¡®Make in India¡¯ lucha por hacer sombra a ¡®Made in China¡¯
Un programa pretende que el gigante hind¨² se convierta en la gran alternativa manufacturera, sobre todo en productos tecnol¨®gicos
El barrio de Noida no es precisamente el lugar en el que uno espera encontrarse una f¨¢brica de alta tecnolog¨ªa. El tr¨¢fico en este distrito de las afueras de la capital india, Nueva Delhi, es un caos en el que intervienen autom¨®viles, triciclos motorizados, camiones que jam¨¢s pasar¨ªan una ITV en otro pa¨ªs, y peatones que protagonizan un peligroso zigzag entre todos ellos. Ajenas a la cacofon¨ªa de cl¨¢xones y de gritos, las vacas lamen viejos p¨®steres de pel¨ªculas de Bollywood y buscan algo que llevarse al est¨®mago en las monta?as de basura que crecen aqu¨ª y all¨¢. Sorprendentemente, en medio de esta fascinante representaci¨®n de la realidad india en el siglo XXI aparece uno de los pabellones en los que Intex ensambla sus tel¨¦fonos m¨®viles inteligentes. Fabrica nada menos que 1,7 millones al mes, una cifra que ha convertido a la empresa en la marca india m¨¢s vendida del pa¨ªs, solo superada por Samsung y en permanente liza con la compatriota Micromax.
Claro que en el interior de las instalaciones la escena es muy diferente. Parece como si la India del exterior fuese incapaz de penetrar en la f¨¢brica, que sorprende por la pulcritud y la eficiencia de sus trabajadores. ¡°Estamos en funcionamiento las 24 horas, y los empleados hacen dos turnos. Aqu¨ª tenemos 680 operadores y 100 extras, pero en total hemos contratado a unas 5.000 personas¡±, apunta D. Banerjee, responsable de producci¨®n de Intex. Dependiendo del modelo, cada terminal solo tarda entre 15 y 20 minutos en ser ensamblado: la placa base, la c¨¢mara, los puertos, la pantalla¡ La cinta transportadora va convirtiendo los cuerpos vac¨ªos de los m¨®viles en aparatos que cobran vida y cuyo correcto funcionamiento se comprueba hasta la extenuaci¨®n.
¡°De cada modelo primero fabricamos 20 unidades que destinamos a probar en nuestros laboratorios, donde se exponen a las m¨¢quinas que recrean las peores condiciones clim¨¢ticas. Adem¨¢s, tienen que resistir los controles de golpes, electrost¨¢tica, resistencia al polvo, y un largo etc¨¦tera. Si pasan las pruebas se lanza una primera hornada de otros 200 terminales que se probar¨¢n a fondo por el personal de la empresa. Solo si esa segunda comprobaci¨®n es satisfactoria se comienza a fabricar en masa¡±, explica Banerjee. Intex ampliar¨¢ en febrero su cat¨¢logo de m¨®viles a 29 modelos, entre los que se encontrar¨¢ el primero dedicado a la realidad virtual y dise?ado en colaboraci¨®n con Google. ¡°Cada tres o seis meses la tecnolog¨ªa avanza y hay que adaptarse. Es un ritmo fren¨¦tico tanto para los usuarios como para los fabricantes. As¨ª que ahora estamos construyendo una de las f¨¢bricas m¨¢s grandes del pa¨ªs para producir en India todos nuestros aparatos¡±.
Ese es el objetivo que se ha marcado Intex tras la puesta en marcha de ¡®Make in India¡¯ (Hazlo en India), el ambicioso proyecto creado hace dos a?os por el primer ministro Narendra Modi, cuya intenci¨®n es modernizar la industria del pa¨ªs para conseguir que India se convierta en una potencia manufacturera capaz de hacer frente a China. Es un plan basado la estrategia de las ¡®cinco T¡¯: talento, tradici¨®n, turismo, comercio (trade, en ingl¨¦s), y tecnolog¨ªa. ¡°Nosotros estamos perfectamente alineados con esta pol¨ªtica, que consideramos muy necesaria para India¡±, opina el director de Intex e hijo del fundador, Keshav Bansal. ¡°Hasta hace un a?o todos nuestros m¨®viles se fabricaban en China, pero ya hemos conseguido traer el 60% de la producci¨®n y esperamos tener aqu¨ª el 100% este a?o¡±, avanza.
Aparte de Intex, han mordido el anzuelo de Make in India el gigante taiwan¨¦s de los m¨®viles Foxconn, que? ha desembarcado en el sur de India de la mano de Xiaomi, y Samsung fabrica en el pa¨ªs su m¨®vil Z1 Tizen?
Esta estrategia parece beneficiosa para todos: por un lado, los gobiernos de los diferentes estados, que subvencionan las f¨¢bricas con incentivos fiscales y descuentos en el precio del terreno, la electricidad, o el agua, logran crear empleo y formar a su juventud; por el otro lado, las empresas se ahorran los aranceles que se imponen a componentes y a productos acabados. ¡°Tambi¨¦n nos da una importante ventaja en el control de calidad y en la capacidad de adaptar los dise?os a nuestras necesidades¡±, apunta Bansal.
Lo que no hay es un ahorro en la mano de obra, porque Intex asegura que sus empleados tienen sueldos entre las 15.000 y las 20.000 rupias (200 - 260 euros), cantidades que son solo ligeramente inferiores a las que cobran los trabajadores chinos, cuya productividad es mayor. Eso s¨ª, a diferencia de lo que sucede en el gigante vecino, en India los trabajadores no son emigrantes rurales sino gente de la zona, lo cual le permite ahorrar a la empresa en alojamiento y ofrecerles transporte gratuito hasta sus hogares.
En cualquier caso, Intex no es, ni mucho menos, la ¨²nica empresa que ha mordido el anzuelo de Make in India. De hecho, el programa de Modi ha logrado atraer inversiones muy importantes: el gigante taiwan¨¦s de los m¨®viles Foxconn ha desembarcado en el sur de India de la mano de Xiaomi; Samsung ha decidido fabricar en el pa¨ªs su m¨®vil Z1 Tizen; Huawei ha anunciado el desembolso de casi 160 millones de euros para establecer un centro de I+D en India; y en sectores no electr¨®nicos otras grandes marcas como Airbus o Hitachi tambi¨¦n est¨¢n estudiando sus implantaciones productivas para fabricar aeronaves y partes de autom¨®viles respectivamente. En el plano econ¨®mico, Modi se puede colgar una importante medalla: por primera vez, India crece por encima de China. Y la agencia de ratings Fitch considera que la diferencia se ir¨¢ agrandando en los pr¨®ximos a?os.
¡°Con el aumento de los costos de mano de obra en China y la imposici¨®n de aranceles, cada vez resulta m¨¢s interesante fabricar en India¡±, reconoce Chen Yu, cofundador de ZUK, una marca de m¨®viles subsidiaria de Lenovo que tambi¨¦n est¨¢ planeando su desembarco en India. La startup OnePlus tambi¨¦n baraja la posibilidad de desligar su producci¨®n de la china OPPO para fabricar su tercer buque insignia en India. As¨ª, marcas como Intex o sus competidoras Micromax y Lava tendr¨¢n que adaptarse tambi¨¦n a un aumento de la competencia en su mercado local, un aliciente para que sigan los pasos de sus hom¨®logas chinas y pongan en marcha su proceso de internacionalizaci¨®n.
¡°Existe una ¨²ltima ventaja que es m¨¢s dif¨ªcil de cuantificar, y que reside en el prestigio del Made in India¡±, analiza Bansal. ¡°Estamos convencidos de que es una etiqueta que tiene mayor aceptaci¨®n que la de Made in China, todav¨ªa relacionada en el extranjero con la mala calidad. Adem¨¢s, en nuestro caso, con producci¨®n propia la crisis econ¨®mica global nos abre la posibilidad de acceder a los mercados m¨¢s avanzados, ya que los usuarios de electr¨®nica cada vez exigen una mejor relaci¨®n calidad-precio¡±. Y en ese punto las empresas indias son imbatibles. No en vano, Intex salt¨® a las portadas de todo el mundo hace algo m¨¢s de un a?o cuando lanz¨® el smartphone m¨¢s barato del mundo, el Cloud FX, que cuesta ¨²nicamente 1.999 rupias (26 euros). El Freedom 251 le acaba de arrebatar el trono, pero tendr¨¢ que demostrar su val¨ªa.
A pesar de que ahora la empresa desembarca en Europa y Latinoam¨¦rica con los tel¨¦fonos que presenta esta semana en el Mobile World Congress de Barcelona, es evidente que su principal mercado continuar¨¢ siendo India durante mucho tiempo. ¡°Mi padre cre¨® esta empresa con 100 d¨®lares hace 20 a?os. En aquel momento, se propuso convertirla en l¨ªder mundial, y creo que vamos por el buen camino. Estamos creciendo a un ritmo superior al 100% anual, y queremos mantener esa velocidad durante los pr¨®ximos cinco a?os. Y nuestro objetivo es claro: queremos hacer que la tecnolog¨ªa sea accesible a toda la poblaci¨®n. Por eso, nuestros terminales m¨¢s caros cuestan apenas 200 euros, y no tenemos intenci¨®n de romper esa barrera¡±, afirma el director.
Huawei ha anunciado el desembolso de casi 160 millones de euros para establecer un centro de I+D en India y en sectores no electr¨®nicos otras grandes marcas, como Airbus o Hitachi, estudian fabricar en el pa¨ªs aeronaves y partes de autom¨®viles, respectivamente
Claro que en esa franja de precio Intex tiene dif¨ªcil competir con las marcas chinas que han decidido saltar fuera de sus fronteras. Su m¨®vil estrella en India, el Aqua Gen X, est¨¢ muy lejos de los Xiaomi, Meizu, o Huawei: cuenta con un procesador Mediatek de ocho n¨²cleos a 1,3 Ghz. y 2GB de memoria RAM que ya resultan muy escasos. Y, aunque a Europa llegan con un nuevo terminal que incluye tambi¨¦n un lector de huellas dactilares, las especificaciones t¨¦cnicas todav¨ªa est¨¢n muy lejos de la competencia china, y los acabados deber¨¢n mejorar para convencer a los usuarios m¨¢s exigentes. Sobre todo cuando sus rivales ofrecen cuerpos met¨¢licos y c¨¢maras potentes por precios similares.
Lo mismo sucede con Micromax o Lava, los otros dos grandes fabricantes indios de m¨®viles. Su estrategia ha tenido un pilar casi ¨²nico: el precio. Ahora, sin embargo, se ven obligadas a mejorar las calidades de los materiales y las prestaciones que ofrecen. Y, sin duda, el programa Make in India cuenta con subvenciones suficientes como para hacer que el esfuerzo econ¨®mico valga la pena. Sin duda, la mayor¨ªa de los empresarios considera que el plan es una necesidad para profesionalizar la industria de India y elevar sus capacidades para que sea competitiva a nivel global.
No obstante, hay quienes no ven Make in India con tan buenos ojos. ¡°Modi est¨¢ tratando de copiar el modelo chino para atraer inversi¨®n y que las manufacturas hagan de tractor econ¨®mico. La teor¨ªa dice que eso terminar¨¢ beneficiando a la poblaci¨®n en general, pero es evidente que lo que va a conseguir es aumentar la ya de por s¨ª gigantesca brecha existente entre pobres y ricos¡±, asegura Pradip Bastia, responsable de los programas de Sanidad de la ONG local Smile. ¡°Las f¨¢bricas se ubican en zonas urbanas, lo cual propiciar¨¢ una mayor emigraci¨®n rural que puede traducirse en un aumento de la poblaci¨®n que vive en barriadas de condiciones insalubres¡±.
La teor¨ªa dice que eso terminar¨¢ beneficiando a la poblaci¨®n en general, pero aumentar¨¢? la gigantesca brecha entre pobres y ricos
Por si fuese poco, tambi¨¦n hay quienes est¨¢n preocupados por la erosi¨®n de los derechos laborales. ¡°El mensaje para las multinacionales es claro: venid a India, China no es el ¨²nico pa¨ªs que puede atentar contra los derechos fundamentales y ofrecer gran rendimiento por cada d¨®lar invertido¡±, escribi¨® el articulista Nirmalya Dutta en el diario DNA. Sin embargo, el Gobierno asegura que no pretende instaurar una legislaci¨®n paralela -como hace Bangladesh con el sector manufacturero-, y que el programa servir¨¢ para construir infraestructuras adecuadas, establecer un entorno rico en proveedores, y formar a millones de j¨®venes. Pero es evidente que en Noida todav¨ªa est¨¢n muy lejos de conseguirlo.
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