La Gis¨¨le antes de Gis¨¨le Pelicot de la que naci¨® la frase ¡°la verg¨¹enza tiene que cambiar de bando¡±
La reconocida abogada Gis¨¨le Halimi abri¨® el camino a un cambio en la ley para las agresiones e hizo que cambiara la percepci¨®n social y pol¨ªtica de la violencia sexual al negarse a un juicio a puerta cerrada

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¡ªCuando se trata de violaci¨®n, nosotros, en nuestro movimiento, insistimos en la publicidad de los debates porque creemos que la mujer que ha sido v¨ªctima no debe sentirse culpable y que no tiene nada que ocultar. Lo escandaloso no es denunciar la violaci¨®n, lo escandaloso es la violaci¨®n en s¨ª misma.
Era 1976 y quien dijo eso en Le Journal, en los informativos de las 20.00 de la televisi¨®n p¨²blica francesa, era la abogada Gis¨¨le Halimi. Ese ¡°nosotros, en nuestro movimiento¡±, hac¨ªa referencia a Choisir la cause des femmes [Elegir la causa de las mujeres], la asociaci¨®n que cinco a?os antes hab¨ªa creado junto a Simone de Beauvoir, y que ten¨ªa en aquel momento (porque ten¨ªa muchos otros) un objetivo principal: que los juicios por violencia sexual dejaran de ser a puerta cerrada, que es a lo que alud¨ªa con ¡°la publicidad de los debates¡±. Y Halimi apareci¨® en aquel telediario porque en aquel momento era la letrada que representaba a Anne Tonglet y Araceli Castellano, una pareja de belgas que hab¨ªan sido violadas por tres hombres la noche del 21 de agosto de 1974 en una cala cerca de Marsella.
Ese juicio, conocido como el caso Tonglet-Castellano o el proceso d¡¯Aix-en-Provence ¡ªciudad donde se produjo el 2 y 3 de mayo de 1978¡ª, fue una ruptura social, pol¨ªtica y legislativa en torno a la violaci¨®n. Halimi consigui¨® lo que ten¨ªa en mente cuando se hizo cargo de la acusaci¨®n.
Quer¨ªa y hubo un cambio en la concepci¨®n de la violencia sexual para la sociedad francesa alrededor de la que Halimi dio forma a la frase ¡°la verg¨¹enza tiene que cambiar de bando¡±.
Quer¨ªa y hubo un aprendizaje de lo que entonces no ten¨ªa nombre pero hoy se conoce como cultura de la violaci¨®n: habl¨® de las agresiones como dominaci¨®n y no como sexo, de que las mujeres no pueden tener que elegir entre ser violadas o defenderse hasta la muerte, de la libertad de hacer lo que cada una quiera, donde una quiera y a la hora que quiera, sin miedo.
Quer¨ªa y hubo un cambio legislativo para redefinir el delito de violaci¨®n que en Francia, hasta entonces, era eso, un delito. En el ordenamiento jur¨ªdico franc¨¦s hay contravenciones (una infracci¨®n leve, con una pena no superior a dos meses de c¨¢rcel), delitos (de dos meses a cinco a?os) y cr¨ªmenes (de cinco a?os en adelante dependiendo del crimen y de los agravantes). Poco despu¨¦s del juicio, la senadora Brigitte Gros hizo una proposici¨®n de ley sobre violencia sexual a la que la Asamblea Nacional francesa dio luz verde el 19 de noviembre de 1980: se ampli¨® el concepto y los supuestos, subi¨® la pena y dej¨® de considerarse, adem¨¢s, que en una relaci¨®n no puede producirse una agresi¨®n.
Y tambi¨¦n quer¨ªa y tambi¨¦n hubo una modificaci¨®n en el procedimiento por el que los juicios por violaci¨®n, tradicionalmente a puerta cerrada, ya no tuvieran que serlo m¨¢s a no ser que la mujer que hab¨ªa sufrido la agresi¨®n lo pidiese. Dejaron tambi¨¦n de juzgarse ante lo que se llama Tribunal Correccional, que se ocupa de los delitos, y pas¨® a hacerse ante la Corte Penal, que es competente para los cr¨ªmenes.

Ese juicio de hace 46 a?os, la cascada de consecuencias que tuvo, fue el origen de que hoy, en Avi?¨®n, Gis¨¨le Pelicot se coloque donde lo hace ¡ªde frente a sus 52 violadores, entre ellos su marido, y delante de un micr¨®fono¡ª y como lo hace ¡ªcabeza alta, cara descubierta¡ª. Antes de una lucha siempre ha habido otra. Y la de hoy de Gis¨¨le Pelicot la dio antes Gis¨¨le Halimi. ¡°En esta lucha contra la violaci¨®n hay una lucha de mujeres que, por supuesto, siempre he liderado, pero que no he liderado independientemente de las dem¨¢s. Es con las mujeres y los hombres de este pa¨ªs, con ellos es la lucha por un cambio en la sociedad¡±, dijo ante el tribunal durante el proceso.
Esas mujeres y hombres fueron quienes salieron a la calle durante los cuatro a?os que tard¨® en comenzar el juicio; con su asistente, Agn¨¨s Fichot; y con Tonglet y Castellano, que aceptaron que no se diera a puerta cerrada, que aceptaron las c¨¢maras y los periodistas, que no se escondieron porque no ten¨ªan por qu¨¦.
¡°Al principio, para ellas y para las dem¨¢s mujeres, hab¨ªa verg¨¹enza, clandestinidad, culpa; finalmente, comenzaron a hablar¡±, record¨® la abogada al tribunal. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el 12 de mayo, Tonglet y Castellano escribieron un art¨ªculo que apareci¨® en el peri¨®dico Lib¨¦ration: ¡°Fuimos violadas, vandalizadas y venimos a decirlo p¨²blicamente y sin verg¨¹enza. Y sabemos que tambi¨¦n hemos hablado en este juicio para que las mujeres no sientan m¨¢s esa soledad que mata¡±. Ese ¡°no est¨¢is solas¡± que Pelicot lanz¨® a otras v¨ªctimas hace unos d¨ªas.
La noche del 21 de agosto de 1974
¡°Nos amenazaron de muerte, nos golpearon, nos secuestraron y nos violaron. Gritamos pidiendo ayuda, pero nadie vino¡±, record¨® Anne Tonglet muchos a?os despu¨¦s de la violaci¨®n, en 2017, en una entrevista en L¡¯Express.
Fue la noche despu¨¦s de que llegaran a la cala Morgiou, a unos 15 kil¨®metros de Marsella. Lo hicieron el 20 de agosto de 1974. Anne Tonglet y Araceli Castellano, profesora de biolog¨ªa de 24 a?os y enfermera pedi¨¢trica de 19, ven¨ªan de la parte de vacaciones que hab¨ªan pasado en Espa?a ¡ªde donde era originaria la familia de Castellano¡ª e iban camino del campamento nudista que hab¨ªa en otra cala cercana, Sugiton, apenas a un kil¨®metro mar a trav¨¦s. Pero el viento y la marejada las obligaron a quedarse en esa cala, no se atrevieron a seguir con la canoa inflable que hab¨ªan alquilado.
Es entonces cuando aparece Serge Petrilli, un pescador de la zona que se acerca para intentar ligar con ellas. La pareja no entra al juego. Lo vuelve a intentar al d¨ªa siguiente y vuelve a suceder lo mismo. ?Y qu¨¦ piensa? Que c¨®mo va una mujer a resistir sus encantos. ¡°Estaba ah¨ª intentando impresionarlas y no pod¨ªa soportar que una salchicha como esa me rechazara¡±, dijo durante el juicio para explicar por qu¨¦, la noche del 21, convenci¨® a dos amigos para ir a hacer lo que Halimi llam¨® ¡°una excursi¨®n punitiva¡±. Ya de madrugada y mientras ambas dorm¨ªan, las asaltaron en la tienda de campa?a.
Durante el juicio, el presidente del tribunal le recuerda a Petrilli algo que acaba de decir: ¡°Usted mismo lo ha confirmado, usted ha declarado ¡®Hab¨ªa prometido vengarme¡±. La violaci¨®n, seg¨²n la polic¨ªa que investig¨® el caso, dur¨® desde la una de la madrugada hasta, al menos, las cuatro. Sobre esa hora, en cuanto vieron desaparecer a Petrilli, que iba el ¨²ltimo, se vistieron r¨¢pidamente y se subieron al escarabajo en el que hab¨ªan llegado. Condujeron hasta la comisar¨ªa y denunciaron. Ellos fueron arrestados a las pocas horas; en sus declaraciones dijeron que todo hab¨ªa sido consentido.
Ni Tonglet ni Castellano pretend¨ªan que aquello quedase en nada y decidieron contactar con Halimi, a la que ambas hab¨ªan escuchado hablar sobre el proceso de Bobigny, el juicio de 1972 en el que la abogada defendi¨® a una menor que hab¨ªa abortado, y a su madre y a dos mujeres m¨¢s acusadas de ayudar, y que acab¨® con la absoluci¨®n de la menor, la suspensi¨®n de la condena para el resto y siendo la rampa para la despenalizaci¨®n del aborto, que lleg¨® en 1975 con la llamada Ley Veil.

A Halimi le gustaba citar de vez en cuando al poeta franc¨¦s Ren¨¦ Char: ¡°Lo que viene al mundo para no perturbar nada no merece ni consideraci¨®n ni paciencia¡±. Y con esa idea se hizo cargo del caso junto a Agn¨¨s Fichot. Ten¨ªa la intenci¨®n de convertir ese proceso en algo m¨¢s que un juicio a tres violadores: en uno a la propia legislaci¨®n vigente, a la percepci¨®n de la sociedad sobre la violencia sexual y a los pol¨ªticos y sus pol¨ªticas. ?C¨®mo? Mediatizando el proceso y rechazando que se diese a puerta cerrada. Quer¨ªa, como ahora quiere Gis¨¨le Pelicot, que todo el mundo supiera lo que hab¨ªa pasado y lo que significaba lo que hab¨ªa pasado.
En Viol. Le proc¨¨s d¡¯Aix-en-Provence, editado por L¡¯Harmattan en 2012 ¡ªun libro que aglutina el proceso¡ª, Halimi escribe que ¡°el juicio es solo una fase en la lucha de las mujeres, que se alimenta de sus otras luchas y, a cambio, las nutre dial¨¦cticamente¡± y que no debe aislarse ¡°de lo que, en el pa¨ªs, hace el derecho, la cultura y la pol¨ªtica¡±. Tambi¨¦n escribe sobre uno de los fines de Choisir la cause des femmes, la asociaci¨®n: ¡°Hacer los procesos lo m¨¢s p¨²blicos posible, involucrando a todos los movimientos, grupos o a quienes, a su manera, y a su propio ritmo, luchan por un cambio en nuestras relaciones y mentalidades¡±.
Su idea era que la ciudadan¨ªa formara parte del debate, que tuviese toda la informaci¨®n para, ¡°por lo tanto, comprender¡±. Los ¡°juicios-espect¨¢culo¡±, dec¨ªa a quienes la acusaban de querer que se convirtieran en eso, son ¡°un intento loable de provocar un cambio de moral, de romper el monopolio de quienes solo defienden un derecho conservador¡±, y generan ¡°sensibilizaci¨®n, protestas, libros y pel¨ªculas¡±.
Eso fue exactamente lo que sucedi¨® con el caso Tonglet-Castellano. El juicio, la movilizaci¨®n social, los cambios legislativos y pol¨ªticos han sido llevados a lo largo de los a?os a libros, podcast, reportajes, series de televisi¨®n y pel¨ªculas. Una de las ¨²ltimas, Le Viol, en 2017. Su director, Alain Tasma, recordaba ante la prensa aquel a?o que hab¨ªa hecho la pel¨ªcula para lo mismo que ¡°dec¨ªa la abogada Gis¨¨le Halimi en los a?os 70, porque hace falta que la verg¨¹enza cambie de bando¡±.

Todav¨ªa no lo ha hecho. No del todo. No es f¨¢cil. A ninguna mujer que ha sufrido una agresi¨®n puede pedirse o exigirse que hable, que muestre qui¨¦n es, que se exponga, porque todav¨ªa romper el silencio supone una exposici¨®n: a la duda, al dedo que se?ala, al ojo que escruta. A¨²n con una sociedad distinta a la de 1978, uno de los principales motivos por los que las v¨ªctimas de violencia sexual no denuncian es la verg¨¹enza. En Espa?a, es el principal motivo que dan, el 40,3%, seg¨²n la Macroencuesta de la Delegaci¨®n del Gobierno contra la Violencia de G¨¦nero de 2019.
En el texto que Halimi hizo para el libro Viol. Le proc¨¨s d¡¯Aix-en-Provence, escribi¨®: ¡°En el proceso, Anne y Araceli recuperaron la dignidad a trav¨¦s de la palabra. Y su lucha fue una manera de resucitar. Con su valent¨ªa y su negativa a aceptar lo inaceptable, nos conducen al ¨²nico cambio que eliminar¨¢ el crimen: el de las mentalidades. Es el momento, es justo, es urgente anticiparse. Que nuestra cultura, nuestro mundo integre finalmente nuestra palabra hablada, nuestra dimensi¨®n vivida, nuestro feminismo l¨²cido. Un feminismo que parece ser el (¨²nico) medio para cambiar la sociedad¡±.
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