Impuestos para paliar la pirater¨ªa musical
Hace dos generaciones, la Isla de Man trajo a los Bee Gees al mundo. Ahora dice que quiere ayudar a que la "medio ahogada" industria musical se mantenga a flote.
La isla, un reducto lluvioso en el Mar de Irlanda, est¨¢ promoviendo un remedio poco convencional contra la pirater¨ªa digital, a la que los sellos musicales achacan los miles de millones de d¨®lares de ventas perdidas. En lugar de luchar contra la idea de compartir archivos, el Gobierno local quiere fomentarla, y para ello est¨¢ intentando conseguir la ayuda de una industria esc¨¦ptica.
Seg¨²n una propuesta anunciada el mes pasado, las 80.000 personas que viven en la Isla de Man podr¨¢n descargarse cantidades ilimitadas de m¨²sica, quiz¨¢s incluso de las famosas p¨¢ginas web piratas P2P. Para hacerlo posible, los poseedores de banda ancha pagar¨¢n una tasa nominal de tan s¨®lo 1 libra [1,11 euros] al mes a sus proveedores de Internet.
Ron Berry, director de inversi¨®n interior de la Isla de Man, afirma que la industria musical necesita unos planteamientos radicales debido al "fracaso total" de sus estrategias actuales. Las ventas globales de m¨²sica han ca¨ªdo cerca de un 25% desde 2000. A pesar de casi una d¨¦cada de campa?as contra la pirater¨ªa, la industria calcula que el 95% de las canciones distribuidas a trav¨¦s de Internet son pirateadas, lo que no genera beneficios para las discogr¨¢ficas. "A mucha gente del sector le preocupa cu¨¢nto dinero est¨¢n perdiendo, pero no cu¨¢nto dinero podr¨ªan ganar".
Seg¨²n su propuesta, el dinero recaudado por los proveedores de Internet se enviar¨ªa a una agencia especial que lo distribuir¨ªa entre los poseedores del derecho de reproducci¨®n, entre los que est¨¢n las discogr¨¢ficas y los productores musicales. Recibir¨ªan pagos dependiendo de la asiduidad con la que se descargue o se escuche su m¨²sica por Internet, tal y como se hace en muchos pa¨ªses cuando se toca en directo o en la radio.
La Isla de Man no ha inventado esta idea. El concepto de una "licencia global" para distribuir m¨²sica digitalmente se lleva debatiendo desde los d¨ªas en que Napster, antes de resucitar como servicio legal, desafi¨® a la industria musical.
Existen precedentes de dichos sistemas en Europa, donde muchos pa¨ªses tienen tarifas de licencia obligatorias para los due?os de emisoras de televisi¨®n con el objetivo de financiar las emisiones p¨²blicas.
Varios pa¨ªses europeos tambi¨¦n gravan los CD v¨ªrgenes, as¨ª como los equipos audiovisuales e inform¨¢ticos; por lo general, el dinero se destina a apoyar a las industrias culturales.
En 2006, una propuesta francesa parecida a la que se est¨¢ debatiendo en la Isla de Man lleg¨® al Parlamento, pero se rechaz¨® despu¨¦s de la fort¨ªsima presi¨®n ejercida por los due?os del derecho de reproducci¨®n. Luego, el Gobierno adopt¨® otro enfoque: exigir que los proveedores de Internet desconecten a los piratas persistentes.
El plan todav¨ªa se est¨¢ abriendo camino por la legislatura, pero ha suscitado inter¨¦s en otros lugares, como Reino Unido (aunque la Isla de Man comparte jefe de Estado con Reino Unido ?la Reina?, tiene su propio Parlamento y elabora sus propias leyes). All¨ª, los pol¨ªticos blanden la amenaza de un sistema como el plan de Francia de desconectar a los piratas para intentar que los proveedores de Internet y las empresas musicales acuerden la forma de estimular el desarrollo de ventas legales de m¨²sica.
En lugar de adoptar condiciones para la licencia que satisfagan a todos, las discogr¨¢ficas aseguran que su estrategia favorita es trabajar con socios individuales para incrementar los ingresos digitales, que representaron cerca del 20% de las ventas del sector el a?o pasado, seg¨²n la Federaci¨®n Internacional de la Industria Fonogr¨¢fica.
John Kennedy, principal directivo de la federaci¨®n, considera que los planes como el de la Isla de Man son, de hecho, "un impuesto gravado por el Estado que no podr¨ªa funcionar en la pr¨¢ctica y que discriminar¨ªa a los consumidores que quieren acceder a Internet sin utilizar servicios musicales".
La isla, que quiz¨¢s sea m¨¢s conocida como un para¨ªso fiscal (el Gobierno prefiere el t¨¦rmino "jurisdicci¨®n eficiente en cuanto a impuestos"), se ha empezado a interesar por la m¨²sica digital y otros negocios de alta tecnolog¨ªa porque est¨¢ intentando diversificar su econom¨ªa m¨¢s all¨¢ de los servicios financieros.
Berry ha empezado a negociar con las discogr¨¢ficas. "Nuestro tama?o, nuestra demograf¨ªa y nuestro historial de innovaci¨®n implican que la isla podr¨ªa ser un banco de pruebas perfecto".
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