor de padre¡±, relata David.
Una d¨¦cada despu¨¦s de haber sufrido los abusos, en 2005, y ya viviendo en Espa?a, la v¨ªctima escribi¨® dos cartas al por entonces provincial de la congregaci¨®n, Guillermo Baranda, donde relataba tanto las agresiones como los nombres de quien, seg¨²n ¨¦l, encubrieron a Leturia. ¡°Tras recibir una muy escueta respuesta de Baranda, me inform¨® de que recibir¨ªa una segunda carta una vez se investigasen lo hechos. Obviamente, nunca lleg¨®¡±, dice la v¨ªctima, que al poco tiempo contrat¨® a un abogado para que contactase directamente con la orden. A trav¨¦s de otro letrado, dice David, los jesuitas le ofrecieron ¡°una salida pactada¡±: el pago de una indemnizaci¨®n a cambio de retractarse de las acusaciones. ¡°Yo no la acept¨¦¡±, dice David. Poco despu¨¦s, denunci¨® al abusador en los tribunales chilenos, pero las autoridades decidieron archivarlo ¡°por falta de pruebas¡±.
Tambi¨¦n envi¨® cartas con su denuncia a varias autoridades de la Iglesia, una de ellas al cardenal Francisco Javier Err¨¢zuriz, por entonces arzobispo de Santiago de Chile. ¡°Recibimos contestaci¨®n del arzobispado en la que se indicaba que se har¨ªan algunas gestiones, sin concretar nada en particular. Nunca tuve ninguna noticia de ellas¡±, lamenta el afectado. Err¨¢zuriz fue imputado en 2019 por la justicia chilena por encubrir a sacerdotes del clero chileno que abusaron de menores. El prelado neg¨® las acusaciones. Este diario ha intentado sin ¨¦xito contactar con el arzobispado de Santiago para conocer su versi¨®n.
La v¨ªctima dice que la orden le instig¨®
Desde entonces, describe indignado David, los jesuitas no dejaron de instigarle. ¡°Incluso lo hicieron a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, hablando de que era una persona que solo buscaba dinero y desprestigiar a los jesuitas. Eso me afect¨® much¨ªsimo¡±, afirma. La Compa?¨ªa abri¨® finalmente una investigaci¨®n can¨®nica contra Leturia, pero no inform¨® a la v¨ªctima de ello, por lo que no declar¨® durante el proceso, como marca el derecho can¨®nico. Adem¨¢s, obligaron a un jesuita amigo de la v¨ªctima ¡ªactualmente retirado¡ª a que escribiera un documento contra ¨¦l para enviarlo, con la sentencia, a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe en Roma. En ese texto acusaba a David de ser ¡°una persona psicol¨®gicamente desequilibrada y emocionalmente inestable¡±. EL PA?S ha contactado con dicho exreligioso y corrobora esa versi¨®n. ¡°El fin era desacreditar su testimonio¡±, admite.
Leturia fue condenado can¨®nicamente en 2006 a una pena que inclu¨ªa un tratamiento psicoterap¨¦utico. ¡°Todas las penas impuestas no se cumplieron y Leturia, quien gozaba de total libertad de movimientos, continu¨® abusando de ni?os de la calle o en grave riesgo social¡±, asegura David. Ning¨²n miembro de la orden fue juzgado por encubrir, ocultar o silenciar los abusos, a pesar de que figuraban como tales en el relato de la v¨ªctima. ¡°Los principales instigadores de los delitos de encubrimiento y fraude procesal fueron los superiores jesuitas Guillermo Baranda y Juan Ochagav¨ªa, que a¨²n siguen impunes ejerciendo el sacerdocio¡±, acusa.
El pederasta muri¨® el 22 de diciembre de 2011. En el funeral, el provincial Valenzuela defini¨® a Leturia como ¡°un hombre que hizo mucho bien, que queremos celebrar, y al mismo tiempo un hombre herido, que cometi¨® errores¡±.
¡°El encubrimiento es el tal¨®n de Aquiles de la Iglesia¡±
Para David, la ¨²ltima d¨¦cada ha estado marcada por una b¨²squeda incansable de justicia y respuestas. Tras la denuncia de 2019 puesta en el tribunal eclesi¨¢stico de Barcelona contra la orden por cometer irregularidades durante el proceso can¨®nico, el Vaticano le contest¨® en una carta, en mayo de 2020, que el texto de su declaraci¨®n era ¡°bastante gen¨¦rico y vago¡± y que no permit¨ªa ¡°una comprobaci¨®n de la verdad¡±. Fue como un jarro de agua fr¨ªa, pero no se rindi¨®. Volvi¨® a contactar con la orden para reclamar la documentaci¨®n sobre el proceso can¨®nico y pedir que se reabriera el caso. Pero no hicieron nada. Tan solo la orden accedi¨® en diciembre de 2020, en un acuerdo extrajudicial, a reconocer ¡°tanto p¨²blica como privadamente que los hechos denunciados son ciertos en su totalidad¡±, pero ¡°excluyendo expresamente la responsabilidad del delito de encubrimiento¡±, dice el afectado. Un a?o despu¨¦s, ya en 2021, pidi¨® ayuda al actual arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal A¨®s Braco. Se cruz¨® correos, pero la situaci¨®n, dice, no mejor¨®. ¡°Lo que han hecho ha sido obstaculizar el proceso can¨®nico y civil en Chile¡±, argumenta la v¨ªctima.
David cree que este puede ser su ¨²ltimo intento de buscar justicia, pero duda de que pueda conseguir algo. ¡°El encubrimiento es el tal¨®n de Aquiles de la Iglesia, pero en especial de los jesuitas, que gozan de un ampl¨ªsimo poder. No quieren enfrentarse a eso¡±, dice. Esta vez, apela directamente al Papa: ¡°Al santo padre Francisco suplico que investigue y proceda criminalmente a todos quienes sean responsables: autores, c¨®mplices y encubridores del delito de abuso sexual¡±.
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