?Qui¨¦n mantiene limpia la ciudad?
Eva, Roc¨ªo y Ra¨²l son tres empleados de la cadena del reciclaje. Como en otras profesiones esenciales, ellos han trabajado durante la cuarentena. As¨ª ha sido su labor
La basura es una de las pocas cosas que la cuarentena no ha paralizado. Durante la crisis de la covid-19, el caudal de latas, envoltorios de compras online, bolsas marrones de comida a domicilio, cajas de pizza y otros derivados del consumo humano no ha menguado. ¡°Si acaso hemos recogido m¨¢s¡±, exclama Ra¨²l Fern¨¢ndez, conductor de un cami¨®n de la basura en Getafe (Madrid). Como en otras profesiones esenciales, ¨¦l y otros miles de compa?eros empleados en la cadena del reciclaje no se han detenido. Con la vuelta a la normalidad en el horizonte, Fern¨¢ndez y dos trabajadoras m¨¢s del sector cuentan c¨®mo han sido sus ¨²ltimos dos meses.
¡°Los ni?os se vuelven locos con el cami¨®n¡±
Eva Gonz¨¢lez. 41 a?os. Trabajadora del servicio de limpieza de Fuenlabrada (Madrid)
Eva pasa con su cami¨®n, pita a los ni?os y estos gritan, aplauden, enloquecen. ¡°El domingo que los dejaron salir a la calle no pude parar de llorar cada vez que me cruzaba con uno¡±, recuerda. ¡°Es que llevaba semanas sin ver a nadie por la calle¡±.
Trabajadora del servicio de limpieza municipal de Fuenlabrada (Madrid), Gonz¨¢lez se ha pasado los dos ¨²ltimos meses vaciando con gr¨²a contenedores de basura soterrados, llevando barredoras por las calles y desinfectando farmacias, paradas de autob¨²s y centros de salud con su hidrolimpiadora. ¡°Hab¨ªa que hacerlo a primera hora. Despu¨¦s se pon¨ªa imposible¡±, puntualiza.
A los m¨¢s melindrosos les recuerda que los pomos de los contenedores tambi¨¦n se desinfectan. ¡°A menudo la gente dejaba la basura fuera. El ayuntamiento puso cartelitos para animar a que la metieran dentro. He visto a muchos que bajan con una servilleta en la mano, lo abren y despu¨¦s tiran la servilleta¡±, relata. Seg¨²n datos de Ecoembes, la aportaci¨®n ciudadana al contenedor amarillo creci¨® un 15% desde el inicio del estado de alarma.
Cuando se decret¨® la cuarentena, muchos de sus compa?eros en edad de riesgo o con patolog¨ªas no volvieron a trabajar. Se establecieron unos servicios m¨ªnimos que duraron hasta hace apenas dos semanas. ¡°Ahora tenemos turnos normales, pero siempre vamos con el mismo compa?ero para disminuir el riesgo¡±, explica. ¡°Y tenemos varios turnos para desayunar en la nave de los veh¨ªculos. Los bares est¨¢n cerrados¡±.
La conductora sab¨ªa que no iba a parar. ¡°Generamos m¨¢s basura al estar m¨¢s tiempo en casa", entiende. ¡°Nuestro trabajo es sencillo pero necesario para que otras cosas funcionen¡±. Gonz¨¢lez termina con los ni?os. De vez en cuando se encuentra dibujos infantiles pegados en los cubos. ¡°Dicen ¡®gracias por trabajar¡¯ y cosas as¨ª. Es lo que m¨¢s me emociona¡±, resume.
¡°?Mi madre va a trabajar todos los d¨ªas!¡±
Rocio Risue?o. 47 a?os. Encargada en una planta de selecci¨®n de Alzira (Valencia)
Rocio tiene esta semana turno matutino. Su horario es de 6:00 a 13:00 y a media tarde, despu¨¦s de descansar un rato, dice estar ¡°m¨¢s fresca que fresca¡±. En la planta de selecci¨®n donde trabaja se clasifican los residuos que traen los camiones de los contenedores amarillos y azules, paso previo a su transformaci¨®n en nueva materia prima. ¡°Al principio fue fuerte. Te asustas. Pero esto es lo que hay: somos personas indispensables y hay que trabajar¡±, rememora Risue?o, que lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas en la empresa.
La planta donde trabaja es la primera de esta naturaleza que se levant¨® en la Comunidad Valenciana. ¡°Tenemos muchos operarios y el estado de alarma cambi¨® las cosas¡±, relata. Llegaron las mascarillas y los guantes, el control de aforos, las desinfecciones continuas de material y m¨¢quinas. ¡°Pero est¨¢bamos tranquilos porque hab¨ªa seguridad. Y ahora ya acostumbrados. La gente se ha portado muy bien¡±.
Desde ese momento de incertidumbre han pasado m¨¢s de dos meses. Hoy sale con su hija a pasear por la calle. Cuenta que a veces se arrebata y grita ¡°?es mi madre, que es basurera!¡±. ¡°Y yo le digo ¡®cari?o, que no soy basurera¡¯. Y entonces grita ¡®?es mi madre, que va todos los d¨ªas a trabajar!¡¯¡±.
¡°No hace falta el aplauso. Pero siempre se agradece¡±
Ra¨²l Fern¨¢ndez. Conductor de un cami¨®n de la basura en Getafe (Madrid)
Ra¨²l contesta al tel¨¦fono en plena ruta, descargando la basura de los contenedores de colores. Tiene 41 a?os y lleva un cami¨®n de carga lateral por las calles de Getafe. Van 17 a?os en este trabajo y nunca antes hab¨ªa vivido una situaci¨®n as¨ª. ¡°Yo he sentido que no ten¨ªa que parar. La basura no puede parar. ?Si ahora hay m¨¢s que antes!¡±, explica.
Un cami¨®n como el de Fern¨¢ndez puede recoger al d¨ªa unos 10.000 kilos de basura del contenedor amarillo. Del azul, unos 12.000. ¡°El volumen de cart¨®n ha subido. Desde que lleg¨® Amazon y sitios as¨ª de compras online vemos mucho embalaje en cart¨®n. Al principio s¨ª bajaron un pel¨ªn las cajas de frutas. Pero veo m¨¢s cart¨®n y envases. M¨¢s bebidas en casa, debe ser¡±, conjetura.
En la central donde coge su cami¨®n el personal entra y sale por turnos para minimizar el contacto f¨ªsico. ¡°Antes me duchaba ah¨ª y ahora vengo cambiado¡±, ejemplifica. Reyes desinfecta su veh¨ªculo por sistema, uno de esos camiones que se detiene al lado de un contenedor, lo levanta y vuelca su contenido. Hace tres turnos al d¨ªa y la frecuencia de recogida no ha bajado.
Dejando claro que su trabajo no tiene comparaci¨®n con el de los sanitarios, Reyes se alegra de que le vitoreen al verle faenar. O que le dejen notas en los contenedores. ¡°No es necesario, es mi trabajo. Pero se agradece. Es bueno que no todo sean quejas de ¡®hay basura por el suelo¡¯, y cosas as¨ª¡±, r¨ªe.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.