Lo que se come en el Mobile (y en el Ikea de enfrente)

225.000 bocadillos, 2.437 kilos de jam¨®n ib¨¦rico, 367.00 caf¨¦s y 430.000 litros de otras bebidas. Son algunas de las cifras de la oferta de restauraci¨®n que se encuentra dentro del Mobile World Congress. Un caf¨¦: 2,3 euros. Un sobrio s¨¢ndwich refrigerado de pollo: 5,25. Es de lo m¨¢s barato que se puede adquirir, en las terrazas al aire libre que, a lo largo del gran pasillo del recinto Fira Gran Via invitan al congresista a hacer networking. Comida de plato: Espaguetis ai funghi porcini, 18,35 en un italiano. En un restaurante sirio de una conocida cadena de Barcelona: Combinado de falafel, 21 euros, m¨¢s caro que en los puestos de la ciudad. En el sitio VIP para los visitantes con mejores pases, hoy, bacalao con ratatouille y un sofisticado postre de chocolate con frambuesas. Todo gratis.

A escasos 500 metros del recinto hay una tienda de muebles Ikea. En el plato de Wei yace un fornido codillo asado con un palillo que sostiene una banderita sueca. Nacido en Barcelona y de origen chino, es uno de los 14.000 trabajadores temporales que emplea el congreso. ?l hace de traductor. "No es que me guste mucho esta comida, pero es lo m¨¢s barato que se encuentra por aqu¨ª", explica. Por dos platos, bebida y postre ha pagado 12 euros. Cinco congresistas trajeados y con la acreditaci¨®n colgada se levantan de la mesa y, aunque titubean un rato, reh¨²san valorar su elecci¨®n gastron¨®mica ante el periodista. En el comedor, de asistentes al Mobile, hay unos cuantos. Una chica que recoge las bandejas asegura que el lunes es cuando hubo m¨¢s gente, incluso algunos que se tra¨ªan comida de fuera.

"No he mirado qu¨¦ se come dentro. Estamos muchas horas de pie y nos apetece salir", cuenta una empleada del control de acceso que, junto a una compa?era disfruta del sol y del c¨¦sped que hay justo al lado de la entrada. Se han tra¨ªdo el t¨¢per de casa. Llega refunfu?ando una tercera empleada. "Me he tenido que esperar una barbaridad y el frankfurt es como de beb¨¦", espeta. Tambi¨¦n se lo ha comprado en Ikea. El bocadillo le parece peque?o, pero celebra que le haya costado 50 c¨¦ntimos. Ninguna de ellas quiere dar su nombre porque han firmado "un contrato de confidencialidad".

Tras unos metros de suelo de hormig¨®n y un sol demasiado duro para ser febrero se encuentra La Fabi, un restaurante que comparte edificio con una gasolinera. "Nos est¨¢ yendo regular, fue mejor el a?o pasado", explica ?ngel Becerra, el propietario. Ha contratado a dos empleados m¨¢s durante estos d¨ªas y ha subido 2 euros el men¨² diario para compensar el gasto, de 14 a 16 euros. "Tarjeta, m¨ªnimo 6 euros", reza un cartel. Un cliente paga con el m¨®vil. Una pizarra luce el reclamo publicitario de su comida: "Men¨² casero La Fira". Una de las opciones m¨¢s vistosas de la carta: una estupenda pi?a con jam¨®n. Detr¨¢s del panel a¨²n est¨¢ escrito "Men¨² S¨®nar 2018", el del festival de m¨²sica que se celebra en el mismo recinto del Mobile.

Volvemos al interior del congreso, donde los fogones no cesan su actividad. La comida se ha preparado ininterrumpidamente durante 24 horas desde los 8 d¨ªas previos al congreso. M¨¢s cifras: 26 operadores de c¨¢terin, 70 puestos de comida con opciones veganas, halal y kosher. En total, 2.900 empleados con una proporci¨®n de un cocinero por cada 2,5 camareros. Las sobras, para evitar el desperdicio, se donan a las ONG Banco de Alimentos y Nutrici¨®n Sin Fronteras.?

La marca que se lleva a sus cocineros

Huawei tiene fama de contar con uno de los mejores servicios de comidas de la feria, y a la hora de comer se nota el entusiasmo de los asistentes por probar algunas delicatessen del pa¨ªs asi¨¢tico. En esta edici¨®n, con el buen tiempo que ha hecho, no cab¨ªa ni un alfiler en su enorme terraza en el estand ¡ªel m¨¢s grande de la feria¡ª que la compa?¨ªa tiene en el pabell¨®n 1.

El fabricante chino siempre trae algunos cocineros de su pa¨ªs. Este a?o, como muestra el v¨ªdeo, el protagonista fue este, que mostr¨® su gran maestr¨ªa elaborando y cortando pasta, con un cuchillo que no est¨¢ precisamente en todas las cocinas. Ni siquiera en las profesionales. El resultado, unos noodles espectaculares.

Pero Huawei piensa en el perfil internacional de la gente que les visita, en su c¨¢terin tampoco faltaron en esta ocasi¨®n el sushi, las ensaladas mediterr¨¢neas, la lasa?a de verduras, o unas brochetas de langostinos. Tampoco falta un maestro cortador de jam¨®n. En la cola para hacerse con una degustaci¨®n del mismo predominaban los visitantes chinos.