Queda inaugurada la pr¨®xima era inform¨¢tica
M¨¢s all¨¢ de los ceros y los unos. La l¨®gica del sentido com¨²n ya no parece funcionar.
Nuestra era digital se basa en los bits, precisas combinaciones de unos y ceros que son los componentes del c¨®digo inform¨¢tico moderno.
Pero un nuevo tipo de ordenador potente que est¨¢ a punto de ser comercializado por un importante contratista militar estadounidense va a llevar la inform¨¢tica al extra?o y subat¨®mico ¨¢mbito de la mec¨¢nica cu¨¢ntica. En ese territorio infinitesimal, la l¨®gica del sentido com¨²n ya no parece funcionar. Un uno puede ser un uno, o puede ser un uno y un cero y todo lo que hay en medio, todo al mismo tiempo. Suena absurdo, especialmente para quienes est¨¢n familiarizados con el mundo del s¨ª/no de la inform¨¢tica convencional. Pero los ordenadores cu¨¢nticos ya est¨¢n aqu¨ª.
Lockheed Martin ¡ªque compr¨® un prototipo de ordenador a la compa?¨ªa canadiense D-Wave Systems hace dos a?os¡ª conf¨ªa lo bastante en esta tecnolog¨ªa para promoverla a escala comercial, con lo que se convertir¨¢ en la primera empresa que usa la inform¨¢tica cu¨¢ntica como parte de su negocio.
Si todo sale como Lockheed y D-Wave esperan, el dise?o podr¨ªa usarse para sobrealimentar hasta los sistemas m¨¢s potentes y resolver algunos problemas cient¨ªficos y empresariales millones de veces m¨¢s deprisa de lo que es posible actualmente.
Ray Johnson, director t¨¦cnico de Lockheed, puntualiza que su empresa usar¨¢ la inform¨¢tica cu¨¢ntica para crear y probar complejos sistemas espaciales, aeron¨¢uticos y de radares. Ser¨ªa posible, por ejemplo, saber al instante c¨®mo reaccionar¨ªan los millones de l¨ªneas de software que controlan una red de sat¨¦lites ante un aumento brusco de la radiaci¨®n solar o ante la emisi¨®n de energ¨ªa despu¨¦s de una explosi¨®n nuclear (algo cuya determinaci¨®n requiere ahora semanas, si es que llega a lograrse).
¡°Esta es una revoluci¨®n no muy diferente de la de los inicios de la inform¨¢tica¡±, explica. ¡°Es una transformaci¨®n del modo en que concebimos los ordenadores¡±.
Se podr¨¢n encontrar muchas aplicaciones para los ordenadores de D-Wave. Quienes investigan el c¨¢ncer ven la posibilidad de navegar r¨¢pidamente por cantidades ingentes de datos gen¨¦ticos. Los investigadores de Google han trabajado con D-Wave usando los ordenadores cu¨¢nticos para reconocer coches y caracter¨ªsticas del terreno, un paso esencial para controlar los veh¨ªculos autodirigidos.
La inform¨¢tica cu¨¢ntica es mucho m¨¢s r¨¢pida que la tradicional debido a las ins¨®litas propiedades que tienen las part¨ªculas a la escala m¨¢s peque?a. En lugar de la precisi¨®n de los unos y los ceros que se han usado para representar los datos desde los inicios de la inform¨¢tica, la inform¨¢tica cu¨¢ntica se basa en el hecho de que las part¨ªculas subat¨®micas se encuentran en un intervalo de distintos posibles estados. Esos estados pueden acotarse para determinar un resultado ¨®ptimo entre una cantidad casi infinita de posibilidades, lo que permite que ciertos tipos de problemas puedan resolverse r¨¢pidamente.
¡°Lo que estamos llevando a cabo es un desarrollo paralelo a la inform¨¢tica que hemos tenido durante los ¨²ltimos 70 a?os¡±, indica Vern Brownell, consejero delegado de D-Wave, empresa fundada hace 12 a?os y con sede en Vancouver.
D-Wave y en general la inform¨¢tica cu¨¢ntica-sobrealimentada tambi¨¦n tienen sus detractores. Una gran parte de las cr¨ªticas se debe al anuncio de D-Wave-- en 2007 de que fabricar¨ªa un ordenador cu¨¢ntico comercial en el plazo de un a?o, aunque posteriormente se retract¨®.
D-Wave ¡°ha dicho cosas en el pasado que eran simplemente rid¨ªculas y que inspiran poca confianza¡±, observa Scott Aaronson, del Massachusetts Institute of Tech-nology.
Pero otros recuerdan que hay motivos para el optimismo. Los investigadores cu¨¢nticos ¡°est¨¢n dando un paso m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito te¨®rico para entrar en el aplicado¡±, asegura Peter Lee, director de la secci¨®n de investigaci¨®n de Microsoft. ¡°Los principales investigadores tenemos la sensaci¨®n de que todos estamos en una carrera¡±.
Con la colaboraci¨®n de John Markoff desde San Francisco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.