Un d¨ªa en la vida de un trabajador de una ciudad inteligente
Los dispositivos inform¨¢ticos ya recogen datos suficientes como para que la idea de las ciudades inteligentes se convierta en una realidad
Esta ma?ana, el despertador de su tel¨¦fono m¨®vil ha sonado 10 minutos antes de lo habitual. El acceso a algunas zonas de la ciudad est¨¢ cerrado debido a los preparativos para una popular celebraci¨®n de final de verano, as¨ª que se espera que la congesti¨®n sea mayor de lo normal. Va a tener que coger el autob¨²s m¨¢s temprano para llegar a tiempo a trabajar.
La hora de la alarma se adapta a su secuencia de acciones matutinas, controlada a diario por su reloj inteligente, y tiene en cuenta la previsi¨®n del tiempo (se espera lluvia a las 07:00), el d¨ªa de la semana (es lunes, y el tr¨¢fico siempre es peor los lunes), as¨ª como el hecho de que la noche anterior se fue tarde a la cama (es probable que esta ma?ana sea m¨¢s lento que de costumbre). El m¨®vil vuelve a zumbar. Es hora de salir si quiere coger el autob¨²s.
Mientras camina en direcci¨®n a la parada, su tel¨¦fono le sugiere un peque?o rodeo. Por alguna raz¨®n, la plaza que usted acostumbra a atravesar est¨¢ repleta de gente esta ma?ana. Por el camino pasa junto a su cafeter¨ªa favorita y, a pesar de que hoy ofrece un 20% de descuento, su tel¨¦fono no le advierte. Al fin y al cabo, tiene prisa.
Tras su caminata ma?anera se siente despejado y lleno de energ¨ªa. Se registra en la parada, dotada de conexi¨®n inal¨¢mbrica y Bluetooth, que pone al corriente al conductor del siguiente autob¨²s. Ahora, este sabe que hay 12 pasajeros esperando a que los recoja, lo que significa que, si puede ser, tiene que aumentar ligeramente la velocidad para que todo el mundo tenga tiempo de subir. La empresa de autobuses tambi¨¦n ha recibido un aviso, y ya est¨¢ poniendo en servicio un veh¨ªculo adicional para dar respuesta a la elevada demanda a lo largo del trayecto que usted recorre. Mientras espera, se fija en un padre con dos ni?os peque?os, que se entretienen con el sistema de informaci¨®n con pantalla t¨¢ctil instalado en la parada.
Cuando llega el autob¨²s, la subida a bordo se lleva a cabo con fluidez. Casi todos los pasajeros utilizan billetes almacenados en sus tel¨¦fonos m¨®viles, de manera que solamente un caso de pago en met¨¢lico hace perder el tiempo. En el autob¨²s, saca una tableta de su cartera para ponerse al d¨ªa de diversas noticias y correos electr¨®nicos, utilizando el servicio gratuito de conexi¨®n inal¨¢mbrica a bordo. De repente, se da cuenta de que ha olvidado cargar su m¨®vil, as¨ª que lo conecta al punto de carga USB que hay junto a su asiento. A pesar de que el tr¨¢fico es muy lento, como consigue dejar listos la mayor¨ªa de correos de trabajo, el tiempo de viaje no ha sido ni mucho menos perdido.
Cuando el autob¨²s lo deja delante de su oficina, su jefe le informa de una visita imprevista a un determinado sitio, as¨ª que hace una reserva en un programa de alquiler de veh¨ªculos por horas, como por ejemplo Co-wheels. Se asegura un coche para ese mismo d¨ªa con una bicicleta plegable en el maletero.
Su destino se encuentra en pleno centro de la ciudad. Por eso, al llegar a las afueras aparca el coche compartido en un aparcamiento cercano (que, en realidad, es la entrada para coches que un miembro del programa no utiliza), y coge la bicicleta para el resto del d¨ªa con el fin de ahorrar tiempo y evitar el tr¨¢fico. Su aplicaci¨®n para viajar le da instrucciones a trav¨¦s de sus auriculares Bluetooth y le aconseja c¨®mo adaptar su velocidad sobre la bicicleta a su estado de forma. Debido a que usted tiene asma, la app le sugiere una ruta que evita una zona especialmente contaminada.
Despu¨¦s de la reuni¨®n, opta por coger un taxi para volver a la oficina, lo que le permite responder algunos correos electr¨®nicos por el camino. Con un golpecito a su tel¨¦fono m¨®vil, pide el taxi, y en los dos minutos que este tarda en llegar, pliega la bicicleta para poder devolverla al maletero de otro veh¨ªculo compartido cerca de su oficina. Como tiene prisa, hoy no va a ganar puntos ecol¨®gicos por ir andando, pero al menos lleg¨® a tiempo a la reuni¨®n ahorrando varios kilos de di¨®xido de carbono por el camino.
Seamos realistas
Puede que todo esto parezca pura ficci¨®n, pero, a decir verdad, la mayor¨ªa de los datos necesarios para hacer realidad ese d¨ªa ya se est¨¢n recogiendo de una manera u otra. Su tel¨¦fono m¨®vil es capaz de hacer el seguimiento de su localizaci¨®n, su velocidad y hasta del tipo de actividad que est¨¢ realizando en determinado momento, tanto si va conduciendo, como andando o en bicicleta.
Su historial de b¨²squedas y su comportamiento en las redes sociales pueden revelar sus intereses, sus gustos, e incluso sus intenciones
Al mismo tiempo, los monitores de actividad y los relojes inteligentes son capaces de monitorizar su frecuencia card¨ªaca y su actividad f¨ªsica. Su historial de b¨²squedas y su comportamiento en las redes sociales pueden revelar sus intereses, sus gustos, e incluso sus intenciones. Por ejemplo, los datos que se crean cuando consulta ofertas de vacaciones por Internet no solo dan una pista de a d¨®nde quiere ir, sino tambi¨¦n de cu¨¢ndo quiere hacerlo y cu¨¢nto est¨¢ dispuesto a pagar por ello.
Aparte de los dispositivos personales, el desarrollo del Internet de las cosas, con sus redes distribuidas de toda clase de sensores capaces de medir cualquier par¨¢metro, desde la contaminaci¨®n del aire hasta la intensidad del tr¨¢fico, es otra fuente de datos. Esto por no hablar del constante vertido de informaci¨®n al alcance en las redes sociales sobre cualquier tema que se le pueda pasar por la cabeza.
Con tantos datos a disposici¨®n, se dir¨ªa que la imagen de su entorno est¨¢ casi completa. Pero estos conjuntos de datos se encuentran depositados en sistemas separados que no interact¨²an y que est¨¢n gestionados por entidades distintas que no tienen por qu¨¦ estar desando compartirlos. As¨ª que, aunque tengamos la tecnolog¨ªa, nuestros datos siguen almacenados en organizaciones diferentes, y los obst¨¢culos institucionales se interponen en el camino para alcanzar este nivel de servicios. A usted le corresponde decidir si esto es malo o no.
Marcin Budka es investigador principal de Ciencia de Datos de la Universidad de Bournemouth.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n:
Marcin Budka recibe financiaci¨®n de Innovate UK. El autor agradece las agudas contribuciones de Tom Quay, director gerente de We Are Base Ltd, y su socio en el proyecto de transferencia de conocimiento.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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