?Es el momento de abandonar Facebook?
La compa?¨ªa gana dinero incitando a los usuarios a facilitar sus datos y utilizando esos datos de una manera muy distinta de lo que la gente podr¨ªa esperar. Pero la soluci¨®n no es aislarse
?Es el momento de renunciar a las redes sociales? Mucha gente se lo est¨¢ planteando despu¨¦s de las revelaciones relacionadas con el cuestionable uso por parte de Cambridge Analytica de los datos personales de m¨¢s de 50 millones de usuarios de Facebook para apoyar la campa?a de Trump, por no hablar de los problemas del robo de datos, los trolls, el acoso, la proliferaci¨®n de noticias falsas, las teor¨ªas conspirativas y los bots rusos.
El verdadero problema social podr¨ªa ser el modelo de negocio de Facebook. Al igual que otras plataformas de redes sociales, gana dinero incitando a los usuarios a facilitar sus datos (sin entender las posibles consecuencias) y utilizando esos datos de una manera muy distinta de lo que la gente podr¨ªa esperar.
Como investigadores que estudian las redes sociales y el impacto de las nuevas tecnolog¨ªas en la sociedad, tanto en el pasado como en el presente, compartimos estas preocupaciones. Sin embargo, no estamos preparados todav¨ªa para renunciar a la idea de las redes sociales. Una de las principales razones por las que no lo estamos es que, como todas las formas de los que en su momento fueron ¡°nuevos¡± medios (todos incluidos, desde el tel¨¦grafo hasta Internet), las redes sociales se han convertido en un medio fundamental para interactuar con otras personas. Creemos que no es razonable decirles a los usuarios que la ¨²nica posibilidad que tienen de evitar la explotaci¨®n es aislarse. Y en cualquier caso, para muchas personas vulnerables, incluidos los miembros de comunidades pobres, marginadas o activistas, dejar Facebook simplemente no es posible.
A medida que las personas y la sociedad en su conjunto llegan a entender mejor el papel que desempe?an las redes sociales en la vida y en la pol¨ªtica, se preguntan si es posible ¨C o si merece la pena ¨C confiar en Facebook.
Dise?ar algo atractivo
Naturalmente, las plataformas de redes sociales no existir¨ªan sin sus usuarios. Facebook ha crecido desde sus or¨ªgenes, en los que solo era ¨²til a los estudiantes universitarios aprovechando el efecto de red: si todos tus amigos socializan en el sitio web, resulta tentador unirse a ellos. Con el paso del tiempo, este efecto de red ha hecho que Facebook sea no solo m¨¢s valioso, sino tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªcil de abandonar.
?Se equivocaron los usuarios al confiar en Facebook desde el principio? Por desgracia, creemos que s¨ª
Sin embargo, ahora que Facebook y las empresas de su clase est¨¢n en el punto de mira, es posible que esos efectos de red puedan tener el resultado contrario: el n¨²mero de usuarios activos de Facebook sigui¨® aumentando en 2017, pero en los tres ¨²ltimos meses del a?o, su crecimiento dio se?ales de ralentizarse. Si todos los amigos dejan Facebook, es posible que uno haga lo mismo.
El dise?o de las plataformas de redes sociales como Facebook ¨C y muchas otras aplicaciones habituales, como Uber ¨C es atractivo a prop¨®sito. Algunos expertos llegan incluso a calificarlo de ¡°adictivo¡±, pero el uso del t¨¦rmino de una manera tan general en este contexto nos incomoda. No obstante, los dise?adores digitales manipulan el comportamiento de los usuarios con un amplio abanico de elementos de interconexi¨®n y de estrategias de interacci¨®n, como los avisos y el desarrollo de h¨¢bitos y rutinas, para mantener la atenci¨®n de los usuarios.
La atenci¨®n es la base del modelo de negocio de las redes sociales porque vale dinero: el te¨®rico de los medios de comunicaci¨®n Jonathan Beller ha se?alado que la ¡°atenci¨®n humana genera valor¡±.
Embaucar a los usuarios
Para atraer a los usuarios, para hacer que participen y asegurarse de que quieran volver, las empresas manipulan los detalles de las interconexiones visuales y la interacci¨®n entre los usuarios. Por ejemplo, Uber, la empresa para compartir veh¨ªculos, ense?a a los clientes coches fantasma para enga?arlos y que crean que hay conductores cerca. La empresa utiliza unos trucos psicol¨®gicos parecidos cuando env¨ªa mensajes de texto a los conductores para animarles a seguir activos.
Esta manipulaci¨®n es especialmente eficaz cuando los desarrolladores de aplicaciones crean opciones por defecto para los usuarios que interesan a la empresa. Por ejemplo, algunas pol¨ªticas de privacidad hacen que los usuarios opten por no compartir sus datos personales, mientras que otras permiten que los usuarios opten por compartirlos. Esta decisi¨®n inicial afecta no solo a qu¨¦ informaci¨®n acaban revelando los usuarios, sino tambi¨¦n a su confianza en general en la plataforma digital. Algunas de las medidas anunciadas por el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, a ra¨ªz de las revelaciones de Cambridge Analytica ¨C entre las que se incluyen herramientas que muestren a los usuarios qu¨¦ terceras partes tienen acceso a sus datos personales ¨C podr¨ªan complicar a¨²n m¨¢s el dise?o de la p¨¢gina web y desanimar incluso m¨¢s todav¨ªa a los usuarios.
Marcos de confianza
?Se equivocaron los usuarios al confiar en Facebook desde el prinicipio? Por desgracia, creemos que s¨ª. Las empresas de redes sociales nunca han sido transparentes sobre cu¨¢les son sus intenciones con respecto a los datos de los usuarios. Sin una informaci¨®n completa sobre lo que les pasa a sus datos personales cuando los recaban, recomendamos a la gente que, por defecto, no conf¨ªe en las empresas hasta que no est¨¦ convencida de que deber¨ªa hacerlo. Sin embargo, no existe actualmente ninguna normativa, ni ning¨²n organismo independiente, que garantice que las empresas de redes sociales son de fiar.
Esta no es la primera vez que las nuevas tecnolog¨ªas han creado un cambio social que altera los mecanismos establecidos de confianza. Por ejemplo, durante la revoluci¨®n industrial, las nuevas formas de organizaci¨®n como las f¨¢bricas y los cambios demogr¨¢ficos importantes derivados de las migraciones aumentaron el contacto entre las personas desconocidas y entre las culturas. Eso modific¨® las relaciones establecidas y oblig¨® a la gente a hacer negocios con comerciantes desconocidos.
Para muchas personas vulnerables, incluidos los miembros de comunidades pobres, marginadas o activistas, dejar Facebook simplemente no es posible
La gente ya no pod¨ªa confiar en la confianza interpersonal. En cambio, surgieron nuevas instituciones: organismos reguladores como la Comisi¨®n Interestatal de Comercio, asociaciones empresariales como la Asociaci¨®n Estadounidense del Ferrocarril y otras entidades independientes como el Consejo de la Asociaci¨®n M¨¦dica Estadounidense sobre la Educaci¨®n M¨¦dica que establecieron normas sistem¨¢ticas para las transacciones y est¨¢ndares para la calidad de los productos y la formaci¨®n profesional. Tambi¨¦n se hac¨ªan responsables si algo sal¨ªa mal.
Una nueva necesidad de protecci¨®n
Todav¨ªa no existen unas normas similares ni unos requisitos para exigir responsabilidad para las tecnolog¨ªas del siglo XXI como las redes sociales. En EE UU, la Comisi¨®n Federal de Comercio (FTC por sus siglas en ingl¨¦s) es uno de los pocos organismos reguladores que trabaja para que las plataformas digitales sean responsables de las pr¨¢cticas empresariales enga?osas o que puedan ser injustas. La FTC est¨¢ investigando ahora a Facebook por la situaci¨®n de Cambridge Analytica.
Muchos exigen una mayor supervisi¨®n de las plataformas de redes sociales. Algunas de las propuestas actuales podr¨ªan regular y fomentar la confianza en Internet.
Otros pa¨ªses tienen normas, como el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos de la Uni¨®n Europea y la Ley de Protecci¨®n de Informaci¨®n Personal y de Documentos Electr¨®nicos canadiense. Sin embargo, en EE UU, las empresas tecnol¨®gicas como Facebook han impedido activamente esos esfuerzos y se han opuesto a ellos, mientras que los legisladores y dem¨¢s gur¨²s de la tecnolog¨ªa han convencido a la gente de que no son necesarios.
Facebook tiene los conocimientos t¨¦cnicos necesarios para otorgar a los usuarios m¨¢s control sobre sus datos privados, pero ha decidido no hacerlo, y eso no resulta sorprendente. No hay leyes ni normas institucionales que lo exijan o que la supervisen para asegurarse de que lo hace. Hasta que no se exija a una plataforma importante de redes sociales como Facebook que demuestre de manera fiable y transparente que protege los intereses de sus usuarios ¨C que son distintos de los de sus clientes publicitarios ¨C las peticiones para disolver la empresa y empezar desde cero no van a dejar de aumentar.
Denise Anthony es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa del Dartmouth College. Luke Stark es investigador postdoctoral de Sociolog¨ªa del Dartmouth College
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Denise Anthony recibe actualmente financiaci¨®n de la National Science Foundation (beca n¨²mero 1408730 ¡°A Socio-Technical Approach to Privacy in a Camera-Rich World¡±). Luke Stark recibe actualmente financiaci¨®n de la National Science Foundation (beca n¨²mero1408730 ¡°A Socio-Technical Approach to Privacy in a Camera-Rich World¡±).
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation
Traducci¨®n de NewsClips.
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