Los padres de Google, dos buscadores en uno
Sergey Brin y Larry Page fueron padres con 27 a?os, cuando buscaban una C¨¢tedra de Tecnolog¨ªa Inform¨¢tica en Stanford y terminaron esculpiendo el motor de b¨²squeda en la Red m¨¢s utilizado del mundo
La historia de c¨®mo un joven de origen ruso y su compa?ero nacido en EEUU saltaron de la voluntad de establecer un ranking de p¨¢ginas web por estructura de v¨ªnculos, a figurar en la lista de los primeros diez innovadores tecnol¨®gicos, se remonta a septiembre a 1995.
Tras poner en funcionamiento un proyecto de librer¨ªa digital en la Universidad de Stanford, Brin y Page comenzaron en enero de 1996 a desarrollar un buscador llamado back rub, que analizaba los enlaces que apuntan a una determinada p¨¢gina. En 1997, back rub se transformaba en Google. Y en cinco a?os, en una empresa de mil trabajadores que atiende m¨¢s de 200 millones de consultas diarias.
"Quer¨ªamos anotar la 'web'", explica el estadounidense Larry Page, recordando el proyecto de investigaci¨®n previo al nacimiento de Google. Para Page, actual responsable de Productos de la compa?¨ªa, la inmersi¨®n en el mundo inform¨¢tico y su jerga eran el pan de cada d¨ªa, al ser hijo de un profesor que impart¨ªa la materia en la Universidad del Estado de Michigan y un apasionado de los ordenadores desde los seis a?os. Su experiencia acad¨¦mica, plagada de matr¨ªculas, honores y becas, tambi¨¦n lo estuvo de iniciativa.
Sergey Brin, nacido en Mosc¨², interrumpi¨® sus estudios en Stanford, donde obtuvo un m¨¢ster pero dej¨® el doctorado a medias. En los ¨²ltimos tiempos, ha compatibilizado la publicaci¨®n de art¨ªculos en revistas cient¨ªficas sobre buscadores y la extracci¨®n de datos, con su cargo de presidente de la divisi¨®n de Tecnolog¨ªa. Dice odiar los n¨²meros y la palabra marketing, pero ambos se le dan de maravilla.
Muchos ven en su procedencia el posible origen del t¨¦rmino Google. Equivocados est¨¢n: efectivamente procede de otro, googol, que no significa nada en la lengua de los zares, sino diez elevado a cien. Lo acu?¨® Milton Sirotta, sobrino del matem¨¢tico Edward C¨¢ncer, para denominar al n¨²mero uno seguido de cien ceros. Y A page y Brin les gust¨® la idea para simbolizar su deseo de organizar la mara?a de informaci¨®n disponible en Internet y que su Google no tardar¨ªa en indexar a diario.
El secreto est¨¢ en la mezcla
C¨®mo lo hace es un secreto que Brin y Page guardan celosamente, aunque se sabe que prima en la b¨²squeda la frecuencia con la que una p¨¢gina remite a otra, m¨¢s que la frecuencia con la que palabra buscada figura en una determinada p¨¢gina. El desconocimiento de muchos aspectos relacionados con el buscador alimenta las cr¨ªticas de sus detractores.
Hay quienes aseguran que el sistema PageRank, que contabiliza el n¨²mero de veces que una p¨¢gina se refiere a otra como primer criterio de b¨²squeda, presenta numerosas carencias. Los hay que esgrimen una eventual falta de ¨¦tica por parte de la empresa y quienes la esp¨ªan de cerca (Google-watch.org vigila qu¨¦ sitios descuida Google y busca un porqu¨¦). Y muchos sostienen que oculta a una infinidad de empresas a prop¨®sito, como acicate para que contraten su sistema publicitario Adwork.
Los ingredientes que componen Google son sencillos de asimilar por cualquier internauta. Es gratuito, la publicidad prescinde de los inc¨®modas ventanas emergentes, divierte y, sobre todo, es eficaz. Sus propios creadores admiten que su principal objetivo siempre ha sido "la relevancia de las respuestas en la b¨²squeda y la simplicidad del ambiente", subrayadas sobre el fondo blanco de la p¨¢gina.
El motor de b¨²squeda, disponible en 35 idiomas, gusta a casi todos: reconocido por Yahoo! y por la todopoderosa Microsoft, desbanc¨® a sus rivales Alta Vista e Inktomi, ha ocupado las p¨¢ginas de las revistas m¨¢s populares y luce dentro del apartado que Forbes y PCWorld dedican a "lo mejor de la 'web'".
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