Florida: espejo del ¡°caos y la confusi¨®n¡± en torno al aborto en EE UU un a?o despu¨¦s de la prohibici¨®n del Supremo
El Estado, gobernado por el aspirante a la Casa Blanca Ron DeSantis, ha aprobado una de las leyes m¨¢s restrictivas del pa¨ªs. Con su entrada en vigor, se cerrar¨¢ en el Sur un vasto desierto para la libertad de decidir de las mujeres
Alejandra tiene 32 a?os y el gesto tenso. Espera su cita para abortar en la cl¨ªnica de Planned Parenthood Golden Glades de Miami en una sala junto a otras cuatro mujeres separadas por cortinas de hospital. ¡°Estoy desesperada, es cuesti¨®n de vida o muerte¡±, dice con impaciencia. Debido a su epilepsia, la ginec¨®loga le ha advertido de que su embarazo, ¡°deseado¡±, es peligroso. Que no debe ¡°llevarlo a t¨¦rmino¡±. Est¨¢ de ocho semanas, pero no quier...
Alejandra tiene 32 a?os y el gesto tenso. Espera su cita para abortar en la cl¨ªnica de Planned Parenthood Golden Glades de Miami en una sala junto a otras cuatro mujeres separadas por cortinas de hospital. ¡°Estoy desesperada, es cuesti¨®n de vida o muerte¡±, dice con impaciencia. Debido a su epilepsia, la ginec¨®loga le ha advertido de que su embarazo, ¡°deseado¡±, es peligroso. Que no debe ¡°llevarlo a t¨¦rmino¡±. Est¨¢ de ocho semanas, pero no quiere arriesgarse: teme que si lo deja por m¨¢s tiempo entre en vigor la nueva ley firmada por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que bajar¨¢ el l¨ªmite legal para abortar en el Estado de 15 a 6 semanas.
¡°Me han dicho que podr¨ªa morir¡±, contin¨²a. ¡°No es ya por m¨ª, es que tengo una hija de seis a?os, y, francamente, no conf¨ªo en que mi madre se fuera a hacer cargo de ella¡±. Hace el gesto de acariciarse la barriga con las manos, y a?ade: ¡°Hay d¨ªas en que me levanto con esta ilusi¨®n, pero luego me acuerdo que sencillamente no puedo¡±. Ha venido sola a la cl¨ªnica. Casi nadie sabe que est¨¢ aqu¨ª. Por eso Alejandra es un nombre ficticio.
El 24 de junio se cumplir¨¢ un a?o desde que un Tribunal Supremo de mayor¨ªa conservadora derog¨® la protecci¨®n federal al aborto en Estados Unidos. El fallo fulmin¨® el precedente de medio siglo sentado por la sentencia Roe contra Wade (1973), devolvi¨® a los Estados la capacidad de legislar sobre el tema y atraves¨® la vida de mujeres como Alejandra. La decisi¨®n desat¨® tambi¨¦n una guerra en m¨²ltiples frentes entre dos bandos irreconciliables.
Han sido doce meses de refer¨¦ndums, airadas discusiones parlamentarias y recursos judiciales. De mucha desinformaci¨®n e incertidumbre. A menudo no es f¨¢cil discernir lo que es legal de lo que no lo es. Trece estados ya han prohibido el aborto completamente. En otros seis, ten¨ªan leyes listas para entrar en efecto en cuanto cayera Roe; desafiadas en los tribunales, van camino de hacerlo. Seis m¨¢s, lugares con mayor¨ªa republicana, han aprobado durante esta sesi¨®n legislativa normas restrictivas que, cuando entren en vigor, prometen dejar grandes regiones del pa¨ªs, principalmente en el Sur y el Medio Oeste, sin acceso al aborto. El resultado es un mapa de ¡°caos y confusi¨®n¡±, en la definici¨®n de Kelly Barden, del Instituto Guttmacher, organizaci¨®n independiente que trabaja en la intersecci¨®n entre pol¨ªtica y salud reproductiva.
Ese mapa cambia casi a diario. La ¨²ltima vez fue este mismo viernes en Iowa, cuyo Tribunal Supremo vot¨® para impedir el reestablecimiento de una norma impulsada por la gobernadora Kim Reynolds que proscrib¨ªa el aborto a partir de la sexta semana, lo que equivale a una prohibici¨®n casi total.
Pocos lugares encarnan mejor el mutante panorama de la Am¨¦rica posRoe que Florida, donde el a?o pasado por estas fechas era legal interrumpir un embarazo hasta la vigesimocuarta semana de gestaci¨®n. Poco despu¨¦s del fallo del Supremo, DeSantis sancion¨® una ley que bajaba ese l¨ªmite a las 15 semanas y 6 d¨ªas, y no contemplaba excepciones para los casos de incesto, violaci¨®n o trata de personas, pero s¨ª para aquellos en los que la vida de la madre est¨¦ en peligro. Entonces, el gobernador declar¨®: ¡°La vida es un regalo sagrado digno de nuestra protecci¨®n, y me enorgullece firmar esta gran legislaci¨®n que representa las protecciones m¨¢s importantes para la vida en nuestra historia moderna¡±.
Envalentonados por su aplastante triunfo electoral del pasado noviembre, los republicanos del Estado del Sol, con mayor¨ªa en ambas c¨¢maras en Tallahassee, no dejaron pasar la oportunidad y aprobaron la norma de las seis semanas, que, esta s¨ª, contempla hasta la decimoquinta las salvedades de la violaci¨®n o el incesto, aunque carga el peso de la prueba sobre la denunciante, que est¨¢ obligada a aportar un informe m¨¦dico y un atestado policial. Si peligrara la salud de la madre, dos m¨¦dicos tendr¨ªan que certificarlo.
El caso Planned Parenthood
Pese a que el gobernador firm¨® la Ley de la Protecci¨®n del Latido (las constantes vitales del feto se sienten m¨¢s o menos a partir de las seis semanas, aunque la viabilidad no llega hasta, como pronto, la vigesimosegunda, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud), la norma no entrar¨¢ en vigor hasta que el Supremo falle, podr¨ªa ser en cualquier momento, sobre el caso Planned Parenthood contra Florida. La organizaci¨®n, que agrupa en torno a la mitad de las cl¨ªnicas abortivas del pa¨ªs, impugn¨® la ley de las 15 semanas ampar¨¢ndose en el derecho a la privacidad que reconoce la Constituci¨®n del Estado. Si los jueces, como parece, deciden en favor de los intereses de DeSantis, autom¨¢ticamente Florida se colocar¨¢ a la vanguardia de las restricciones contra el aborto. Quedar¨¢ tambi¨¦n completo un gigantesco desierto para la libertad de decidir en el sudeste del pa¨ªs.
¡°Las encuestas dicen que el 75% est¨¢ en contra de esa ley¡±, explic¨® a EL PA?S en una conversaci¨®n telef¨®nica Nikki Fried, la ¨²nica miembro del Partido Dem¨®crata que form¨® parte del gabinete de DeSantis hasta la derrota de noviembre. Fried acab¨® detenida en abril junto a la l¨ªder de la minor¨ªa de su partido en el Congreso por protestar por la norma. ¡°[El gobernador] lo ha hecho porque cree que esas pol¨ªticas extremistas le ayudar¨¢n a conseguir apoyos entre las bases m¨¢s radicales de su partido¡±.
Fried opina, con todo, que le pasar¨¢ factura en sus aspiraciones a la Casa Blanca, y por eso firm¨® la ley ¡°de noche y a puerta cerrada¡±. DeSantis lanz¨® su candidatura en mayo, con un programa basado en el combate feroz a la agenda progresista de la ¡°ideolog¨ªa woke¡± en temas como la educaci¨®n o los derechos de las personas trans que resume en un eslogan: ¡°Make America Florida¡±. Hacer que Estados Unidos se convierta en Florida. ¡°Si sale elegido, tratar¨¢ de prohibir el aborto en todo el pa¨ªs¡±, advierte Fried.
El tema se ha convertido en una patata caliente para los candidatos republicanos, que parecen haber entendido, como qued¨® demostrado en las elecciones legislativas, que las pol¨ªticas demasiado radicales les hacen perder votos. Sin ir m¨¢s lejos, los otros dos aspirantes residentes en Florida de la poblada carrera por la designaci¨®n del partido conservador, el expresidente, y claro favorito, Donald Trump, y el alcalde de Miami, Francis Suarez, han criticado abiertamente la ley de DeSantis.
A Christopher Pettaway, coordinador de pacientes de la cl¨ªnica de Planned Parenthood Golden Glades en Miami, donde tambi¨¦n se est¨¢n adaptando a las nuevas normas de Florida sobre los tratamientos para la transici¨®n de g¨¦nero, prohibidos para los menores y restringidos para los adultos, el l¨ªmite de las seis semanas le parece ¡°catastr¨®fico¡±. ¡°Muchas mujeres no pueden saber para entonces si est¨¢n embarazadas, solo han pasado dos desde que perdieron el periodo. Las 15, en cambio, me parecen un razonable punto medio entre ambos bandos¡±, dice. Pettaway explica que un aborto en el centro de salud, uno de los 18 que tiene Planned Parenthood en Florida, cuesta entre 600 y 900 d¨®lares seg¨²n lo avanzado de la gestaci¨®n, gasto que expresamente no cubre la asistencia sanitaria (Medicaid) estatal. Adem¨¢s, las pacientes est¨¢n obligadas a hacer dos visitas separadas por al menos 24 horas. En ellas, se les hace una ecograf¨ªa y se las informa sobre las diversas opciones que tienen, tambi¨¦n les brindan ayuda si optan por la adopci¨®n.
¡°Muchas eligen la p¨ªldora abortiva, pero ese m¨¦todo tambi¨¦n est¨¢ amenazado en los tribunales. Si sacan la mifepristona del mercado, ser¨ªa desastroso¡±, aclara Lucy Estrada, directora del centro de salud de Miami, en referencia a los intentos de un juez ultraconservador de Texas de prohibir el medicamento que, junto con el misoprostol, se emplea en m¨¢s o menos la mitad de las interrupciones del embarazo en Estados Unidos (el caso est¨¢ a¨²n en manos de un tribunal de apelaciones de Nueva Orleans).
Estrada confirma que al estar rodeada de estados prohibicionistas, Florida recibe muchas pacientes de Georgia, Alabama, Misisip¨ª, Luisiana o Texas, a las que Planned Parenthood y otras organizaciones prestan ayuda, si la necesitan, para viajar: autob¨²s, alojamiento o desplazamiento en la ciudad, gracias a un acuerdo con Uber.
Si finalmente entra en vigor la Ley de la Protecci¨®n del Latido, el Estado dejar¨¢ de ser receptor para convertirse en emisor, lo que aumentar¨¢ la presi¨®n sobre otros lugares. Hacia el Oeste, tocar¨ªa viajar hasta Nuevo M¨¦xico (3.200 kil¨®metros separan Miami de Santa Fe). Hacia el Norte, aguardan las Carolinas. En la del Sur, hay una ley con un l¨ªmite de seis semanas bloqueada por un juez y a la espera de ser revisada por un Supremo conservador formado por cinco hombres. En la del Norte, est¨¢ previsto que entre en vigor el 1 de julio una norma que proh¨ªbe las interrupciones del embarazo a partir de las 12 semanas. M¨¢s all¨¢, quedar¨ªa Virginia: entre Miami y su capital, Richmond, hay m¨¢s de 1.500 kil¨®metros.
¡°Mucha gente olvida el efecto que estos vetos tienen para los embarazos complicados¡±, explic¨® recientemente en una conversaci¨®n telef¨®nica la doctora Shelly Tien, experta en gestaciones de riesgo, que sol¨ªa prestar sus servicios tambi¨¦n en Oklahoma y Alabama y ahora solo trabaja en una cl¨ªnica de Jacksonville (Florida). ¡°Sucede incluso con pacientes sanas. La mayor¨ªa de esos percances llegan pasadas las seis semanas. Estas prohibiciones afectan no solo a las mujeres, sino tambi¨¦n a sus familias, a las comunidades en las que viven. Suponen adem¨¢s prohibir las conversaciones entre paciente y m¨¦dico, que no pueden ofrecer los cuidados necesarios antes de que sea demasiado tarde y la situaci¨®n se vuelva cr¨ªtica¡±.
Eso es precisamente lo que quer¨ªa evitar a toda cosa Alejandra, la mujer con epilepsia de la sala de espera. Al d¨ªa siguiente de su intervenci¨®n, defini¨® el trago como ¡°horrible¡± y dijo que segu¨ªa sin entender por qu¨¦ ¡°[los pol¨ªticos] est¨¢n poniendo las vidas de muchas mujeres e hijos en peligro. No s¨¦ por qu¨¦ piensan que tienen derecho a controlarnos¡±.
Para cambiar eso, una asociaci¨®n llamada Floridanos por la Libertad ha empezado a recoger firmas para forzar un voto aparte en las presidenciales de 2024. Quieren introducir una enmienda a la constituci¨®n estatal, como ya han hecho M¨ªchigan o Kansas en este a?o, desde la sentencia del Supremo, que diga: ¡°Ninguna ley prohibir¨¢, penalizar¨¢, retrasar¨¢ o restringir¨¢ el aborto antes de su viabilidad o cuando sea necesario para proteger la salud de la paciente, si as¨ª lo considera su m¨¦dico¡±. De momento, llevan 130.000. Necesitan 800.000 firmas antes de febrero.