El vicepresidente de Spotify dice que compiten con la pirater¨ªa

Spotify es el sistema de m¨²sica que, tras conseguir una f¨¢cil invitaci¨®n, nos permite curiosear por una ampl¨ªsima e inabarcable colecci¨®n de m¨²sica. Basta con descargar una aplicaci¨®n en el escritorio y escuchar lo que nos plazca, como si fuese una radio. Se puede escoger artista, estilo, d¨¦cada musical o las sugerencias de amigos.

Para la industria musical Spotify ha significado una iniciativa apetecible a las descargas ilimitadas en P2P. "Competimos con la pirater¨ªa", dice Paul Brown, vicepresidente de la compa?¨ªa, que ha participado en el FICOD de Madrid. A la industria musical, Spotify les permite conocer los gustos de la audiencia, y tambi¨¦n controlar los lanzamientos de los artistas y obtener dinero por descargas de m¨²sica, algo que por ahora s¨®lo resultaba exitoso en iTunes, la tienda de m¨²sica de Apple.

"Hacemos que sea muy f¨¢cil la venta de canciones", dice Brown. "En nuestro caso no hay que ir a ninguna tienda, sino que el oyente escucha una pieza y si le gusta en s¨®lo dos clics la hace suya", explic¨®. "Permitimos anuncios en audio, como se ha hecho en radio toda la vida; en im¨¢genes, dentro de la aplicaci¨®n, y tambi¨¦n dentro de nuestras b¨²squedas para posicionarse seg¨²n los gustos del aficionado".

La ventaja con respecto a otros formatos publicitarios es claro; no llega a resultar publicidad invasiva, aunque el oyente no se libra de ella. Puede minimizar la ventana o tratar de pasar el corte de publicidad, le dar¨¢ igual. El sistema sabe que no lo escuch¨® y lo ejecuta de nuevo. Como es l¨®gico, a los anunciantes este control s¨®lo puede agradarle. En tiempos de atenci¨®n escasa y publicidad en crisis saber que si se paga por un anuncio se tendr¨¢ efectividad es un valor. Brown presumi¨®de ello: "En Reino Unido la publicidad en medios es un aut¨¦ntico drama. Servicios como el nuestro, que aseguran retorno y seguimiento son un gran atractivo".

Al margen de los n¨²meros lo que m¨¢s les inquieta es la comunidad de entusiastas nacida alrededor de su producto. "A¨²n no hemos empezado en serio con la promoci¨®n y el m¨¢rketing porque nuestra comunidad es nuestra fortaleza, queremos conocerlos muy bien y para eso Twitter es un buen term¨®metro", confesaba. Robbie Williams, por ejemplo, puso su ¨²ltimo ¨¢lbumpara escuchar en Spotify tres d¨ªas antes de salir a la venta. El 5% de los que lo escucharon lo encargaron. En esta l¨ªnea mantienen cercan¨ªa con artistas como Coldplay, U2 y los escoceses Glasvegas.

La fidelidad del p¨²blico hace que se enganchen y pasen a pagar casi diez euros al mes para tenerlo siempre disponible, aunque no tengan conexi¨®n o est¨¦n con su m¨®vil. Spotify ya funciona con iPhone y los tel¨¦fonos con Android. La intenci¨®n multiplataforma es clara, pero tambi¨¦n tener algo que contar. "Los contenidos son clave, atraen y hacen que los usuarios premium se sientan parte de un club. No s¨®lo escuchan la m¨²sica sino que tienen acceso m¨¢s cercano a las estrellas que admiran", desvel¨® Brown. De cara al futuro su intenci¨®n es crear un "ecosistema musical, para la apertura de la m¨²sica, con seguridad y 'monetizaci¨®n'". Brown declar¨® con cierto aire evangelista: "La URL es el nuevo MP3. Todo son enlaces en lugar de archivos. Cuando quieras m¨²sica Spotify es el referente al margen de la plataforma o el formato".