A la c¨¢rcel por una pulsera Fitbit
Los dispositivos conectados se emplean cada vez m¨¢s como prueba ante los delitos
El pasado mes de abril, una pulsera de actividad Fitbit se convirti¨® en una de las principales pruebas de cargo en un homicidio en una causa que provoc¨® un gran revuelo en Estados Unidos. El wearable fue testigo silencioso de la lucha a muerte entre Connie Dabate y su misterioso asesino; el dispositivo midi¨® los bruscos movimientos y las pulsaciones hasta detener toda actividad a las 10:05, la que fue considerada como hora de la muerte de la mujer. Fue gracias a esta pulsera que se descubri¨® la identidad del asesino: su propio marido. Y es que los dispositivos conectados se est¨¢n convirtiendo en pruebas de cargo y como testigos mudos de delitos que son posteriormente resueltos gracias a la informaci¨®n registrada por los mismos.
Tanto los esp¨ªas del sal¨®n como las pulseras y m¨®viles pueden registrar en todo momento todo lo que sucede a su alrededor, incluyendo grabaciones de audio, y lo que se convierte en una pesadilla para los defensores de su privacidad, puede contribuir a resolver complejos delitos. Meses m¨¢s tarde del suceso de la pulsera Fitbit, un juez orden¨® a Amazon revelar el contenido del altavoz Echo -un dispositivo en escucha permanente- en la fecha y horas en las que presuntamente se cometi¨® un crimen. En este caso se contaba con el benepl¨¢cito del sospechoso, pero la firma se limit¨® a proporcionar una transcripci¨®n de la actividad del equipo, neg¨¢ndose a entregar el audio al considerarlo una vulneraci¨®n de los derechos fundamentales del acusado.
Los forenses del 'internet de las cosas'
Bruce Snell, experto en ciberseguridad de McAfee, ha advertido de que las pulseras de actividad se han convertido en nuestros esp¨ªas gracias a la gran cantidad de informaci¨®n sobre la actividad de la persona que registran, unos datos que en el caso de la comisi¨®n de un delito pueden ser de gran utilidad, en especial para desbaratar a los impostores. Estos equipos pueden registrar con gran precisi¨®n los latidos de la persona que los lleva y parece l¨®gico pensar que en la comisi¨®n de un delito esta actividad se disparar¨¢. La proliferaci¨®n de estos dispositivos ha provocado que las autoridades los consideren como fuente determinante de informaci¨®n en los delitos y a los investigadores que se encargan de obtener esta informaci¨®n se les conoce ya como ¡°los forenses del Internet de las cosas¡±.
En este sentido, la polic¨ªa est¨¢ formando ya a sus detectives para lograr obtener informaci¨®n de este tipo de dispositivos, y que nadie piense que la investigaci¨®n se limita a los wearables o c¨¢maras y altavoces en el domicilio: en realidad, cualquier dispositivo conectado puede proporcionar pruebas vitales en la comisi¨®n de un delito, como la hora en la que se activ¨® la cafetera o en la que alguien toc¨® el timbre. En realidad, las autoridades se enfrentan a una nueva e inesperada era en la que la dificultad no reside en obtener informaci¨®n, sino saber filtrar la que tiene realmente valor: ¡°Hay muchos m¨¢s datos de los que podemos gestionar¡±, como reconocer¨ªa el fiscal encargado del ¡®caso Fitbit¡¯ ante la avalancha de informaci¨®n proporcionada por el dispositivo.
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