El malestar de los m¨¦dicos y la cultura del rendimiento
De la sobrecarga excepcional de la pandemia se ha pasado a la sobrecarga cr¨®nica, una especie de termita silenciosa que corroe el ¨¢nimo de los sanitarios
La pandemia se ha ido, pero el malestar se ha quedado. El estr¨¦s y la sensaci¨®n de agotamiento entre el personal sanitario ha bajado respecto al punto ¨¢lgido de la covid, pero no ha vuelto a los niveles anteriores. De la sobrecarga excepcional se ha pasado a la sobrecarga cr¨®nica, una especie de termita silenciosa que corroe el ¨¢nimo de los sanitarios. As¨ª lo constata la Fundaci¨®n Galatea, creada en 2001 por el Consejo de Colegios de M¨¦dicos de Catalunya para atender las necesidades de salud mental de los colegiados. En colaboraci¨®n con la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegia, esta fundaci¨®n sigue de cerca la evoluci¨®n con encuestas peri¨®dicas a m¨¦dicos de toda Espa?a. La ¨²ltima, publicada en marzo de 2023, constata que los niveles de malestar emocional y mala salud percibida se mantienen muy por encima de antes de la pandemia y de hecho las peticiones de asistencia por crisis de ansiedad, depresi¨®n, adicciones y otros trastornos mentales se han duplicado.
El porcentaje de m¨¦dicos que dice tener regular o mala salud mental ha pasado del 10% de antes de la pandemia al 32%, mientras que el consumo de tranquilizantes o hipn¨®ticos ha pasado del 18% al 28%. En el momento de la encuesta, un 17% de los facultativos sufr¨ªa depresi¨®n o trastorno de ansiedad. Antes de la covid ten¨ªa insomnio el 9% de los m¨¦dicos; durante la pandemia lleg¨® a afectar al 35% y ahora ha bajado, pero lo sigue sufriendo un 30%. Adem¨¢s, tres de cada cuatro m¨¦dicos refiere s¨ªntomas de agotamiento, dolor o estr¨¦s, cuando antes eran uno de cada tres. Y los que se consideran quemados en su trabajo (burn-out) alcanzan ya el 35%, 15 puntos m¨¢s que antes de la covid.
Esta evoluci¨®n tiene que ver con la crisis sist¨¦mica en que ha entrado el sistema sanitario, con factores estructurales que no dejan de empeorar, seg¨²n explic¨® la doctora Maria Dolores Braquehais, responsable cl¨ªnica del programa Galatea en un reciente debate de Opini¨®n Quiral celebrado en la Fundaci¨®n Vilacasas. El empeoramiento de las condiciones laborales, el exceso de horas de trabajo y la sobrecarga asistencial provocan en muchos profesionales la sensaci¨®n de estar permanentemente sobrepasados, de no poder m¨¢s.
Todo ello nos lleva a una cuesti¨®n importante: si quienes han de cuidar de nuestra salud no est¨¢n bien, ?c¨®mo van a poder a su vez cuidarnos bien? El sistema sanitario ha afrontado con ¨¦xito el gran aumento de demanda que se ha producido en los ¨²ltimos a?os por los cambios sociol¨®gicos y demogr¨¢ficos que han llevado a que en lugar de enfermos agudos ahora sean pacientes cr¨®nicos con m¨²ltiples patolog¨ªas los que llenan las consultas. Las medidas organizativas aplicadas han permitido aumentar la productividad del sistema de forma espectacular, pero ha sido a costa de una organizaci¨®n productivista que lleva las fuerzas al l¨ªmite y no satisface ni a los sanitarios ni a los pacientes. La cultura del rendimiento ha entrado con fuerza de la mano de unos gestores que, con excepciones, parecen m¨¢s preocupados por los resultados y las ratios que por el bienestar emocional de quienes participan del acto asistencial. Esa cultura del rendimiento ha desplazado a la cultura de la silla. Cuando al insigne doctor Gregorio Mara?¨®n le preguntaron cu¨¢l cre¨ªa que era la innovaci¨®n m¨¢s importante para un m¨¦dico, no se?al¨® ninguna tecnolog¨ªa. ¡°La silla¡±, dijo. Porque no puede haber buena medicina sin una buena escucha, y eso requiere tiempo, calma y empat¨ªa.
En el actual sistema sobrecargado y productivista el tiempo es el bien m¨¢s escaso. Se habla mucho de ratios y de resultados, de coste-beneficio y de coste-oportunidad, pero muy poco de humanismo, de satisfacci¨®n y confort emocional. Por mucha y muy buena que sea la tecnolog¨ªa, por eficiente que sea la organizaci¨®n, es el factor humano el que sostiene al sistema. Cuidar a los sanitarios deber¨ªa ser algo m¨¢s que el eco remoto de los aplausos que sal¨ªan de los balcones durante la pandemia.
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