Conducci¨®n sin manos: llega el coche del futuro
El coche de Mobileye no ofrece la autonom¨ªa lograda por los ingenieros de Google.
El pasado abril circul¨¦ por una autopista entre Jerusal¨¦n y el mar Muerto sentado en el asiento del conductor de un Audi A7, mientras un programa inform¨¢tico conectado a una c¨¢mara de v¨ªdeo en el parabrisas pilotaba el coche a velocidades de hasta 100 kil¨®metros por hora. Aquello fue una singular declaraci¨®n sobre el r¨¢pido progreso en el desarrollo de los coches no pilotados.
Aunque el muy promocionado coche de Google est¨¢ equipado con c¨¢maras, radar y los distanci¨®metros l¨¢ser conocidos como Lidar, este destaca por su simplicidad y el coste relativamente bajo de su sistema: apenas unos cientos de d¨®lares en materiales. ¡°La idea es obtener el m¨¢ximo de una conducci¨®n aut¨®noma utilizando solo una c¨¢mara¡±, explica Gaby Hayon, de Mobileye Vision Technologies, la empresa israel¨ª que cre¨® el sistema del Audi.
El coche de Mobileye no ofrece la autonom¨ªa lograda por los ingenieros de Google. El veh¨ªculo de estos se mezclar¨¢ con el tr¨¢fico en las autopistas, cruzar¨¢ sin riesgo las intersecciones, realizar¨¢ giros a izquierda y derecha y adelantar¨¢ a los m¨¢s lentos.
Por el contrario, el auto de Mobileye solo es capaz de circular por un ¨²nico carril a velocidad de autopista, detenerse y retomar dicha velocidad.
Pero al mezclar avanzadas t¨¦cnicas de visi¨®n por ordenador con c¨¢maras de v¨ªdeo de bajo coste, la empresa est¨¢ demostrando lo r¨¢pido que podr¨¢ comercializarse la conducci¨®n aut¨®noma. ¡°No puedes hacer un equipo que valga 70.000 d¨®lares¡±, dice Amnon Shashua, uno de los fundadores de Mobileye, en referencia al sistema l¨ªder de Google, ¡°e imaginar que llegar¨¢ a producirse en masa¡±.
Mobileye empez¨® a ofrecer recientemente la tercera generaci¨®n de su tecnolog¨ªa, que empresas como Volvo han promocionado por su capacidad para detectar viandantes y ciclistas.
Este mismo verano empezar¨¢n a llegar gracias a m¨¢s de cinco grandes fabricantes de autom¨®viles los primeros sistemas limitados, que ofrecen una prestaci¨®n conocida como ¡°ayuda en atascos¡±. Esos coches circular¨¢n sin peligro en las congestiones, pero requerir¨¢n que los conductores mantengan las manos en el volante.
En 2010 fui el primer periodista que condujo el coche de Google en California, un Toyota Prius equipado con sensores que creaban un mapa sorprendentemente detallado del mundo que rodea al veh¨ªculo. Fue toda una haza?a. El autom¨®vil desactiv¨® el piloto autom¨¢tico solo en dos ocasiones, cuando adelantaba a un ciclista y m¨¢s tarde al aparcar marcha atr¨¢s.
En el auto de Google me sent¨ª desligado de la inteligencia que lo guiaba. Cuando se autopilot¨® en la primera curva, tuve la escalofriante sensaci¨®n de que era m¨¢s humano que los humanos.
Pero en el coche de Mobileye fui muy consciente de las limitaciones del piloto autom¨¢tico. El veh¨ªculo ten¨ªa tendencia a zigzaguear un poco cuando empezaba a distanciarse de una intersecci¨®n, un comportamiento que no inspira confianza. En una ocasi¨®n, cuando pasaba junto a un coche aparcado, el Audi vir¨® en direcci¨®n al otro veh¨ªculo. Como no ten¨ªa mucho inter¨¦s en conocer las intenciones del coche, gir¨¦ de nuevo hacia el centro.
Los ingenieros de Mobileye dicen que la c¨¢mara actual ser¨¢ complementada con cinco m¨¢s: una de gran alcance y otras montadas en el lateral y enfocando hacia atr¨¢s. El objetivo, dicen, es crear un sistema con la misma capacidad que el de Google.
Despu¨¦s de 20 minutos conduciendo por la autopista, volv¨ª a activar el piloto autom¨¢tico del Audi y puse rumbo a Jerusal¨¦n. La demostraci¨®n no fue tan espectacular como la de Google, pero comprend¨ª mejor hacia d¨®nde se encamina el sector del autom¨®vil.
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