EE UU tiene m¨¢s desarrolladores de aplicaciones que agricultores
La 'econom¨ªa de las aplicaciones' es responsable, directa o indirectamente, de la creaci¨®n de 466.000 puestos de trabajo
Shawn y Stephanie Grimes han pasado buena parte de los dos ¨²ltimos a?os persiguiendo el sue?o de investigar y desarrollar para Apple, la empresa m¨¢s pr¨®spera del mundo.
Pero en realidad no ten¨ªan un puesto en Apple. Era un trabajo como aut¨®nomos que no inclu¨ªan ingresos regulares, seguro sanitario ni plan de jubilaci¨®n. Los Grimes se prepararon lanzando por la borda todo lo que pudieron. Vendieron un coche y alquilaron su casa de seis dormitorios. Incluso capitalizaron la cuenta para la jubilaci¨®n de Shawn, que hoy tiene 32 a?os. ¡°Me jubilar¨¦ cuando me muera¡±, ironiza.
El campo elegido por la pareja es tan nuevo que ni siquiera exist¨ªa hace unos a?os: programar aplicaciones para dispositivos m¨®viles como el iPhone o el iPad. Mientras el elevado desempleo en Estados Unidos se manten¨ªa inamovible y la econom¨ªa pugnaba por abandonar la sombra de la recesi¨®n, las filas de ingenieros inform¨¢ticos, entre ellos los creadores de aplicaciones, aumentaban casi un 8% en 2010 y superaban el mill¨®n, seg¨²n los ¨²ltimos datos facilitados por el Gobierno. Esos programadores rebasan ahora el n¨²mero de agricultores y pr¨¢cticamente han igualado al de los abogados.
Al igual que la Red desencaden¨® el auge de las puntocom hace 15 a?os, las aplicaciones han inspirado una nueva clase de emprendedores. Esos innovadores han convertido los tel¨¦fonos y las tabletas en herramientas para descubrir, organizar y controlar el mundo, generando un sector multimillonario casi de la noche a la ma?ana. El iPhone y el iPad cuentan con unas 700.000 aplicaciones.
Sin embargo, ahora que la econom¨ªa estadounidense brinda escasas oportunidades relevantes, se ha generado un debate sobre hasta qu¨¦ punto ser¨¢ real y duradero el aumento de los puestos de trabajo en el sector de las aplicaciones.
Pese a los rumores sobre masas de modernos programadores que fundan empresas millonarias desde la mesa de la cocina, solo una peque?a minor¨ªa se gana la vida creando aplicaciones, seg¨²n encuestas y expertos. Los Grimes emprendieron su aventura con grandes esperanzas, pero sus aplicaciones, principalmente para ni?os, no aparec¨ªan ni se vend¨ªan con suficiente rapidez. Los esfuerzos supusieron una p¨¦rdida de 200.000 d¨®lares en ingresos y ahorros, y beneficios de menos de 5.000 d¨®lares este a?o.
Apple ha pagado 6.500 millones de d¨®lares en derechos de autor, la mitad a desarrolladores de fuera de EE UU
Una historia de ¨¦xito es la de Ethan Nicholas, que gan¨® m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares en 2009 despu¨¦s de dise?ar un juego para el iPhone, pero dice que el mundo de la programaci¨®n de aplicaciones ha experimentado cambios tect¨®nicos desde entonces. ¡°?Se puede dejarlo todo y ponerse a programar aplicaciones? Claro que s¨ª¡±, dice Nicholas, de 34 a?os, que abandon¨® su trabajo despu¨¦s de que el juego de artiller¨ªa iShoot- causara sensaci¨®n. ¡°?Pero pueden empezar a programar buenas aplicaciones? Lo normal es que no. Yo tuve suerte con iShoot, porque entonces una aplicaci¨®n decente pod¨ªa ser un ¨¦xito. Pero hoy en d¨ªa, la competencia es feroz y lo decente no basta¡±.
Actualmente, Nicholas pertenece a echoBase, una nueva empresa que dise?¨® una aplicaci¨®n que permite a doctores y enfermeras consultar y actualizar historiales m¨¦dicos. Ahora empiezan a llegar ingresos, pero est¨¢n muy lejos de obtener beneficios.
El auge de las aplicaciones se produce en un momento en que los economistas discuten sobre la naturaleza cambiante del trabajo, que la tecnolog¨ªa est¨¢ remodelando. La agitaci¨®n inici¨® su ¨²ltima fase turbulenta con la emigraci¨®n de la fabricaci¨®n tecnol¨®gica a lugares como China. Ahora, los puestos de trabajo en el ¨¢mbito de los servicios, e incluso administrativos, est¨¢n desapareciendo. ¡°La tecnolog¨ªa siempre destruye y crea trabajos, pero en los ¨²ltimos a?os la destrucci¨®n ha sido m¨¢s r¨¢pida que la creaci¨®n¡±, se?ala Erik Brynjolfsson, director del Center for Digital Business del MIT.
Aun as¨ª, la transici¨®n digital est¨¢ generando una riqueza y unas oportunidades enormes. Cuatro de las empresas m¨¢s valiosas de Estados Unidos ¡ªApple, Google, Microsoft e IBM¡ª tienen sus or¨ªgenes en la tecnolog¨ªa. Y fue Apple, m¨¢s que cualquier otra, la que desencaden¨® la revoluci¨®n de las aplicaciones con el iPhone y el iPad. Desde que hace cuatro a?os dio rienda suelta a los programadores aut¨®nomos del mundo para que crearan aplicaciones, les ha pagado m¨¢s de 6.500 millones de d¨®lares en derechos de autor.
Un estudio encargado por el grupo de defensa de la tecnolog¨ªa TechNet descubri¨® que la ¡°econom¨ªa de las aplicaciones¡± ¡ªincluyendo Apple, Facebook, Android de Google y otras plataformas¡ª era responsable, directa o indirectamente, de 466.000 puestos de trabajo. Seg¨²n anunciaba Apple este mes, su negocio de aplicaciones ha generado 291.250 empleos para la econom¨ªa estadounidense. Esa cifra aument¨® un 39% en menos de un a?o. Durante ese tiempo, el n¨²mero de programadores que abonaban la cuota anual de 99 d¨®lares por registrarse en Apple se increment¨® en un 10%, hasta alcanzar los 275.000. Algunos de esos programadores registrados tienen otros trabajos a tiempo completo y crean aplicaciones en su tiempo libre.
Apple se queda un 30% de las ventas de cada aplicaci¨®n. Aunque alardea de los 6.500 millones de d¨®lares que la empresa ha pagado en derechos de autor, no menciona que hasta la mitad de ese dinero va destinado a programadores de fuera de EE UU. El pastel es m¨¢s peque?o de lo que parece. Pero, puesto que la tienda de Apple introduce centenares de aplicaciones nuevas cada d¨ªa, el sector est¨¢ abarrotado.
En cierto sentido, fue extra?o que Apple abriera sus aparatos a personas como los Grimes. Hay que imaginar el horror que sentir¨ªa un violinista al permitir que un ni?o jugara con su Stradivarius para hacerse una idea de la renuencia de Apple a que alguien fuera de sus muros manosee su tecnolog¨ªa. Steven Jobs, consejero delegado de Apple, acept¨® abrir las puertas del incipiente iPhone tras muchas discusiones internas, y se cercior¨® de que Apple realizaba una supervisi¨®n estricta de cada aplicaci¨®n. Puede que fuera la decisi¨®n m¨¢s inteligente jam¨¢s tomada por una empresa que se precia de crear el futuro.
La App Store abri¨® en julio de 2008 con 500 aplicaciones. En una entrevista, Jobs expon¨ªa el objetivo de la empresa: ¡°Vender m¨¢s iPhones¡±. Y as¨ª fue, gracias sobre todo a la multitud de aplicaciones. Se comercializaron m¨¢s iPhones ¡ªcasi siete millones¡ª en los tres meses posteriores que en todo el a?o anterior.
Los balances econ¨®micos de Apple demuestran la importancia vital de los inventores de aplicaciones. Si los programadores dejan de hacer su trabajo, advert¨ªa la empresa el mes pasado, ¡°los clientes pueden decidir no comprar los productos de la empresa¡±.
Pero los programadores denotan cierto enojo por el 30% que obtiene Apple de las ventas de cada aplicaci¨®n. Un enigm¨¢tico grupo que se hace llamar App Developer Union [Sindicato de Programadores de Aplicaciones] public¨® este verano una petici¨®n en Internet en la que ped¨ªa ¡°algo m¨¢s equitativo¡±. El sindicato desapareci¨® de la Red tan misteriosamente como hab¨ªa aparecido. Ahora, Nicholas tiene la misma filosof¨ªa sobre Apple que cuando program¨® el iShoot: ¡°Prefiero recibir el 70% de un pastel grande que un pastel peque?o entero¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.