Crece el temor a una burbuja en el mercado de las patentes
Proliferan las batallas legales y la compra defensiva de licencias
La proliferaci¨®n de peleas en los tribunales entre compa?¨ªas por supuesta vulneraci¨®n de patentes, las compras de empresas cuyo activo m¨¢s valorado es la cartera de patentes o la adquisici¨®n de millonarios paquetes de patentes de una compa?¨ªa est¨¢n justificando que muchos analistas empiecen a hablar de la existencia de una burbuja en el mercado de las patentes. Y m¨¢s concretamente en el planeta de la telefon¨ªa m¨®vil.
El lanzamiento por parte de Google de un sistema operativo para m¨®viles de c¨®digo abierto, Android, y su ¨¦xito ha ido acompa?ado de crecientes conflictos legales. Apple, un caso, est¨¢ persiguiendo en los tribunales a fabricantes de tel¨¦fonos que emplean Android por considerar que vulnera patentes de su propiedad. De hecho, Google ha realizado compras defensivas de patentes para proteger a Android de este cerco judicial. En apenas tres meses ha adquirido dos paquetes de unas mil patentes cada uno a IBM. Y la compra de Motorola Mobility tambi¨¦n se explica porque con ella se hace con las 17.000 patentes de este fabricante. Son su respuesta al consorcio creado por Apple, Microsoft, Sony y RIM para adquirir, por unos 3.100 millones de euros, las 6.000 patentes subastadas por la compa?¨ªa canadiense Nortel, que se declar¨® en suspensi¨®n de pagos en 2009. Intel tambi¨¦n puj¨® por ellas sin conseguir su objetivo. Tras conocerse esta operaci¨®n, Google la denunci¨® por considerarla una "campa?a hostil" contra Android al verse excluido del consorcio. Microsoft replic¨® que se hab¨ªa ofrecido a Google entrar en el mismo, una oferta que la empresa del buscador rechaz¨®.
Microsoft, gracias a las patentes, est¨¢ ganando dinero con Android. La empresa de Windows, ha llegado a acuerdos con varios fabricantes que usan el sistema operativo de Google, como Samsung, para que le paguen una determinada cantidad de dinero por cada unidad que vendan de estos tel¨¦fonos. Microsoft defiende con ¨¦xito que hay l¨ªneas de c¨®digo en Android que vulneran sus patentes. Google ha tenido que salir en defensa de algunos de estos fabricantes, como HTC, transfiri¨¦ndoles patentes.
Los episodios son casi infinitos. Para Carles Comes, ingeniero experto en patentes, el precio que merece una patente es el precio al que alguien est¨¢ dispuesto a comprarla. Comes precisa una diferencia fundamental en este mercado, entre las patentes vinculadas a un est¨¢ndar, por ejemplo el MP3, y las que no lo est¨¢n. En el primer caso, en la legislaci¨®n de muchos pa¨ªses, el propietario est¨¢ obligado a licenciarla y si no hay acuerdo en el precio puede intervenir una autoridad para arbitrar sobre esta disputa. En el segundo, el propietario es libre de retenerlas
Lo que s¨ª ha cambiado, a juicio de Comes, es el uso de patentes. Cuando su propietario es un fabricante de dispositivos, y no una empresa dedicada ¨²nicamente a comerciar con ellas, lo que se busca es diferenciar el producto propio m¨¢s que hacer dinero con su venta. Otro uso es el proteger los productos ante la reclamaci¨®n de un tercero. Tener patentes siempre facilita una negociaci¨®n, "el intercambio de cromos". Para Comes no es justo hablar de una burbuja.
Por otra parte, las diferencias legislativas entre Estados Unidos y Europa en este tema se han matizado. Ya no es tan cierto que en Estados Unidos se puede patentar el software apenas sin condiciones y que en Europa no sea patentable, comenta Comes. Estados Unidos exige ahora que el programa vaya asociado a una m¨¢quina o suponga una transformaci¨®n. En Europa se puede patentar si tiene un car¨¢cter t¨¦cnico y da una soluci¨®n a un problema. Un programa de compresi¨®n de archivos o de cifrado puede patentarse en Europa.
Florian Mueller considera que no hay una f¨®rmula matem¨¢tica objetiva para calcular el precio justo de una patente. Mueller, consultor en esta materia, mantiene el blog Foss Patents, que se ha convertido en una referencia informativa internacional. Mueller tambi¨¦n distingue el problema de las patentes vinculadas a un est¨¢ndar y de las que no lo est¨¢n. En el primer caso, no se pueden usar como arma para impedir que un tercero obtenga una licencia. Lo ¨²nico a discutir es el precio, e incluso en este punto podr¨ªan entrar las autoridades para supervisar si las condiciones que impone el titular de la patente vulnera la legislaci¨®n antimonopolio. En el caso de patentes libres, Mueller comenta que el negocio se asemeja al del cine. "Hay muchas pel¨ªculas, pero pocos ¨¦xitos de taquilla. Las agencias que validan patentes apenas dedican 10 o 15 horas a estudiarla. Su aprobaci¨®n, por tanto, es fr¨¢gil y puede verse sometida a disputas jur¨ªdicas. Una patente que ha superado varios asaltos en contra de su validaci¨®n es una patente fuerte y puede tener un precio muy superior a otra patente que ¨²nicamente ha pasado la validaci¨®n formal de una agencia".
Para Mueller, las batallas de Apple no van orientadas a hacer negocio con la venta de licencias. "Apple quiere las patentes para diferenciar sus productos y no desea licenciarlas a nadie". El citado experto considera que los pleitos sobre patentes en la tecnolog¨ªa m¨®vil son muy complejos porque las detentan distintas empresas y resulta muy laborioso establecer qui¨¦n aport¨® qu¨¦ como novedad. En el caso de la compra de patentes de Nortel, Mueller comenta que se da una circunstancia favorable a los compradores. Al tratarse de una empresa que ya no est¨¢ activa, las compa?¨ªas que adquirieron las mismas no est¨¢n obligadas a cumplir los compromisos de Nortel.
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