Los ¡®biohackers¡¯ que dejan que la tecnolog¨ªa se les meta en la piel
Los implantes de tecnolog¨ªa en el cuerpo humano permiten mejorarlo y alterarlo
Para algunas personas, el cuerpo humano no es sagrado y, en cambio, lo consideran una fuente de frustraci¨®n por sus considerables limitaciones en comparaci¨®n con la potente tecnolog¨ªa de que disponemos hoy en d¨ªa. En los ¨²ltimos a?os, ha nacido una nueva comunidad de biohackers o grinders que experimentan para mejorar el cuerpo humano con tecnolog¨ªa. Es un campo inexplorado y emocionante que, en gran parte, est¨¢ alejado de las disciplinas convencionales de la ciencia o de la filosof¨ªa y que cambia totalmente algunas creencias ¨¦ticas antiguas.
Ha pasado mucho tiempo desde que me colocaron mi primer implante electr¨®nico ¨C un sencillo transmisor de radiofrecuencia ¨C en 1998. Me permit¨ªa abrir puertas y encender luces solo con un movimiento de mi brazo. Para hacerlo, cont¨¦ con la ayuda de mi m¨¦dico generalista que en la operaci¨®n no solo me hizo un agujero en el brazo, sino que se asegur¨® de que mi implante se manten¨ªa en su sitio y de que no se produc¨ªa una infecci¨®n.
Ahora, la mayor¨ªa de los biohackers no tienen estos lujos, sino que realizan ellos mismos las operaciones y aprenden sobre la marcha los principios b¨¢sicos de la medicina y de la esterilizaci¨®n (a menudo simplemente mojan las agujas y los escalpelos en alcohol). En 1998, me pusieron anestesia local, que es algo que no se ponen muchas personas hoy en d¨ªa, aunque pueden tener a un amigo cerca por si se desmayan.
Puede que el implante m¨¢s habitual que se haya probado sea el aparato de identificaci¨®n de radiofrecuencia (RFID, por sus siglas en ingl¨¦s), cuya versi¨®n m¨¢s reciente es una comunicaci¨®n de campo cercano (NFC, por sus siglas en ingl¨¦s). Es b¨¢sicamente la misma tecnolog¨ªa que se utiliza en las tarjetas de pago sin contacto, salvo que est¨¢ colocada en un peque?o tubo del tama?o de un grano de arroz. All¨¢ por 1998, mi RFID med¨ªa 2,5 cent¨ªmetros de largo, por lo que la tecnolog¨ªa ha evolucionado claramente desde entonces.
La durabilidad y la fiabilidad no son un problema. A mi colega Mark Gasson le implantaron su RFID en 2009 y sigue funcionando perfectamente, sin problemas de rechazo o de funcionamiento. Pero se necesita una tecnolog¨ªa externa para transmitir la energ¨ªa al implante, que no tiene bater¨ªa, y para comunicarse con ¨¦l.
En los dos ¨²ltimos a?os varias empresas han entrado en liza, aunque alg¨²n c¨ªnico podr¨ªa decir que lo han hecho m¨¢s por publicidad que por otra cosa. Por ejemplo, en enero de 2015 tuvo mucho eco la noticia de que a varios centenares de oficinistas en Suecia se les hab¨ªa implantado un chip. Con sus implantes ¨C colocados por un tatuador ¨C los trabajadores pod¨ªan abrir puertas y encender la fotocopiadora.
La mayor¨ªa de los 'biohackers' realizan ellos mismos las operaciones y aprenden sobre la marcha los principios b¨¢sicos de la medicina y de la esterilizaci¨®n
Para los biohackers, el abanico de las posibles tecnolog¨ªas que se pueden implantar es amplio e imaginativo. Tim Cannon, desarrollador de programas electr¨®nicos y biohacker, tiene distintos implantes, el ¨²ltimo de los cuales es el Northstar, que se ilumina cuando est¨¢ cerca de un im¨¢n. Su empresa de Pittsburgh, Grindhouse Wetware, desarrolla, de hecho, tecnolog¨ªa para biohackers. Luego est¨¢ Lepht Anonym, que tiene previsto que le implanten un peque?o chip br¨²jula cerca de su rodilla izquierda, con una bobina de tesla que se puede cargar externamente.
Los artistas tambi¨¦n se aventuran en este campo. A Moon Ribas le han implantado un sensor s¨ªsmico en el codo que le permite sentir los terremotos mediante las vibraciones. Mientras tanto, Neil Harbisson, que es dalt¨®nico, tiene una c¨¢mara sujeta a su cr¨¢neo. Los diferentes colores hacen que la frecuencia de las vibraciones que recibe su cr¨¢neo var¨ªe. Gracias a esto ha aprendido a distinguir una gran variedad de colores. Y no deber¨ªamos olvidarnos del artista digital Stelarc, que incluso ha desarrollado una oreja en su brazo.
Personalidades con magnetismo
Muchos biohackers tienen imanes implantados en sus dedos, que se pueden activar con peque?as bobinas de cable conectadas a unas sensores externos como ultrasonidos o infrarrojos. Esto permite a la persona con los implantes ¡°sentir¡± la distancia hasta los objetos o el calor remoto. Mi alumno Ian Harrison realiz¨® un estudio detallado para su doctorado en el que se implantaba imanes para demostrar lo sensibles que pod¨ªan ser.
Pero el ejemplo m¨¢s avanzado tiene que ser lo que ahora se llama neurohacking, que consiste en modificar el cerebro o el sistema nervioso. En 2002, me implantaron un aparato BrainGate en los nervios de mi brazo para poder controlar una mano rob¨®tica con Internet usando mis pensamientos. Tambi¨¦n me permit¨ªa tener un sentido m¨¢s, un sentido ultras¨®nico, de tal manera que cuando me acercaba a un objeto las pulsaciones electr¨®nicas que estimulaban mi cerebro aumentaban su frecuencia. Recientemente, se utiliz¨® el mismo implante con una finalidad terap¨¦utica para permitir que una persona con par¨¢lisis recuperase parte del control sobre su brazo.
Es evidente que el biohacking ofrece posibles ventajas, y ya las estamos viendo en el uso de pr¨®tesis neuro-controladas. Pero, con el tiempo, veremos c¨®mo se usan estos implantes que mejoran a los seres humanos para aumentar la memoria y para comunicarse mediante el pensamiento. Pero hoy en d¨ªa se trata principalmente de investigar para ver hasta d¨®nde pueden llegar los l¨ªmites.
Kevin Warwick? es?Vicerrector adjunto (Investigaci¨®n) en la Universidad de Coventry. Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Kevin Warwick ha recibido financiaci¨®n de EPSRC, MRC, JLR, Nissan, DTI.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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