Carrera de tacones en Chueca: donde da igual qui¨¦n gane porque la protagonista es la calle
Cientos de personas se re¨²nen en barrio madrile?o para ver a los valientes que se suben a plataformas de 15 cent¨ªmetros e intentan hacerse con el premio de 350 euros sin romperse nada
El Orgullo LGTBI de Madrid no ser¨ªa lo mismo sin su tradicional Carrera de Tacones, una prueba deportivo-festiva que ha tenido lugar este jueves a las 18.00. Es su vigesimocuarta edici¨®n y consiste en acabar el recorrido sobre plataformas de hasta 15 cent¨ªmetros de altura. Queda casi una hora para que empiece y ya no cabe ni un alma. La ola de calor termin¨® ayer, pero las temperaturas siguen siendo elevadas. Hoy corre un aire, que a pesar de ser caliente, da un respiro a los paseantes. Sin embargo, en la calle de Pelayo, en el barrio de Chueca, m¨¢s conocido como la zona LGTBI de Madrid, no hay brisa que valga. Es imposible disfrutar de la experiencia. ¡°Mam¨¢, solo se ven m¨®viles...¡±, el que habla es un ni?o, rubito, que va a hombros de su madre, para ver, por m¨ªnimo que sea, la m¨ªtica y tradicional carrera de tacones.
Los participantes no solo deben de concentrarse en sus pies, sino que tambi¨¦n deben acicalarse antes de llegar a la meta. Para ello, se instalan dos puestos: el primero con bolsos y vestidos y el segundo con pintalabios. La competici¨®n consta de tres eliminatorias y una final. Tanto el ganador como los finalistas son galardonados con diversos premios: 350 euros para el ganador, 250 para el segundo y 150 para el tercero.
Los m¨¢s rezagados han decidido dar media vuelta. ¡°Buah t¨ªa, v¨¢monos¡±, le dice una chica joven a su amiga mientras empujan para abrirse paso por la calle. La carrera ha terminado y muy cerca del LL bar, los encargados de organizar el evento, la gente se sigue amontonado para bailar y cantar al ritmo de Apeluchera de Chumina Power, presentadora del evento.
En la parte de la calle que corresponde a la segunda etapa de la carrera, cerca del n¨²mero 27, la gente ya ha empezado a irse y se puede caminar, m¨¢s o menos tranquilo. En uno de los balcones del edificio 19, una mujer de pelo canoso mira con una sonrisa c¨®mo la gente se saluda, se tira agua por encima o se hace selfies.
Alma y Ana son dos de ellas. Est¨¢n sentadas, descansando. Son de Granada y es la primera vez que asisten a la carrera de tacones, sin embargo, se han quedado sin verla. ¡°A ver, hemos llegado tardecito y nos lo esper¨¢bamos, la verdad. Es una calle estrecha, no cabe todo el mundo¡± reconoce Alma. Ana a?ade que adem¨¢s el espect¨¢culo ¡°es la calle¡± y no tanto la carrera. Lo que peor lleva es el calor. ¡°Es que son horas donde aprieta mucho¡±, se queja.
El p¨²blico estalla de j¨²bilo cuando comienza a sonar Dragostea din tei, del grupo rumano O-zone. ¡°Marica t¨², marica yo¡±, se escucha a un grupo cantar. Todo un himno para el colectivo.
Cinco amigos que se encuentran en el portal del n¨²mero 19 han tenido suerte y han podido ver la carrera. Uno de ellos apunta que ha sido ¡°decepcionante porque ha sido muy r¨¢pida y no se ha ca¨ªdo nadie¡±, se lamenta con una carcajada. Nada m¨¢s terminar de decir la frase, uno de los paraguas arco¨ªris que cuelgan de la calle de Pelayo se desprende y le da un golpe a una se?ora que pasaba por ah¨ª. ¡°Una denuncia os voy a poner¡±, le grita a un empleado, que se apresura a subirse a la escalera para recolocar la decoraci¨®n.
Carolina, la ¨²nica chica del grupo de amigos, est¨¢ emocionada. Es la primera vez que acude, tanto a la carrera como al Orgullo, y est¨¢ fascinada. ¡°?Menudo ambiente!¡±, dice mientras le da un trago a su cerveza. En cuanto a los asistentes, no se ponen de acuerdo. ¡°Este a?o hab¨ªa menos gente¡±, dice uno, para que acto seguido otro le contradiga. En lo que s¨ª est¨¢n de acuerdo es en que hay que llegar con un ¡°m¨ªnimo de 40 minutos, incluso antes¡±, si se quiere disfrutar de los valientes que se suben a los tacones de 15 cent¨ªmetros.
Jose ?ngel trabaja en la tienda IXION man, en el n¨²mero 20 de la calle. ¡°He podido ver un poco de la carrera¡±, comenta en un momento en el que la tienda se ha vaciado, algo raro en este d¨ªa. ¡°Es verdad que durante no, pero antes y despu¨¦s viene mucha gente y compra¡±, aclara el trabajador.
Entre alcohol, sudor, brillo y mucho arco¨ªris, Estrella, una trabajadora del servicio de Salud p¨²blica de la Comunidad de Madrid, aprovecha para repartir condones. ¡°Hemos empezado a las 10.30 y terminaremos sobre las 20.00 y no solo damos protecci¨®n, sino que hacemos pruebas r¨¢pidas de VIH e informamos a todo el mundo que quiera de las enfermedades de transmisi¨®n sexual¡°, comenta la trabajadora, que convence a todo el mundo de llevarse un cond¨®n con una sola frase: ¡°Si te lo llevas, seguro que hoy triunfas¡±. Hoy es un buen d¨ªa para repartir, reconoce Estrella y se?ala la bolsa rafia de una conocida marca de supermercados. La lleva medio vac¨ªa y la ha tenido que recargar m¨¢s de una vez, asegura, mientras se acerca un chico joven y le pide que le d¨¦ uno.
¡ª¡±He cambiado de idea¡±, dice con una sonrisa p¨ªcara.
Ariadne y Cautar son dos amigas de Barcelona que han venido a pasar el Orgullo a Madrid. Ninguna de las dos ha logrado ver la carrera y se van un poco decepcionadas. ¡°Este es mi primer Orgullo¡±, explica Ariadne mientras se termina un perrito caliente. Cautar s¨ª que hab¨ªa ido a uno antes, al de Barcelona, que le gusta m¨¢s ¡°porque se lo conoce¡±.
La calle de Pelayo con la esquina con Agusto Figueroa sigue hasta arriba de gente, una de las Drag Queen que act¨²a hoy entona La Chica Yey¨¦, de Concha Velasco, que estuvo muy enferma en enero de este a?o. ¡°Que no se os olvide que el Orgullo no es solo una semana, es todo el a?o¡±, reivindica entre canci¨®n y canci¨®n una de las presentadoras.
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