La lucha de los padres por que los ni?os no entren solos en el quir¨®fano: ¡°Sufren un estr¨¦s como el de una guerra para un adulto¡±
Los hospitales aplican protocolos distintos que a menudo no garantizan el acompa?amiento durante la sedaci¨®n de los hijos en las operaciones


En un quir¨®fano, un ni?o de cuatro a?os no entiende qu¨¦ est¨¢ sucediendo. Le rodean desconocidos con batas, gorros y mascarillas. Le intentan tranquilizar, pero le han pinchado para abrirle una v¨ªa, est¨¢ dolorido y, sobre todo, asustado. ¡°Hay autores que han comparado el estr¨¦s que sufren con el de los adultos en la guerra¡±, dice Juanjo L¨¢zaro, jefe del bloque quir¨²rgico del hospital infantil Sant Joan de D¨¦u de Barcelona. Hace a?os que all¨ª esto no sucede: uno de los progenitores puede estar con sus hijos durante el proceso de sedaci¨®n. Pero sigue ocurriendo en muchos otros: no existe un protocolo ¨²nico que garantice el acompa?amiento, algo que reclaman varias familias que han tenido que pasar por este trance y que los profesionales asumen como lo m¨¢s conveniente para los hijos.
A Anna Gual le tuvieron que ¡°arrancar¡± de sus brazos a su hijo, que a finales de 2024, cuando ten¨ªa cuatro a?os, fue intervenido en el Hospital de Terrassa. ¡°La premedicaci¨®n para calmarlos que les ponen antes no le hizo efecto, y se fue llorando, entr¨® al quir¨®fano llorando y sali¨® a la reanimaci¨®n llorando¡±, rememora. Por mucho que lo intent¨®, no la dejaron acompa?ar a su hijo para estar con ¨¦l mientras lo dorm¨ªan. ¡°Lo primero fue un no rotundo del anestesista. Hice una reclamaci¨®n en el hospital, pero me dijeron que el protocolo es el protocolo¡±, asegura, tras haber iniciado, como han hecho otras familias, una petici¨®n de firmas en Change.org para revertir este sistema.
Tambi¨¦n traslad¨® su queja al Sindic de Greuges (el equivalente al Defensor del Pueblo en Catalu?a), que ya se hab¨ªa pronunciado varias veces a favor del derecho de los hijos de recibir acompa?amiento en el quir¨®fano: ¡°El derecho al acompa?amiento reconocido a los ni?os en el momento de la intervenci¨®n, durante la hospitalizaci¨®n y en actuaciones sanitarias que puedan causar dolor, miedo o ansiedad, como la inducci¨®n anest¨¦sica, debe garantizarse de manera general en todos los centros sanitarios, asegurando los medios necesarios para hacerlo posible en todos los casos. Solo de manera justificada y con car¨¢cter excepcional, por razones de seguridad del paciente u otros motivos, como la urgencia o la imposibilidad material, este derecho puede verse limitado¡±.
Los protocolos, sin embargo, no son excepcionales. Suelen responder a las medidas de seguridad, para evitar infecciones en los quir¨®fanos. Pilar Herreros, jefa de Enfermer¨ªa del Hospital Ni?o Jes¨²s de Madrid, explica que en su centro no pueden dejar pasar a los padres porque el edificio, con m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad, no tiene una estructura adecuada: ¡°Es muy dif¨ªcil mantener la esterilidad de un proceso quir¨²rgico y aleda?os con salidas y entradas de padres¡±. Pero reconoce que lo ideal ser¨ªa el acompa?amiento, algo que quieren implantar cuando hagan una reforma de los quir¨®fanos y que ya posibilitan en casos vulnerables, como ni?os en el espectro autista. Tambi¨¦n promueven que el ni?o est¨¦ con al menos uno de sus progenitores en otros procesos, como resonancias o en las Unidades de Cuidados Intensivos.

La limitaci¨®n log¨ªstica fue la excusa que dieron a Carla L¨®pez de Alda, que oper¨® a su hija de cuatro a?os en el Hospital Quir¨®nsalud de Barcelona. ¡°Me dec¨ªan que por protocolo no hab¨ªa manera. Les explicaba la parte te¨®rica, lo que supone para un ni?o estar solo, y tambi¨¦n la parte emocional. Pero me iban derivando de unos a otros y nadie me daba una respuesta afirmativa¡±, asegura. Eso, pese a que la propia web de Quir¨®nsalud publica informaci¨®n sobre c¨®mo ¡°la presencia de los padres reduce la ansiedad del paciente pedi¨¢trico en el quir¨®fano¡±. Este diario ha intentado ponerse en contacto con el grupo, sin ¨¦xito.
Finalmente, remitieron a L¨®pez al portal del paciente, donde le explicaron que no ten¨ªan espacios disponibles para mantener la seguridad. ¡°Pero la chica que me atendi¨® hab¨ªa pasado por algo similar y me dijo que har¨ªa todo lo posible. Despu¨¦s de pelearme con todo el personal me dejaron estar con ella mientras la dorm¨ªan¡±, contin¨²a. A pesar de ello, inici¨® otra campa?a para que los protocolos se unifiquen, para evitarles a otras familias tener que luchar como lo hizo ella para conseguirlo. No entiende qu¨¦ coherencia hay en que los partos respetuosos hayan incluido a los padres, incluso en las ces¨¢reas, pero una vez que los ni?os nacen los dejen solos para intervenciones quir¨²rgicas.
Un ejemplo a seguir
Juanjo L¨¢zaro, uno de los pioneros en Espa?a en este tipo de acompa?amientos en cirug¨ªa, expone que lo m¨¢s frecuente es que los profesionales en un principio no lo vean con buenos ojos, porque ¡°no les gustan los cambios¡±. ¡°Pero en menos de una semana se han acostumbrado y no hay ning¨²n problema. Si en una cirug¨ªa pueden estar estudiantes, ?por qu¨¦ no padres? Es cuesti¨®n de seguir unas medidas de higiene y seguridad¡±, afirma.
Para llegar donde hoy est¨¢ su hospital fue avanzando para reducir el estr¨¦s de los ni?os hospitalizados. ¡°Somos un centro amigo de la infancia, pionero en iniciativas como los payasos en quir¨®fano, el hospital en casa y el hospital sin dolor. Queremos que ning¨²n ni?o se sienta solo¡±, se?ala L¨¢zaro. Dentro de esa filosof¨ªa, permitir que los padres acompa?en a sus hijos hasta que se duerman en el quir¨®fano era el siguiente paso l¨®gico.
La reflexi¨®n sobre la importancia de esta medida comenz¨® en los a?os noventa, cuando estudios internacionales alertaban de las secuelas psicol¨®gicas que pod¨ªa dejar en un ni?o ser separado bruscamente de sus padres en el momento de la anestesia. El primer paso en Sant Joan de D¨¦u fue la llamada mascarilla amiga, un programa que permit¨ªa a los ni?os entrenar en casa con una m¨¢scara de anestesia antes de la operaci¨®n para familiarizarse con el proceso. ¡°De ah¨ª a permitir la entrada de los padres fue un paso natural¡±, cuenta L¨¢zaro.
A partir de 2004 comenzaron a permitir la entrada de los padres al quir¨®fano en cirug¨ªas ambulatorias, como fimosis. ¡°No fue f¨¢cil, era un cambio de paradigma¡±, reconoce L¨¢zaro. Hubo resistencia inicial por parte del personal sanitario, preocupado por la asepsia o por la posible reacci¨®n emocional de los padres. ¡°Dec¨ªan: ¡®Es que la madre va a llorar¡¯. Pero lo importante no es si llora la madre, sino que no llore el ni?o¡±, argumenta.
El ¨¦xito fue inmediato. ¡°Donde mejor se duerme un ni?o es en los brazos de sus padres¡±, asegura el anestesi¨®logo. Con el tiempo, el protocolo se extendi¨® a otros quir¨®fanos m¨¢s complejos, como los de cardiolog¨ªa u oncolog¨ªa. ¡°Ah¨ª cost¨® m¨¢s, porque la situaci¨®n es muy estresante, tambi¨¦n para los padres. Pero cuando inauguramos una nueva unidad hace cinco a?os, no hubo vuelta atr¨¢s¡±.
Lo que no entienden madres como Carla o Anna es que este proceso, que parece tan obvio para ellas, sea discrecional, que puedas acompa?ar a tu hijo o no en funci¨®n de qu¨¦ hospital te toque. Y por eso, aunque sus peque?os ya pasaron por la cirug¨ªa, luchan para que ninguna familia (o ellas mismas en el futuro) tenga que pasar por eso.
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