Boaventura de Sousa pide que nadie interfiera en la investigaci¨®n sobre los casos de acoso sexual
El soci¨®logo portugu¨¦s, acusado por ocho mujeres, considera ¡°calumniosa¡± la denuncia de una activista argentina
El soci¨®logo portugu¨¦s Boaventura de Sousa Santos ha manifestado que ¡°tiene todo el inter¨¦s¡± en que avance la investigaci¨®n del Centro de Estudios Sociales (CES) de Coimbra, que ¨¦l dirigi¨® hasta 2019 y donde supuestamente ocurrieron los casos de acoso sexual denunciados por varias antiguas investigadoras y una conferenciante. En un correo enviado a EL PA?S, el cient¨ªfico se?ala que est¨¢ a la espera de ser citado por el CES para dar su versi¨®n de los hechos y reclama imparcialidad para la comisi¨®n independiente creada en el centro para aclarar lo ocurrido. ¡°Es fundamental que no existan interferencias de ning¨²n tipo ni de ninguna persona, sean las acusadoras sea el afectado. Y para que quien tenga algo que decir, negativo o positivo, lo pueda hacer libremente¡±, escribi¨®.
Boaventura dos Santos se?al¨® que no ha recibido ninguna denuncia formal y que eso le impide dar una respuesta concreta. ¡°Necesito tener el conocimiento en detalle de los hechos que me son imputados para que me pueda defender adecuadamente de acusaciones que yo considere injustas¡±, se?al¨®.
El soci¨®logo ha sido acusado por cinco mujeres de aprovechar su cargo como director del CES y su gran prestigio intelectual para acosar sexualmente a varias investigadoras y una conferenciante. El asunto sali¨® a la luz con la publicaci¨®n del libro Sexual Misconduct in Academia: Informing an Ethics of Care in the University (Mala conducta sexual en la academia: sobre una ¨¦tica del cuidado en la universidad), editado por Routledge, donde tres antiguas investigadoras, Lieselotte Viaene, Catarina Laranjeiro y Miye Nadya, publicaron un art¨ªculo en el que hablaban de un ambiente de abuso de poder y acoso sexual en una instituci¨®n que no citaban pero que fue identificada r¨¢pidamente como el CES. La autora principal del art¨ªculo, la antrop¨®loga Lieselotte Viaene, que trabaja en la actualidad en la Universidad Carlos III de Madrid y que estos d¨ªas se encuentra en Nepal en un trabajo de campo, declin¨® en un correo responder a las preguntas de EL PA?S.
La publicaci¨®n del art¨ªculo motiv¨® las declaraciones de otras dos mujeres, la diputada brasile?a Bella Gon?alves y la activista argentina Moira Mill¨¢n, que acusaron al soci¨®logo de haberlas acosado. En un v¨ªdeo que se puede ver en Youtube, Mill¨¢n asegur¨® que el catedr¨¢tico se abalanz¨® sobre ella en su apartamento, despu¨¦s de la cena que sigui¨® a una conferencia que dio en Coimbra la activista mapuche en 2010. Adem¨¢s de tildarle de ¡°machista¡± y ¡°violento¡±, Mill¨¢n asegura que el soci¨®logo la elude desde entonces: ¡°?l sabe que hay una verdad que yo no me anim¨¦ a decir en 2010 porque era una mujer activista mapuche, no soy una acad¨¦mica¡±.
El soci¨®logo considera que la acusaci¨®n de Mill¨¢n es ¡°absolutamente calumniosa¡± y que carece de pruebas. Boaventura de Sousa envi¨® a EL PA?S varios correos electr¨®nicos que sostiene que le envi¨® la activista despu¨¦s de su encuentro en Coimbra en 2010 escritos en tono cordial. En algunos de ellos le pide ayuda econ¨®mica para afrontar deudas o financiar proyectos profesionales. ¡°Los contactos terminaron en diciembre de 2014 y no volv¨ª a saber nada de ella. Hasta que me top¨¦ con la falsa acusaci¨®n que me ha hecho en distintos medios de comunicaci¨®n¡±, afirma el cient¨ªfico.
Boaventura de Sousa recuerda las pintadas contra ¨¦l que surgieron en el CES entre 2017 y 2018 (Fuera Boaventura. Todas sabemos), que provocaron que la instituci¨®n crease un comit¨¦ de ¨¦tica y estableciese un c¨®digo de conducta. ¡°Se celebraron asambleas y diversas reuniones en las que se consult¨® a organizaciones feministas de distintos matices con el fin de adoptar medidas para corregir las posibles pr¨¢cticas sexistas y violentas en la instituci¨®n¡±, asegura. ¡°Lo que yo no sab¨ªa hace cuatro a?os es que tales pintadas eran consecuencia de la denuncia de una activista argentina, Moira Mill¨¢n, que comenz¨® a afirmar p¨²blica y calumniosamente que yo la habr¨ªa ¡®secuestrado¡¯ y que hab¨ªa intentado violarla tras una actividad acad¨¦mica en la que ella hab¨ªa participado en el CES¡±, afirma por correo.
En los ¨²ltimos d¨ªas han surgido nuevos casos sobre supuestos acosos en el CES por parte de su fundador, que elevar¨ªan a ocho el n¨²mero de mujeres que le acusan. La abogada brasile?a Daniela F¨¦lix representa a tres mujeres, dos brasile?as y una portuguesa, que tambi¨¦n se consideran v¨ªctimas del soci¨®logo. F¨¦lix declar¨® a la agencia de periodismo de investigaci¨®n P¨²blica que est¨¢ recopilando la documentaci¨®n para remitir a la comisi¨®n del CES que indaga sobre lo ocurrido.
En un correo enviado a EL PA?S, la abogada explica que los hechos denunciados abarcan 19 a?os de la jefatura de Boaventura de Sousa en el CES y no solo se refieren a situaciones de acoso sexual, sino tambi¨¦n de apropiaci¨®n intelectual: ¡°Las denuncias mostrar¨¢n ejemplos concretos de pr¨¢cticas abusivas en los equipos dirigidos por Boaventura, como la publicaci¨®n de textos de las investigadores en nombre propio sin reconocer su autor¨ªa¡±. Daniela F¨¦lix ha reclamado a la comisi¨®n de investigaci¨®n del CES que abra un canal para recibir denuncias o pruebas, as¨ª como que proporcione ¡°garant¨ªa absoluta de sigilio a las mujeres que quieran denunciar¡±.
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