La guerra contra el aborto en EE UU se libra Estado a Estado
EL PA?S viaja por el Medio Oeste, uno de los frentes m¨¢s cruentos de la ¨²ltima ola restrictiva contra los derechos de las mujeres: de la isla permisiva de Illinois a Misuri, que ya lo ha prohibido, pasando por Iowa, cuyo futuro es incierto
La cl¨ªnica de salud reproductiva Joseph F. Rosenfield, en Des Moines, parece estos d¨ªas una de esas fichas de domin¨® que se mantienen erguidas sin que est¨¦ claro por cu¨¢nto tiempo. El aborto es a¨²n legal en Iowa durante las 20 semanas posteriores a la fertilizaci¨®n, pero su gobernadora, la republicana Kim Reynolds, anunci¨® el martes que har¨¢ lo posible para que eso cambie cuanto antes. Tiene prisa por alinearse con la reciente sentencia del Supremo que derog¨® el fallo Roe contra Wade, que en 1973 dio rango constitucional a ese derecho. Con su decisi¨®n, que no coincide con el sentir mayoritario de la sociedad reflejado en las encuestas, el alto tribunal devolvi¨® a los Estados la potestad de regular sobre el aborto. Se calcula que 26 de los 50 est¨¢n dispuestos a acabar con ¨¦l.
As¨ª que mientras Washington a¨²n arrastra la resaca pol¨ªtico-judicial, la guerra en torno a la salud reproductiva de las mujeres se libra ahora Estado a Estado. En esta ¨²ltima semana, las organizaciones que defienden el derecho a decidir han impugnado normas en 11 de ellos, y han logrado pararlas en cuatro. Y en mitad de ese confuso y cambiante panorama, destaca la vasta y predominantemente conservadora regi¨®n del Medio Oeste, donde se est¨¢n librando algunas de las batallas m¨¢s cruentas entre ambos bandos.
En Iowa hay una ley, parada por los jueces, que bajar¨ªa el l¨ªmite a las seis semanas, lo que en la pr¨¢ctica se parece mucho a una prohibici¨®n. De momento, Reynolds, que se juega el puesto en las elecciones de noviembre, ha logrado sacar adelante una norma que obliga, tanto para los abortos quir¨²rgicos como para la administraci¨®n de pastillas, a la celebraci¨®n de dos visitas y a que pasen al menos 24 horas entre ellas. En la primera, la paciente debe firmar un consentimiento, recibe informaci¨®n sobre las alternativas a la interrupci¨®n del embarazo, se le hace una ecograf¨ªa y se le da la opci¨®n de mirarla. En la segunda, la operan o le administran las p¨ªldoras. Esa provisi¨®n est¨¢ pensada para que las embarazadas recapaciten, pero Elizabeth Nash, del Instituto Guttmacher, organizaci¨®n inependiente de referencia en la investigaci¨®n sobre el tema en Estados Unidos, advierte que, seg¨²n sus estudios, ¡°un 92% no necesita pens¨¢rselo dos veces: lo tienen decidido de antemano¡±.
Megan Amato, una de las enfermeras tituladas del centro de Des Moines, que, como la mayor¨ªa de las cl¨ªnicas de salud sexual y reproductiva que se reparten por Estados Unidos, pertenece a la red de Planned Parenthood, explic¨® este mi¨¦rcoles en el lugar en el que trabaja ¡°desde hace 15 a?os¡± que el cambio normativo les oblig¨® a un puzle log¨ªstico para recolocar a quienes ya contaban con una cita. ¡°No es sino otra manera de impedirnos hacer nuestro trabajo¡±, dijo. La directora, Jordawn Williams, a?adi¨® que eso lo sufren sobre todo quienes se ven obligadas a viajar para recibir la atenci¨®n que les niegan en casa; Iowa linda con tres de los siete Estados (Wisconsin, Dakota del Sur y Misuri) que ya han prohibido totalmente el aborto en la ¨²ltima semana, as¨ª que la cl¨ªnica Rosenfield (uno de los siete centros que Planned Parenthood tiene en Iowa; de los cuales, solo dos, este incluido, proveen abortos quir¨²rgicos) se ha convertido en un referente en el Medio Oeste.
Pero no solo aqu¨ª. Una m¨¦dico del centro, que accedi¨® a hablar con EL PA?S protegida por el anonimato, cont¨® despu¨¦s que acababa de tratar a alguien llegado desde Nueva Orleans, a 1.600 kil¨®metros de distancia. Como la mujer en cuesti¨®n pod¨ªa permit¨ªrselo, mir¨® cl¨ªnicas Estado por Estado hacia el Norte, hasta que consigui¨® la primera cita disponible en Iowa.
Desde que en los ¨²ltimos meses, en lugares como Texas u Oklahoma, empezaron a promulgarse leyes restrictivas, el centro de Des Moines ha recibido, al igual que otros por todo el pa¨ªs, a mujeres llegadas desde mucho m¨¢s all¨¢ de lo acostumbrado. Su directora calcula que la semana pasada hubo un d¨ªa en que atendieron a ¡°42 pacientes¡±, ¡°lo m¨¢s parecido a un r¨¦cord¡±. ¡°Las que carecen de recursos no pueden pagarse un hotel, y conducen durante horas¡±, a?adi¨®. Y puso un ejemplo cualquiera en un pa¨ªs en el que todo queda demasiado lejos: una mujer viaj¨® para la primera consulta tres horas de ida (y tres de vuelta) desde Dubuque (Iowa). A los dos d¨ªas, tuvo que hacer otras seis horas para la segunda.
Si la ficha de domin¨® de Des Moines cae, la presi¨®n que ahora soporta ese centro tomar¨¢ rumbo a lugares donde el aborto siga siendo legal. Sobre todo a Illinois. Vecino hacia el este, se ha convertido en la Am¨¦rica pos-Roe en una isla de permisividad rodeada por Estados donde est¨¢ prohibido o amenazan con prohibirlo o restringirlo pronto.
Un viaje de cinco horas a trav¨¦s de una autopista en l¨ªnea recta ¡ªpor la que los camiones de 32 ruedas zumban entre los interminables campos de ma¨ªz¨D separa Des Moines de Flossmoor, al sur de Chicago, donde se encuentra una de las 29 cl¨ªnicas abortivas de Illinois. All¨ª tambi¨¦n est¨¢n trabajando m¨¢s que nunca, seg¨²n explic¨® el martes pasado en una de las oficinas del centro de salud Mary Jane Maharry, de la filial de Planned Parenthood en el Estado. Est¨¢ ubicado en un suburbio cualquiera, cuya tranquilidad alteran, cada ma?ana, los activistas antiaborto que protestan ¡°en grupos de al menos cinco personas¡±, seg¨²n cont¨® la auxiliar Beatriz Gonz¨¢lez, antes de posar embarazada para un retrato en la ¡°sala de recuperaci¨®n, donde las pacientes descansan 45 minutos¡± tras la r¨¢pida intervenci¨®n.
Planned Parenthood tiene 17 centros en Illinois, donde el aborto est¨¢ cubierto por la seguridad social (Medicaid) desde 2017. En ellos, atienden a unas 60.000 pacientes anuales. Llevan prepar¨¢ndose, seg¨²n Maharry, ¡°desde 2016, cuando Donald Trump lleg¨® al poder¡±, para lo que ve¨ªan venir: que el Supremo m¨¢s conservador en ocho d¨¦cadas, que el expresidente dej¨® atado y bien atado con la paciente colaboraci¨®n de Mitch McConnell, l¨ªder republicano en el Senado, tumbara un precedente con el que las mujeres en Estados Unidos contaban desde hace medio siglo. Sol¨ªan ver unas 1.000 pacientes de fuera del Estado, seg¨²n Maharry; ahora esperan ¡°entre 20.000 y 30.000 al a?o¡±. ¡°Empezamos a observar un incremento espectacular a partir de la ley tejana [aprobada en septiembre]¡±, explica. ¡°Nuestro motor de b¨²squeda de citas se volvi¨® loco entre el viernes y el s¨¢bado. Y el d¨ªa de la sentencia [24 de junio] recibimos el doble de llamadas de lo habitual¡±.
El centro de Flossmoor lo abrieron en 2018. En 2020, inauguraron uno en Waukegan, al norte, para atender las necesidades de la vecina y prohibicionista Wisconsin. Aunque el que mayor presi¨®n recibe en el Estado de Illinois pertenece en realidad a la filial de Planned Parenthood para la Regi¨®n del Sudoeste de Misuri. Situado en Fairview Heights, est¨¢ a 20 kil¨®metros de San Luis, al otro lado de la frontera natural del r¨ªo Misisipi.
Yamelsie Rodr¨ªguez, la presidenta de la filial, explic¨® el martes pasado que, antes de que el fiscal general de Misuri corriera a prohibir el aborto tras conocerse la sentencia (tard¨® m¨¢s o menos 20 minutos), la cl¨ªnica de San Luis daba servicio a 1,3 millones de mujeres en edad reproductiva. Ahora las atender¨¢n al otro lado de la frontera, en unas instalaciones que ¡°abrieron en 2019 estrat¨¦gicamente y en silencio¡±. En el periodo legislativo que ahora termina, recuerda Rodr¨ªguez, Misuri trat¨® de aprobar una ley que prohibiera a las pacientes viajar a otro Estado para interrumpir el embarazo. ¡°No lo lograron, pero han advertido que volver¨¢n a intentarlo en el pr¨®ximo curso¡±, a?ade.
No son los ¨²nicos: lograr parar ese ¨¦xodo est¨¢ entre los siguientes objetivos del movimiento antiabortista en Estados Unidos. Seg¨²n public¨® esta semana The Washington Post, hay una firma conservadora de Chicago llamada Sociedad Tom¨¢s Moro que prepara una legislaci¨®n modelo para ponerla a disposici¨®n de los Estados que la necesiten. Est¨¢ inspirada en la ley tejana, e invita a los ciudadanos a demandar a cualquier persona que ayude a una mujer a emprender el viaje. El Departamento de Justicia ya ha dicho que combatir¨¢ esas normas, y el tema incluso se trat¨® en la sentencia del Supremo que derog¨® el aborto. La pol¨¦mica estaba enterrada en la opini¨®n concurrente del juez conservador Brett Kavanaugh. Este se preguntaba si son leg¨ªtimas esas prohibiciones. ¡°En mi opini¨®n¡±, se contestaba, ¡°la respuesta es no, bas¨¢ndome en el derecho constitucional a los viajes interestatales¡±. De los 52.780 abortos que, seg¨²n el Instituto Guttmacher, se practicaron en 2020 en Illinois, alrededor de uno de cada cinco fue a una paciente llegada de fuera.
Rodr¨ªguez no piensa, con todo, esperar sentada a que impongan m¨¢s restricciones, dado que los republicanos ya no ocultan su aspiraci¨®n a sacar adelante una ley que proh¨ªba el aborto a nivel federal. La cl¨ªnica de la filial que dirige espera 14.000 pacientes m¨¢s este a?o (que se sumar¨¢n a las 8.000 que atienden de media). ¡°Ahora estamos abiertos seis d¨ªas a la semana, pero para poder absorber la demanda ampliaremos a siete d¨ªas; tambi¨¦n planeamos aumentar el n¨²mero de proveedores de servicio y estamos trabajando con el gobernador de Illinois [el dem¨®crata J. B. Pritzker] para que apruebe una ley que permita a las enfermeras cualificadas recetar medicamentos abortivos¡±, advierte.
En torno a las p¨ªldoras ¨Dque en 2020 se emplearon en la mitad de los abortos en Estados Unidos (de nuevo, seg¨²n el Instituto Guttmacher)¨D tambi¨¦n hay una guerra en marcha. Frente a lugares como Illinois, donde basta con una consulta remota (aunque para recibir a vuelta de correo los medicamentos hay que pedirlos desde un tel¨¦fono o un ordenador cuya IP conste dentro del Estado), en Iowa es obligatorio que todo el proceso sea presencial. Las pastillas est¨¢n prohibidas en sitios como Misuri o Dakota del Sur, donde el viernes entr¨® en vigor una ley que amenaza con penas graves a quienes prescriban medicamentos para el aborto sin licencia de las autoridades locales, una norma dise?ada para evitar que facultativos de otros Estados puedan tratar a las pacientes de Dakota del Sur. Como respuesta a esa medida, las cl¨ªnicas de Planned Parenthood de Montana, vecino del norte, han anunciado que exigir¨¢n a las solicitantes que demuestren su residencia, para evitar poner en aprietos legales a sus m¨¦dicos.
La doctora an¨®nima de Des Moines explic¨® en su entrevista con EL PA?S que ellos tambi¨¦n est¨¢n sometidos a una enorme presi¨®n. A la que ya soportaban (muchos, como ella misma, no viven en el mismo lugar en el que trabajan para evitarse problemas), se ha unido ahora en los Estados m¨¢s restrictivos la amenaza de incurrir en un delito y el dilema de tener que elegir entre cumplir la ley o el juramento hipocr¨¢tico. ¡°Ya hay historias de mujeres que llegan con embarazos ect¨®picos, y para intervenir, los doctores tienen que demostrar que son inestables y que la presi¨®n arterial cae decididamente antes de poder tratarlas. De lo contrario, se arriesgan a la c¨¢rcel¡±, aclara. Tambi¨¦n son problem¨¢ticas las excepciones, que admiten solo algunas leyes, como la violaci¨®n o el incesto. La mujer tiene que denunciar a la polic¨ªa para acceder a un aborto legal y seguro, y muchas, que se encuentran entre las que m¨¢s sufren las consecuencias de estas nuevas leyes, son inmigrantes indocumentadas que temen ser deportadas si acuden a las autoridades.
Pese a todo, la doctora afirma que este es el trabajo ¡°m¨¢s gratificante¡± que ha hecho nunca. ¡°Cuando llegan a m¨ª, las pacientes se hallan ante una disyuntiva vital. Yo les ayudo a tomar el control sobre su futuro. Y eso sucede varias veces al d¨ªa¡±, dice. ¡°La idea de un futuro en el que ya no pueda hacerlo, en el que tenga las manos atadas, es realmente desgarradora¡±. Se define como ¡°optimista¡±. As¨ª que solo le queda confiar en que la ficha de domin¨® de Iowa se mantenga erguida y no acabe cayendo.
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