Por qu¨¦ hoy es imposible que el Congreso se ponga de acuerdo sobre la prostituci¨®n
El martes la C¨¢mara dijo no a la propuesta socialista para acabar con el proxenetismo, las distintas posturas sobre c¨®mo abordar un problema estructural para el que no hay una radiograf¨ªa exacta est¨¢n impidiendo incluso tomar medidas contra aquello en lo que est¨¢n de acuerdo
Todos, los 350 diputados y diputadas del Congreso, quieren acabar con la trata con fines de explotaci¨®n sexual, para la que ya hay una ley integral en tr¨¢mite. Todos quieren acabar con el proxenetismo ¡ªganar dinero con la prostituci¨®n ajena¡ª, un delito ya penado en la nor...
Todos, los 350 diputados y diputadas del Congreso, quieren acabar con la trata con fines de explotaci¨®n sexual, para la que ya hay una ley integral en tr¨¢mite. Todos quieren acabar con el proxenetismo ¡ªganar dinero con la prostituci¨®n ajena¡ª, un delito ya penado en la normativa espa?ola. Pero cuando se llega a la prostituci¨®n, el intercambio de sexo por dinero ¡ªno regulado en la normativa espa?ola¡ª, se abre una grieta en el consenso. Y en parte esa grieta fue lo que hizo que el pasado martes la C¨¢mara diera un no rotundo a la proposici¨®n de ley socialista para acabar con todas las formas de proxenetismo. Porque aunque la propuesta alud¨ªa al proxenetismo, entraba, inevitablemente, en la prostituci¨®n.
Oposici¨®n y socios minoritarios ¡ªexcepto BNG y Coalici¨®n Canaria que votaron a favor¡ª acusaron de dos cosas al PSOE que tambi¨¦n, fuera del Congreso, se?alan desde distintas partes del movimiento feminista. Una es el momento, apenas a unos d¨ªas de empezar la campa?a para las elecciones europeas del 9 de junio y el uso del feminismo para ese fin. Y la otra la forma, tres modificaciones en el C¨®digo Penal para endurecer las penas al proxenetismo, castigar a aquellos que alquilan o ponen a disposici¨®n espacios para que se ejerza la prostituci¨®n ¡ªla llamada tercer¨ªa locativa, ausente en la legislaci¨®n espa?ola¡ª y multar a quienes acuden a ella.
Tres cambios penales que para unos, como el PP, no son suficientes, aunque votase a favor de este mismo texto en la pasada legislatura; y para otros, como los socios minoritarios, que reconocen la existencia de mujeres que ejercen libremente la prostituci¨®n, directamente no es la forma, porque tampoco es suficiente para aquellas que quieren salir de ah¨ª y perjudica m¨¢s que pone soluciones a las que no.
El objetivo del PSOE es la abolici¨®n de la prostituci¨®n, pero en el Congreso esa postura no es un¨¢nime, hay diferencias insalvables hasta ahora para un problema estructural e hist¨®rico que suma adem¨¢s un obst¨¢culo para poder empezar a darle soluci¨®n, ¡°la falta de una radiograf¨ªa certera para saber exactamente qu¨¦ sucede¡± a la que hacen referencia varias especialistas, entre ellas la doctora en Sociolog¨ªa Beatriz Ranea, que cree que hay una ¡°falta de voluntad pol¨ªtica para atreverse a mirar realmente la situaci¨®n que atraviesan las mujeres en prostituci¨®n, que siguen siendo consideradas ¡®las nadies¡±.
La cifra de alrededor de 45.000 en Espa?a del Ministerio de Interior es un dato de hace a?os y no ahonda en las distintas situaciones, que han ido cambiando con el tiempo: prostituci¨®n en clubs y en la calle pero tambi¨¦n en pisos o en hoteles, concertadas a trav¨¦s de p¨¢ginas web, de n¨²meros de tel¨¦fono o de redes sociales. La estimaci¨®n de diferentes organismos es que la mayor¨ªa de ellas no est¨¢n ah¨ª por voluntad propia, pero no hay un dato exacto, al menos que se conozca.
?Cu¨¢ntas son? ?Cu¨¢ntas v¨ªctimas de trata? ?Cu¨¢ntas est¨¢n sometidas a un proxeneta? ?Cu¨¢ntas ejercen por su cuenta y cu¨¢les son sus razones? Justa Montero, activista y experta en g¨¦nero, afirma que es necesario ¡°separar trata y prostituci¨®n, porque no toda la prostituci¨®n se da en el marco de la trata, y pensar que s¨ª dificulta la identificaci¨®n de los problemas y de las soluciones espec¨ªficas a cada una¡±, y cree que ¡°hablar de C¨®digo Penal para hablar de los derechos de las prostitutas es una incongruencia¡±.
Las soluciones en la proposici¨®n de ley socialista del martes, los cambios en el C¨®digo Penal, son las que abrieron las costuras del debate porque reflejan las distintas posturas pol¨ªticas al respecto. PNV, Podemos, Bildu, Sumar¡ todas las diputadas preguntaron al PSOE si cre¨ªa que solo ¡°con eso¡± se iba a ¡°solucionar¡±. ¡°Atacar al proxenetismo es algo que se torna ultraurgente y creo que fue un primer paso important¨ªsimo. Aunque por supuesto, ni de lejos se acerca a las demandas del movimiento feminista¡±, dice Amelia Tiganus, superviviente de la trata y presidenta de la Federaci¨®n Estatal de Mujeres Abolicionistas (FEMAB). El feminismo, como la izquierda, desde hace d¨¦cadas ha puesto sobre la mesa la necesidad de una ley integral, una normativa que no solo toque el ¨¢mbito penal sino que desarrolle medidas para dar respuesta a las mujeres.
Aunque esa normativa completa es ¡°lo correcto y a lo que se aspira para abolir la prostituci¨®n porque es lo que le dar¨ªa el peso relevante que tiene¡±, comenta Tiganus, ¡°en Suecia [se aprob¨® una ley en 1999 para penalizar la compra, pero no la venta, de sexo] todo empez¨® con a?adir un art¨ªculo en el que se consideraba a los puteros agresores sexuales¡±. Y apunta la jurista Marisa Soleto, de Fundaci¨®n Mujeres, que ¡°ya hay adem¨¢s un Plan de Trata, diferentes obligaciones internacionales de atenci¨®n a v¨ªctimas y el Plan Camino, que fue una de las inversiones m¨¢s significativas [204 millones de euros] del Ministerio de Igualdad en la ¨²ltima legislatura¡±, una pol¨ªtica p¨²blica aprobada en 2022 para la reinserci¨®n sociolaboral de las mujeres.
Para otra parte del feminismo, que no busca la abolici¨®n, ¡°el problema no es c¨®mo est¨¢ pensada la ley sino c¨®mo est¨¢n enfocados el problema y la soluci¨®n¡±, se?ala la fil¨®sofa Clara Serra. ¡°Si creemos que hacen ese trabajo pero no quieren hacerlo, tenemos que eliminar los obst¨¢culos que hay para que no puedan hacer otros trabajos, y eso no es una pol¨ªtica penal, lo que s¨ª hace esa pol¨ªtica penal es generar una situaci¨®n de criminalidad alrededor de las trabajadoras sexuales con el argumento de perseguir a los clientes, pero que en realidad hace de su vida una vida m¨¢s clandestina que solo las desprotege¡±.
Eso, compartido por los socios minoritarios de Gobierno el martes en el Congreso, tambi¨¦n por el PP, y por organizaciones como Human Rights Watch, Amnist¨ªa Internacional, la Federaci¨®n Internacional de Planned Parenthood o la OMS, atraviesa la cuesti¨®n de la falta de otras medidas, como la vivienda, las alternativas laborales o la modificaci¨®n de la Ley de Extranjer¨ªa, un requisito demandado pr¨¢cticamente por unanimidad por socios de la coalici¨®n, el movimiento feminista y las organizaciones que trabajan en este ¨¢mbito dado el alto volumen ¡ªaunque tambi¨¦n desconocido con exactitud¡ª de las mujeres migrantes que est¨¢n en prostituci¨®n en Espa?a, parte de ellas en situaci¨®n administrativa regular.
La tercer¨ªa locativa
La llamada tercer¨ªa locativa consiste en poner a disposici¨®n espacios para que se ejerza la prostituci¨®n, desde clubs hasta pisos u hoteles, y actualmente no existe regulaci¨®n sobre ella. La propuesta socialista es que sea un delito penado con entre dos y cuatro a?os de c¨¢rcel y multa para quienes ofrecen esos lugares, muchas veces los proxenetas o personas que forman parte de las redes de trata. Para Tiganus, ¡°es profundamente perverso y hasta doloroso pensar en c¨®mo se asume que el derecho a la vivienda pasa por dormir en la misma cama donde innumerables t¨ªos te manosean, babean, penetran por todos los agujeros y te usan como si fueras una cosa¡±.
Desde la Organizaci¨®n de Trabajadoras Sexuales (Otras) a?aden que hay tambi¨¦n casos en los que ¡°la realidad es otra¡± y supone ¡°el riesgo¡± de que las mujeres se queden sin vivienda: ¡°Hay mujeres que trabajan en los pisos donde viven, cuando esto se puso sobre la mesa, hubo caseros que sab¨ªan a qu¨¦ se dedicaban y no les importaba, pero les dijeron que si esto se aprobaba, se ten¨ªan que ir, porque si no, quienes pod¨ªan ir a la c¨¢rcel eran ellos. ?Y ellas d¨®nde van?¡±.
Y en Stop Abolici¨®n aseguran que no son solo los pisos. Gemma tiene 48 a?os y lleva 25 trabajando en clubs que alquilan habitaciones para las mujeres que quieren ir all¨ª a ejercer la prostituci¨®n: ¡°Aqu¨ª hay higiene, seguridad, acompa?amiento. Ellas no van a dejar de trabajar, pero se quedar¨ªan en un limbo porque ni yo ni todos los que trabajan aqu¨ª podr¨ªamos ayudarlas ni protegerlas porque los primeros penalizados ser¨ªamos nosotros¡±. Cuenta que en los ¨²ltimos 25 a?os ha conocido a ¡°miles de mujeres¡±, con y sin familias, no todas inmigrantes, muchas ya con la nacionalidad, sin estudios y tambi¨¦n abogadas, m¨¦dicas o arquitectas. ¡°S¨¦ lo que la gente piensa, que todo es proxenetismo y violencia, pero no toda la realidad es as¨ª y no la quieren ver, hacer lo que quieren hacer es no querer ver eso y parece que no les preocupa ni la seguridad de ellas ni sus vidas¡±.
La penalizaci¨®n a los puteros
Dice la soci¨®loga Rosa Cobo que ¡°cualquier tipo de l¨ªmites a la patronal proxeneta¡± es un paso, como ¡°cualquier cosa que se haga para disuadir la demanda¡±, pero que la propuesta socialista ¡°tiene sobre todo un hueco enorme: las mujeres en prostituci¨®n¡±. Ahora, el pago por sexo no es delito, aunque s¨ª supone una infracci¨®n grave y los ayuntamientos pueden regularlo en sus ordenanzas municipales con multas de entre 601 y 30.000 euros a quienes paguen por servicios sexuales ¡°en zonas de tr¨¢nsito p¨²blico¡± o cuando haya ¡°un riesgo para la seguridad vial¡±. Pero esos c¨®digos tambi¨¦n permiten multar a las mujeres, contrario a lo que lleva a?os reivindicando el movimiento feminista y contrario al abolicionismo, cuyo fin ¨²ltimo es perseguir a proxenetas y clientes y proteger y dar alternativas a las mujeres prostituidas.
La propuesta del PSOE es multar a esos hombres y a?adir penas de prisi¨®n de uno a tres a?os ¡°si la persona que presta el acto de naturaleza sexual fuese menor de edad o est¨¢ en situaci¨®n de vulnerabilidad¡±. Eso, dice la profesora de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Encarna Bodel¨®n, no es efectivo porque el volumen del consumo de prostituci¨®n ¡°es enorme¡± y hay que analizar qu¨¦ consumo se va a multar: ¡°?El de internet? No, se van a multar los m¨¢s precarios y vulnerables. Cuando se castiga al cliente, eso hace que haya menos posibilidades y tiempo de que ellas negocien el servicio sexual, eso precariza el servicio sexual, los clientes van a imponer condiciones que en otras situaciones no se dar¨ªan, y va a darse en lugares cada vez m¨¢s escondidos¡±.
Este modelo, el llamado n¨®rdico, ¡°se dio con un Estado del bienestar fort¨ªsimo, guarder¨ªas p¨²blicas para todo el mundo, muchos recursos sociales, mientras que la proposici¨®n del PSOE solo tiene medidas sancionadoras sin un Estado que ofrezca esos recursos. Es inviable que funcione¡±, a?ade Bodel¨®n. Y hay mujeres, como Mar¨ªa, que no quieren que lo haga. Tiene 44 a?os, naci¨® en Nicaragua y su situaci¨®n administrativa en Espa?a es regular desde hace a?os, forma parte de Stop Abolici¨®n y dice que para ella la prostituci¨®n fue ¡°una opci¨®n de vida¡± cuando lleg¨® a Espa?a, vio el salario m¨ªnimo y el precio de los alquileres: ¡°Todos necesitamos vivienda, no solo nosotras, es un derecho, a que los alquileres no sean tan caros, a mayor salario m¨ªnimo. Sobre todo para las personas vulnerables¡±.
Est¨¦n donde est¨¦n posicionadas en el abordaje de la prostituci¨®n, las especialistas consideran insuficiente la ley que present¨® el PSOE. Para Tiganus, ¡°el proxenetismo, la tercer¨ªa locativa y los puteros¡± deber¨ªan haber ido en la Ley de Libertad Sexual: ¡°?C¨®mo podemos hablar de la libertad sexual de las mujeres y dejar fuera estos dos temas? Forman parte activa de quienes nos roban la libertad sexual¡±. Y la Fundaci¨®n Mujeres, de la que es directora Soleto, como otras organizaciones feministas, pidieron incluir el proxenetismo en la ley de trata ahora en tr¨¢mite.
Ambas, como las soci¨®logas Beatriz Ranea y Rosa Cobo, creen que ¡°una buena ley abolicionista¡± se sostiene sobre cuatro pilares que enumera esta ¨²ltima: ¡°Persecuci¨®n del proxenetismo, penalizaci¨®n a los puteros, pol¨ªticas p¨²blicas para ellas y sus hijos e hijas, y una campa?a de sensibilizaci¨®n muy fuerte. Y aqu¨ª han escogido dos patas que no cuestan dinero, y las medidas que se hacen que son casi a coste cero no suelen dar grandes resultados. Me parece mejor poco que nada, pero no es suficiente¡±.
Al otro lado, Mar¨ªa, la prostituta de 44 a?os, dice que no ve en el ejercicio de la prostituci¨®n ¡°algo moralmente malo¡± y que tampoco deber¨ªa ser criminalizado ni victimizado: ¡°Nos quieren ver como v¨ªctimas, incluso con nuestro consentimiento, no somos personas sin desarrollo cognitivo para poder decidir. Siento que el Estado me est¨¢ victimizando y vulnera mi derecho a la libertad sexual¡±. Y Gema, de 43, que cambi¨® su trabajo en Sanidad y luego en hosteler¨ªa por la prostituci¨®n, sinti¨® ¡°contradicci¨®n¡± con la propuesta de ley: ¡°Quieres ayudar con una prohibici¨®n a personas a las que no les das otra salida. Si quieres realmente extinguir la trata y el proxenetismo hay que dar opciones a las que quieren ejercer libremente para poder seguir haci¨¦ndolo y abrir puertas a las que quieren salir. T¨² condenas pero no ayudas, eso no sirve¡±.
A ambas les gustar¨ªa una cosa, que ¡°se sentaran de verdad¡± con ellas: ¡°Querr¨ªamos que viesen toda la realidad de este mundo. ?Hay trata? S¨ª. ?Mafia? S¨ª. Eso es una cosa, otra somos nosotras, sabemos que es dif¨ªcil que nos reconozcan como trabajadoras, pero que no nos metan a todas en el mismo saco, cada una tiene su historia, que nos escuchen¡±.
Ah¨ª, las diferencias son irreconciliables. Parte de la izquierda habla de trabajadoras sexuales, la socialista Andrea Fern¨¢ndez fue clara en su exposici¨®n de la propuesta de ley ¡ª¡°la prostituci¨®n no es un trabajo aut¨®nomo, es un negocio millonario y muy lucrativo para unos pocos¡±, dijo¡ª, y el PP, en l¨ªnea en este ¨¢mbito con el PSOE, no est¨¢ dispuesto a cederle una victoria, ni votando a favor ni absteni¨¦ndose. Soleto, la jurista, ve un problema claro que ven tambi¨¦n las dem¨¢s desde una y otra posici¨®n: ¡°Si el punto de partida es que esto es un trabajo, efectivamente el acuerdo no es posible¡±.