La industria de los programas maliciosos busca botines mayores
"Hemos perdido batallas, pero no la guerra", comenta un experto de Mossos d'Esquadra
El abanico de estafas en Internet cada d¨ªa es m¨¢s amplio. Lejos queda ya la ¨¦poca en que los hackers se divert¨ªan entrando en los sistemas inform¨¢ticos para demostrar, simplemente, que eran inseguros. Incluso el correo electr¨®nico ha perdido fuerza como transmisor exclusivo de virus y dem¨¢s pat¨®genos inform¨¢ticos. Los ciberdelincuentes mezclan cada vez m¨¢s distintas t¨¦cnicas (virus, troyanos, spam, phishing, pharming...) para cazar a los internautas. Y no se centran s¨®lo en los particulares. Les interesan m¨¢s los bancos y las empresas porque obtienen de ellas botines econ¨®micos mucho m¨¢s jugosos. Es la industria organizada de los programas maliciosos, el malware (o malware 2.0).
"Ha sufrido una escalada mortal desde 2004", asegura Sergio de los Santos, director general de Hispasec. La compa?¨ªa malague?a detecta dos millones de malware al mes con los 40 motores de an¨¢lisis antivirus de su herramienta Virus Total. "?La seguridad es posible?", plantea el experto. El mismo responde: "Es muy complicado. El problema no est¨¢ en los servidores sino en los ordenadores particulares. Los antivirus s¨®lo detectan del 20% al 30% de malware. El que m¨¢s protecci¨®n ofrece llega al 60%. Son herramientas necesarias, pero sin una noci¨®n de seguridad integral no se podr¨¢ resolver el problema".
El experto ha sido muy cr¨ªtico no s¨®lo con Windows "con cuya cuenta de administrador no recomiendo trabajar"; Internet Explorer y las aplicaciones de Office , sino tambi¨¦n con Oracle y Adobe, "que est¨¢ haciendo una gesti¨®n desastrosa de la seguridad del PDF" y hasta con Firefox, el navegador libre, tambi¨¦n blanco de los ciberataques.
Rub¨¦n Mora, director de la unidad de delitos inform¨¢ticos de los Mossos d'Esquadra, coincide: "Hemos perdido batallas, pero no la guerra" de la seguridad inform¨¢tica. A su parecer es importante dar prioridad a la prevenci¨®n, a la formaci¨®n y a la especializaci¨®n de la polic¨ªa en estos asuntos. "Los cuerpos de seguridad en las comisar¨ªas deben saber de qu¨¦ va la Red. Ahora no sucede as¨ª; no saben suficiente". Sin dar cifras, Mora reconoce que se est¨¢ dando un crecimiento exponencial de las denuncias presentadas y que encabezan la pornografia infantil, el phishing y las amenazas por injurias y calumnias.
El robo de identidad (contrase?as y datos bancarios) es la estrella de los fraudes en Internet. Si al principio se basaba en el enga?o, ahora cada vez se usa m¨¢s la ingenier¨ªa inform¨¢tica para colarse en los ordenadores sin que sus propietarios lo sepan con el objetivo de copiar su informaci¨®n confidencial.
El sistema de nombres de dominio, pilar de Internet, es tambi¨¦n centro de los ataques. A los expertos tambi¨¦n les preocupan las infrastructuras cr¨ªticas (refiner¨ªas, centrales el¨¦ctricas...) que est¨¢n "totalmente desprotegidas". Cuando los ciberdelincuentes se den cuenta del potencial que supone dejar a una ciudad sin recursos b¨¢sicos como el agua o la luz, "empezaremos a temblar", asegura Josep Domingo-Ferrer, catedr¨¢trico de Inform¨¢tica de la universidad Rovira i Virgili.
El Internet del futuro dibuja un panorama donde el nivel de interacci¨®n entre personas y aparatos conectados a la Red requieren garant¨ªas de seguridad, privacidad, integridad y confidencialidad adecuadas. Un todo que cobra especial trascendencia en los menores y al peligro que conlleva su explotaci¨®n por mafias organizadas. La Uni¨®n Europea ha destinado 50.521 millones de euros al s¨¦ptimo programa marco (2007-2013). "para invertir en la seguridad de las TIC", asegura Massimo Ciscato, representante de la direcci¨®n general de sociedad de la informaci¨®n de la Comisi¨®n Europea.
Los expertos, reunidos estas ma?ana en el BDigital Global Congress, evento que se celebra en el auditorio de CaixaForum de Barcelona hasta el pr¨®ximo jueves, reclaman una Red m¨¢s humana, pero tambi¨¦n m¨¢s segura. Una red donde la gente pueda relacionarse como lo hace en la vida real, con los mismos valores y los mismos niveles de confianza y seguridad.
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