La batalla por humanizar la sanidad tras la covid: ¡°Cuando entras en urgencias ya no eres Benjam¨ªn, eres tibia rota¡±
La pandemia cort¨® en seco un movimiento que fomentaba tratar a los pacientes y a sus familias como personas, y no como casos
Quien haya entrado por la puerta de una urgencia hospitalaria y haya sido anillado con una etiqueta identificativa, puede haber tenido la sensaci¨®n de pasar de ser una persona a un caso. ¡°Te quitan la mochila biogr¨¢fica. Ya no eres Benjam¨ªn. Eres tibia rota¡±, dice Benjam¨ªn Y¨¢?ez, que conoce bien estos entornos, como enfermero y coordinador del Manual de Buenas Pr¨¢cticas en Humanizaci¨®n en Urgencias. La humanizaci¨®n ¡ªlo que algunos sintetizan en tratar a los pacientes como a personas, no como a enfermedades¡ª ha sido una tendencia creciente en los centros sanitarios en la ¨²ltima d¨¦cada, pero la covid y las estrictas reglas que impuso en ellos la fren¨® en seco. ¡°Retrocedimos 20 a?os de golpe¡±, lamenta Laura de la Cueva Ariza, enfermera y miembro de Proyecto HU-CI. Seg¨²n vamos saliendo de la pandemia, los profesionales que est¨¢n involucrados en este movimiento tratan de ganar el espacio perdido y seguir avanzando.
Los grandes expertos en el tema se reunir¨¢n este mes en Madrid en el II Congreso internacional de humanizaci¨®n de la asistencia sanitaria, que tratar¨¢ todas las derivadas de este movimiento. Van desde las propias infraestructuras hospitalarias (el dise?o de las salas de espera, la luz, los sonidos, el entorno) hasta el trato con los familiares y el cuidado de los propios sanitarios. El principal eje, en opini¨®n de Y¨¢?ez, es la comunicaci¨®n: ¡°Puedes salvar la vida y, adem¨¢s, acompa?ar a la gente. Si atiendo a alguien que sufre mucho dolor, le puedo estar cogiendo una v¨ªa sin cruzar la mirada o puedo mirarle a la cara y decirle: ¡®Est¨¢s fastidiado, ?no? Voy a intentar que no te duela y te alivie¡±.
Si esto no siempre es as¨ª es, justifican los expertos, porque los sanitarios no suelen estar formados para comunicarse. No les dan en sus carreras herramientas para hablar (o escuchar) a los pacientes. ¡°En la universidad se descuida la comunicaci¨®n. Son profesionales que tratan constantemente con personas que temen perder su vida, o la de alg¨²n ser querido, y no se forma en la interacci¨®n del duelo¡±, asegura Mamen Segovia, enfermera y patrona de la Fundaci¨®n Humanizando la Sanidad. ¡°Salimos s¨²perpreparados con conocimientos cient¨ªficos y tecnol¨®gicos que son vitales para curar enfermedades, pero un objetivo se olvida: la persona enferma. Se trata m¨¢s la enfermedad que la persona que tiene una enfermedad. Y son pacientes vulnerables que est¨¢n en un momento en el que necesitan m¨¢s que nunca una comunicaci¨®n terap¨¦utica¡±, agrega.
La diferencia entre una atenci¨®n humanizada y otra que no lo es tanto la est¨¢ viviendo Mara Cajal. En realidad, su hijo Tiago, de nueve a?os, que padece epilepsia y que ha vivido dos operaciones que afectan al cerebro. El trato que ha recibido en el hospital Sant Joan de D¨¦u de Esplugues de Llobregat ¡ªal que varios de los entrevistados para este reportaje se?alan como ejemplo a seguir¡ª ¡°es impresionante, no tiene nada que ver con otros hospitales, es como el d¨ªa y la noche¡±.
La ¨²ltima intervenci¨®n la tuvo la semana pasada. ¡°Ten¨ªa un mal recuerdo de la anterior, as¨ª que cuando le dijimos que le iban a operar, no quer¨ªa, porque le iban a poner v¨ªas, a atar... Se lo cont¨¦ a Sonia [Tordera, psic¨®loga y coordinadora del programa Child Life del hospital] y me dijo que no me preocupara¡±, narra. Lo que hace Tordera es, en buena medida, comunicar. ¡°Los ni?os tienen que comprender lo que est¨¢ sucediendo, ser parte del proceso. Seg¨²n cada caso concreto, nos adaptamos a sus necesidades y nos dirigimos a ellos mediante juegos, mu?ecos, palabras, im¨¢genes, para que sea m¨¢s f¨¢cil¡±, explica.
La pol¨ªtica del Sant Joan de D¨¦u incluye que uno de los progenitores pueda entrar al quir¨®fano hasta que se inicia la cirug¨ªa. ¡°Tiago se durmi¨® s¨²per sereno¡±, cuenta su madre, quien tambi¨¦n ha podido acompa?arlo en la UCI, junto a la que hay habilitadas algo parecido a peque?as viviendas para los familiares. ¡°Y luego tiene una rehabilitaci¨®n para la que est¨¢n usando perros, as¨ª que no siente que tiene que trabajar, sino que est¨¢ jugando¡±, a?ade Cajal.
La otra parte del secreto de este hospital son sus infraestructuras, que son otra importante cara de la humanizaci¨®n sanitaria. Ricard Gratac¨°s, arquitecto, antrop¨®logo y editor de la revista Hospitecnia, explica que un centro sanitario tiene que ir m¨¢s all¨¢ de lo funcional: ¡°Durante todo el siglo XX, los hospitales han dejado mucho que desear. No tienen sentido los edificios laber¨ªnticos en los que has de seguir una l¨ªnea violeta para llegar a tu consulta. Cuando la infraestructura tiene orden, no es necesario este acompa?amiento¡±.
En los ¨²ltimos a?os, esto ha ido cambiando. ¡°Cada vez m¨¢s vemos hospitales construidos con materiales c¨¢lidos, atm¨®sferas hogare?as; espacios m¨¢s parecidos a los que podemos ver en nuestras casas¡±, dice el arquitecto. Son hospitales m¨¢s humanos, ¡°una sanidad pensada en el paciente y no en el m¨¦dico¡±. Pone el ejemplo del Hospital del Mar de Barcelona: ¡°Los doctores quer¨ªan que sus consultas dieran al mar, pero finalmente ese espacio fue para las salas de espera¡±.
Tambi¨¦n tiene un papel relevante el ambiente ac¨²stico. ¡°No solo que los materiales absorban los sonidos, sino reducir los ruidos propios de un hospital. Se est¨¢n promoviendo UCI silenciosas para que no haya alarmas ac¨²sticas, sino luces azules que anuncian de un modo m¨¢s sutil al personal que algo est¨¢ pasando. Es una alarma, pero los pacientes no sufren el estr¨¦s del ruido¡±, cuenta Gratac¨°s.
Luz natural, vistas, entornos tranquilos ayudan al confort de los pacientes, a que est¨¦n m¨¢s tranquilos, menos ansiosos. Porque la humanizaci¨®n tambi¨¦n tiene un componente terap¨¦utico. De la Cueva Ariza explica que no cubrir las necesidades de los familiares provoca complicaciones graves que aumentan el gasto sanitario. Por ejemplo, se ha visto que a los que no se les permite proximidad con el paciente de forma continuada, a quienes no se les da informaci¨®n o tienen una comunicaci¨®n deficiente, desarrollan ansiedad, trastornos del sue?o y depresi¨®n. Esto produce secuelas a largo plazo. Y, por el contrario, si la familia permanece con el paciente, previene el delirio que muchos sufren en estos casos, porque est¨¢ m¨¢s seguro¡±, asegura.
Era el camino que estaban transitando muchas UCI all¨¢ por principios de 2020: m¨¢s presencia de los familiares, m¨¢s apertura, m¨¢s comunicaci¨®n. Pero lleg¨® la covid y todo eso desapareci¨® de la noche a la ma?ana. ¡°Fue el mejor ejemplo de como algo se puede derrumbar como castillo de naipes¡±, lamenta Jos¨¦ Manuel Velasco, de la Fundaci¨®n Humanizando la Sanidad. Comprende que durante los primeros meses se ¡°blindaran los hospitales¡±, dado el desconocimiento que hab¨ªa sobre el coronavirus, pero no que la situaci¨®n se mantuviera tanto tiempo. ¡°Todav¨ªa hay algunos que siguen restringiendo las visitas. Ha servido como excusa para perpetuar algunos de los problemas de los que ven¨ªamos quej¨¢ndonos¡±, opina.
Pero la batalla de la humanizaci¨®n de la sanidad tiene muchos adeptos que no se rinden. Ingrid Roca, gerente de la Regi¨®n Sanitaria Terres de l?Ebre, es una de ellas. Considera prioritario empoderar a los pacientes y darles el poder de decisi¨®n sobre sus propias vidas, que no tengan la sensaci¨®n de que es el m¨¦dico el que decide sobre su salud. Para ello, cuenta, hay que conocer primero a la persona, interesarse por ella. ¡°Se trata de trabajar las competencias emocionales, la escucha activa, que los pacientes entiendan que al lado no tiene un profesional que les dirige, sino un acompa?amiento¡±, resume.
Roca pone ejemplos de en qu¨¦ se puede concretar eso: ¡°Intentamos que las rutinas en la planta, como son los desayunos, las curas, la hora de acostarse, no vayan en funci¨®n de los horarios de los m¨¦dicos y las enfermeras. No es lo mismo tratar a una persona que trabaja en el campo y est¨¢ acostumbrada a levantarse al alba que a otra que est¨¢ acostumbrada a acostarse muy tarde¡±.
En el mejor de los casos, propone que los sanitarios conozcan todo lo posible sobre la vida de los pacientes, sus aficiones, c¨®mo les gusta que les traten. Esto es complicado en las plantas de los hospitales, pero resulta m¨¢s factible en centros sociosanitarios o donde los pacientes pasan m¨¢s tiempo. En el Hospital de la Seu d¡¯Urgell trabajan la historia de vida de los ingresados. Los trabajadores sociales, las enfermeras y los auxiliares tratan de hacer un mapa biogr¨¢fico de los pacientes para orientar las actividades en funci¨®n de este. ¡°Por ejemplo, tenemos a una ingresada a la que le gusta mucho hablar franc¨¦s, as¨ª que procuramos ponerle m¨²sica y pel¨ªculas en este idioma¡±, dice Cristina Aguar, directora de enfermer¨ªa del centro.
Para esta individualizaci¨®n hacen falta recursos. Pero todos los entrevistados hacen m¨¢s hincapi¨¦ en la implicaci¨®n por parte de las gerencias, para que impulsen estas din¨¢micas. Y, sobre todo, en la formaci¨®n de los sanitarios, porque muchos, argumentan, no tienen las herramientas necesarias. As¨ª lo resume Mamen Segovia: ¡°Como estamos habituados a hacer curas, pensamos en aliviar el dolor siempre, pero el emocional no es posible calmarlo con analg¨¦sicos. En cambio, s¨ª es importante propiciar el desahogo, la expresi¨®n de emociones. Que la persona se sienta acogida y valorada. Y trabajar la empat¨ªa para acogerla sin prejuicios¡±.
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