Nadie conoce a Satoshi Nakamoto
La identidad del fundador del Bitcoin, esfumado en 2011 dejando unos 230 millones de d¨®lares, es el gran enigma de la era digital
Uno de los mayores enigmas de la era digital es una sombra con un nombre japon¨¦s. Puede ser un solo hombre, una organizaci¨®n, un gobierno o la mism¨ªsima NSA. Nadie lo sabe. Bajo el nombre de Satoshi Nakamoto se oculta el inventor de Bitcoin, una criptomoneda llamada a revolucionar los sistemas de pago en Internet cuyo valor total se estima hoy en el mercado de unos 4.000 millones de d¨®lares. Pero nadie ha visto jam¨¢s el rostro de su creador ni o¨ªdo su voz. En 2011, cuando su invento empezaba a ser grande y ¨¦l podr¨ªa haberse hecho millonario, desapareci¨®. Dej¨® de contestar hasta los emails de su colaborador m¨¢s cercano, Gavin Andressen. Simplemente dijo que iba a dedicarse a otras cosas. El tipo de mensaje que habr¨ªa escrito alguien que acababa de fracasar. No el inventor de algo as¨ª como el Napster del dinero.
Ni siquiera se sabe si se trata de una persona, una organizaci¨®n, un Gobierno o la mism¨ªsima NSA
A finales de 2008, Satoshi Nakamoto public¨® un art¨ªculo de investigaci¨®n donde explicaba los fundamentos del Bitcoin, una nueva moneda digital basada en un software de c¨®digo abierto y la tecnolog¨ªa P2P. En el documento inclu¨ªa una direcci¨®n de correo a trav¨¦s de la que intercambi¨® emails durante dos a?os y medio con la comunidad que le ayud¨® a desarrollarlo. El sistema pretend¨ªa eliminar a los bancos de la ecuaci¨®n econ¨®mica, suprimir comisiones, preservar la privacidad en las transacciones, facilitar los micropagos entre personas¡ Nac¨ªa en plena crisis y pose¨ªa todos los elementos relativos al signo de los tiempos.
Hoy, siete a?os despu¨¦s, se emiten 25 bitcoins cada 10 minutos y solo en Espa?a se realizan 100.000 transacciones diarias. Muchas empresas empiezan a aceptarlo como medio de pago (Microsoft, Dell, Destinia¡), la Reserva Federal de Estados Unidos estudia incorporarlo al sistema y gran parte de las inversiones de Silicon Valley fluyen hacia revolucionarias firmas del entorno de esta criptomoneda (230 millones de d¨®lares solo en 2015). En Espa?a lo utilizan despachos de abogados como Abanlex o empresas como Coinffeine atraen ya la atenci¨®n de todo el mundo por su vuelta de tuerca a la descentralizaci¨®n del Bitcoin mediante la eliminaci¨®n de las casas de cambio del tablero.
Hoy se emiten 25 bitcoins cada 10 minutos y solo en Espa?a se realizan 100.000 transacciones diarias
Desde entonces, la caza de Satoshi Nakamoto (nombre que podr¨ªa ser un simple alias) se ha convertido en un reto para periodistas, inform¨¢ticos y cript¨®grafos. The New Yorker o el New York Times han se?alado a sus candidatos sin obtener confirmaci¨®n de ninguno de ellos. Pero el caso m¨¢s sonado se produjo en marzo de 2014 cuando Newsweek recuper¨® su edici¨®n impresa con una bomba en la portada: le ten¨ªan. La periodista Leah McGrath Goodman aseguraba haber localizado a un tipo corriente llamado Dorian Satoshi Nakamoto que viv¨ªa humildemente en un suburbio de Los ?ngeles. Un f¨ªsico de origen japon¨¦s cuya biograf¨ªa guardaba demasiadas coincidencias con los datos que se ten¨ªan del fundador de Bitcoin. Hablaba un ingl¨¦s un tanto pobre, hab¨ªa trabajado para asuntos clasificados del Gobierno, su entorno sosten¨ªa que pod¨ªa ser ¨¦l¡ Seg¨²n la periodista, a las puertas de su casa, incluso lleg¨® a decirle: ¡°Ya no estoy involucrado en eso, no puedo hablar sobre ello. Otra gente est¨¢ al cargo ahora¡±. No dejaba lugar a demasiadas dudas.
Al d¨ªa siguiente de la publicaci¨®n, el supuesto Satoshi lo desminti¨® todo. Incluso aseguraba no haber tenido conocimiento del Bitcoin hasta hac¨ªa seis meses. Lo m¨¢s doloroso para la periodista fue que la mayor¨ªa de expertos consultados respaldaron su versi¨®n. Tras un a?o de silencio, McGrath, atendi¨® a este diario, durante diez minutos, pero quiso limitar su declaraci¨®n oficial a que tanto ella como Newsweek siguen respaldando y dando cr¨¦dito a su art¨ªculo, todav¨ªa colgado en su web bajo una petici¨®n de rectificaci¨®n del abogado del Nakamoto que negaba serlo. Algunos creen que Leah McGrath tiene que saber algo m¨¢s de lo que lleg¨® a publicar para seguir manteniendo su versi¨®n.
El bitcoin es la cristalizaci¨®n de un viejo anhelo perseguido por el movimiento cypherpunk desde los a?os 80 que encontr¨® la soluci¨®n en el protocolo de Nakamoto. Hay unos 14 millones en circulaci¨®n (cada uno vale hoy unos 220 euros) y, tal y como est¨¢ configurado el sistema, permitir¨¢ que se reproduzcan hasta 21 millones (el proceso terminar¨ªa alrededor del a?o 2140). Su estructura est¨¢ basada en la llamada cadena de bloques, algo as¨ª como las hojas de contabilidad donde se anotan todas las transacciones que se realizan. Esos bloques se generan mediante un complejo c¨¢lculo que solo pueden procesar potentes computadoras (a veces centenares de ellas). Ese trabajo lo realizan los llamados mineros, que son recompensados con 25 bitcoins cada vez que obtienen un nuevo bloque. Un incentivo que empez¨® siendo de 50, pero que desciende a la mitad a medida que aumenta la complejidad del problema matem¨¢tico. Luego, su valor fluct¨²a en el mercado en funci¨®n de la oferta y la demanda y el precio que fijan las casas de cambio.
Newsweek' asegur¨® en su portada haber dado con el aut¨¦ntico Satoshi. Al d¨ªa siguiente fue desmentido
Satoshi Nakamoto fue el primero en minar Bitcoins y podr¨ªa tener en su cuenta, seg¨²n los c¨¢lculos que pueden hacerse consultando la cadena de bloques, alrededor de un mill¨®n de ellos. Pero desde que desapareci¨® en 2011 no ha movido ni un c¨¦ntimo. Algo que ha despertado toda suerte de teor¨ªas: desde que perdi¨® las claves de su cuenta, hasta que los ha abandonado para no dar pistas de su identidad. Lo que est¨¢ claro es que es alguien que no los necesita. Adem¨¢s, hay algunos rastros, extra¨ªdos de todos sus emails que han vistos la luz p¨²blica, que permiten al menos descartar a algunos sospechosos.
Esa es la ¨²nica manera de acercarse al enigma. Nathaniel Popper, periodista del New York Times y autor del libro Digital Gold, opina que le contexto hist¨®rico es muy importante para definir su identidad. Hay que entender los experimentos previos que se hicieron en la misma l¨ªnea (como Hashcash o B-Money) y que Satoshi probablemente surgi¨® de ese entorno. Justamente, otro de esos antecedentes, fue Bit Gold, una especie de versi¨®n beta sin desarrollar del Bitcoin. Su creador, un experimentado cript¨®grafo llamado Nick Szabo es a quien apuntar¨ªa Nathaniel si tuviera que apostar sobre nombre real del verdadero Satoshi. ¡°Mi apuesta es que estuvo involucrado, pero que tuvo ayuda para desarrollar el c¨®digo. ?l no era el tipo de programador que podr¨ªa hacer solo ese software. Hay gente que le ayuda. Pero yo no digo que sea ¨¦l, sino que todas las evidencias obtenidas hasta la fecha apuntan a ¨¦l¡±, matiza con toda la cautela del mundo. Szabo, como todos los dem¨¢s anteriormente, lo niega.
Para la gente m¨¢s cercana al Bitcoin, tanto por su uso como por la militancia ideol¨®gica, desenmasarar a Satoshi es irrelevante. As¨ª opina Alex Preukschat es el autor del c¨®mic Bitcoin: La caza de Satoshi Nakamoto. Para ¨¦l lo importante es que se trata de un proyecto descentralizado p2p y cuya estructura puede aplicarse a otros campos de la vida. ¡°Lo relevante es la comunidad de personas involucradas. Eso se aplica tambi¨¦n a la democracia, que solo puede ser igual de buena como lo es la calidad de las personas que la componen. En los proyectos p2p pasa de una forma m¨¢s pronunciada: todos sus miembros constituyen la fuerza. Para m¨ª lo m¨¢s bonito no es el dinero o la tecnolog¨ªa. Sin¨® las nuevas estructuras descentralizadas que nos ofrece para la sociedad. Se trata de una manera de organizar e incentivar en el futuro comportamientos humanos¡±. Algo as¨ª deb¨ªa pensar Satoshi cuando se march¨® a hacer otras cosas y renunci¨® a su invento y al mill¨®n de bitcoins de su cuenta.
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