El iPad llega al mercado
EL PA?S guarda cola en una tienda de Apple en Washington
Si quedaba alguna duda sobre el poder de persuasi¨®n de Apple, las largas colas de compradores que han recibido hoy al iPad en Estados Unidos, en su d¨ªa de estreno, han sido la confirmaci¨®n definitiva. Desde el viernes por la noche, consumidores ¨¢vidos por tener entre sus manos la nueva tableta del fabricante californiano llegaron a distintas tiendas de toda la geograf¨ªa de este pa¨ªs con sacos de dormir y sillas plegables, dispuestos a pasar unas horas a la intemperie con tal de poder ser los primeros en tener un iPad en las manos.
A las nueve de la ma?ana (tres de la tarde en la Espa?a peninsular) abrieron las puertas de la tienda de Apple en Bethesda, un suburbio de Washington. El que ser¨ªa el primero en entrar y conseguir su iPad de 16 gigas, Ryan Brown, camarero y estudiante de 22 a?os, hab¨ªa guardado cola desde las cinco de la ma?ana. Posteriormente, con el dispositivo en la mano, repetir¨ªa lo que Apple le ha ense?ado en los tres meses que han mediado desde que el consejero delegado Steve Jobs anunciara su puesta en venta hasta el d¨ªa de hoy: "Cubre un espacio entre mi ordenador port¨¢til y mi iPhone. Justo queda en ese punto intermedio de portabilidad en el que lo puedo usar en el sof¨¢ para jugar, ver pel¨ªculas o leer". Brown no es un portavoz de Apple. Pero hablaba como ellos.
"Su innovaci¨®n me hace la vida m¨¢s f¨¢cil"
"Este dispositivo es un paso natural para m¨ª"
Una cuesti¨®n de estilo
El culto a Mac es una religi¨®n muy generalizada, que un¨ªa a la gente reunida esta ma?ana en cierta euforia colectiva y en un sentido de pertenencia a un exclusivo grupo que trasciende lo meramente tecnol¨®gico. Son consumidores como Brown, que evocan fascinados lo que diga Jobs. "Es una cuesti¨®n de estilo, de dise?o", repet¨ªan muchos de los fan¨¢ticos de Mac en la cola. Olivia Norman, de 25 a?os, una mujer ciega que lleg¨® a la tienda a las ocho con su perro gu¨ªa, proclamaba que Apple le ha cambiado la vida: "Su innovaci¨®n me hace la vida m¨¢s f¨¢cil. Tienen un programa de lectura en pantalla en todos sus dispositivos. De verdad, esto es algo importante, mi vida ha cambiado gracias a Steve Jobs".
A las nueve menos diez, los empleados de la tienda descorrieron las cortinas negras de los escaparates, contando a la inversa, de diez a cero. "Os presentamos al iPad", exclamaron, entrando en un ¨¦xtasis de aplausos. Y all¨ª estaba: el iPad, sujeto por dos cables en vertical, una pantalla de cristal en apariencia peque?a y fr¨¢gil, pero con una tarea de titanes: revolucionar la industria de los medios de comunicaci¨®n. El m¨¢s barato, de 16 gigas, cuesta 499 d¨®lares (370 d¨®lares). La consultora Pipper Jafray augura que se vender¨¢n hasta 300.000 en su primer fin de semana y seis millones hasta finales de a?o.
Aqu¨ª en Bethesda esperaban unas 200 personas. Entre ellas, Cliff Balkana, un consultor de 60 a?os, que es la encarnaci¨®n misma de los que los analistas han identificado como el consumidor ideal del iPad: un ¨¢vido lector de diarios, revistas y libros en formato papel que necesita una pantalla de un tama?o aceptable para leer en un ordenador. "Leer es un iPhone es inc¨®modo. No tiene el espacio adecuado para ello. Por eso este dispositivo es un paso natural para m¨ª. Yo no lo usar¨¦ para jugar, sino para leer. A trav¨¦s de ¨¦l leer¨¦ mis libros, mis revistas favoritas, el diario. Todo en una misma pantalla. Creo que va a ser revolucionario".
Una tableta para leer
Pero Balkana es un consumidor at¨ªpico. ?l mismo lo admite: est¨¢ suscrito a un diario en papel y a cinco revistas. Su hijo, sin embargo, que tiene 27 a?os, no le acompa?¨® a comprar iPads, porque lo lee todo online y para eso ya tiene su port¨¢til y su iPhone. Para la gente que ya ha crecido en la era de Internet sin cables, el iPad puede ser un dispositivo extra?o, un ordenador tecnol¨®gicamente muy avanzado con a?oranza de formatos del pasado. Una tableta donde leer libros pasando p¨¢ginas virtuales.
Muchos de los compradores que esperaban sentados en sillas plegables, caf¨¦ caliente en mano, mataban las horas leyendo en lectores Kindle de Amazon, lo que da una idea de que el iPad le est¨¢ ganando ya terreno al que, por l¨®gica de mercado, es su principal competidor. Pasada media hora se agotaron aqu¨ª los iPads m¨¢s baratos, los de 16 gigas. La gente sal¨ªa de la tienda ense?ando las tabletas con orgullo. Hinchaban el pecho y ense?aban la tableta a las c¨¢maras y a los transe¨²ntes. Cuando el joven Reynolds, sali¨®, le preguntaron qu¨¦ sent¨ªa al haber sido el primero en comprar ese aparato. Curiosamente, no habl¨® del iPad: "Lo mejor es esta energ¨ªa, esta atm¨®sfera, se siente uno muy bien aqu¨ª".
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