Divisiones que el movimiento no se puede permitir
Lo que m¨¢s puede da?ar al feminismo son las divisiones internas y ciertas formas de actuar
Si hay algo que hace fuerte al movimiento feminista es la sororidad, esa fraternidad que hace que muchas mujeres de or¨ªgenes diferentes y situaciones muy diversas se cojan de la mano para avanzar en la conquista de la igualdad. D¨¦cadas de lucha han servido para aumentar la conciencia de injusticia y para impulsar cambios legislativos importantes.
Pero las nuevas generaciones, educadas en la igualdad, han tenido ocasi¨®n de comprobar que el hecho de que el discurso pol¨ªtico se impregne de feminismo no garantiza el cambio, y que ni siquiera tener leyes que obligan a la igualdad es suficiente para alcanzarla. Si el Me Too ha alcanzado una dimensi¨®n global tan contundente es porque la lucha contra el encubrimiento que proteg¨ªa a quienes abusaban de su poder ha actuado como gran revulsivo unificador. Ha sido el gran catalizador de una nueva oleada de feminismos, que incorpora la savia nueva y la energ¨ªa de las nuevas generaciones. Conforme queda claro que para que las mujeres avancen los hombres han de retroceder en los espacios de poder y asumir la parte al¨ªcuota de sus responsabilidades en el ¨¢mbito de los cuidados, la reacci¨®n se hace m¨¢s virulenta. El discurso agresivo de Vox forma parte de esa reacci¨®n, pero tambi¨¦n ciertas maniobras de distorsi¨®n que tratan de poner etiquetas al feminismo, ya sea amaz¨®nico o liberal, para desacreditar a los liderazgos y crear confusi¨®n.
No son estas las ¨²nicas amenazas. Lo que m¨¢s puede da?ar al feminismo son las divisiones internas y ciertas formas de actuar, como las afloradas en las ¨²ltimas semanas a prop¨®sito de la tramitaci¨®n de las leyes que proyecta el Ministerio de Igualdad. Los intentos de capitalizaci¨®n pol¨ªtica de los cambios legislativos, los celos mal gestionados por la p¨¦rdida de espacio y protagonismo, un cierto adanismo en la gesti¨®n del poder o las filtraciones interesadas son formas de hacer pol¨ªtica que quienes act¨²an en nombre del feminismo deber¨ªan desterrar.
Por debajo de esas malas formas afloran otras divisiones que el feminismo tampoco puede permitirse. Son guerras m¨¢s ideol¨®gicas o conceptuales que en la medida que se expresan de forma agresiva, tambi¨¦n erosionan su fortaleza. El movimiento es diverso y se ha fortalecido con la incorporaci¨®n de nuevas generaciones de mujeres que suman nuevas formas de entender la lucha. Todo puede ser discutido y conviene distinguir cu¨¢nto de esta divisi¨®n obedece a diferencias sustanciales y cu¨¢nto a la dificultad de incorporar nuevas sensibilidades.
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