Un d¨ªa en el servicio de ayuda a domicilio
En la ciudad de Valladolid, 3.800 personas reciben apoyo en las tareas m¨¢s b¨¢sicas del d¨ªa a d¨ªa, una prestaci¨®n cada vez m¨¢s tecnol¨®gica y cercana. As¨ª es la jornada de Mercedes Molina, una auxiliar que lleva 17 a?os asistiendo en sus casas a aquellos que no se valen por s¨ª mismos
A¨²n no ha amanecido en el vallisoletano barrio de La Rubia cuando Mercedes Molina, de 57 a?os, sale del portal de su casa, recorre un par de calles y llama al telefonillo de Luis Carlos Garc¨ªa, de 65 a?os, uno de los 325 habitantes del vecindario que no se puede valer por s¨ª mismo y necesita ayuda cada d¨ªa. A las 8 en punto, Molina atraviesa el umbral y acerca su m¨®vil a una pegatina puesta en el telefonillo. La pantalla se pone en verde: ¡°As¨ª queda constancia de que ya estoy aqu¨ª¡±, explica. Acto seguido se ilumina con las tareas de la jornada: aseo, compra, limpieza, orden¡ Hay otras muchas no definidas, pero tambi¨¦n fundamentales, como la conversaci¨®n y la compa?¨ªa. Son las que alejan la soledad no deseada: ¡°A veces somos las ¨²nicas personas con las que se relaciona el usuario¡±, afirma.
Molina lleva 17 a?os empleada en el servicio de ayuda a domicilio (SAD), una ayuda que reciben las personas dependientes en las tareas m¨¢s b¨¢sicas y cotidianas. Es una de las 800 auxiliares en Valladolid de una prestaci¨®n que ha dado un gran salto en los ¨²ltimos 20 a?os. Lourdes Valencia, responsable y coordinadora de las auxiliares del SAD de Clece en Valladolid, la empresa que presta este servicio desde hace 12 a?os, ejemplifica este cambio con Asisto, la joya de la corona, el programa inform¨¢tico de control de presencia que, en la pr¨¢ctica, se asemeja a una pantalla de vuelos: ¡°Cambia por completo la forma de orquestar el servicio, que requiere de gran capacidad de reacci¨®n. Sabemos en todo momento si el usuario est¨¢ atendido y c¨®mo est¨¢ atendido. Es una garant¨ªa¡±, detalla.
Por las ventanas del sal¨®n de Luis Carlos Garc¨ªa, el primer usuario que atiende la auxiliar, se aprecia un d¨ªa gris y lluvioso. El mal tiempo le ha privado estos d¨ªas de su paseo diario. Enfermero de 65 a?os, Garc¨ªa vive solo y tiene una discapacidad reconocida del 45%. Molina le ayuda desde hace siete a?os y conoce sus rutinas al dedillo: ¡°Pienso que, para que este servicio funcione, hay que organizarse y tener iniciativa. Se trata de que tengan la casa como t¨² tienes la tuya¡±, compara. Hoy har¨¢ la comida ¨Csalm¨®n con naranja y purrusalda¨C y bajar¨¢ al supermercado a por carne para la cena. Otros d¨ªas limpia la casa, hace la colada o plancha. ¡°Todo muy met¨®dico, siempre¡±, interviene con una sonrisa Garc¨ªa.
En Espa?a, unas 193.000 personas con dependencia reconocida siguen a la espera de prestaciones a las que tienen derecho, como puede ser una plaza en una residencia o el propio SAD. Conforman el llamado limbo de la dependencia, que se ampl¨ªa con casi 125.000 personas m¨¢s que est¨¢n pendientes de valoraci¨®n.
Sin embargo, Rafaela Romero, concejala de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Valladolid, explica que en su ciudad, donde una de cada cuatro personas es mayor de 65 a?os, la lista de espera para la atenci¨®n a domicilio es inexistente: ¡°La receta es poner dinero. Nuestra prioridad era que no hubiese nadie sin atender. Vivimos solos, es la realidad. Y la gente quiere estar cuidada y permanecer lo m¨¢ximo posible en sus casas¡±, enfatiza.
Jos¨¦ Vicente Ortega, director de Operaciones de Clece en Noroeste, la adjudicataria que presta el servicio, incide en otro ingrediente de este buen hacer: ¡°Adem¨¢s de invertir, es fundamental que la empresa tenga la capacidad para buscar a personas adecuadas y formadas que cubran esta demanda. Un personal estable que var¨ªe lo m¨ªnimo en el tiempo¡±.
Adem¨¢s de su utilidad pr¨¢ctica, el SAD es tambi¨¦n una de las herramientas principales en la lucha contra la soledad no deseada, un fen¨®meno que asola a gran parte de la poblaci¨®n con m¨¢s edad y acent¨²a el deterioro f¨ªsico y ps¨ªquico. Gestionado mediante colaboraci¨®n p¨²blico-privada, en los ¨²ltimos a?os las solicitudes de esta prestaci¨®n no han dejado de crecer. En el caso de Valladolid, empresa prestataria y Ayuntamiento coinciden en que en un servicio de estas caracter¨ªsticas debe primar la excelencia sobre la econom¨ªa: ¡°Se ha demostrado que cuanta m¨¢s calidad ofreces, m¨¢s demanda obtienes. Aqu¨ª funciona el boca a boca y se produce una especie de efecto llamada¡±, argumenta la concejala Romero.
Un servicio personalizado
De vuelta al barrio de La Rubia, Mercedes Molina cierra sus dos horas con Luis e indica en el m¨®vil que ha terminado. Esa se?al llegar¨¢ al centro de control de Clece, una informaci¨®n con la que los coordinadores cuadran a diario el complejo puzle de las auxiliares, un cuerpo laboral mayoritariamente femenino en el que solo hay un 7% de hombres.
Su siguiente parada es el piso donde viven Nicolasa Santana, de 92 a?os, y su hija Bel¨¦n, de 62. Son solo 10 minutos de paseo. Todos los domicilios a los que la auxiliar acude durante la jornada est¨¢n a mano: as¨ª se reduce el tiempo en desplazamientos. Aqu¨ª el servicio es distinto, m¨¢s corto. Molina recoger¨¢ a Santana y la llevar¨¢ a un centro de d¨ªa a pocas calles de distancia. Por la tarde volver¨¢ a por ella. Media hora de ida, media de vuelta.
Esa ayuda da aire y no corta el d¨ªa de Bel¨¦n, la hija de Nicolasa, que hasta hace unos a?os se ocupaba a tiempo completo de su madre: ¡°Iba a trabajar, volv¨ªa a casa a darle de comer, retornaba al trabajo... ?C¨®mo lo hac¨ªa? Haci¨¦ndolo, no ten¨ªa otra¡±, resume. Un alivio log¨ªstico, pero tambi¨¦n psicol¨®gico: ¡°La libertad que te da es muy grande. Sobre todo con Merche, por la tranquilidad que me da poder despreocuparme¡±.
Tecnolog¨ªa e ¡®islas¡¯ de autogesti¨®n
Coinciden los expertos en que el reto ahora es mantener a las personas en sus casas el m¨¢ximo tiempo posible en las mejores condiciones: ¡°Adem¨¢s de que esta v¨ªa es m¨¢s econ¨®mica para el sistema de cuidados que una plaza en una residencia, por ejemplo¡±, incide Jos¨¦ Vicente Ortega, de Clece.
Para ello, tanto el Ayuntamiento como Clece estudian formas de acompa?amiento telem¨¢tico las 24 horas, un paso que, combinado con la atenci¨®n presencial, podr¨ªa dar una nueva vuelta de tuerca al servicio.
Es una autogesti¨®n de la atenci¨®n para hacerla m¨¢s directa y precisa¡±, explica la coordinadora del SAD Lourdes Valencia
Tambi¨¦n se prueban proyectos como A tu lado, encaminado a crear islas de cuidados dentro de un municipio organizadas por las propias auxiliares a partir de sus horarios y las diversas necesidades de los usuarios, que pueden conllevar m¨¢s o menos tiempo: ¡°Es una autogesti¨®n de la atenci¨®n para hacerla m¨¢s directa y precisa¡±, detalla la coordinadora Lourdes Valencia. ¡°El objetivo es empoderarlas. Sobre todo, con auxiliares como Mercedes, con tanto conocimiento del usuario. Son las personas m¨¢s importantes del servicio¡±, aclara.
En el barrio de La Rubia se acerca la hora de comer. Tras dejar a Nicolasa Santana en el centro de d¨ªa, Mercedes Molina atender¨¢ a dos usuarios m¨¢s esta ma?ana: Petra, de 92 a?os, a la que ayuda con el aseo, las tareas dom¨¦sticas y la toma de medicamentos; y Santiago, al que prepara la comida y acompa?a a citas m¨¦dicas y burocr¨¢ticas. Tras tantos a?os de servicio, la auxiliar ya es una cara familiar y necesaria en sus mundos: ¡°Tienes que ser consciente de lo que significas para ellos. Te tiene que gustar. Al final, eres una persona que entra en sus casas y sus vidas todos los d¨ªas¡±.