La explosi¨®n de casos de sarna pone el foco en las resistencias del par¨¢sito a los tratamientos m¨¢s usados
El sistema sanitario inicia la revisi¨®n de protocolos ante las sospechas de que las cremas de permetrina han perdido efectividad
Durante cinco meses, Ignasi y Helena convirtieron el piso de Barcelona en el que viven con Tom¨¢s, su hijo, en un campo de batalla contra un enemigo exasperante: el Sarcoptes scabiei, el ¨¢caro que causa la sarna. Los intensos picores que provoca esta dolencia, tambi¨¦n llamada escabiosis, pueden ser solo el principio de una lucha que se puede hacer muy larga. ¡°El problema es que primero nos dieron una crema que no hac¨ªa nada. A m¨ª y a Helena nos recetaron luego unas pastillas que s¨ª funcionaron, pero el ni?o ten¨ªa solo un a?o y dijeron que no las pod¨ªa tomar. As¨ª que tuvimos que seguirle dando la crema, primero cada 15 d¨ªas, luego todos los s¨¢bados. Cada vez ten¨ªamos que pon¨¦rnosla nosotros tambi¨¦n, supuestamente para evitar contagiarnos de nuevo, y lavar toda la ropa. Acabamos completamente obsesionados¡±, rememora la pareja.
La familia durmi¨® en oto?o de 2021 con una treintena de amigos en una gran casa alquilada en el campo. Aunque no lo saben con seguridad, sospechan que all¨ª se produjo el contagio, que ocurre cuando la piel entra en contacto con la de una persona portadora o ropa contaminada. Con decenas o cientos de miles de casos al a?o como los de Ignasi y Helena ¡ªno existen datos oficiales, ya que la enfermedad no es de declaraci¨®n obligatoria¡ª, la sarna se ha convertido en un problema de salud p¨²blica en Espa?a. Esta es la opini¨®n un¨¢nime de todos los expertos, que insisten en que esta enfermedad ha pasado de ser algo excepcional a convertirse en un diagn¨®stico muy frecuente en las consultas tras una explosi¨®n de casos registrada en los ¨²ltimos a?os.
La medicina a¨²n no tiene una explicaci¨®n concluyente para este incremento, que ha disparado el n¨²mero de medicamentos vendidos contra la sarna en Espa?a de poco m¨¢s de 200.000 en 2017 a casi 1,4 millones el a?o pasado, seg¨²n datos de la consultora especializada Iqvia. Pero un n¨²mero creciente de m¨¦dicos piensa que una nueva variante del par¨¢sito resistente a la permetrina ¡ªel tratamiento en crema que se da en primer lugar a los afectados¡ª est¨¢ detr¨¢s del gran aumento de contagios. Otros, sin embargo, ponen el foco en que muchos pacientes se administran estas cremas de forma incorrecta, lo que hace que no se curen. El problema, en cualquier caso, ha alcanzado tales proporciones que el sistema sanitario ha empezado a revisar sus protocolos para hacer frente a la enfermedad.
¡°No paramos de ver sarna desde hace dos o tres a?os. Se habla de las resistencias, pero yo creo que tiene m¨¢s que ver con el mal uso de los tratamientos. La crema hay que pon¨¦rsela bien, por todo el cuerpo, y dejarla actuar. Y tienen que hacerlo todos en casa, porque esta es una enfermedad compartida. Si alguien no lo hace, pasa como con los piojos: al poco tiempo todos vuelven a tenerla. Y no hay que olvidarse de lavar bien toda la ropa, las fundas del sof¨¢...¡±, explica Francisca G¨®mez Molleda, m¨¦dica de familia en el Centro de Salud Dobra, en Torrelavega (Cantabria).
Cristina Galv¨¢n es miembro de la Academia Espa?ola de Dermatolog¨ªa y Venereolog¨ªa y vicepresidenta de la Alianza Internacional para el Control de la Sarna (IACS, en sus siglas en ingl¨¦s). ¡°El problema es que al principio la sarna no pica. Si yo la tengo y vivo contigo, lo normal es que te contagie. Pero durante las primeras cuatro o seis semanas no notar¨¢s absolutamente nada. El par¨¢sito excavar¨¢ sus t¨²neles en la piel, pondra huevos..., pero no empezar¨¢ a picarte hasta que se produce la reacci¨®n del sistema inmunitario pasado ese tiempo¡±, explica.
Este retraso es, seg¨²n los expertos, clave en el dif¨ªcil control de los brotes. ¡°Lo que pasa a veces es que solo se tratan bien los que est¨¢n con picores. Los dem¨¢s piensan que est¨¢n bien y que no les hace falta. Al final acaban teniendo la sarna igual, pero para cuando lo notan ya han vuelto a contagiar a los dem¨¢s. Y as¨ª no se acaba nunca¡±, a?ade Galv¨¢n. Para esta especialista, con la evidencia disponible, no es posible concluir que el par¨¢sito ha desarrollado resistencias a la permetrina. ¡°Los estudios de sensibilidad no lo demuestran, aunque es algo que hay que seguir investigando¡±.
Miquel Casals, responsable de dermatolog¨ªa pedi¨¢trica del Hospital Parc Taul¨ª de Sabadell (Barcelona), tiene otra opini¨®n y considera clave la p¨¦rdida de efectividad de la permetrina. ¡°Hay pacientes que han recibido cinco y seis ciclos de este tratamiento y la respuesta no es la de antes, nos repiten muchos m¨¦dicos de atenci¨®n primaria. Parece evidente que estamos ante un problema de resistencias¡±, afirma. Seg¨²n este especialista, ¡°el fen¨®meno es tan reciente que a¨²n no ha sido recogido plenamente en la literatura cient¨ªfica, aunque algunas publicaciones ya apuntan a ello¡±. Casals explica que en la sanidad catalana ya han empezado a celebrarse reuniones para revisar los protocolos frente a la enfermedad.
Ana Pulido, dermat¨®loga del Hospital Gregorio Mara?¨®n (Madrid) tambi¨¦n considera que empieza a haber ¡°cierta evidencia cient¨ªfica que sugiere el desarrollo de mecanismos de resistencia¡± por parte del par¨¢sito. Esto, en su opini¨®n, ¡°obliga a replantear la pauta de tratamiento¡± con el uso de ¡°la ivermectina oral y otras alternativas t¨®picas como la vaselina azufrada¡± en pacientes que ¡°no mejoran pese a realizar de forma correcta los consejos terap¨¦uticos¡±.
Los datos de venta de medicamentos frente a la sarna, facilitados a EL PA?S por Iqvia, ilustran los grandes cambios ocurridos en los ¨²ltimos cinco a?os. En 2017 se vend¨ªan en Espa?a algo menos de 15.000 botes al mes de Perme-Cure o Sarcop ¡ªlas dos marcas de cremas de permetrina¡ª y unos 3.000 de Soolantra ¡ªotra crema menos usada que contiene invermectina¡ª. No hab¨ªa entonces ninguna marca de pastillas con este segundo principio activo a la venta en las farmacias. La vaselina con azufre no est¨¢ a la venta en presentaciones comerciales y se prepara como formulaci¨®n magistral.
El a?o pasado, las ventas mensuales de cremas de permetrina se hab¨ªan disparado hasta m¨¢s de 66.000 mensuales (4,4 veces m¨¢s), las de Soolantra a 6.300 (2,1 veces m¨¢s) y las pastillas de ivermectina a casi 50.000 al mes tras la salida al mercado de Ivergalen en mayo de 2021 y de Ivercare en abril de 2022. Otras farmac¨¦uticas, como el gigante de gen¨¦ricos Teva, tambi¨¦n preparan el lanzamiento al mercado de esta presentaci¨®n, confirma un portavoz. La facturaci¨®n de estos tratamientos, que requieren receta m¨¦dica y est¨¢n financiados por la sanidad p¨²blica, se han multiplicado por ocho al pasar de unos tres millones de euros anuales a cerca de 25 millones.
La vaselina de azufre devolvi¨® la paz a casa de Ignasi, Helena y Tom¨¢s. ¡°Tuvimos que insistir mucho porque la dermat¨®loga nos dec¨ªa que ¨¦ramos nosotros los que no hac¨ªamos bien el tratamiento de permetrina. Pero el final nos la dieron en el Hospital de la Vall d¡¯Hebron. Se la pusimos y en dos o tres semanas conseguimos volver a la normalidad¡±, asegura ¨¦l.
Helena resume las rutinas y cambios que la sarna les impuso: ¡°Cada d¨ªa hac¨ªamos una lavadora con la ropa de cama y toallas. Los s¨¢bados nos unt¨¢bamos con la crema los tres. Tambi¨¦n era el d¨ªa de limpiar los edredones y la ropa que hab¨ªamos ido metiendo en bolsas de pl¨¢stico durante la semana. Todo a 60 grados y planchado a conciencia. Nos cargamos la mitad de las prendas¡±, recuerda.
Al principio, Ignasi bajaba a la lavander¨ªa del barrio para lavar los edredones y prendas m¨¢s voluminosas y usar la secadora. Pero luego empez¨® a sospechar que la temperatura alcanzada all¨ª no mataba al par¨¢sito, as¨ª que la pareja compr¨® una lavadora-secadora. Plastificaron el sof¨¢ y todo lo que no pod¨ªa ser exiliado a la terraza, adonde sacaron buena parte del mobiliario del piso. Tom¨¢s, que entonces ten¨ªa un a?o, tuvo que dejar de ir a la guarder¨ªa para no contagiar a los otros ni?os. Esto oblig¨® a Helena, empleada en un negocio familiar, a teletrabajar para estar con ¨¦l, mientras Ignasi segu¨ªa como pod¨ªa con su trabajo de fot¨®grafo aut¨®nomo. ¡°Fue una aut¨¦ntica pesadilla. Acabas viviendo con lo m¨ªnimo, creyendo que el par¨¢sito puede estar en cualquier parte. Es una experiencia que no se la deseo ni a mi peor enemigo¡±, concluye ¨¦l.
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