La investigaci¨®n del esc¨¢ndalo de la sangre contaminada acusa al Gobierno brit¨¢nico de taparlo durante d¨¦cadas
Cerca de 30.000 personas recibieron transfusiones u otros hemoderivados infectados con hepatitis C o VIH entre 1970 y 1991. Al menos 3.000 pacientes fallecieron
Seis a?os despu¨¦s de una investigaci¨®n exhaustiva sobre ¡°el mayor esc¨¢ndalo en la historia de la sanidad p¨²blica del Reino Unido¡±, la comisi¨®n independiente que ha examinado miles de casos con sangre contaminada, presidida por el exmagistrado del Tribunal Superior de Inglaterra y Gales, Brian Langstaff, ha publicado este lunes sus conclusiones. El Gobierno brit¨¢nico encubri¨® durante d¨¦cadas lo sucedido, ha acusado Langstaff. ¡°No en el sentido de que un pu?ado de personas se confabularan para mentir o despistar, sino de un modo m¨¢s sutil, m¨¢s perverso y m¨¢s escalofriante en sus consecuencias¡±, ha dicho.
Han sido varias d¨¦cadas de actitud paternalista con los pacientes y las v¨ªctimas, de una actitud condescendiente frente a la exigencia de respuestas, y de evasivas y falta de asunci¨®n de responsabilidades ante una tragedia que ning¨²n responsable supo detener a tiempo. El Gobierno de Sunak se prepara ante la posibilidad de tener que pagar indemnizaciones y compensaciones por una cantidad cercana a los 11.700 millones de euros (m¨¢s de 12.000 millones de d¨®lares).
Dos d¨¦cadas de contaminaci¨®n
Entre 1970 y 1991, cerca de 30.000 personas recibieron en el Reino Unido transfusiones de sangre o hemoderivados (productos derivados de la sangre) infectados con la hepatitis C o con el VIH. Se calcula que al menos 3.000 de ellas murieron directa o indirectamente a consecuencia de estos tratamientos contaminados. Muchos de los afectados eran hemof¨ªlicos, con graves dificultades para que su sangre coagulara. En aquella ¨¦poca era muy popular entre estos pacientes el suministro del llamado Factor VIII o factor antihemof¨ªlico A, una glucoprote¨ªna contenida en el plasma sangu¨ªneo muy eficaz para lograr la coagulaci¨®n. Para muchos j¨®venes pacientes, el nuevo producto cambi¨® ¡ªcasi se puede decir que salv¨®¡ª sus vidas de un modo radical.
Pero el Reino Unido no ten¨ªa capacidad en esa ¨¦poca para abastecerse de modo aut¨®nomo con toda la sangre que necesitaba. Por eso el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s) import¨® grandes cantidades de Estados Unidos, donde por aquel entonces se pagaba a los donantes. Muchos drogadictos, presos y grupos de alto riesgo participaron en el programa. La combinaci¨®n de la sangre de muchos de ellos, necesaria para obtener los productos derivados, fue una bomba de relojer¨ªa. Bastaba con que uno de los donantes estuviera infectado para que el f¨¢rmaco tambi¨¦n lo estuviera.
A pesar de que ya desde despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial se conoc¨ªan los posibles riesgos de infecci¨®n derivados de las transfusiones sangu¨ªneas, ¡°se us¨® de modo repetido [por parte del Gobierno brit¨¢nico] una serie de l¨ªneas argumentales inexactas, confusas y a la defensiva con las que, de un modo cruel, se intent¨® convencer a las personas de que hab¨ªan recibido el mejor tratamiento posible¡±.
Hubo que esperar casi cuatro d¨¦cadas para que el Ejecutivo del Reino Unido, dirigido entonces por la ex primera ministra Theresa May, accediera en 2017 a poner en marcha una comisi¨®n independiente de investigaci¨®n del esc¨¢ndalo, que ech¨® a andar en septiembre del siguiente a?o. Durante todo este tiempo, el equipo presidido por el exjuez Langstaff ha producido m¨¢s de 10.000 elementos de prueba, y ha interrogado a supervivientes, familiares de v¨ªctimas, personal sanitario, m¨¦dicos, altos funcionarios, cient¨ªficos y a varios de los exministros de Sanidad del Reino Unido.
¡°Ahora el pa¨ªs ya lo sabe, y el mundo ya lo sabe. Hubo un intento deliberado de mentir y ocultar, y fue sist¨¦mico, por parte del Gobierno y de funcionarios y profesionales sanitarios¡±, ha dicho Clive Smith, presidente de la Sociedad de Hemofilia, abogado y v¨ªctima de la contaminaci¨®n.
Rishi Sunak llevaba tiempo preparando su respuesta ante una investigaci¨®n demoledora, de la que su Gobierno ya no pod¨ªa evadirse. ¡°Hoy es un d¨ªa de verg¨¹enza para el Estado brit¨¢nico¡±, ha comenzado su comparecencia ante la C¨¢mara de los Comunes. ¡°Los resultados del informe deber¨ªan agitar en lo m¨¢s hondo a nuestra naci¨®n¡±, ha dicho. ¡°Hoy quiero hablar directamente a las v¨ªctimas y a sus familiares, algunos de los cuales est¨¢n hoy presentes en este Parlamento. Quiero expresar nuestras disculpas inequ¨ªvocas y de coraz¨®n a todos ellos¡±, ha asegurado Sunak.
El primer ministro brit¨¢nico se ha comprometido a pagar las compensaciones necesarias, sin escatimar en las cantidades, y a poner en pr¨¢ctica las recomendaciones del informe despu¨¦s de que su Gobierno las estudie en profundidad.
Los casos m¨¢s graves
El informe de la comisi¨®n se?ala c¨®mo los m¨¦dicos realizaron experimentos con los productos derivados de la sangre sin informar a sus pacientes ni requerir su consentimiento. En el internado para ni?os con discapacidades Treolar?s, en Hampshire, los alumnos fueron tratados como ¡°objetos con los que experimentar¡±, a pesar de que el personal m¨¦dico era consciente de los riesgos que implicaban los tratamientos. Al menos 70 de sus exalumnos, que padec¨ªan hemofilia, fallecieron despu¨¦s de los tratamientos.
Muchos de los pacientes en los que se detect¨® hepatitis C o la presencia del VIH despu¨¦s de haber sido tratados con derivados contaminados de la sangre fueron mantenidos en la ignorancia durante meses o a?os, sin comunicarles su nueva condici¨®n, con nefastas consecuencias para poder tratar m¨¢s adelante la enfermedad.
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