Enganchados a los porros con 12 a?os: ¡°Mi hija cambi¨® radicalmente, era como un zombi y hasta ten¨ªa la piel diferente¡±
Entidades como Proyecto Hombre alertan de la normalizaci¨®n del consumo de cannabis en menores y de la aparici¨®n temprana de s¨ªntomas depresivos
El consumo de cannabis no est¨¢ relacionado con el perfil socioecon¨®mico de las familias. No es un tema de clases. ¡°Es transversal a toda la adolescencia¡±, dice Pablo Llama, psic¨®logo en Proyecto Hombre Madrid especializado en atenci¨®n a menores. A su consulta llegan algunos de los casos m¨¢s extremos, aquellos en los que la convivencia familiar es casi imposible, chavales que acuden arrastrados por madres ¨Den el 56% de los casos¨D que ya no reconocen a sus hijos. ¡°Hay una trampa con los porros, no dejan tanta resaca como otras drogas, ni tanto desequilibrio, y es muy f¨¢cil pasar de un consumo espor¨¢dico o experimental a uno diario¡±, explica. Llama lleva a?os viendo el mismo patr¨®n; menores que sin darse cuenta se van desmotivando poco a poco, hasta que presentan s¨ªntomas depresivos. ¡°En la mayor¨ªa de los casos, el chaval no admite que su relaci¨®n con los porros ha entrado en una fase patol¨®gica¡±, dice el experto.
El cannabis se considera la tercera sustancia psicoactiva m¨¢s consumida por los estudiantes de 14 a 18 a?os (tras el alcohol y el tabaco) y la primera en la categor¨ªa de drogas ilegales, seg¨²n la encuesta ESTUDES (2021), elaborada por el Ministerio de Sanidad. Los datos muestran que el 28,6% de los j¨®venes declara haber consumido cannabis alguna vez. De los casos de menores que llegan a Proyecto Hombre (PH), el 60% reporta problemas por consumo de cannabis ¨Dseguido de un 40% que sit¨²a al alcohol como principal causante¨D, el 76% son chicos y el 24%, chicas, con una media de edad de 16 a?os. La edad de inicio ha bajado en los ¨²ltimos a?os y ya se sit¨²a entre los 12 y los 14 a?os.
Con 11 a?os, Laura ¨Dque ahora tiene 16¨D prob¨® el tabaco. A los 12 empez¨® con los porros (fumaba hach¨ªs), y su consumo fue in crescendo. No era capaz de ir a clase, faltaba muchos d¨ªas y se quedaba fumando en casa, hasta ocho porros al d¨ªa. ¡°Si ten¨ªa alg¨²n problema, acud¨ªa a eso. Lo usaba como escapada, me dorm¨ªa y ya est¨¢¡±, cuenta. Con los a?os, cuando llegaba el fin de semana, desaparec¨ªa durante varios d¨ªas. Se quedaba a dormir en casa de amigos y empez¨® a probar otras drogas: MDMA, speed, coca, o tussi (2C-B, conocida como la coca¨ªna rosa). Una pelea fuerte en casa oblig¨® a su madre a buscar la mediaci¨®n de la Polic¨ªa. Hace dos meses, empez¨® la terapia grupal en Proyecto Hombre M¨¢laga. ¡°Cuando escucho hablar a otros de mi edad, me siento identificada con cosas que crees que solo pasan en tu casa: prometer cambios que luego no cumples, sentir que tu madre ya no conf¨ªa en ti¡±, dice.
Detr¨¢s de ese comportamiento, suele haber una situaci¨®n emocional compleja, asegura Llama. ¡°Cuando llegan a terapia, reflexionamos con ellos sobre el origen del consumo, cu¨¢l es su relaci¨®n actual con esa droga. Calmarse, evadirse... analizamos el proceso que les ha llevado a esa adicci¨®n y vemos que cuando se cronifica es porque hab¨ªa un problema gordo de base¡±. Luego los ayudan a perdonarse, porque la mayor¨ªa llegan con mucha culpa. ¡°Algunos cargan con pesos que no les tocan, son el caj¨®n de sastre de todo lo que est¨¢ pasando en casa. Para sus padres, que no se aguantan, es m¨¢s f¨¢cil focalizar en los problemas de rendimiento del hijo, y ah¨ª empieza la bola¡±.
El relato de la madre de Laura, Soledad, da una visi¨®n todav¨ªa m¨¢s oscura. ¡°Mi hija cambi¨® radicalmente, era un zombi, no se pod¨ªa hablar con ella y estaba siempre triste, llevaba tres a?os consumiendo hach¨ªs, no hab¨ªa d¨ªa que no desayunara con su porro, hasta su piel y su pelo eran diferentes¡±. Soledad, v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, cuenta que perdi¨® el control sobre su hija y admite que su modelo de crianza hab¨ªa fracasado. Siempre le hab¨ªa dado mucha libertad, pensaba que le estaba haciendo un favor, que se ten¨ªa que equivocar por ella misma. ¡°En la terapia grupal ¨DProyecto Hombre siempre trabaja con las familias¨D me est¨¢n ense?ando mucho, me he dado cuenta de que ella reclamaba una madre que yo no hab¨ªa podido ser... he tenido que aprender mi nuevo rol¡±.
La falta de l¨ªmites en casa es uno de los disparadores de los consumos abusivos. ¡°En la mayor¨ªa de los casos, la familia es el quid de la cuesti¨®n, desgranas la situaci¨®n y no hay un establecimiento de normas, ves que el rol de autoridad de las figuras paternas se ha desvirtuado y con las sesiones tienes que conseguir que se vuelvan a sentir con la fuerza de fijar l¨ªneas rojas¡±, se?ala Virginia P¨¦rez, directora del programa de prevenci¨®n de PH M¨¢laga. Su equipo ha detectado estilos educativos muy polarizados: o extremadamente protectores o demasiado permisivos. En las sesiones, trabajan c¨®mo establecer normas claras y consecuencias en caso de que sean traspasadas. ¡°Con eso cada progenitor tiene que ser realista, si luego no se va a cumplir el castigo, todo el trabajo se tira a la basura¡±.
Riesgo de desarrollar trastornos mentales
A eso se suma la escasa percepci¨®n de riesgo, la normalizaci¨®n del consumo entre los iguales y el efecto de los bulos que se propagan en las redes sociales. ¡°Muchos creen firmemente que el tabaco es peor que el cannabis, al que atribuyen efectos curativos, te argumentan que es una planta natural y terap¨¦utica¡±, apunta Bel¨¦n Pardo, presidenta de la comisi¨®n de prevenci¨®n de Proyecto Hombre. La asociaci¨®n ha lanzado este mes una campa?a contra los bulos en la que desmontan esos mantras y explican que los usos medicinales del cannabis son paliativos y no curativos, y sirven para reducir algunos s¨ªntomas, como por ejemplo aliviar el dolor en personas con c¨¢ncer, o esclerosis m¨²ltiple, entre otras enfermedades. ¡°Tambi¨¦n existen medicamentos derivados del opio y nadie piensa que sea sano consumir hero¨ªna¡±, dice Pardo.
Seg¨²n la literatura cient¨ªfica, el consumo de cannabis en adolescentes est¨¢ asociado con un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos mentales en la edad adulta. Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatr¨ªa y Salud Mental del Hospital Gregorio Mara?¨®n, indica: ¡°Hay estudios longitudinales en personas que no ten¨ªan antecedentes de problemas de salud mental ni de consumo de cannabis, en ni?os reci¨¦n nacidos que son seguidos hasta la etapa adulta, que demuestran que hay una clara relaci¨®n entre el consumo de cannabis y la aparici¨®n de ciertos trastornos mentales, entre ellos los trastornos psic¨®ticos¡±. Este es otro de los puntos que los j¨®venes desconocen.
Su hospital ha colaborado recientemente en un estudio sobre nuevos episodios psic¨®ticos en 15 ciudades de Europa y uno de los hallazgos es que en aquellas poblaciones adolescentes con mayor consumo, m¨¢s se disparan los trastornos psic¨®ticos; a mayor potencia del cannabis (m¨¢s cantidad de THC), mayor riesgo de psicosis o esquizofrenia. En estudios previos, se ha visto que el consumo de un adolescente tiene efectos en sus descendientes d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Tanto en la madre como en el padre, el consumo de cannabis durante la juventud aumenta el riesgo de trastornos mentales y de conducta en sus futuros hijos, estamos hablando de efectos que se producen 20 a?os despu¨¦s¡±, se?ala Arango.
Adriana, de 18, tuvo un problema serio con los porros, lleg¨® a fumar hasta cinco diarios. ¡°Empec¨¦ a los 15, no estaba pasando un buen momento, lo hac¨ªa todo fumada y dej¨¦ de lado mis obligaciones: ir al instituto y ayudar en casa¡±. Cuenta que era un estilo de vida, que incorpor¨® el consumo a las actividades cotidianas. ¡°Pasaba mucho tiempo en la cama y cuando se me bajaba la fumada, me liaba otro¡±. Ella, que siempre hab¨ªa sido una chica de notable, acab¨® ¡°vetada¡± de todos los camellos del barrio gracias a la colaboraci¨®n de sus amigos. Su terapia en Proyecto Hombre dur¨® varios a?os y ahora ha vuelto, pero esta vez ha sido ella, no por sus padres. Est¨¢ empezando a abusar del alcohol. ¡°Es muy f¨¢cil sustituir unas sustancias por otras, cada persona tiene su lucha interna y yo he aprendido que mi cerebro es adicto... no quiero que me vuelva a pasar lo mismo, y me he dicho: relaja y busca ayuda¡±. Adriana ahora ve que esa adicci¨®n temprana puede tener sombras en toda su vida adulta.
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