?Pasas demasiado tiempo con tu m¨®vil?
Las ciencias del comportamiento tienen una aplicaci¨®n para estos casos
Cada vez desperdiciamos m¨¢s tiempo distra¨ªdos con nuestros m¨®viles, lo cual est¨¢ pasando una importante factura a nuestro bienestar f¨ªsico y mental.
Seg¨²n una encuesta anual sobre tendencias en Internet, en 2017 la poblaci¨®n adulta de Estados Unidos pas¨® una media de tres horas y 20 minutos diarios ocupada con sus tel¨¦fonos m¨®viles y sus tabletas, el doble que hace tan solo dos a?os. Otra encuesta indica que la mayor parte de ese tiempo se emplea en actividades dudosamente productivas, como Facebook, juegos y otras redes sociales.
Malas noticias, ya que los estudios realizados por m¨ª y por otros especialistas muestran que el uso excesivo de la tecnolog¨ªa est¨¢ relacionado con la depresi¨®n, los accidentes e incluso la muerte.
De manera quiz¨¢ parad¨®jica, los propios creadores de programas inform¨¢ticos han estado a la vanguardia de las iniciativas para resolver el problema desarrollando aplicaciones cuya finalidad es ayudar a los usuarios a desconectarse de sus dispositivos. Algunas de ellas te premian o incluso te "castigan" por privarte de usar tu m¨®vil durante un periodo de tiempo fijado previamente. Otras te impiden por completo el acceso a determinados sitios o actividades.
Ahora bien, ?cu¨¢l es la causa de que algunas funcionen mejor que otras? Las ciencias del comportamiento, en las que estoy especializada, pueden arrojar algo de luz al respecto.
Por qu¨¦ necesitamos ayuda
La tecnolog¨ªa est¨¢ pensada para ser adictiva, y a una sociedad "movildependiente" le cuesta prescindir, aunque sea unos minutos, de sus tel¨¦fonos inteligentes habilitados con aplicaciones.
Esta adicci¨®n tiene consecuencias.
Como es l¨®gico, las m¨¢s graves son las que acaban en la muerte, como las resultantes de las distracciones al volante o hasta de la toma de un selfie.
Pero, adem¨¢s, tiene un alto coste para nuestra salud mental, como ha demostrado mi investigaci¨®n. Un experimento que realic¨¦ con un compa?ero descubri¨® que mirar los perfiles de Facebook de gente divirti¨¦ndose en una fiesta despertaba un sentimiento de no pertenencia en los nuevos estudiantes de la universidad. Otro estudio indicaba que las personas que pasaban m¨¢s tiempo utilizando las redes sociales eran menos felices.
En definitiva, la conexi¨®n constante de nuestros m¨®viles a Internet ?y nuestra conexi¨®n constante a nuestros m¨®viles? implica que descuidamos el v¨ªnculo afectivo con quienes m¨¢s nos importan. En el proceso, la felicidad de todo el mundo disminuye.
Intentos de desconexi¨®n
Lo bueno es que la mayor¨ªa de nosotros no somos ajemos a los efectos negativos de la tecnolog¨ªa y deseamos ardientemente desconectar.
Como es de esperar en una econom¨ªa de mercado, las empresas hacen todo lo posible por darnos lo que queremos. Algunos ejemplos son una compa?¨ªa tecnol¨®gica con sede en Brooklyn que vende m¨®viles b¨¢sicos sin conexi¨®n a Internet, los hoteles que ofrecen descuentos a las familias si renuncian a sus m¨®viles durante su estancia, y los complejos tur¨ªsticos que organizan paquetes en torno a la idea de crear espacios sagrados en los que los consumidores dejen sus dispositivos en casa.
Los desarrolladores de aplicaciones tambi¨¦n han estado a la altura del desaf¨ªo con programas cuya funci¨®n es ayudarnos a utilizar menos nuestros m¨®viles. Las ciencias del comportamiento nos ofrecen algunas ideas sobre qu¨¦ caracter¨ªsticas deber¨ªamos buscar en una aplicaci¨®n de productividad.
Fijarse una meta es fundamental
Los estudios aconsejan que descarguemos aplicaciones que nos pidan que nos fijemos metas espec¨ªficas relacionadas con acciones concretas. Contraer compromisos por adelantado puede ser una poderosa motivaci¨®n, m¨¢s incluso que los incentivos econ¨®micos.
Moment, por ejemplo, pide a sus usuarios que se marquen unos objetivos espec¨ªficos que tengan que ver con el uso de la tecnolog¨ªa y que los vinculen a acciones diarias, tales como reducir el uso de dispositivos tecnol¨®gicos cada vez que mandas o recibes una invitaci¨®n a trav¨¦s del calendario electr¨®nico. Offtime te refresca la memoria con un aviso cuando est¨¢s a punto de exceder los l¨ªmites de la actividad en Internet que t¨² mismo hayas decidido.
Flipd va un paso m¨¢s all¨¢ y bloquea completa y efectivamente determinadas aplicaciones para m¨®viles cuando el usuario ha sobrepasado ciertos objetivos prefijados ?aunque intente reiniciar el aparato?, lo cual la convierte en el no va m¨¢s de las aplicaciones de compromiso. De manera similar, Cold Turkey Blocker impide literalmente que los usuarios accedan a cualquier otra funci¨®n de su ordenador durante determinado periodo de tiempo hasta que hayan completado una tarea establecida por ellos mismos, como escribir.
Las configuraciones por defecto son sus amigas
Elija una aplicaci¨®n que le ayude a cambiar sus "configuraciones por defecto".
En Un peque?o empuj¨®n, el galardonado libro del premio Nobel Richard Thaler y el catedr¨¢tico de Derecho de Harvard Cass Sunstein, por ejemplo, los autores muestran c¨®mo modificar la configuraci¨®n predeterminada del plan de jubilaciones de una empresa ?pidiendo a sus empleados que opten por no participar en ¨¦l en vez de por lo contrario? facilita la consecuci¨®n de un objetivo como ahorrar lo suficiente para la tercera edad.
Las aplicaciones de nuestros m¨®viles tambi¨¦n pueden beneficiarse de este m¨¦todo. Freedom es un ejemplo de programa que impide autom¨¢ticamente a los usuarios visitar aplicaciones y p¨¢ginas web que los distraigan, como las redes sociales y los videojuegos. Ransomly cambia la configuraci¨®n predeterminada de una habitaci¨®n ?el comedor, pongamos por caso? a fin de que quede libre de tel¨¦fonos y pantallas. Para ello utiliza un sensor y una aplicaci¨®n que apaga de manera autom¨¢tica todos los aparatos que est¨¢n cerca.
En definitiva, busque aplicaciones que cambien la configuraci¨®n por defecto de su m¨®vil de tal manera que le ayude a cumplir sus objetivos.
Premios y castigos
Otra buena estrategia es elegir una aplicaci¨®n que funcione con premios.
Por lo general, concedemos un gran valor a las recompensas obtenidas con esfuerzo, aunque no tengan valor econ¨®mico. Nuestro m¨®vil, de hecho, suele aprovechar esta idea, como ocurre con las diversas aplicaciones que ofrecen "insignias" por alcanzar determinados logros deportivos cada d¨ªa.
Algunas aplicaciones de productividad, como Deliberate, tambi¨¦n incorporan estas retribuciones otorgando a los usuarios puntos intercambiables por premios ?como descuentos en tiendas y clases de yoga? cuando cumplen sus objetivos de tiempo frente a la pantalla. Puesto que las recompensas est¨¢ticas se vuelven desmotivadoras con el tiempo, escoja una aplicaci¨®n que le conceda premios variados y sorprendentes.
Una motivaci¨®n todav¨ªa m¨¢s poderosa que ganar un premio puede ser perderlo. La explicaci¨®n es que los estudios muestran que perder tiene mayores repercusiones sobre el comportamiento que ganar, as¨ª que si se propone en serio cambiar su manera de comportarse, pruebe una aplicaci¨®n que le ocasione p¨¦rdidas importantes. Algunos ejemplos son Beeminder, que cobra cinco d¨®lares de su tarjeta de cr¨¦dito por cada objetivo incumplido, o Forest, que proporciona la oportunidad de cultivar un bonito ¨¢rbol animado (o de verlo marchitarse lentamente y morir) dependiendo de si se han alcanzado o no las metas relacionadas con la tecnolog¨ªa.
Perseverar vale la pena
La perseverancia es una de las partes m¨¢s dif¨ªciles cuando se trata de cumplir un nuevo objetivo, desde perder peso hasta aprender a cocinar.
La investigaci¨®n indica que invertir en motivaciones sociales, como la necesidad de integraci¨®n, puede ser un incentivo para un cambio de comportamiento duradero. Algunas aplicaciones que involucran a tus amigos y familiares, como Ransomly, tienen m¨¢s probabilidades de promoverlo.
La conexi¨®n constante a los aparatos mina la felicidad, las relaciones y la productividad. Las aplicaciones que se benefician de los ¨²ltimos hallazgos de las ciencias del comportamiento pueden ayudarnos a desconectar y a seguir viviendo nuestra vida.
Ashley Whillans es profesora adjunta de Administraci¨®n de Empresas de la Escuela de Negocios de Harvard.
Cl¨¢usula de Divulgaci¨®n
Ashley Whillans recibe financiaci¨®n de la Iniciativa Interfacultativa Mente Cerebro y Comportamiento y de la Iniciativa Comportamiento Humano de la Universidad de Harvard. Asimismo, es miembro del Grupo de Ciencias del Comportamiento del Gobierno Provincial de Columbia Brit¨¢nica y asesora en la materia de Edleman y Maritz. Ninguno de estos organismos se beneficia directamente de este art¨ªculo.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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