El futuro de la traducci¨®n, ?los robots?
?Literalidad o sentido? ?Mecanizaci¨®n o estilo? Las nuevas tecnolog¨ªas plantean muchas dudas al respecto de c¨®mo debe ser el futuro de la traducci¨®n
Imag¨ªnese un mundo en el pudi¨¦semos entendernos unos a otros a la perfecci¨®n. El lenguaje se ir¨ªa traduciendo a medida que habl¨¢semos, y esos inc¨®modos momentos en los que intentamos que se nos entienda ser¨ªan cosa del pasado.
Los programadores llevan a?os persiguiendo esta esquiva idea. Hoy en d¨ªa tenemos a nuestra disposici¨®n herramientas gratuitas, como Google Translate ?que se utiliza para traducir m¨¢s de 100.000 millones de palabras al d¨ªa?, adem¨¢s de otras aplicaciones y equipos inform¨¢ticos que afirman que traducen lenguas extranjeras mientras el interlocutor va hablando. Sin embargo, todav¨ªa hay algo que falta.
Efectivamente, ahora es posible comprarse un aparato impresionante consistente en unos auriculares que recuerdan al pez de Babel de Gu¨ªa del autoestopista gal¨¢ctico, el cual proclama que realiza una tarea similar a la de un int¨¦rprete multiling¨¹e formado en la universidad y con experiencia profesional. Pero, en realidad, las cosas no son tan sencillas.
A pesar de la interesante aseveraci¨®n de 1958 de que la traducci¨®n es un invento romano, es probable que sea tan antigua como la palabra escrita, y la interpretaci¨®n podr¨ªa existir incluso desde antes. Tenemos pruebas de que las antiguas civilizaciones utilizaban int¨¦rpretes. Grecia y Roma, al igual que muchas otras regiones del mundo antiguo, eran multiling¨¹es, as¨ª que necesitaban traductores e int¨¦rpretes.
La pregunta de c¨®mo hay que traducir es igualmente ancestral. El poeta romano Cicer¨®n sentenci¨® que una traducci¨®n deb¨ªa non verbum de verbo, sed sensum exprimere de sensu, no expresar la palabra correspondiente a cada palabra, sino el sentido correspondiente a cada sentido.
Este breve viaje al mundo de la teor¨ªa tiene un ¨²nico y sencillo prop¨®sito: poner de relieve que la traducci¨®n no solo es una cuesti¨®n de palabras, y que automatizar el proceso de sustituir una por otra nunca podr¨¢ ser un sustituto de la traducci¨®n humana. La traducci¨®n tiene que ver con el significado de las palabras, con su sentido connotativo as¨ª como denotativo, y con c¨®mo expresar el significado , de manera que sea tanto legible como comprensible.
Del significado a la descodificaci¨®n
?Por qu¨¦, entonces, seguimos persiguiendo la idea de que llegar¨¢ un d¨ªa en que la tecnolog¨ªa podr¨¢ empezar a traducir adecuadamente el lenguaje? All¨¢ por la d¨¦cada de 1930, cuando la investigaci¨®n sobre la traducci¨®n mec¨¢nica no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar, quienes se dedicaban a la innovaci¨®n tecnol¨®gica todav¨ªa cre¨ªan que sustituir mec¨¢nicamente una palabra por otra, eso s¨ª, con una m¨ªnima restructuraci¨®n sint¨¢ctica, era una manera aceptable de traducir. En nuestros d¨ªas, el mundo todav¨ªa vive con esa idea.
Esos innovadores fueron brillantes en sus campos respectivos, pero, desde luego, no eran ling¨¹istas. En 1949, Warren Weaver, un cient¨ªfico y matem¨¢tico de gran talento, resumi¨® as¨ª esta temprana manera de pensar: "Como es natural, uno se pregunta si tiene sentido tratar el problema de la traducci¨®n como un problema de criptograf¨ªa. Cuando veo un art¨ªculo en ruso, me digo a m¨ª mismo que, en realidad, est¨¢ escrito en ingl¨¦s, pero que ha sido codificado en unos s¨ªmbolos extra?os, y que voy a proceder a descodificarlo".
Para Weaver, la traducci¨®n no consist¨ªa m¨¢s que en quitar un s¨ªmbolo y poner otro. El verdadero significado de esos "extra?os s¨ªmbolos" se consideraba irrelevante.
Los traductores y los te¨®ricos de la traducci¨®n leen a menudo que la mecanizaci¨®n puede ser el futuro. Algunos creen que, como en tantos otros campos, el momento ya ha llegado. Sin embargo, no estamos ni mucho menos cerca de una tecnolog¨ªa infalible. Solo en Gales tenemos much¨ªsimos ejemplos de casos de personas que no hablan gal¨¦s que han utilizado servicios de traducci¨®n por Internet y han publicado antes de la correcci¨®n de pruebas. La mayor¨ªa de las veces los resultados se comentan con humor, pero no cabe duda de que condujeron a confusi¨®n, de manera que un traductor humano tuvo que intervenir para solventar el problema.
Las m¨¢quinas, por ejemplo, ayudan a los abogados, a los m¨¦dicos y a los maestros, no los sustituyen. En la misma l¨ªnea, las m¨¢quinas ayudan a los traductores a trabajar mejor, pero, a menos que se produzca un avance tecnol¨®gico incre¨ªble, no pueden remplazarnos
No obstante, esto no significa que la mecanizaci¨®n no tenga su sitio. Las m¨¢quinas, por ejemplo, ayudan a los abogados, a los m¨¦dicos y a los maestros, no los sustituyen. En la misma l¨ªnea, las m¨¢quinas nos ayudan a nosotros, los traductores, a trabajar mejor, y pueden contribuir a la precisi¨®n, pero, a menos que se produzca un avance tecnol¨®gico incre¨ªble, no pueden remplazarnos. Es verdad que han llegado a ser bastante buenas a la hora de traducir el texto, pero, cuando se trata de texto detr¨¢s del texto, necesitan ayuda.
Corregir a las m¨¢quinas
Mi tesis sobre la traducci¨®n del ingl¨¦s al gal¨¦s ¨Ccuya publicaci¨®n est¨¢ prevista para finales de este a?o¨C muestra que si un traductor corrige el resultado de una traducci¨®n mec¨¢nica, la productividad es mayor y el trabajo m¨¢s r¨¢pido.
Otros estudios han descubierto tambi¨¦n que de este proceso de correcci¨®n resultan textos tan aceptables como las traducciones hechas desde cero. En sociedades como la galesa, en la que la traducci¨®n es una de las variantes principales de los servicios biling¨¹es, el aumento de la productividad tiene una enorme importancia. M¨¢s de 350.000 personas hablan gal¨¦s a diario, y las administraciones locales de todo Reino Unido traducen a muchas otras lenguas. Es absolutamente vital que se las entienda deprisa y con eficacia.
Hoy en d¨ªa, la traducci¨®n mec¨¢nica puede producir borradores toscos de un lenguaje relativamente sencillo, y los estudios muestran que corregirlo suele ser m¨¢s eficaz que la traducci¨®n hecha de partida por un ser humano. Pero por ahora ?¨Cy es dudoso que alguna vez sean capaces de hacerlo¨C no sustituyen al cerebro de un traductor. Por complejo que sea el c¨®digo que tenga detr¨¢s, un sistema autom¨¢tico se las ver¨¢ y se las desear¨¢ para dar con el sentido efectivo de las palabras.
Ben Screen es investigador predoctoral de la Universidad de Cardiff.
Cla¨²sula de divulgaci¨®n:
Ben Screen no trabaja para ninguna empresa u organizaci¨®n que pueda beneficiarse de este art¨ªculo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiaci¨®n. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte del cargo acad¨¦mico mencionado.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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