Por qu¨¦ (todav¨ªa) no vivimos en casas inteligentes
La falta de comunicaci¨®n entre los elementos conectados en un hogar y una posible vulneraci¨®n de datos personales lastran el crecimiento de las ¡®smart homes¡¯ en Espa?a
Por mucha tecnolog¨ªa que incorporemos, hay cosas que no cambian. Si en su momento nos desesperaba tener un mando para cada aparato que instal¨¢bamos en el sal¨®n, ahora ocurre lo mismo con las aplicaciones pensadas para la dom¨®tica. Hemos cambiado televisores, minicadenas y reproductores de v¨ªdeo por persianas, iluminaci¨®n y lavadoras. Pese a que existen intentos por ofrecer una soluci¨®n integral, como la app Home para iOS, la realidad es que cada desarrollador solo se fija en su producto. El desarrollo t¨¦cnico ha permitido que, a trav¨¦s del internet de las cosas (IoT por sus siglas en ingl¨¦s), casi todo pueda conectarse a la red, pero falta bastante para que vivamos en aut¨¦nticas casas inteligentes. Hogares que funcionen casi sin tener que apretar un bot¨®n.
Meritxell Esquius, responsable de marketing en Loxone, tiene claro que no sirve de nada conectar m¨²ltiples elementos de una casa si la comunicaci¨®n entre ellos brilla por su ausencia. ¡°Un termostato que no sepa si las persianas est¨¢n subidas mientras est¨¢ dando el sol en verano, y act¨²e en consecuencia, no aporta la inteligencia que deber¨ªan tener estos hogares¡±, asegura. Pese a ser un sector considerado todav¨ªa de nicho en Espa?a, diferentes estudios estiman que, por la cantidad de fabricantes existentes, crezca considerablemente en los pr¨®ximos a?os. Seg¨²n el portal Alimarket, a finales de este a?o llegar¨¢ hasta el 6,7% de las casas y prev¨¦ que se triplique esta cifra en 2022.
La seguridad es un elemento capital tambi¨¦n. Evidentemente, nadie puede asegurar una protecci¨®n infalible ante posibles ataques en la red y una smart home no deja de estar conectada a internet. No solo est¨¢ en juego que alguien ajeno a nosotros haga de nuestra casa un infierno al ponerla a mucha m¨¢s temperatura o decida que nos quedemos sin luz. Los datos personales que nos piden en las apps forman parte de estas vulnerabilidades, as¨ª como todos los patrones de comportamiento que recaben para tener el hogar a nuestro gusto autom¨¢ticamente. Pese a todo, el IoT puede funcionar sin problemas con conexiones locales, por lo que con una instalaci¨®n que no requiera de un servidor externo estar¨ªa menos expuesto a cibercriminales.
El auge de la dom¨®tica es una tarea pendiente para el sector tecnol¨®gico. Poco a poco va llegando a m¨¢s edificios, pero la construcci¨®n de viviendas no tiene muy presente en sus planos c¨®mo facilitar la vida a elementos inteligentes y electr¨®nicos. ¡°Un cambio en esta forma de operar por parte del sector inmobiliario permitir¨ªa abaratar los proyectos. Podr¨ªan planificar desde un principio, por ejemplo, la incorporaci¨®n de sensores¡±, explica Esquius. La buena voluntad de la responsable de Loxone choca frontalmente con la elevada edad media de los inmuebles espa?oles y con una mayor implantaci¨®n de las smart home. En palabras de Fernando Encina, jefe de estudios de Idealista, el parque inmobiliario no est¨¢ lo suficientemente renovado. ¡°Vivir en un edificio con m¨¢s de cinco d¨¦cadas acarrea m¨¢s costes, derramas y una mala eficiencia energ¨¦tica¡±, zanja.
No solo para millonarios
Ante la imagen de esas casas de millonarios, en las que todo tiene un control remoto, se manejan con un m¨®vil y parecen inaccesibles para el m¨¢s com¨²n de los mortales, la realidad de la dom¨®tica dista bastante de esta apariencia suntuaria. Jos¨¦ Alberto Alejandre, ingeniero y fundador de Ideacorns, razon¨® en una entrevista que por unos 2.000 o 3.000 euros podr¨ªa tenerse una domotizaci¨®n b¨¢sica para un piso de 90 metros cuadrados. Con este dinero, a?adi¨®, podr¨ªamos automatizar la iluminaci¨®n, la climatizaci¨®n y las persianas. ¡°En nuestro pa¨ªs, el tema de las smart homes es desconocido. Sencillamente se sigue considerando un lujo, pero hay soluciones adaptadas a todos los gustos y presupuestos¡±, concluy¨®.
Las facilidades que han dado los tel¨¦fonos m¨®viles y las tabletas a las casas inteligentes son incontables, pero Espa?a no es un referente como s¨ª sucede en Estados Unidos. Nos cuesta vivir en este tipo de hogares. La mayor¨ªa de estudios vaticinan que dejar de pulsar un interruptor o abrir la puerta de una nevera est¨¢ m¨¢s cerca que nunca. El crecimiento de las soluciones IoT, de las que dependen sobremanera las smart home, lleva una velocidad desconocida hasta el momento. Sin embargo, la tecnolog¨ªa no es del todo bienvenida cuando tiene que sentarse a nuestro lado en el sof¨¢. Hablarle a la pared para que se encienda una bombilla o la lavadora se ponga en marcha todav¨ªa necesita un tiempo de asimilaci¨®n.
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